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La emperatriz moreliana

De Ana María Josefa Ramona Huarte Muñoz Sánchez de Tagle, guapa, joven, morena, y rellenita, se enamoró de José Joaquín de Iturbide, sin llegar a pensar que, algún día, por azares del muy caprichoso destino, llegaría a ser emperatriz, no sólo de Valladolid, sino de todo México. Se conocieron ambos en la Plaza de las Rosas, en donde se situaba un colegio destinado a las familias de abolengo de Valladolid. Los días sábado, las niñas ricas que asistían al dicho colegio, acostumbraban pasearse por un balcón que corría a todo lo largo de la planta baja, a fin de que los jóvenes adinerados y garbosos pudieran admirarlas en todo su esplendor. Entre estos jóvenes se encontraba Agustín de Iturbide, vestido de uniforme azul, que acudía, puntualmente, para admirar a Ana María de la cual se encontraba perdidamente enamorado.

Ana María fue hija del poderoso Isidro Huarte, intendente y destacado insurgente de Michoacán; además de ser la nieta del Marqués de Altamira, por lo tanto era una niña casi noble. Cuando la muy enamorada pareja decidió casarse, ella tenía tan sólo diecinueve años, Agustín contaba con veintidós. El acto eclesiástico tuvo lugar en la catedral, el 27 de febrero de 1805. Como era costumbre, la novia fue dotada con cien mil pesos, cantidad que para la época era formidable. Con parte de ella, los recién casados compraron una hacienda allá por Maravatío, donde iniciaron sus primeras experiencias matrimoniales.

leyenda de mexico - imagen de la emperatriz

El nombre completo del novio era Agustín Cosme Damián de Iturbide y Aramburu, nacido el 27 de septiembre de 1783. Provenía de una familia de raíces navarras, cuya estirpe dio inicio en el siglo XIII, a la cual el rey Juan II de Aragón otorgó el título de nobleza. Don José Joaquín de Iturbide, nacido en 1739, emigró a la Nueva España en el año de 1766, con el fin de “hacer la América”, es decir, de conseguir la fortuna que ameritaban sus blasones. Decidió radicar en Valladolid de Michoacán, y ya para 1786, era miembro del Consulado Municipal, y había adquirido una hacienda en Quirio. Entonces, decidió casarse con doña Josefa de Aramburu y Carrillo de Figueroa. Tuvieron cinco hijos todos murieron, menos Agustín que se convirtió en el heredero de la familia. Fue educado siguiendo las más estrictas costumbres españolas. Estudió en Valladolid y, a la edad de quince años su padre lo mandó a administrar a hacienda de Quirio. No puso acostumbrase a la vida campirana, y en 1797 fue nombrado subteniente, después de estudiar en el Colegio de San Nicolás y en la Academia de Oficiales. Siendo oficial del ejército español, luchó contra los insurgentes, y tuvo que huir a la Ciudad de México, a raíz de la toma de Valladolid en 1810. Acusado de malversaciones por los oficiales del ejército y vencido en la batalla de Cóporo por Ignacio López Rayón, el virrey Félix María Calleja del Rey lo destituyó de su cargo militar. Agustín se refugió en su hacienda y, poco después se fue a la Ciudad de México. Después de muchos avatares revolucionarios que todos conocemos, y de la participación de Iturbide contra los insurgentes, sus alianzas, sus traiciones y su participación en la insurgencia al mando del ejército Trigarante, el 21 de julio de 1822, nuestro personaje fue nombrado Agustín I –“Por la divina Providencia y por el congreso de la nación”-, para perder su cargo de emperador el 22 de marzo de 1823, y partir al exilio rumbo a Europa. Dice la conseja popular que, en el apogeo de su gloria, unas monjas idearon en su honor los famosísimos chiles en nogada, logrando con sus ingredientes formar la bandera mexicana

Durante sus años al servicio de los virreyes, Agustín logró bastante fama, mientras su esposa, abnegada y fiel, tenía un hijo tras otro. Poco después, cuando el congreso decretó, el 22 de junio, que la corona fuera hereditaria se coronó como emperatriz a Ana María en la misma ceremonia en que Agustín de Iturbide nos convirtió en “imperio”. Heredaría el trono el primogénito, con el título de príncipe imperial, y los demás hijos que hubiere Ana María, serían príncipes a secas. El padre de Iturbide también tuvo derecho al título de príncipe de la Unión y su hermana Nicolasa se convirtió en la princesa de Iturbide. A ambos se les debería dar el título de altezas.

Ana María se convirtió en emperatriz en la Catedral de México, que lucía resplandeciente. El obispo de Guadalajara, junto con el de Oaxaca y Durango llevaron al cabo el rito de la unción, mientras que el presidente del Congreso colocó la corona imperial en la cabeza de Agustín quien, a su vez, coronó a Ana Maria; una vez sentada en el trono escuchó al prelado decir en voz muy alta: -¡Vivat Imperator in aeternum!, y la respuesta de los asistentes: -¡Vivan el emperador y la emperatriz! Después, Ana y su marido se fueron al palacio de los virreyes, desde cuyo balcón saludaron al pueblo. Para la ocasión se acuñaron monedas en las que se podía leer por un lado “Agustín y Ana en su Feliz Exaltación al Trono Imperial de México”, y por el otro, “La Patria lo lleva al Trono”. Mientras reinó, Ana María vivió en una majestuosa casa de estilo barroco situada en la calle de Plateros, actualmente     Madero.

Pero las cosas no resultaron bien e Iturbide fue derrocada. Ana María, junto con su familia compuesta de nueve hijos y un ex emperador se tuvo que marchar a Italia. Un año después de haber dejado su país, el 11 de mayo de 1824, la familia regresó a México. A poco de llegar, Ana perdió a su marido quien fue fusilado en Padilla, Tamaulipas. Poco tiempo después, pensando ya en su muerte, Ana adquirió una cripta en el cementerio de la iglesia de San Juan Evangelista en el año de 1849. Doce años después moría de hidropesía, un 21 de marzo de 1861.

