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Baja California Leyendas Cortas

Un noruego llamado Hanson

La Laguna Hanson se encuentra en el Parque Nacional Constitución de 1857, en el Municipio de Ensenada, Baja California. Hoy en día ya no lleva ese nombre, sino que se le conoce como Laguna de Juárez. El nombre de Laguna Hanson se debe a una leyenda que nos relata que, en el siglo XIX, llegó a Baja California un ex militar llamado Jacob B. Hanson procedente de Noruega. Al ver la belleza de la Sierra Juárez, el noruego decidió establecerse en el lugar y adquirió algunos terrenos de la zona a los señores Urrea y Eggleton.

En esos terrenos edificó un rancho y se puso a la tarea de criar ganado de muy buena calidad. Poco tempo después Hanson se había convertido en un hombre muy rico y contrajo matrimonio. Como tenía miedo de que le robaran su fortuna, ya que en donde vivía no había bancos donde salvaguardar su dinero, decidió esconderlo en sus bastas tierra donde consideró que nadie lo encontraría para llevárselo.

Un cierto día del mes de julio de 1885, Hanson decidió tomar una calesa para dirigirse a San Diego, Estados Unidos, por cuestión de negocios. Pero al llegar a un pequeño pueblo kiliwa llamado Milquetay sito a pocos kilómetros de la frontera entre Baja California y California, EEUU, el viajero desapareció misteriosamente sin dejar rastro. Esa zona tenía fama en esa época de ser sumamente peligrosa y llena de forajidos y malhechores.Jacob B. Hanson

Una semana después de su desaparición, la calesa de Jacob fue descubierta cerca del pueblo kiliwa. Pero la calesa había cambiado de color, ya que la pintaron de otro diferente al original con el objeto de “maquillarla” para que nadie la reconociera.

Ante su desaparición, la esposa de Hanson se dirigió a Ensenada con el objeto de hablar con el gobernador el estado para solicitar su ayuda. El señor Juan E, Montenegro se dirigió en persona a la Sierra Juárez, pero cuando se percató de que en el pueblo había ocho hombres totalmente armados, decidió regresar y reclutar voluntarios con armas para averiguar qué había pasado. Al llegar, pudieron atrapar a tres hombres de nacionalidad americana: Gaskill, Ward y Adams. En los interrogatorios las culpas recayeron sobre Gaskill, quien fue acusado por sus mismos compañeros de fechorías, por lo que fue sentenciado a cuatro años de cárcel en la población de La Paz.

Treinta días después de encontrarse preso en Ensenada, no hubo dinero para costear su traslado a La Paz, y como su manutención resultaba costosa, las autoridades decidieron dejarle en libertad, siempre y cuando se pusiera en contacto cada tercer día con el gobernador del estado. En 1914, Gaskill murió en su propiedad de Campo, como pasó a llamarse el pueblo kiliwa.

A la muerte de Hanson la noticia corrió de que el noruego había enterrado su tesoro en sus tierras, y durante mucho tiempo éstas fueron objeto de destrucción, pues no faltaban ambiciosos que desearan hacerse del mismo.

Sin embargo, la búsqueda de los malhechores, que fueron muchos, fue infructuosa, pues nunca se encontró el tan famoso tesoro. Tal vez los tres forajidos gringos se lo quedaron, nadie lo sabe.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Guanajuato Leyendas Cortas

Joaquín Pardavé y su leyenda mortal

Joaquín Pardavé fue un hombre polifacético dentro de la farándula mexicana. No solamente fue un reconocido cómico de la época de oro del cine mexicano, sino que también fue guionista director, y compositor. Nació en Pénjamo, Guanajuato en el año de 1900, de padres españoles que se dedicaban al teatro. A los cuatro años de edad ya se le podía ver actuar en el teatro junto con sus padres. Después se convirtió en actor del cine mudo.

Cuando decidió irse a la Ciudad de México, formó parte de una compañía de zarzuela que tenía un tío suyo llamado Carlos. Su debut lo hizo con la zarzuela La Banda de las Trompetas, obra en la que gustó mucho su actuación. Se inclinó por interpretar papeles cómicos en los que destacaba y podía ofrecer su mejor vena artística. Asimismo, actuó en las carpas de la época junto con cómicos de la talla de Roberto Soto, el Panzón, por cierto padre de otro cómico cuyo nombre artístico fue Mantequilla.

