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La mujer lactante

La mujer lactante y las serpientes

Dicen que cuando una mujer está amamantando al pecho a un lactante, las serpientes o culebras, reptiles habituales en las rastrojeras y masas arbóreas de estas tierras, pueden llegar a succionar el pezón del seno de la madre, porque les atrae.

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Pies planos y rotación interna de pies

Qué pediatra no ha escuchado en su consulta la preocupación de los padres de un lactante de 10-12 meses, a veces aún sin iniciar la deambulación, por la manera de colocar el niño los pies.

Consultan asustados porque no observan que el niño tenga arco plantar (puente) en los pies o porque los “mete para adentro” al caminar.

Ello llevó en otras épocas a usar plantillas y otros artilugios ortopédicos desde apenas un año de vida intentando corregir aquel desaguisado ortopédico, que en realidad sólo era una característica fisiológica y propia de la edad del lactante, que no se le dejaba que madurara su aparato locomotor y se le quería establecer el patrón adulto.

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Vestidos y adornos rojos para el sarmpion

La creencia popular (y la certeza científica) de que el sarampión provocaba graves complicaciones en los niños, entre otras la encefalitis y en otros tiempos también la muerte, hacía que los padres luchasen porque el niño presentase un exantema morbiliforme lo más intenso posible ( el sarampión debía de brotar con intensidad, porque de lo contrario “se metía por dentro” y eso significaba mayor gravedad.

Para lograr que la erupción fuese intensa se le ponían vestidos rojos, ropa de cama rojas y hasta las cortinas de la habitación. Tenía su findamento, puesto que la conjuntivitis sarampionosa provocaba una fotofobia importante y evidentes molestias por la luz, con lo que estas prendas rojas atenuaban la intensidad de la luz solar o artificial.

Además para la conjuntivitis era tratada con lavados de manzanilla y se solía pasar alguna planta por lo ojos como el rabogato.

 

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Cortarles el babeo

Mito sobre bebes. Se refiere a no limpiarles la baba, debido a la salivación abundante que presentan los lactantes desde los dos meses de vida y sobre todo en el periodo de erupción dentaria. El "cortarles la baba" podría provocar alteraciones orgánicas en el niño e incluso déficit de crecimiento.

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El mal de ojo

Es costumbre extendida y mito, entre la población rural, el considerar que en numerosas ocasiones en que el niño enferma es provocado porque le “han hecho mal de ojo”.

Esto significa que el niño no tiene ninguna enfermedad orgánica, sino que sus problemas (llanto, pérdida de apetito, vomitos, decaimiento, etc), se deben exclusivamente a que alguna persona ha ejercido sobre este pequeño personaje su influencia mágica y maligna, de tal modo que el bebé o chico mayor comienza a alterarse y presentar una sintomatología rara, que en algunas ocasiones y según creencia, puede llegar hasta ocasionarle la muerte.

Hay remedio para acabar con la influencia de este maléfico poder, y por ello se ponen manos a la obra, aquellas mujeres que saben “cortar el mal de ojo”, porque tienen “gracia” (han nacido en Viernes Santo) o porque lo han aprendido de los mayores, los cuáles le transmiten los textos que hay que rezar y los mecanismos a hacer para dejar al niño libre de esos influjos.

 

Para evitar estos problemas se le colocan a los niños, prendidos a la ropa, o en el cochecito o cuna, un lazo rojo o bien una cruz de Caravaca o diversos tipos de escapularios

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La Rueda de los Katunes

(Mito de la epoca prehispanica)
El once Ahau se asienta el Katún en Ichcaansihó. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes del cielo. Suenan las músicas, suenan las sonajas de los nueve píes. En un día en que habrá faisanes azules, en un día en que habrá peces a la vista, en el día de Chakan−Putúm, se comerán los árboles, se comerán piedras; se habrá perdido el ausento dentro del Once Ahau Katún.

Con siete templo de abundancia se asienta el Katún, el cuarto Ahau Katún, en chichén. Siete tiempos de abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua. Tapado está su rostro y serrados sus ojos bajo sus lluvias, sobre su maíz abundante derramado. Llenos de hartura están su estera y su trono. Y se derrama su carga. Habrá un día en que este blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el chorro del pan de Katún.

Llegarán plumajes, llegarán pájaros verdes, llegarán fardos, llegarán faisanes, llegarán tapires; se cubrirán de tributo Chichén.
No Zaquí, sino Mayapán es el asiento del Katún, del Dos Ahau Katún. Cuando se haya asentado el Katún, bajarán cuerdas, bajará las ponzoñosa de la peste. Tres cerros de calaveras harán una rueda blanca a su cuerpo cuando venga con su carga atada. Ahogándose cogerá en su lecho un soplo de viento. Tres veces dejará caer su pan. Mediana hambre, medio pan. Esta es la carga de Dos Ahau Katún.