Sonia Iglesias y Cabrera


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El día de la Madre

Hace  ya tiempo que en nuestro país se celebra el Día de las Madres el 10 de mayo. Esta fiesta nos llegó vía los Estados Unidos como un préstamo cultural que tuvo como inicio la buena intención de una amorosa hija para con su madre, pero que en la actualidad se ha convertido en una fecha beneficiosa para las utilidades de los comerciantes. El 10 de mayo se quedó con nosotros y adquirió cartas de naturalización en este país tan proclive a adorar a las madres, aunque sólo sea por un día. Pero sí bien es cierto que la costumbre nos llegó del país vecino, el concepto de venerar la maternidad, la fertilidad, y la creación de formas de vida humana o agrícola, ha acompañado al hombre desde las primeras civilizaciones de Europa, Asia, África, y América. Así pues, podemos afirmar que los egipcios adoraban a Isis, esposa y hermana de Osiris, diosa Madre de la Fertilidad y de la producción de cereales. La diosa Deméter, conocida y reverenciada por los romanos como Ceres, fue la Madre Tierra, deidad de la agricultura a quien los hombres deben el cultivo de los cereales. Entre los romanos fue sobresaliente Tellus, Terra, la diosa que encarnaba la fertilidad. Se la representaba en forma de mujer con múltiples senos llenos de leche. Entre los fenicios Astarté tenía como atributos ser la diosa generadora de la vida, principio y génesis de la naturaleza; a más de exaltar los amores y los placeres carnales. En el hinduismo tenemos a la diosa Devi,  representante de la energía femenina del Único Creador, la amable y gentil Madre. En la antigua mitología china Nuwa es un dios dual (normalmente representado como mujer) que forma parte de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores. Representa la Madre Creadora, la diosa esposa, hermana, líder tribal y emperador. En las tierras andinas, entre los pueblos indígenas  reinó, y aun reina, la Pacha Mama, la Madre Tierra, divinidad protectora de los humanos, diosa de la fecundidad y la fertilidad. Dentro de nuestras culturas mesoamericanas tenemos a la diosa Coatlicue, La de la Falda de Serpientes, diosa terrestre de la vida y de la muerte, la cual también recibía el nombre advocatorio de Tonatzin, Nuestra Madre, y  de Teteoinan, Madre de los Dioses.

madre
Ana Jarvis

Veamos ahora cómo surgió en los Estados Unidos de Norteamérica el tan sonado Día de las Madres. En dicho país, este día se festeja el segundo domingo de mayo. En el otoño de 1872, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe, se realizó la primera celebración pública del Día de las Madres, con una manifestación pacífica en la que participaron todas las madres de las familias que habían perdido un hijo en la guerra. Sin embargo, las manifestaciones no fueron muchas y la costumbre se perdió.

Poco después, en 1890, una mujer llamada Mary T. Saeen, nacida y radicada en Kentucky, pensó que el 20 de abril, día del cumpleaños de su madre, a la que quería mucho, debía ser instaurado como una festividad anual dedicada a todas las madres. Hizo su propuesta ante un grupo de amigas maestras que no la tomaron en cuenta, el proyecto fracasó. Dos años más tarde, el pastor Robert K, Cummings de la Iglesia Universalista de Nuestro Padre, en Baltimore, quiso que todos los 22 de abril se realizara un servicio religioso en honor a todas las madres del mundo. La fecha estaba relacionada con el día en que su madre había muerto. Todo volvió a fracasar. Y lo mismo sucedió con los intentos de Fred Hering en 1902.

En 1907 (o 1905), Ana Jarvis, una sufrida hija soltera dedicada exclusivamente a su madre,  que no tenía hijos y  vivía en Grafton, Virginia, a raíz de la muerte de su madre inicio una campaña nacional para  instaurar un día dedicado a las madres norteamericanas,. Envió cartas a maestros, abogados, políticos, religiosos, y a todas las personalidades que se le ocurrieron, plateándoles su deseo; todos estuvieron de acuerdo. Así, ya en 1910 la fiesta se celebraba  en casi toda la Unión Americana. Pero no fue sino hasta 1914 cuando el presidente Woodrow Wilson firmó la declaración oficial del Día de la Madres para ser celebrada el segundo domingo de mayo.

Como la fiesta empezó a tener un carácter más comercial que venerable, en el año de 1923, Ana Jarvis, pidió a las autoridades que se quitase la fiesta del calendario de fiestas oficiales. Su reclamo ocasionó varios disgustos y el rechazo de su petición. Poco antes de morir, Ana hizo público su arrepentimiento por haber iniciado una celebración que sólo beneficiaba a los comerciantes.
Cabe mencionar que anteriormente a estos acontecimientos, en la Inglaterra medieval se conmemoraba el cuarto domingo de cuaresma como el Domingo de la Madre. En este día, los niños trabajadores que habían estado fuera de sus casas como aprendices en los talleres, retornaban para visitar a sus mamás y les llevaban un regalito o una torta de frutas con pasta de almendras, hecha específicamente para la fecha.

En México, la fiesta cuenta con casi un siglo de existencia, cuando el periodista Rafael Alducín, del periódico Excelsior, el 13 de abril de 1922 realizó una invitación para que se fijara una fecha para conmemorar este día, imitando la fiesta norteamericana. Le tocó al 10 de mayo y así se mantuvo hasta nuestros días. No todos los países festejan el mismo día, por ejemplo: el segundo domingo de mayo: Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Chile, China, Canadá, Colombia, Perú, Venezuela. El 14 de mayo: Samoa. El 15 de mayo: Paraguay. El 26 de mayo: Polonia. El 27 de mayo: Bolivia. El 30 de mayo: Nicaragua. El último domingo de mayo: Francia. Y aun se extiende la fecha hasta agosto como en Tailandia y Amberes,  Bélgica.

Sonia Iglesias y Cabrera
   
   


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Las mujeres de Emiliano Zapata. Leyenda revolucionaria.

Por los campos de Morelos
Se escucha cantar al viento.
Un canto que no envejece,
Un canto que se hace eterno;
Emiliano está en los cerros,
Emiliano no se ha muerto.