Después de una fructífera carrera en el cine como actor y director, pasó a la televisión. Como actor alcanzó el reconocimiento público con la película México de mis recuerdos, en la cual interpretó a Susanito Peñafiel y Somellera, personaje típico de la clase alta de la época porfiriana. Como director realizó varias películas que ahora son iconos del cine, como el Paisano Jalil, Los hijos de don Venancio, Una gallega en México, entre otras muchas más. En la televisión se le vio actuando  como el payaso Cascabel en 1954.

Las canciones que compuso fueron muchas; cabe mencionar algunas como La Panchita, Ventanita Morada, Varita de Nardo, Negra Consentida, Bésame en la Boca. Sus composiciones abracaron muchos géneros como el bolero, el huapango, la huaracha, el tango, el danzón, la canción ranchera y muchos otros más.Don Joaquín Pardavé

Este gran cómico murió el 20 de julio de 1955 en la Ciudad de México a causa de un derrame cerebral. Y es entonces cuando da comienzo la leyenda de su muerte.

El cómico sufría ataques de catalepsia. Un mal día sufrió uno de ellos, se dice que en ese momento su médico de cabecera no pudo atenderlo y cuando otro le revisó, determinó que estaba muerto. Le velaron y le enterraron en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. Cuando los familiares se dieron cuenta de que el testamento había sido enterrado junto con don Joaquín que lo llevaba en uno de sus bolsillos del traje, procedieron a exhumarlo.

Cuando retiraron la tapa del ataúd se quedaron sin habla, pues el cadáver se encontraba boca abajo y el féretro estaba lleno de sangre. Concluyeron que al volver de su ataque se dio cuenta de lo que sucedía y presa de desesperación se arañó la cara con singular angustia al saber que lo habían enterrado vivo.

Sin embargo, los familiares del actor han desmentido desde entonces tal hecho, afirmando que Joaquín Pardavé murió de un derrame cerebral y que nunca fue enterrado con vida.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Guadalajara Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial

Un inglés muy goloso

Esta leyenda tiene su origen en el barrio de Belén en Guadalajara, Jalisco. Data de la época colonial, de principios del siglo XVII, cuando llegó a Guadalajara un misterioso hombre procedente de Inglaterra el cual respondía al nombre de George. Alto y delgado, vestido siempre de negro, el inglés llamaba la atención porque nunca hablaba con nadie y se mostraba distante con sus vecinos o con aquellas personas que trataban de hacer amistad con él. En cuanto llegó compró una gran hacienda, pues era un hombre muy rico.El inglés goloso

Al poco de tiempo de su llegada, muchos animales del entorno empezaron a morir, así como niños que aparecían completamente desangrados. Nadie se explicaba el fenómeno, al inicio todos pensaron que se trataba de una epidemia, pero pensándolo un poco los lugareños llegaron a la conclusión que todo había empezado cuando llegó el misterioso personaje y decidieron averiguar.

Una cierta noche los más valerosos hombres del lugar se dirigieron al Panteón de Belén donde averiguaron que se encontraba el inglés. Al llegar a las proximidades del cementerio, escucharon un aterrador grito que les hizo correr hacia donde provenía. Lo que vieron les llenó de terror, pues el hombre estaba mordiendo en el cuello a un campesino. Al verse descubierto George huyó, y los hombres le persiguieron acompañados del cura de la iglesia de Belén, hasta que le dieron alcance en su casona. Al verlo, el sacerdote sacó una estaca y se la clavó en el pecho; además, todos los demás le aventaron muchos ladrillos hasta cubrirlo completamente.

 Cuando el vampiro estaba en agonía juró que se vengaría de todos ellos. Fue enterrado en el Panteón de Belén. De repente, la lápida del chupa-sangre se rompió y un gran árbol empezó a crecer sobre ella.

