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Guerrero Leyendas Cortas

Felisa, la mulata

Taxco, o Taxco de Alarcón como se llama oficialmente, es una ciudad que se encuentra situada en la parte norte del estado de Guerrero. Su nombre significa Lugar del Juego de Pelota. De este Pueblo Mágico procede la leyenda que ahora nos ocupa.

En Taxco vivía, hace ya muchísimos años, una familia muy importante y muy rica que habitaba una gran casona cercana a la iglesia. La familia era muy creyente, conservadora y muy orgullosa de sus tradiciones. Esta altiva familia consideraba que el pueblo no se encontrara a la altura de su alcurnia, pero vivían ahí porque el padre era propietario de una fecunda mina de plata.

En cierta ocasión, se presentó en la casona una hermosísima mulata con la esperanza de obtener trabajo como sirvienta. La chica tenía la piel color cacao, los ojos como felino, una bella nariz y el cabello rizado y tan negro como la obsidiana. La chica, llamada Felisa, no tenía ningún familiar que se ocupase de ella, por lo cual buscaba trabajo desesperadamente.Felisa

Felisa fue aceptada en la casa por su aspecto limpio y porque tenían necesidad de una sirvienta, pues una de ellas se había casado recientemente.

La mulata llevaba a cabo sus labores de manera alegre, siempre sonriendo y cantando. En una ocasión en que se encontraba limpiando la jaula de los canarios y conversando con ellos, la vio el hijo del rico minero, Álvaro, y quedó absolutamente prendado de ella. Lo mismo sucedió con Felisa, quien al ver al galán se enamoró. Al poco tiempo se hicieron novios y decidieron contraer matrimonio.

Aun cuando la joven sabía que los padres de su enamorado nunca permitirían que se casasen, accedió a que hablara con ellos. Al conocer los propósitos matrimoniales del muchacho nada menos que con una pobre y humilde mulata de lo peor, los padres se enfurecieron y se opusieron a tan absurdo matrimonio.

Pero Álvaro estaba resuelto a casarse con Felisa, sin importarle la oposición de sus progenitores y acudió a la iglesia a hablar con el cura para que los casase en una ceremonia secreta. Sin embargo, ese mismo día, la hermana mayor de Álvaro golpeó brutalmente a la sirvienta y la sacó de la casona a patadas. La pobre Felisa se dirigió hacia las montañas y al ver el gran río que corría por una de ellas y donde se formaba una poza, sin pensarlo dos veces se arrojó en ella para suicidarse, pues sabía que el amor que se tenían nunca llegaría a realizarse ante los ojos de Dios.

Esa noche, cuando Álvaro se metió en su cama y se durmió sin haber visto a su amada, tuvo un extraño sueño en donde aparecía Felisa que lo llamaba desde la poza. Al despertase, el chico, se levantó de la cama y como un zombi se dirigió a la poza desde donde su querida Felisa lo llamaba. Y efectivamente ahí se encontraba la mulata quien recibió a su amor con los brazos abiertos. Entonces, la pareja se echó a la poza fatal. Por fin podrían estar juntos para la eternidad.

Desde entonces, en las noches de luna llena se pueden ver dos siluetas que caminan por la orilla de la poza tomadas de la mano y felices por siempre jamás.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Chiapas Leyendas Cortas

El origen de la Iglesia de San Juan Chamula

El pueblo de San Juan Chamula se encuentra ubicado en los Altos de Chiapas, a diez kilómetros de San Cristóbal de las Casas. En él habitan los indios tzotziles. De ellos nos ha llegado una leyenda acerca de su iglesia, la cual nos relata que hace ya mucho tiempo vivía en el pueblo un negro que era terriblemente malo. Se trataba de un brujo con muchos poderes sobrenaturales que podía enfermar y matar a quien quisiese sin emplear ningún tipo de arma, tan solo con su terrible mirada. Nadie sabía quién era ni de dónde había venido, solamente se sabía que con sus poderes era capaz de comunicarse con la naturaleza, con plantas, piedras y animales. De sobra está decir que era temido por todos.

En aquel entonces San Juan Chamula no tenía iglesia, lo que causaba preocupación a los habitantes. Entonces, decidieron dirigirse al chamán negro para que los ayudara con su magia a construir una iglesia donde poder llevar a cabo los rituales de sus creencias religiosas. El hombre negro, a pesar de ser tan malo, decidió ayudarlos y para ello empezó a recorrer el poblado acompañado de algunos tzotziles. En un momento dado interrumpió su caminata y se detuvo hacia el norte y empezó a girar y a girar al tiempo que silbaba fortísimo, cual si fuera una fuerte ráfaga de viento. El sonido del silbido se fue propagando por las altas montañas y se produjo como un eco en los cuatro puntos cardinales.La Iglesia de San Juan Chamula

Al escuchar el silbido las piedras de las montañas comenzaron a moverse y se fueron convirtiendo en carneros de color blanco y negro. Los indígenas miraban espantados lo que sucedía. Los otros animales de los cerros muy aterrorizados por el fenómeno corrían desenfrenadamente, para alcanzar a llegar al sitio donde se encontraba el chamán negro. El primer carnero negro que llegó al sitio señalado por el chamán, el líder, dio un gran salto y cuando cayó a tierra se volvió a transformar en piedra. Los demás carneros fueron llegando poco a poco y, convirtiéndose en piedras, se fueron amontonando hasta formar las paredes de la iglesia de San Juan Chamula.