Fragmento del corrido a zapata, de Paco Chanona

Es innegable que Emiliano Zapata fue un hombre guapo, carismático, interesante y, según la leyenda, sumamente mujeriego, aunque parecer ser que siempre regresaba a su primer amor: doña Inesita. Emiliano nació en Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879, y murió, cruelmente asesinado, en Chinameca un 10 de abril de 1919. Nació en una familia campesina; su padre se llamaba don Gabriel Zapata y su madre doña Cleofás Salazar. Este hombre, el más importante de los caudillos de la Revolución Mexicana que estuvo al  mando del glorioso  Ejército Libertador del Sur, de niño fue educado por un viejo profesor, ex soldado juarista, de nombre Emilio Vera. De muy joven trabajó como labrador y arriero, para poco después ser llevado a la fuerza por la leva, por haber raptado a la muchachita: Inés Alfaro Aguilar. En 1910, se encontraba en el 9° Regimiento de Caballería en la ciudad de Cuernavaca, Mor., como caballerango del jefe del Estado Mayor de Porfirio Díaz, don Pablo Escandón. Más adelante pasó a servir a Ignacio de la Torre, yerno del tirano Díaz.

En 1909, Emiliano fue elegido calpuleque, jefe, de la junta que defendía las tierras de Anenecuilco, cargo que le permitió estudiar los documentos que acreditaban el derecho de los pueblos de la comarca a las tierras de la zona, y que la Ley Lerdo, promulgada por Ignacio Comonfot, había negado y rechazado. Desde entonces, se convirtió en líder agrarista pro defensa de los derechos de los campesinos a la tierra: “Tierra y Libertad” fue su lema. El 10 de marzo de 1911, tras una plática de Pablo Torres Burgos con Francisco I. Madero, en los Estados Unidos, Emiliano tomó las armas junto con otros 72 campesinos, bajo la proclama el Plan de San Luis. Emiliano acababa de entrar de lleno en la Revolución.

Emiliano Zapata y Josefa EspejoEmiliano Zapata tuvo nueve «esposas». La primera fue Inés Alfaro Aguilar con la que procreó a Guadalupe, Nicolás, nacido en la Villa de Ayala, Morelos el 6 de diciembre de 1904 y fallecido el 17 de agosto de 1979 en la ciudad de México; Juan, Ponciano, y María Elena, de los que se ignoran los datos de su nacimiento y muerte. Inés fue una joven morena, dulce, resignada, que siempre perdonó a Emiliano sus infidelidades con otras mujeres, no en vano era mujer de la época y campesina de nacimiento.

La segunda mujer de don Emiliano se llamó Josefa Espejo Sánchez (foto), natural de San Miguel de Anenecuilco, nacida el miércoles 19 de marzo de 1879, hija de Fidencio Espejo Avelar y Guadalupe Sánchez Merino. Josefa pertenecía a una familia de hacendados porfiristas de dinero y poder político, cuya casa estaba situada en el Camino Real que llevaba a la Villa de Ayala, al pie del cerro El Mirador y frente al canal de Los Tomases. Josefa tuvo una infancia feliz, mimada y llena de satisfacciones; con una preparación religiosa muy rigurosa como era costumbre dentro de las familias acomodadas de la época, y con aprendizaje de la lectura y escritura a cargo de su profesora María de Jesús Rivera, a más de la obligada preparación en las tareas del hogar. Todo era tranquilidad y paz en el hogar hasta que la “niña” Josefa conoció y se enamoró de Zapata. El padre no aceptaba el romance de su hija con un gañán desprovisto de dinero y de clase social inadecuada; además de ser contrario a don Porfirio Díaz. Según afirman varios testimonio, el padre amonestaba a Josefa con estas palabras: -¡Emiliano no te conviene; es un verdadero barrendero, jugador, mujeriego que no tiene ni burro que montar! Pero nada pudo detener el amor de la pareja, y valiéndose de mil excusas lograban cartearse con la complicidad de un amigo del caudillo. Cuando la chica iba a lavar vasijas en el agua del apantle de los Tomases, Emiliano, acompañado de tal amigo,  colocaba una carta en el sombrero el cual dejaba caer al agua, para que su amada pudiese recogerlo unos metros más adelante y apoderarse de la misiva. O bien, por la noche Emiliano silbaba y ponía a su caballo a correr a todo galope, así Josefa se enteraba que al día siguiente debía recoger un mensaje bajo una piedra del tecorral, el muro pequeño de rocas apiladas, que sólo ellos conocían.

Las condiciones del noviazgo mejoraron cuando la familia se trasladó a la Villa de Ayala en el año de 1909. Entonces Emiliano llegó al atrevimiento de llevarle serenata a su novia. Cuando murió don Fidencio, el padre de Inés, los novios clandestinos se casaron en el mes de agosto de 1911 en la Parroquia de San José de la Villa de Ayala. El vestido de novia lo diseño la señora Olaya Naranjo de San Pedro Apatlaco, y el fotógrafo fue el señor Salvador Medina. Ni que decir tiene que la boda llevó al rompimiento con las familias porfiristas de la región, quienes nunca perdonaron a los Espejo el haber emparentado con un revolucionario de “mala muerte”. Los padrinos de la boda fueron Francisco I. Madero y su esposa Sara Pérez de Madero, quienes obsequiaron a Josefa con un camafeo de oro y coral, y aretes a juego. El banquete de bodas consistió en frijoles y arroz, y estuvo amenizado con bandas de música de viento. Según cuenta la leyenda, Emiliano pidió a Josefa que no usara el vestido de novia que era un tanto cuanto lujoso, y que en su lugar se pusiese un vestido de percal de los usados por las campesinas. Del matrimonio nacieron Felipe, el primogénito, fallecido a los tres años a causa de la mordida de una víbora del cascabel en el cerro del Jilguero, cuando sus padres, por razones políticas, se ocultaban en él. La segunda hija se llamó Josefa, quien nació en Tlaltizapán, y murió a causa de la picadura de alacrán. Josefa perdió a sus dos hijos y siempre vivió en un continuo temor de ser asesinada en manos de Victoriano Huerta, el presidente golpista, o por Venustiano Carranza, quien en su afán de dañar al Caudillo del Sur, hizo presas a la madre de Josefa, doña Guadalupe Sánchez, y a sus hermanas Félix, Juana e Ignacia; así como a su sobrino Ángel, y a su tía Gabriela Espejo.