La leyenda nos dice que el día que la lápida se rompa completamente o el árbol sea derrumbado, el terrible hombre resurgirá y se vengará desangrando a muchos más hombres y niños. Mientras tanto, cuando alguien trata de cortar una rama de dicho árbol, empieza a sangrar, como sangraban las víctimas del hombre vampiro.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Leyendas Cortas Oaxaca

Margarita Maza de Juárez en la leyenda

Margarita Eustaquia Maza Parada nació en la Ciudad de Oaxaca el 29 de marzo de 1826. Su madre se llamó Petra Parada Sigüenza y su padre Antonio Maza, de origen genovés. Margarita fue hija adoptiva y creció dentro de una familia adinerada que se esmeró por darle una buena educación y adentrarla en las ideas liberales.

Margarita pasó a la historia y la leyenda por haber sido la esposa de don Benito Juárez, cuyos padres murieron cuando contaba con tan solo tres años; y quien después de vivir un tiempo con sus abuelos, a la muerte de éstos fue a vivir con su tío Bernardino Juárez. En su afán de superarse, Benito llegó a la Ciudad de Oaxaca a la casa donde trabajaba su hermana Josefa, la casa de don Antonio Maza, donde conocería a Margarita y con quien contraería matrimonio el 31 de julio de 1843.

Margarita, mujer de fuerte carácter, vivió con Juárez muchas situaciones difíciles a las que tuvo que hacer frente sin jamás quejarse, sino siempre apoyando a su marido, a quien amaba profundamente. Por ejemplo, Margarita soportó el destierro de Juárez por no haber apoyado a Santa Anna, Después de refugiarse en varias haciendas para salvar su vida y la de sus hijos, logró enviarle algún dinero a Benito cuando se encontraba exiliado en La Habana, Cuba, y luego en Nueva Orleans, Estados Unidos.

Margarita y Benito Juárez

Cuando su marido regresó del exilio, Margarita puso una tienda en el pueblo de Etla para poder mantenerse. Poco después, durante la Invasión Francesa, Margarita volvió a separarse de Juárez, y ella, junto con sus hijas, organizó reuniones y eventos que le permitieron obtener dinero para apoyar la lucha juarista. Al ser descubierta por los esbirros de Maximiliano, el entonces emperador de México, no le quedó más remedio que refugiarse en Washington D.C. Es entonces cuando Margarita perdió a José y Antonio, dos de sus hijos. Hecho que la afectó sobremanera, pero que su fortaleza la hizo sobreponer.

Al triunfo de las tropas juaristas la esposa de Juárez regresó a México para reunirse con su esposo en un buque de guerra que el entonces presidente de los Estados Unidos le ofreció para su transporte.

Más adelante, la valerosa mujer perdió a cinco hijos más de los doce que había parido. Anteriormente ya había perdido en 1850 a María Guadalupe que contaba con un año de edad y a Amada, la cual murió a los dos años; en 1862, murió otra de sus hijas, Jerónima Francisca de tres años. Pero eso no fue todo, pues transcurridos dos años, Margarita perdió a José María, su hijo de ocho añitos, a quien siguió su hermano Antonio.

En el año de 1870, Margarita Maza empezó a sentir que su salud se deterioraba. Pero seguía animosa y disfrutaba de sus paseos con Benito caminando en el famoso Paseo de Bucareli. Sin embargo, la enfermedad avanzaba y los médicos informaron a Juárez que su esposa sufría de cáncer. Triste y alarmado, el presidente redujo sus horas de trabajo para poder pasar más tiempo con su adorada mujer en su casa de la Calle Puente Levadizo Núm. 4.

Ya en agonía, el cura del Templo de San Cosme administró a Margarita los santos óleos, y la moribunda le encargó a Benito que velase por la primera hija de Juárez, habida con su primer amor, y que Margarita había adoptado de buena gana, y por toda la descendencia de los Juárez-Maza. Además, Margarita le pidió a Benito que diera el permiso para que sus hijas se casasen por la iglesia como deseaban. A las cuatro de la tarde del 2 de enero de 1871, en su casa de campo de San Cosme, Margarita murió entre los gritos de dolor que Benito profería.