Kinchil Coba es el asiento del Katún, del Trece Ahau Katún. El dios mayor Itzam, dará su rostro a su reinado.

Se le sentirá tres veces en tres años, y cuando se cierre la décima generación. Semejantes a las de palmera serán sus hojas. Semejante al de la palmera será su olor. Su cielo estará cargado de rayos. Sin lluvias chorreará el pan Katún, del Trece Ahau Katún. Multitud de lunares son la carga del Katún. Se perderán los hombres y se perderán los dioses. Cinco días será mordido el Sol, y será visto. Esta es la carga de Trece Ahau Katún.

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Dioses de la Muerte. Mito prehispánico

El Reino de los Muertos o Inframundo, conocido comúnmente como Mictlan por los mexicas, estaba gobernado por el Señor del Inframundo, Mictlantecuhtl, y por su esposa Mictecacihuatl. Pero aparte de estas deidades existían otros dioses y diosas que poblaban las regiones del Mictlan. Así pues estaban  Ixpuzteque, El que Tiene el Pie Roto, y su esposa Micapetlacalli, Caja de Cuerto. También moraban en el Mictlan  Tzontemoc, El que Cayó de Cabeza, junto con su esposa Chalmecacihuatl, La Sacrificadora .
Mictlantecuhtli

Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl eran la pareja más importante de las regiones del inframundo. Habitaban la más profunda de ellas, a donde llegan los hombres a descansar, no sin antes haber entregado a las deidades valiosos presentes .

A Mictlantecuhtli se le representa con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un cráneo a manera de mascara, con los cabellos negros, encrespados, y decorados con ojos estelares, puesto que habita en la región de la oscuridad completa. Adornan su cabeza unas rosetas de papel de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca. Sus animales asociados son el murciélago, la araña y el búho (tecolotl).

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Dioses de la Muerte

(mito de la epoca prehispanica)
El reino de los muertos o inframundo, conocido comúnmente como Mictlan, era gobernado por el Señor del Inframundo, Mictlantecuhtli, y por la esposa de este, Mictecacihuatl, los Infiernos, el Chignauhmictlan. Pero aparte de estas deidades, existían otros dioses y diosas que poblaban las regiones del Mictlan y que casi
siempre encontramos por parejas. Una de ellas es Ixpuzteque, El que tiene el pie rotoy su esposa Micapetlacalli, Caja de muerto. Por último conocemos el nombre de Tzontemoc, El que cayo de cabeza, y su esposa es Chalmecacihuatl, La sacrificadora .

Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl eran la pareja más importante de las regiones del inframundo y habitan la más profunda de ellas, a donde llegan los hombres a descansar, no sin antes entregar a las deidades presentes valiosos.

Mictlantecuhtli aparece con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un cráneo a manera de mascara, con los cabellos negros, encrespados y decorados con ojos estelares, puesto que habita en la región de la oscuridad completa. Adornan su cabeza una rosetas de papel de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca. Sus animales asociados son el murciélago, la araña y el búho (tecolotl).

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Los Primeros Dioses

(Mito de la Época Prehispánica)
Los mas antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl. El mayor nació todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui. El segundo nació negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.

El mas pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron su dios principal por ser el dios de la guerra. Según nuestros antepasados, después de seiscientos años de su nacimiento, estos cuatro dioses se reunieron para determinar lo que debían hacer.

Acordaron crear el fuego y medio sol, pero como estaba incompleto no relumbraba mucho. Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella también le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maíz para que con ellos pudiera adivinar y curar.

De este hombre y esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora del pueblo. Los dioses también hicieron los días y los repartieron en dieciocho meses de veinte días cada uno. De ese modo el año tenía trescientos sesenta días.

Después de los días formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimán y de él hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las lluvias buenas y malas. Y así fue como dicen que los dioses hicieron la vida.

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Origen de Quetzalcoatl

(fragmentos)
184. En las historias de este pueblo salvaje se cuenta que había un dios llamado Camaxtli, que tomó por mujer una diosa, llamada Chimalma, la que de él tuvo hijos, entre los cuales había uno de nombre Quetzalcoatl. 

188. Este nació en Michatlauhco, y fue entregado a sus abuelos para que lo crearan, pues su madre había muerto al darlo a luz. 

189. Después de haber sido creado, fue enviado cerca de su padre, mas porque era muy amado por su padre, lo envidiaban sus hermanos, tanto que se propusieron matarlo. 

190. Y para hacerlo, lo enviaron con engaños a una gran peña llamada Tlachinoltepec que quiere decir "peña donde se hace arder", y lo dejaron allí y se bajaron y miraron el fuego alrededor de la peña. 

191. Pero Quetzalcoatl se metió en un agujero que había en la roca y sus hermanos se fueron, pensando haberlo quemado.

 

– De Teogonía e Historia de los Mexicanos, ed. de Angel Mª Garibay. Porrúa, México 1979.