Al morir Zapata, Josefa fue conocida como La Generala, quien encontró la muerte el 8 de agosto de 1968, en su casa de la Villa de Ayala. Fue la única esposa legal de Emiliano Zapata, reconocida oficialmente el 1° de diciembre de 1934 por el general lázaro Cárdenas del Río en su protesta como presidente de la República.

A más de Josefa, el enamoradizo Emiliano Zapata, tuvo amoríos con Margarita Sáenz Ugalde (Yautepec, Mor. 1899-México, 1974), Petra Portillo Torres, María de Jesús Pérez Caballero, Georgina Piñeiro, Gregoria Zúñiga, Matilde Vázquez, y Luz Zúñiga, con quien no tuvo hijos. Zapata tuvo en total 16 hijos habidos de sus famosos y legandarios amoríos.

Sonia Iglesias y Cabrera

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«Hey, familia, danzón dedicado a…»

Los orígenes del danzón
El ritmo musical y baile conocido con el nombre de “danzón” tiene su origen en la danza y la contradanza europea (ritmo de danza en compás binario compuesto por secciones de ocho compases que se repiten) que llegó a La Habana en 1762, cuando migraciones de colonos franceses y negros de Haití llegaron a Cuba, a raíz de las revueltas de los trabajadores de los trapiches contra los patrones franceses. La contradanza se arraigó  en Cuba, y al recibir las influencias musicales del país, dio origen a una música criolla especie de contradanza, pero ya con sabor cubano. Un ejemplo lo encontramos en la composición Los Ojos de Pepa de Manuel Saumeill. La contradanza aumentó sus partes formativas y alargó el tiempo de baile, y se le llamó “danzón”, es decir, danza grande. El primer danzón  recibió el nombre de Las Alturas de Simpson (titulado así en alusión a un barrio de matanzas); se estrenó en Matanzas, una provincia de Cuba, el 1° de enero de 1879, ejecutado por una orquesta compuesta de trombón, cornetín, un fingle, dos clarinetes, un contrabajo, dos violines, un güiro y dos timbales. Este danzón (más otros 144) lo compuso Miguel Faílde, hijo de gallego y de una mulata cubana, quien también dirigía la orquesta. El danzón estaba estructurado por una introducción, un trío de clarinete y un trío de metales, y lo interpretaba la llamada “orquesta típica”. Ni qué decir que este danzón fue un éxito total, obligatorio en cada fiesta habanera.

Hacia inicios del siglo XX, el danzón se fue modificando e incorporó elementos de otros ritmos musicales como el son cubano (ritmo de la parte oriental de Cuba) y del son montuno, como se escucha claramente en el danzón titulado El Bombín de Barreto, de José Urfé. Desde entonces el danzón ha seguido su camino. En cuanto a la estructura musical del danzón nos dice un investigador que: es una especie de rondó que se desarrolla bajo el esquema AB-AC-AD-AF, es decir, (A) introducción que después se torna en estribillo, (B) desarrollo del primer tema, (A) estribillo, (C) desarrollo del segundo tema, (A) estribillo, (D) ocasionalmente, desarrollo del tercer tema, (A) estribillo, poco acelerado al final que resuelve en (F) «montuno» final, ligeramente más vivo. Como en los temas B, C y D pueden acomodarse las melodías de canciones populares de cualquier nacionalidad, trozos de ópera o de piezas muy conocidas, el danzón adquiere una gran versatilidad que le permite ser fácil y francamente aceptado en diferentes ámbitos. 

El Ministerio de Cultura de Cuba, decretó al danzón como parte del Patrimonio Inmaterial de la isla, dentro del marco del XXII Festival Cubadanzón-2013.

Salón MexicoEl danzón llega a México
El danzón llegó a nuestro país en el año de 1890, vía Yucatán, y se arraigó inmediatamente, sobre todo en el estado de Veracruz, donde fue  llevado por inmigrantes cubanos que salieron de Cuba huyendo de la situación política causada por la Independencia de España, la intervención armada de los Estados Unidos, y la instauración del primer régimen constitucional. En todo México el danzón gustó mucho, y muy pronto se empezaron a formar orquestas danzoneras como la de Severiano y Albertico, la de los Chinos Ramírez, y la Danzonera Pazos. A la orquesta inicial se le agregaron nuevos instrumentos como el saxofón barítono, y los metales que agregaron más trompetas y trombones. Hoy en día, el danzón forma parte importante de las tradiciones populares del Puerto. De Veracruz el danzón pasó a la Ciudad de México, gustó, se aclimató, y dio origen a la aparición del famoso Salón México, centro de reunión de los amantes del danzón, ubicado en la calle Pensador Mexicano No. 16, en la Colonia Guerrero.

El Salón México
El Salón México se inauguró el 20 de abril de 1920. Ocupó  un edificio que había sido la conocida Panadería los Perros. En la apertura participó la Danzonera de Tiburcio Hernández, El Babuco, timbalero cubano muy conocido en México. Contaba el Salón México con una sala de espejos y tres pistas  de baile. Cada sala albergaba a los bailadores según la clase social a la que pertenecieran: en la pista conocida con el nombre de “Mantequilla”, bailaban los integrantes de la clase alta y los intelectuales; en la llamada “Manteca”, se encontraban las personas de la clase media; y en  denominaba “Sebo”, se refugiaban los bailarines de la clase baja. El decorado era tipo californiano, con grecas mexicanas y flores al estilo guaje michoacano. En el salón Renacimiento, el de postín, había bastidores con pinturas folclóricas de José Gómez Rojas, El Huentote, que representaban danzas como la de Los Chinelos y el Jarabe Oaxaqueño. En la planta baja, las personas se divertían con espejos deformantes, como los de Chapultepec. El Salón México contaba con un señor que por 20 centavos rociaba de perfume “francés” a la pareja de baile que lo solicitara. Como al Salón acudían todas las clases sociales de la ciudad, se daba el caso de que algunas mujeres humildes acudieran sin zapatos; razón por la cual un buen día apareció un letrero que rezaba: “No tirar colillas porque se queman los pies las señoritas”; a mas de otros letreros que recomendaban: “Favor de no limpiarse las manos en las cortinas” (verídico). Las tres salas del Salón se llamaban: La Maya, La Azteca y La Tianguis. Estaban distribuidas en semi círculo; en medio, se encontraba un quiosco-bar para la venta de licores y cervezas, y otro en el que se podían adquirir bocadillos. El Salón abría sus puertas los sábados, domingos, lunes, y jueves durante doce horas seguidas: de cinco de la tarde a cinco de la mañana del otro día. Las orquestas más ligadas al Salón México fueron la de Juan de Dios Concha y sus estrellas, la de Dimas Prieto, Gonzalo Curiel, y la famosísima de Consejo Valiente “Acerina”. Fueron famosas las Posadas organizadas en el Salón México cada temporada navideña. Los bailadores  personificaban a los Santos Peregrinos, y se pedía posada con todas las de la ley, letanía incluida. Un atractivo más del Salón México fueron los concursos de baile en los que participaron bailarines populares famosos como La Negra Palomares, Carlos D. Barriel, El Calcetín, y Jesús Ramírez, El Muerto, entre otros muchos más. El jurado lo integraban personajes de la época, como por ejemplo El Indio Fernández, quien dirigió la conocida película Salón México estrenada en 1948. Los premios eran una copa, dinero y un diploma.