Todo el país sintió su muerte, ya que la mujer era muy querida, y se puso de luto. Una multitud acompañó su cadáver al cementerio de San Fernando, donde fue enterrada junto con las cenizas de sus hijos fallecidos, como fue su deseo.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial

Un piloto llamado Antón de Alaminos

Antón de Alaminos nació en Palos de la Frontera en una fecha desconocida, posiblemente entre los años de 1484 y 1490. Siendo muy jovencito fue grumete de Cristóbal Colón cuando realizó su cuarto viaje. Se casó con doña Leonor Rodríguez con la cual tuvo descendencia. Tiempo después de haber participado en el viaje de Colón, se le nombró piloto en la expedición que realizó Ponce de León a la Florida, buscando la fuente de la eterna juventud como nos cuenta la leyenda. En esa expedición Alaminos descubriría la Corriente del Golfo, la cual se forma en el Golfo de México y se desplaza hasta el Atlántico por el Estrecho de la Florida.

Poco después, Alaminos fue piloto de las naves que se dedicaban a capturar esclavos entre los indígenas caribes, expediciones algunas dirigidas por el capitán Francisco Hernández de Córdova. Asimismo, acompañó a dicho capitán como piloto en el viaje en que se descubriría Yucatán y que por despistado creyó que se trataba de una isla y la nombró Isla Rica. Alaminos convertido en Piloto Mayor, en 1518 fue con Juan de Grijalva en su viaje exploratorio adentrándose en territorio mexicano. Después de llegar en el barco Almirante a lo que hoy conocemos como la Ciudad de Campeche, en 1519 estuvo con Hernán Cortés en su viaje a México desde Cuba.El piloto Antón de Alaminos

Cuando Cortés fundó la Villa Rica de la Vera Cruz y creó el primer ayuntamiento que conociera América, con el fin de independizarse de Diego de Velázquez que era el gobernador de Cuba y con el cual nunca estuvo en buenos términos, Antón de Alaminos dirigió la nave que llevaría a los reyes de España su famosa Carta de Cabildo; o sea, su primera Carta de Relación; los encargados de llevar la histórica Carta fueron los procuradores Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo. Con la Carta llevaban también muchos regalos que satisfacerían al entonces rey Carlos V.

La orden de Cortés era no acercarse a Cuba por ningún motivo, pues tenía las acciones que Velázquez pudiera llevar a cabo con el fin de detener el viaje a España; sin embargo, Montejo, incondicional del gobernador, convenció a Alaminos de detenerse en Marién donde poseía una hacienda, pretextando que se surtirían de abastecimientos para el viaje. Diego de Velázquez envió dos naves para detener la nave, pero la astucia y habilidad de Alaminos lograron que la nave prosiguiera su camino y llegaron a Cádiz, España en 1519, librándose de que la Carta no llegase a manos del rey.

Al llegar a su destino, la Casa de Contratación de Sevilla los apresó y les quitó Carta y regalos. Portocarrero murió preso, Montejo logró regresar a la Nueva España para conquistar Yucatán y Antón de Alaminos murió en suelo español.

El descubrimiento de la Corriente del Golfo y su importante utilización para la navegación de América a Europa, es el hecho fasto por el cual Antón de Alaminos ha pasado a la historia. El hecho nefasto de su fama fue el haber contribuido como piloto para que Cortés se adentrase en territorio mexicano, lo cual culminaría en la conquista de Mexico-Tenochtitlan.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Ciudad de México Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial

La iglesia más pequeña de México

En el centro de la Ciudad de México se encuentra una iglesia muy chiquitita, dedicada al Señor de la Humildad. Se la conoce también con el nombre de Iglesia de Manzanares –o la Capillita de Manzanares-, ya que se encuentra situada en la calle, o mejor, en el callejón, del mismo nombre, haciendo esquina con el Eje 1 Poniente Circunvalación. Es tan pequeña la iglesia que solamente cuenta con veinte asientos, para que los fieles se sienten.

