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Leyendas Mexicanas Época Colonial

Ixtolinque, el cacique traidor.

Don Juan de Guzmán Ixtolinque gobernó en Coyoacán en los inicios de la etapa colonial de México. Coyoacán formaba parte de los principales tlahtocáyotin, señoríos al mando de un tlatoani, cuando acaeció la conquista española. Don Juan estaba unido por lazos de parentesco con los linajes de la ciudad de Mexico-Tenochtitlan, en ese momento gobernada por el indeciso Moctezuma Xocoyotzin.

El padre de Ixtolinque fue Cuauhpopoca (¿-Tenochtitlan 1519), Águila Humeante, Señor de Coyoacán hasta su bárbara ejecución a manos de Hernán Cortés y sus compinches en 1519, por habérsele acusado de la muerte a soldados españoles durante la batalla de Nautla. Cuauhpopoca se presentó ante Cortés acompañado de su hijo y de quince principales participantes del consejo mexica, y el Capitán procedió a apresarlo. Se le quemó en la hoguera frente al Palacio de Moctezuma, sito en la Plaza del Templo mayor en Tenochtitlan, junto a los otros presos. Antes de quemarlo Hernán Cortés le puso grilletes y le dijo: -Quien mata, merece que muera, según ley de Dios. Esto sucedía poco tiempo antes de la batalla de la Noche Triste.

La madre de don Juan  se llamó Huitzilatzin y muy poco se sabe de ella, aunque se conoce que pertenecía al linaje de Huitzilopochco (hoy Churubusco). Cuando murió su hermano, Hernando Cetochtzin, quien había gobernado Coyoacán por muy poco tiempo y fue muerto durante una expedición de Hernán Cortés a Guatemala en 1525, Ixtolinque tomó el mando del Señorío de Coyoacán de 1525 a 1569. Cetochtzin también fue víctima de la crueldad hispana, pues después de participar en la heroica defensa de Mexico-Tenochtitlan, lo apresaron los españoles junto con Cuauhtémoc, y le ahorcaron el 28 de febrero de 1525.

Ixtolinque

Como Ixtolinque se hizo muy amigo y aliado de Hernán Cortés, a quien le fue fiel a pesar de los crímenes que cometió contra su padre y hermano, y a insistencia suya, en Coyoacán se estableció el segundo ayuntamiento que conoció la Nueva España, y la primera sede del gobierno colonial. En Coyoacán se estableció Cortés mientras se edificaba la Ciudad de México, y formó el marquesado del Valle. Tanta era la lealtad que le tenía don Juan que en una ocasión salvó al capitán del ataque de los indios sublevados en Cuernavaca. Arteramente, dio muerte con una flecha al jefe de los indios. Asimismo, ayudó a los españoles en las batallas libradas en la conquista de Oaxaca, y en el Valle de México derrotó a los indios que se habían escondido en las montañas.

A fin de quedar bien con Cortés y, por ende, con el rey de España Carlos V, se convirtió al catolicismo, recibió el bautizo y le fue otorgado el nombre de Juan de Guzmán Ixtolinque. Ante tanta servidumbre disfrazada de lealtad, la Corona Española le devolvió las tierras que habían sido de su familia y recibió el nombramiento de Gobernador de Coyoacán. Además, por Cédula Real del 18 del 6 de enero de 1578, se le otorgaron el escudo de armas y el título de nobleza por haber matado de un flechazo al principal de Cuernavaca, enemigo acérrimo del Capitán, La descripción del escudo consta en un documento de la época y empieza: …en el cuarto superior dos tigres empinados en campo de oro, y en el quarto inferior un León de oro… barreado de negro que es la divisa que el dicho príncipe que vos matasteis llevada vestida con un plumaje verde y oro en la cabeza y dos saetas de oro en las manos. En campo colorado, y en el quarto de abajo un peñón, y enzima de él una águila rampante puesta al vuelo en campo colorado y en el otro quarto tres flores de lis blancas…

Las tierras de Juan Guzmán Ixtolinque abarcaban un gran territorio, pues comprendían desde Tizapán hasta Churubusco; en el este llegaban hasta las orillas de Xochimilco; y por el norte colindaban con Tacubaya. Además, poseía una enorme finca en Chimalistac, “el lugar del escudo blanco”, lugar dependiente del Señorío de Coyoacán.
Este cuestionable personaje contribuyó a la construcción de un convento de padres dominicos en Coyoacán, mismo que se edificó sobre las ruinas de un Calmecac, la tradicional escuela para nobles indígenas. El convento se inauguró en 1529, y el templo adjunto recibió el nombre de San Juan Bautista, el cual aún existe en el centro de Coyoacán. Debido a que la ideologización católica les era imprescindible a los dominicos para ejercer mayor control entre los indios, pidieron permiso a Ixtolinque para edificar más iglesias y otro convento en la zona de Coyoacán, ya que la de San Juan Bautista pronto fue insuficiente. El gobernador accedió a las demandas, pues siempre quería quedar bien con las autoridades religiosas y seglares. Así, surgieron una ermita fabricada en adobe dedicada a la Virgen del Rosario, que en 1554 se agrandó con un convento; y en 1596, se edificó la iglesia Santo Domingo.

Ixtolinque se casó con una sobrina de Carlos Ometochtzin, Señor de Texcoco, miembro de la nobleza acolhuacana, ejecutado en la hoguera en 1539, por no querer acoger la religión católica y seguir practicando la religión mexica. Don Juan de Guzmán Ixtolinque murió en 1569. Su gobierno había durado cuarenta y cuatro años.
Don Juan vivió mucho tiempo, tuvo una larga vida. Le sucedió en el cacicazgo de Coyoacán su hijo Felipe de Guzmán Ixtolinque, quien murió, en 1573, a los cuatro años de ejercer la gubernatura. Antes de pasar a mejor vida, cumplió con los deseos de su padre de entregar a la orden carmelita parte del terreno de una huerta situada junto a Chimalistac, donde se encontraba, en su límite con San Jacinto, una ermita dedicada a San Felipe.

Sonia Iglesias y Cabrera

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