El Salón México dejó de existir en 1962, por disposición del regente Ernesto Uruchurtu, como parte de su campaña “moralizadora”.

Sonia Iglesias y Cabrera


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La Banda del Automóvil Gris. Leyenda urbana.

En el año de 1915, un grupo de famosos ladrones fue conocido como La Banda del Automóvil Gris. Se presentaba en domicilios particulares de gente adinerada, y en comercios importantes para atracarlos. Los integrantes de la banda se presentaban con órdenes de cateo oficiales –pero ilícitas- , vestidos con uniformes carrancistas –verídicos- , y cometían los asaltos. Una vez efectuado el delito, se subían a un vehículo gris, un Fiat modelo 1914, y huían prestamente, hacia los barrios pobres de la Ciudad de México. La situación de inseguridad que reinaba en el país por esos tiempos revolucionarios, era propicia para cometer toda clase de delitos, pues la inseguridad social era absoluta. El gobierno efectuaba numerosos cateos en busca de armas y enemigos, verdaderos o no, lo cual favorecía la tarea delictiva de la Banda del Automóvil Gris. Los ciudadanos vivían asustados e indefensos ante tal situación, un poco como ahora.

A la banda la dirigía Higinio Granda, quien organizaba los robos y los temibles secuestros, en combinación con algunos generales carrancistas que se encontraban involucrados. Ya de por sí la entrada de Carranza y su gente, los “carranclanes”, a la capital produjo pánico debido a los saqueos y crímenes que cometían, razón por la cual, los verbos “robar” y “carrancear”, llegaron a ser sinónimos. Las órdenes de cateo utilizadas por la banda estaba firmadas nada menos que por el general Pablo González, lugarteniente de Venustiano Carranza. Este hecho era conocido por don Emiliano Zapata, quien en una carta abierta dirigida a Carranza, denunciaba: Esa soldadesca… lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas y organizan la industria del robo a la alta escuela, como lo ha hecha ya la célebre mafia del “automóvil gris”, cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el ejército. Su voz no fue escuchada.

Aparte de Higinio Granda, formaban la banda Santiago Risco, Bernardo Quintero, agricultor de Almoloya, Aurora García Cuéllar, de 24 años, Rafael Mercadante, uno de los principales jefes, Ángela Agis (o Sánchez) de Apan, Hidalgo, y amante de Higinio. Había otros participantes entre los que se encontraban extranjeros, pues entre ellos había cuatro españoles. Todos los integrantes habían escapado de la Cárcel de Belem de la Ciudad de México. El mismo Higinio Granda había huido de ella disfrazado de mujer, a raíz del asalto a la Cárcel por parte de los generales Félix Díaz y Manuel Mondragón, realizado a fin de liberar a Bernardo Reyes y derrocar a Francisco I. Madero. El golpe fracasó, pero un grupo de presos aprovechó la intentona para escapar: los futuros integrantes de la banda.

Ya organizada la banda, el primer golpe que dio fue al Tesoro de la Nación. Una noche se detuvo el Fiat gris frente a la Tesorería. Un guardia le ordenó al chofer moverse de ahí, el vehículo avanzó unos metros, se detuvo, y salieron dos “soldados”: José Fernández y León Cedillo, más cuatro “policías” que eran Risco, Granda, Oviedo y Chao. En el Fiat solamente quedaron dos ladrones. Mientras los bandidos explicaban al guardia que venían a aprehender a unos subversivos que vivían cerca de ahí, del carro bajo el Pifas, un cerrajero excelente y amoral, y abrió los candados de la reja, al tiempo que los mafiosos liquidaban a los otros guardias que se encontraban dentro de la Tesorería. Una vez que entraron, el Pifas abrió las cajas fuertes, y se llevaron en costales todo el contenido en dinero y alhajas. Como inicio era un buen inicio.

Entre los muchos hechos delictivos que cometieron, destaca el llevado a cabo en la casa del ingeniero Gabriel Mancera, en las calles de Donceles número 94 de la Ciudad de México. Mancera era un rico minero nacido en el estado de Hidalgo, quien contaba con varios fundos en Mineral del Chico, Hidalgo,  a más de ser dueño de varias fábricas de textiles en Tulancingo, y propietario de los ferrocarriles Hidalgo y del Noroeste. Lo robado a Mancera, quien fuera en su momento presidente municipal de Pachuca y diputado, ascendió a 434,960 pesos. En el botín se encontraba un collar de esmeraldas que pasó a adornar el cuello de la Gatita Blanca, María Conesa, primera triple española del Teatro Principal, obsequiado por Pablo González de quien fuera amante, o quizá por el mismo Higinio, con el que también tuvo sus quereres.