Se trata de la iglesia más chica de todo México, que según cuenta la leyenda fue construida, junto con otras seis –de las cuales no ha quedado ninguna en pie-  por el conquistador de México Hernán Cortés. Aunque no existe una fecha certera de cuando fue construida la Capilla de Manzanares, se sabe que data de principios de la Colonia, en la zona donde vivían relegados los indígenas. Sita en una saliente de tierra del Lago de Texcoco, y detrás de la cual se encontraba uno de los ramales de la Acequia Principal, donde el agua venía desde Xochimilco y cuyo brazo de agua fuera cortado en el siglo XVIII por las autoridades de la Nueva España.

La iglesia más pequeña de México

Algunos investigadores sostienen que se trata de un exvoto construido para agradecer algún favor otorgado por el Señor se la Humildad, dado su escaso tamaño.

La fachada que ostenta actualmente es de estilo churrigueresco del siglo XVIII, tiene columnas con remate floral, dos torres con campanarios y una ventana coral de un metro de diámetro. Dos ángeles se encuentran hincados a cada lado de una cruz frontal que lleva en latín la inscripción In hoc signo vinces, “con este signo vencerás”.

En su interior puede verse un retablo cubierto con oro, un coro y un órgano que data de principios del siglo pasado; asimismo, cuenta con una sacristía a la que se llega por medio de una escalera adornada con azulejos de Talavera, desde donde se tocan las campanas para que los fieles acudan a escuchar misa, a pesar de que la ermita no cuenta con una sacerdote fijo. Cuando las personas desean tener misa o cumplir con algún rito católico, deben reunirse para organizarse y solicitar algún cura, que atienda a sus requerimientos.

La festividad de esta bonita iglesia se celebra el 6 de agosto y tiene una duración de tres días. Cuando llega la fiesta, el Señor de la Humildad sale al atrio en donde los creyentes se acercan a su imagen para pedirle milagros y rezarle con todo fervor. Durante la fiesta se llevan a cabo bailes tradicionales, y se quema un castillo. Se prepara comida durante todo el día, y es costumbre que los vecinos se den obsequios entre ellos. Son los niños quienes celebran con mayor entusiasmo el día de la fiesta de la iglesia, llegando incluso a poner en escena obras de teatro, como en una ocasión en que montaron la obra Vaselina. También forman parte de la celebración los clásicos juegos mecánicos Esta celebración puede llevarse a cabo gracias a la cooperación de los vecinos, y la de aquellos que en su momento vivieron en el barrio.

Cuenta la conseja popular que la capilla es muy frecuentada por ladrones y por prostitutas. Cuando un caco va a solicitarle un favor al Santo Señor, tiene por obligación no robar durante las siguientes veinticuatro horas, so pena de no ser escuchado por la divinidad.

Es de todos conocida la historia de un judío ladrón que acostumbraba robar a los santos de las iglesias. Un día entró a la iglesia que nos ocupa y despojó al Señor de la Humildad de sus joyas y caros ropajes. Por lo que obtuvo por la venta de lo robado, puso un negocio de prestamista que lo enriqueció. Ya convertido en un hombre rico, acudió a la ermita y regresó lo robado a su divino propietario.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Guerrero Leyendas Cortas

La primer mujer transgénero mexicana

Malaquías Amelia Robles Ávila nació el 3 de noviembre de 1889 en el pueblo de Xochipala, Municipio de Zumpango del Río, Guerrero. Sus padres se llamaron Casimiro y Josefa. Casimiro era dueño de una fábrica de mezcal y murió cuando su hija contaba con apenas tres años de edad. Poco tiempo después, la viuda decidió volverse a casar con un tal Jesús Martínez de oficio ganadero, y Amelia pudo agregar a sus anteriores dos hermanos, otros tres. Se dice que nunca pudo llevarse bien con su padrastro a quien odiaba.

La joven Amelia se educó como católica en el seno de su familia y estudió la primaria en la Sociedad de las Hijas de María de la Medalla Milagrosa, donde además de formarse como buena católica, aprendió a lavar, planchar y cocinar. Desde pequeña se inclinó por llevar a cabo ciertas actividades que en esa época se consideraban no propias para las mujeres. Por ejemplo, le gustaban las armas y montar a caballo. Razón por la cual sus conocidos la consideraban un tanto cuanto hombruna y bastante rebelde.Amelia Robles o Amelio Robles

Según un testimonio del escritor Febronio Díaz, la joven transgénero fue bastante bonita, pues la describe con unas hermosas trenzas color de trigo, blanca, y de ojos verdes como de felino.

Así fue creciendo la niña Amelia, hasta que, en 1911, a la edad de veintidós años formó parte de una asociación maderista. Lo que la llevó, dos años después, a participar en la Revolución luchando bajo las órdenes de Juan Andrew Almazán. Después, la joven pasó a formar parte del ejército zapatista; es decir, el Ejército Liberador del Sur, al que dejó en 1921 para irse a las filas del ejército de Venustiano Carranza.

Para 1924, Amelia eran ferviente defensora de Álvaro Obregón, presidente de México, y participó en la rebelión contra de la Huerta. Debido a ello, fue herida en la batalla de la Hacienda de Pozuelos. Con Obregón su grado de coronela no fue reconocido y tuvo que conformarse con el de sargento A partir de entonces decidió vestirse de hombre y tomar el nombre de Coronel Robles. Falsificando un acta de nacimiento, quedó constancia en sus expedientes militares como persona del género masculino, y cambió su nombre propio por el de Amelio, nunca más permitió que la llamasen la “Coronela” o “la Gûera Amelia” Cotidianamente usaba camisa y pantalón de manta, sombrero, y siempre llevaba una pistola con ella.

Según la bitácora que dejó Amelio, participó en setenta acciones de guerra. Más adelante participó activamente en el Partido Socialista de Guerrero y en la Liga de Comunidades Agrarias, junto con antiguos compañeros zapatistas y obregonistas.

La Coronela nunca ocultó sus preferencias sexuales, y así las cosas formó pareja con Ángela Torres, a la cual conoció en Apipilulco y con quien adoptaría a una pequeña llamada Régula Robles Torres. Anterior a este romance había tenido relaciones amorosas con una muchacha a la cual se dice que raptó, y con otra a la que nombraban Guadalupe Barrón.

Por sus méritos en campaña, Amelio recibió en 1970 una condecoración como veterano en la Revolución Mexicana y la Legión de Honor del Ejército Mexicano, apoyada por el gobernador de Guerrero Rodolfo López de Nava. Amelia fue longeva, pues vivió hasta los noventa y cinco años, hasta que la muerte la alcanzó el día 9 de diciembre del año de 1984, en Xochipala, estado de Guerrero.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Chiapas Leyendas Cortas

Los Chuleles

En el estado de Chiapas situado al sur del país, existe una leyenda que nos habla de la existencia de los chuleles. En ella se nos narra que un chulel es el alma o espíritu de aquellas personas que poseen la capacidad de transformarse en animales según su gusto, la cual nunca llega a desprenderse completamente del cuerpo que la posee. Todo lo que pueda pasarle al animal en que se transforma el chulel, también le acontecerá a la persona poseedora del mismo. De tal manera que, si el chulel animal es herido, la persona aparecerá con una herida cuando vuelva a su condición humana. Es una especie de nahualismo.

Tres son las clases de chuleles: los pukujes, los ikales y los kibales. Los primeros tienen la mala costumbre de robarse a los bebés nonatos. Los segundos, dañan o matan a las personas trasnochadoras, y los terceros aman aterrorizar a la gente transformándose en bolas de fuego y dañando a quien pueden.

Para los tzotziles y tzeltales el chulel es simplemente el alma de una persona, formada de trece partes. Si una de ellas o todo el chulel se desprende del cuerpo, inmediatamente tiene lugar el padecimiento de una enfermedad, y el enfermo no sanará hasta que se logré nuevamente su unificación. Es lo que se conoce como la pérdida del alma o enfermedad del alma conocida como chulelal.