Los facinerosos empezaron a vigilar las casas de  mujeres solas, sin hombres en ellas, como fue el caso de la señora Carmen viuda de Rocha, y de Fabiola, su bella dama de compañía. a Fabiola Bernardo Quintero la enamoró. Al poco tiempo de hacerle la corte, se presentó en la casa de su “amada” vestido de militar. Ante el asombro de la chica, Bernardo le dijo: -¡Hazte a un lado, preciosa, que venimos a asaltar a tu patrona! Maniatándolas, procedieron a desvalijar la casa. Antes de irse Bernardo quitó el pañuelo que silenciaba  la boca de Fabiola y le dio un beso de despedida. Recordemos que la chica era guapa.

Después de muchos secuestros y robos, la banda fue apresada y se ordenó el fusilamiento de los diez cabecillas más importantes, quienes fueron condenados a pena de muerte por dos robos de los ocho de que se les acusaba. El primero en ser aprendido fue León Cedillo, quien chivateó y denunció a los demás. Granda logró escapar, y nunca se supo nada más de él. Dicho fusilamiento se encomendó al comandante militar de la Ciudad de México, el general Francisco de P. Mariel, revolucionario que llevó a cabo el levantamiento a favor de Francisco I. Madero en Huejutla, Hidalgo. Un poco de tiempo antes del fusilamiento, Pablo González conmutó la pena de muerte a José Fernández, Rafael Mercadante, Francisco Oviedo, Luis Lara y Bernardo Quintero. La ejecución de los demás integrantes de la Banda del Automóvil Gris quedó inmortalizada en una fotografía tomada por el famoso fotógrafo Agustín Víctor Casasola.

Poco tiempo después del fusilamiento, Pablo González Garza, se dedicó a preparar el asesinato de Emiliano Zapata, acontecido el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, Morelos.
 
Corrido de la Banda del Automóvil Gris
Señores tengan presente,
lo que les voy a cantar,
sobre esa banda de gente,
que asalta la Capital.
Será que el Diablo la ayuda,
a tanta mala acción,
o los mismos generales,
de la Revolución.
Dicen que todos salieron,
de la cárcel de Belén
y que rodean a las casas,
por encargo de la ley.
Y andan esos rateros,
en un automóvil gris,
robando tanto dinero
y joyas hay que decir.
 Unos son mexicanos
y otros no lo son
soldados y policías
¡cristianos sin corazón!
Señores pongan cuidado,
que les daré un pormenor,
son peores que un terremoto
y el jefe es un español.
Con órdenes de cateo
saquean la Capital,
cogiendo todo lo ajeno,
buscando un arsenal.
Todita la gente tiembla,
sin hallar ni qué pensar,
con estos hijos de Gestas,
Dios mismo se debe cuidar.
Ni toda la artillería,
del Palacio Nacional,
salvó a la Tesorería
de un robo sin igual.
Señores ya me despido,
que sigan sin novedad
cuídense de los vecinos
y de la autoridad.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Mexicanas Varias

«La Adelita». Leyenda revolucionaria.

La famosa Adelita de la canción existió en la vida real antes de convertirse en personaje de leyenda como soldadera revolucionaria; es decir, que formó parte de las mujeres que participaron en la Revolución Mexicana de 1910, que marchaban junto con los soldados como cocineras, enfermeras, ayudantes, enterradoras, y amantes. Su nombre completo fue Adela Pérez Velarde. Nació en Ciudad Juárez el 8 de septiembre de 1900. Fue nieta de Rafael Velarde, quien fuera amigo de don Benito Juárez y en cuya casa el Benemérito se alojó, en su camino hacia el norte de la República Mexicana, en los días aciagos de su lucha contra los invasores franceses.

Adela se dedicó a la enfermería, la cual estudió pese a la oposición de su padre, un rico comerciante de Ciudad Juárez. En 1914, dio la casualidad que atendiese a un soldado herido llamado Antonio del Río Armenta quien, profundamente enamorado, le escribió un corrido súper conocido por todos los mexicanos y algunos extranjeros. Veamos su letra completa:
 
Leyenda mexicana La AdelitaEn lo alto de la abrupta serranía,
Acampado se encontraba un regimiento,
Y una joven que valiente lo seguía
Locamente enamorada del sargento.

Popular entre la tropa era Adelita,
La mujer que el sargento idolatraba,
Que a demás de ser valiente era bonita,
Que hasta el mismo coronel la respetaba

Y se oía que decía,
Aquel que tanto la quería:

Si Adelita se fuera con otro
La seguiría por tierra y por mar,
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar.

Y si Adelita quisiera ser mi novia,
Y si Adelita fuera mi mujer,
Le compraría un vestido de seda
Para llevarla a bailar al cuartel.

Una tarde en que la escolta regresaba,
Conduciendo entre sus filas al sargento,
Y la voz de mujer que sollozaba,
Su plegaria se escuchó en el campamento.

Al oírla, el sargento, temeroso
De perder para siempre a su adorada,
Ocultando su emoción bajo el embozo,
A su amada le canto de esta manera:

Adelita, Adelita no me vayas a olvidar
Y si acaso yo muero en batalla,
Y mi cadáver lo van a sepultar,
Adelita, por Dios te lo ruego,
Que con tus ojos me vayas a llorar.

Ya me despido de mi querida Adela
Solo un recuerdo quisiera yo llevar
Su retrato grabado en mi mente
Para nunca su amor olvidar.
 

Existen otras versiones acerca de quién fue el verdadero compositor de este corrido tan famoso. Para algunos, la compuso un capitán veracruzano llamado Elías Cortázar Ramírez. Otros interesados opinan que se debe a la pluma de un sinaloense, Ángel Viderique, que la creo a orillas del mar, ya que uno de sus versos dice: “La seguiría por tierra y por mar…”. Se cree también que el corrido fue compuesto en abril de 1913, cuando fue tomada la ciudad de Camargo, Chihuahua por las tropas revolucionarias. A veces al corrido se le considera anónimo, y que una vez el general Domingo Arrieta lo escuchó en un rancho sinaloense, le gustó mucho, y pidió a al maestro de la Banda Militar, Julián S. Reyes que lo escribiera y lo instrumentalizara.