El chulel se adquiere desde que se nace y es eterno. Aparece cuando las personas aún son fetos, otorgado por los totilmeiletik, los dioses, y sale del cuerpo cuando acontece la muerte. En el cuerpo humano los chuleles se encuentran en diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, para algunos indígenas chiapanecos se encuentra en la sangre y el corazón. Para otros, esta diseminado por todo el cuerpo, o en la lengua, específicamente en la punta. Gracias al chulel las personas tienen inteligencia y la capacidad de hablar. Si se llega a dañar, las personas pueden volverse locas o epilépticas. Cuando una persona duerme, el chulel es capaz de dejar el cuerpo para ir a visitar a los dioses ancestrales, o puede viajar a diferentes lugares según le plazca, aunque corre el riesgo de perderse o de ser atrapado por los seres del inframundo, entre los que se encuentra Pukuj y Yahval Balamil. Los niños son los más susceptibles de perder su chulel porque aún no es muy fuerte, para fortalecerlo y adherirlo al cuerpo es necesario bautizar a los pequeños.

Cada ser humano tiene su correspondiente chulel animal, es como la tona, pues cuando los dioses dan al alma a los fetos humanos, también agregan un espíritu animal que permanecerá con ellos toda la vida, afectándose uno al otro.

Para el grupo maya zinacanteco, no solamente las personas tienen un chulel, sino también las cosas que son altamente valiosas para la comunidad como, por ejemplo, la casa, la sal, los frijoles, las cruces de madera que se colocan en los cerros sagrados o cuevas, los instrumentos musicales, etcétera.

A los chuleles se encarga de cuidarlos San Jerónimo, pues él es el patrón del destino de los mortales. Al morir, el chulel se queda en el cuerpo del muerto o en su tumba por un cierto período que puede ser de cuarenta días o por el tiempo que haya permanecido vivo el ahora difunto.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial Puebla

Carmen la desdichada

Esta leyenda data del año de 1705, cuando era alguacil mayor de Puebla don Juan de Mendoza y Escalante, hombre tenido por muy honrado y profundamente devoto a su religión. El alguacil tenía una hermosa y rubia hija llamada Carmen, a la que adoraba, y a quien decidió meterla en un convento cunado la chica contaba con diez y ocho años de edad. La muchacha no contaba con la menor vocación religiosa; sin embargo, aceptó la orden de su padre ya que pensó que en el convento habría manera de seguir se verdadera vocación que era el canto.

Así las cosas, Carmen entró al convento de monjas agustinas de la ciudad. El padre la visitaba frecuentemente, y en una de esas visitas llevó con él a don Sebastián de Torrecillas, un hombre rico a quien le gustaba mucho Carmen la novicia. Sebastián empezó a cortejar a la chica a pesar de encontrarse en el convento. Como era de esperar, pasado un tiempo, Carmen se embarazó de su enamorado, quien al saber el estado de su amante huyó como buen cobarde que era.Carmen, la burlada

El padre de Carmen se enteró de lo ocurrido e inmediatamente sacó del convento a su hija y lleno de vergüenza se la llevó a la casa donde residían. El deshonrado padre decidió encerrar a su mancillada hija en una habitación del fondo de la casa, por todo el tiempo que durase el embarazo y aún más.

El día llegado, Carmen dio a luz a un hermoso varoncito. El padre, que continuaba enojado y ofendido, tomó al niño en sus brazos y, presuroso, le fue a arrojar a un río. Sin embargo, poco tiempo después don Juan fue presa de arrepentimientos por su mala acción y murió víctima de un infarto fulminante.

Carmen se encontraba completamente afectada por el robo de su hijo, y por la muerte de su padre; poco a poco su salud se quebrantó, hasta que empezó a desvariar y acabó en la absoluta locura. Después de algunos meses de encontrarse completamente trastornada, la infeliz mujer murió.

Su alma, que no encontraba descanso, empezó a penar por la casona en que vivió. Los vecinos y aquellos que pasaban frente a la morada, escuchaban el llanto y los patéticos lamentos de Carmen que penaba por su hijo y por su amado,

Actualmente la casa en que ocurrió la terrible tragedia es sede de una escuela de música de la Ciudad de Puebla, ubicada en la calle 8 Oriente número 409. Donde los lamentos desgarradores de Carmen aún se siguen escuchando para tormento y espanto de los estudiantes.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México Leyendas Cortas

El príncipe heredero

Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, más conocido como Agustín I de México, fue coronado emperador en el año de 1822, en la Catedral Metropolitana. Este emperador de poca duración en el trono, se casó con Ana María Huarte y tuvieron diez hijos. El primero de ellos llevó el nombre de Agustín Jerónimo de Iturbide y Huarte, el cual le pusieron cuando fue bautizado en el Sagrario Metropolitano. A él le correspondió heredar el imperio – con los títulos de Príncipe Imperial y Caballero de la Orden de Guadalupe-, derecho al que renunció para cederle el trono a Maximiliano I, el austriaco que gobernó a México por una cierta temporada, hasta que Benito Juárez lo derrotó y ejecutó en el Cerro de las Campanas, sito en Querétaro, en el año de 1867.

Cuando el imperio cayó el imperio Agustín II, como le llamaban algunos fanáticos de la monarquía, se exilió en Europa con sus aristocráticos padres, donde permaneció por varios años en el Amplefoth College situado en Yorkshire, Inglaterra. Cuando sus padres regresaron a México de Londres, él se quedó en Europa, y Agustín I le escribió una carta a su hijo de la cual reproducimos un fragmento:

Vamos a separarnos, hijo mío, Agustín, pero no es fácil calcular el tiempo de nuestra ausencia: tal vez no volveremos a vernos. Esta consideración traspasa el corazón mío y casi parece mayor mi pesar a la fuerza que debo oponerle; ciertamente me faltaría el poder para obrar, o el dolor me consumiría, si no acudiese a los auxilios divinos, únicos capaces de animarme en circunstancias tan exquisitas y tan críticas. A tiempo mismo que mi espíritu es más débil, conozco que la Providencia Divina se complace en probarme con fuerza; si, hijo mío, quisiera entregarme a meditaciones y a cierto reposo cuando los deberes me impelen y el amor me obliga a hablar, porque nunca necesitarás más de mis consejos y advertencias que cuando no podrás oírme, y es preciso que te proporcione en pocos renglones que leas frecuentemente los recuerdos más saludables y más precisos, para que por ti mismo corrijas tus defectos y te dirijas sin extravíos al bien. Mis consejos aquí serán, más que otra cosa, una indicación que recuerde, lo que tantas veces y con la mayor eficiencia, te he dado.

Te hayas en la edad peligrosa porque es la de las pasiones más vivas, la de la irreflexión y de la mayor presunción. En ella se cree que todo se puede. Ármate con la constante lectura de buenos libros y con la mayor desconfianza de tus propias fuerzas y de tu juicio.

Agustín Jerónimo Iturbide

Al llegar a la edad de veinte años, se trasladó a la Gran Colombia, país de América del sur creado en 1819 con la unión de varios países. Ahí trabajó con Simón Bolívar el Libertador, presidente de la Gran Colombia, como su ayudante preferido. A la muerte de Bolívar en 1830, Agustín regresó a México y se incorporó al Servicio Exterior, pues el Congreso había ya permitido la entrada al país a la familia Iturbide. Le correspondió la legación de México en los Estados Unidos, donde trabajó dos años, para después trasladarse a Londres como encargado de negocios.

Más adelante, en 1855, a raíz de la aparición de las primeras Leyes de Reforma, los conservadores propusieron coronar a Agustín Jerónimo como emperador con la condición de casarse con una mujer de raza indígena. Idea que, por supuesto no progresó, y que tal vez nunca conoció el príncipe de marras.

El príncipe frustrado siguió trabajando en los Estados Unidos como diplomático. Cuando Maximiliano I se convirtió en emperador por la fuerza, Agustín le cedió sus “derechos” reales a cambio de una pensión vitalicia.

Agustín Jerónimo murió en 1866 en Nueva York, a causa de una mortal enfermedad de los riñones. Se encuentra enterrado en la Capilla de San Juan, en Filadelfia, junto con algunos miembros de su familia. Se cree que tuvo una hija bastarda con una peruana de nombre Nicolasa Fernández de Piérola, a la que sus padres llamaron Jesusa de Iturbide, quien con los años se convertiría en la esposa del presidente de Perú Nicolás de Piérola Villena.

Se dice que Agustín Jerónimo era cosmopolita, con una personalidad flemática, tal vez por los años pasados en Londres, calmado y que tocaba la guitarra.

Sonia Iglesias y Cabrera