Como Adelita formaba parte de la Brigada de la Cruz (o Asociación Mexicana de la Cruz Blanca) fundada por la señora Leonor Villegas de Manón, desde 1913 se dedicaba a atender a los heridos soldados villistas de la famosa División del Norte comandada por Francisco Villa. La chica se incorporó a la División, entonces al mando del general Carlos Martínez, a muy temprana edad, trece años. Estuvo en el Ejército del Noroeste en Chihuahua, Zacatecas, Torreón, Aguascalientes, Morelos y en la Ciudad de México. “Adelita” la llamaban el general Pancho Villa y el general Rodolfo Fierro, diminutivo con el que pasó a la leyenda. Entre sus conocidos figuraban generales tan importantes como Pablo González y Venustiano Carranza.

Cuando la Revolución se dio por terminada, Adela recibió un homenaje por sus servicios prestados en batalla y, en 1941, se la nombró veterana de la Revolución por su participación contra la Usurpación Huertista, recibiendo una pensión vitalicia que la alejó del trabajo burocrático que en ese tiempo ejercía. En 1962, se la nombró miembro de la legión de Honor Mexicana. El documento oficial de su pensión dice a la letra:

Primera Comisión de Hacienda
La señorita Velarde es veterana de la revolución, según lo compruebe por oficio No. 9734 de fecha 22 de febrero de 1941, girado por la secretaría de la Defensa Nacional. Ostenta la condecoración del Mérito Revolucionario que se otorga por ser vivíos prestados durante el segundo período comprendido del 20 de febrero de 1913 al 15 de agosto de 1914. La interesada militó al lado del Venustiano Carranza, quien la tenía en muy alta estima, así como otros jefes revolucionarios que la trataron y reconocieron sus grandes dotes humanitarias, ya que dedicó su juventud y su vida al cuidado de heridos y enfermos, Al triunfo de la Causa, prestó servicios en la Cruz Blanca Neutral, habiéndosele otorgado una mención honorífica por su labor altruista y desinteresada.
Artículo Único. Como recompensa a los servicios prestados, se concede a la señorita Adela Velarde Pérez, pensión de $750 mensuales que le será pagada íntegramente por la tesorería General de la Nación, mientras la interesada conserve su estado actual civil.
Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D.F., a 8 de diciembre de 1961.

La legendaria Adelita murió de cáncer, olvidada y en la miseria, la noche del 4 de septiembre de 1971, en el Hospital de San Antonio Texas, Estados Unidos. Sic transit gloria mundi.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas y mitos populares para tareas escolares

Los mitos y leyendas que a continuación presentamos  son aquellos que con mayor frecuencia se utilizan para realizar las tareas de la escuela. Por ser muy populares dentro de la tradición oral mexicana, te ofrecemos una serie de relatos que consideramos de gran ayuda para tus trabajos escolares.

Para consultarlos, no tienes más que pulsar la leyenda o el mito de tu elección. Deseamos que disfrutes su lectura.

Mitos


¿Qué es un mito? – Definición de mito

El mito  es un relato fabuloso que pertenece a la tradición oral de los pueblos, en el cual intervienen como actores principales personajes sobrenaturales como dioses, semidioses, héroes y personajes fantásticos. Para una definición más amplia y detallada oprime aquí.

Ejemplos de mitos

Mitos cortos: La Mujer Dormida y el Cerro Popocatepetl  – El conejo de la luna  – Dioses de la Muerte  – El murciélago de colores

Características del mito

Las principales características del mito son: ser un relato sagrado, anónino, se renueva con cada narración, dinámico y no se puede ubicar en el tiempo real sino en el mítico. A través de él conocemos parte de la cosmovisión de los pueblos. Más características aquí.

Las funciones de los mitos

La principal función del mito expresa la cosmovisión y la ideológia de una cultura o comunidad. Explica los fenómenos de la naturaleza y los hechos sociales por medio de relatos míticos. Para ampliar este tema presiona aquí.

Tipos de mitos

A continuación nombraremos de manera breve los tipos de mitos existentes. Ver más sobre tipos de mitos.

Mitos cosmogónicos: Son relatos orales tradicionales que expresan la cosmovisión, y en los cuales los personajes, son dioses primarios o secundarios, héroes culturales, y seres mágicos y fantásticos. Con ellos el hombre ha tratado de dar una explicación a la creación del mundo. Ver ejemplos de mitos cosmogónicos

Mitos teogónicos: Estos mitos son los encargados de explicar el surgimiento de los dioses de una mitología determinada. Nos explican la historia de sus vidas y de sus hazañas. Ver ejemplos

Mitos antropogénicos: En ellos se relata el surgimiento de los hombres que son creados por los dioses empleando diferentes materiales vivos como los animales o inertes como lo serían el barro y lodo. También nos narran cómo los dioses enseñan a vivir a sus seres creados en la Tierra, en su sociedad. Ver ejemplos de mitos antropogénicos

Mitos etiológicos: Son los relatos mitológicos que tienen como objetivo explicar el origen de las cosas, los animales, las plantas, y de las instituciones que rigen la vida de los hombres. Ver ejemplos de mitos etiológicos

Mitos escatológicos: Son aquellos relatos que tienen a su cargo la explicación del fin del mundo, el cual será destruido por medio de causas naturales que se desencadenaran como el agua, el fuego, los terremotos, y en general debido a cualquier catástrofe o desastre natural al que el hombre tiene pavor. Ejemplos de mitos escatológicos

Mitos morales: En estos mitos se relata la lucha entre el bien y el mal, la lucha de los contrarios siempre presente en el quehacer humano. Como es el caso de la continua lucha entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, su contrario. Ejemplos de mitos morales

 

 

Leyendas


¿Qué es una leyenda? – Definición de leyenda

La Leyenda es un género de la tradición oral que narra acontecimientos sobrenaturales o que han ocurrido en el mundo real de una comunidad determinada. Ver definición completa.

Características de la leyenda

Nos permite conocer las concepción del mundo de los seres humanos de una comunidad. Sirve para entretener a los oyentes. Ampliar sobre este tema.

Ejemplos de leyendas cortas

Tipos de leyendas

A continuación nombraremos los tipos de leyendas. Para ver más oprime aquí.

Leyendas históricas: Son aquellas que narran acontecimientos que han tenido lugar durante las guerras o cuando se lleva a cabo la conquista de un pueblo a otro. Como ejemplo tenemos la leyenda mexica que nos habla acerca de los portentos y maravillas que anticiparon y sirvieron de augurio para anunciar la inminente conquista española.

Leyendas etiológicas: En la cuales se relata el origen de los diversos elementos de la naturaleza, como podrían ser los lagos, peñas, montañas, mares. y ríos.

Leyendas escatológicas: En ellas el relato tiene como personajes principales a el Diablo y su maléfica interacción con los seres humanos; o bien a anécdota significativas en la vida de los santos, como se nos relata en la leyenda del indio Juan Diego.

Leyendas rurales: Son aquellas que tienen como escenario el campo y como personajes principalmente a campesinos que son afectados, para bien o para mal, por acontecimientos en los que intervienen actores sobrenaturales

Leyendas urbanas:  Se trata de aquellas leyendas que suceden en las ciudades de nuestro país en un tiempo muy cercano al actual; o bien en la misma actualidad. Cuando este es el caso, se la suela considerar como una historia moderna que nunca ha sucedido, pero se la considera como verdadera. En ellas interactúan seres fantásticos, sobrenaturales que accionan con hombres reales.

Diferencias entre mito y leyenda

Los personajes que aparecen en ambos relatos son en uno sagrados y en la otra reales o fantásticos. Unos son arquetipos divinos y los otros no. El mito otorga respuestas a preguntas existenciales, no así la leyenda. El conjunto de mitos de un pueblo conforma su mitología. En cambio la leyenda nunca es mitológica. El mito no puede ubicarse en el tiempo, la layenda si permite precisar el tiempo en que tuvo lugar un determinado hecho. Ver más diferencias y similitudes entre mito y leyenda.

 

 

 

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El toro luminoso

Allá en San José de Prada, Municipio de Villa de Casas; Pablo Zurita, vaquero a la antigua y gran conocedor, tenía en su rancho un buen número de cabezas de ganado, que personalmente cuidaban sus hijos Isidro, Alfonso y Enrique.
De una vaca hosca nació un becerro gateado, extrañamente largo, les mamaba a las otras vacas y aporreaba a los becerros.
Cuando creció dijo Pablo Zurita: “este animal tiene algo de raro, por la noche le brillan los cuernos y los ojos: en el primer chance lo vendemos”.
Una vez destetado lo cambiaron por diez chivos y se lo llevaron muy lejos. En una campeada Isidro Zurita reconoció el torete gateado, que se había regresado a sus  querencias. Fueron a avisar al dueño y dijo: “Ese torete tiene algo, se los regalo”.
Ya de dos años entró al corral. Pablo Zurita le dijo a sus hijos: “Vamoslo capando para que en noviembre esté gordo y mandarlo a la matanza”. Isidro lo lazó de la cabeza e Isidro le echo un pial. Ya tumbado Enrique lo envedija y al intentar cortarle Pablo la bolsa de los huevos, la navaja no le entraba y de repente se reventaron al mismo tiempo las dos reatas; brincó arriba del corral de ramas y se perdió entre el monte. Nunca lo volvieron a ver, solamente su huella. Le pusieron lazo en las veredas, consiguieron perros, trajeron vaqueros de otros lados, jamás hubo uno que lo alcanzara.
Más de un cazador sobre el haz luminoso de una lámpara de carburo, vio a un torazo gateado que le brillaban los cuernos y los ojos.
Tírenle, dijo el dueño del rancho. El primero que lo hizo se le encasquilló un 30-30; a un soldado que andaba de visita le explotó un 7 milímetros; y al último que lo intentó con una escopeta cuata 12, al accionar el gatillo sintió una descarga eléctrica.
Eso no es normal, son cosas de lucifer. Empezaron a nacer los becerros gateados, pasaron los años y muchos de ellos seguían naciendo, no obstante que no había toros de ese pelaje.
Llegó eso que llaman progreso; vinieron las cercas, los potreros; llegaron razas nuevas, unas hoscas otras color barroso; también las de la joroba y seguían naciendo becerros de color gateado. Hace poco por los mismos rumbos cerca de Victoria, se estableció una lechería con puras vacas pintas de negro con un semental del mismo color, y todos los becerros nacieron gateados. La gente cuenta la leyenda de un toro que tiene pacto con el diablo.
Si gustan vayan a aquella región, al sur de la Mesa del Melón, al poniente del Picacho de San Francisco, y tal vez tengan la suerte de ver volar sobre la cerca de alambre, y meterse a los potreros y corrales de las vaquillas, un toro gateado.

Leyenda enviada por Francisco Javier Vázquez

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La Leyenda de los Mackoceses

Este leyenda ha sido enviada por Ana, una lectora de Mitos-Mexicanos.com

Los masckoseces fueron unos seres mitad caballo, mitad tortuga, mitad pez. Los masckoseces han vivido su propia leyenda:

Hace mucho tiempo, en el año 1265, una noche de Navidad en el océano pacifico se ahogo un caballo. Salvado por la tortuga e asesinado por el pez. ¿Quien sabe como un pez ha asesinado a un caballo? Nadie lo sabe… Se dice que desde ese día nació el masckoses. Como el espíritu furioso del caballo logro entrar al océano para vengarse del pez. ¿Que tiene que ver con la tortuga? Que el alma valerosa de la tortuga se junto con el caballo. ¿Y el pez? El pez se ha dicho era el Leviatán. Despierto y furioso por los chillidos del Potro, decidió matarlo antes de ser dormido. Así nació el masckoses. El primero fue llamado: La Venganza.

El masckoses fue creado por la venganza de modo que NUNCA confíes en un masckoses.

 

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Leyenda del Conejo y los Huevos de Pascua

¿Alguna vez te preguntaste por qué los conejos llevan los huevos de pascua? o ¿Por qué se dan huevos en Pascua?

La tradición y origen de los huevos de Pascua

Imagen de huevos de pascuaEl origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.

Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.

Leyenda del conejo de Pascua.

Imagen de la leyenda del conejo de pascuasSu origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania, esto dio orígen también a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.

El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.

Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.

Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.