El chamán negro dejó de silbar cuando vio que la iglesia estaba ya construida. De todos los cerros llegaron piedras, menos de uno que se encuentra ubicado hacia el sur, al que se conoce con el nombre de Chajancanvitz, que significa en totzil Cerro de las Piedras Haraganas.

El templo fue dedicado a San Juan Bautista quien con sus increíbles poderes había secado Ciénegas para que los chamulas pudiesen asentarse ahí y formar su poblado. Su fiesta se celebra el 24 de junio.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Hidalgo Leyendas Cortas

El minero ambicioso

Había una vez un minero llamado Juan que vivía en Pachuca, estado de Hidalgo. Como muchos otros hombres del lugar trabajaba en una mina. Estaba muy descontento de su suerte, ya que ganaba poco y era explotado sin piedad por su patrón.

Cierto día se fue a beber a la cantina junto con otros mineros. Estando ya muy borracho, empezó a quejarse de su mala suerte y afirmando que daría lo que fuese por ser rico y dejar ese horrendo trabajo. En ese mismo momento se apareció en la cantina un charro vestido de negro que le dijo: – ¡Yo puedo hacer realidad lo que quieres! Ante esta aparición los amigos de Juan se espantaron y se fueron. El charro le dijo al minero que fuera a las doce de la noche a la Cueva del Coyote, como le llamaban a una mina en desuso. Así lo hizo Juan. Al adentrarse un poco en la mina, vio una enorme serpiente, y pensó en llevársela a su casa con el fin de venderla, mientras la pondría en un pozo que se encontraba seco. Así lo hizo y cerró el pozo con tablas.

En seguida, el minero se acostó y se durmió. En su sueño escuchó una voz que le decía que le agradecía el que se la hubiese llevado a su casa y que cuando despertara encontraría un buen dinero por su alma, pero que si deseaba quedarse con él, le tendría que dar a uno de sus dos hijos, el hombre tenía un niño de seis meses y una niña de seis años.El Charro Negro

Al día siguiente Juan, aún bajo los efectos del alcohol, se dirigió al granero y encontró varias bolsas repletas de monedas de oro. En ese momento escuchó el llanto de su esposa quien le decía que el bebé había desaparecido. Al voltear a ver a la niña que estaba en el granero vio que ésta señalaba el pozo. Inmediatamente, destapó el pozo y vio a su pequeño completamente despedazado y notó que la víbora había desaparecido.

Con el dinero que encontró Juan se compró una gran hacienda que lo volvió rico. Pasado un tiempo, Juan soñó que la serpiente le decía: – ¿Juanito, no te gustaría hacer más grande tu riqueza? Sólo tienes que darme otro hijo. Por aquel entonces, el minero tenía muchos más hijos, pues al verse rico se había vuelto muy mujeriego y tenía muchos hijos regados por Pachuca y otros lugares cercanos. Poco a poco fue dándoles algunos de sus hijos al Charro Negro. Su fortuna se hizo inmensa.

Pero llegó el día en que Juan murió. En su velorio hubo muchas personas. En un momento dado se abrió la puerta y entró un hombre alto vestido con traje negro de charro. Al verlo todas las personas se asustaron. El Charro Negro se acercó al ataúd y dijo: – ¡Bueno, querido Juan, he venido por el último pago! En seguida desapareció como por arte de magia dejando un horrible olor a azufre. Algunas personas se acercaron al ataúd donde solamente encontraron el esqueleto del que había sido Juan.  Su alma se la había llevado el Charro Negro quien no era otro que el mismísimo Diablo.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Nayarit

La Madre del Mar

En el Municipio de San Blas, en el estado de Nayarit existe una zona sagrada para los huicholes llamada Tatéi Haramara situada hacia el oeste. En este bello lugar habita una diosa que lleva el mismo nombre y es la madre del mar. Dice el pueblo wixárika que el mar dio vida a todo lo existente en este mundo. De ahí salieron los seres humanos cuando el mundo era oscuro, y solamente la Luna y las estrellas lo iluminaban, y cuando los dioses formaron a los jicareros para que buscaran el Cerro del Amanecer, Wirikuta, el lugar donde debía salir el Nuestro Padre el Sol, Tayau, cuyo sitio sagrado se encuentra en el este. Los colores simbólicos de este sitio son el azul y el morado.

Dentro del mar habita Waxiewe (Blanco Vapor), la roca blanca, primera cosa sólida que existió y que tiene la forma de la diosa Tatéi Haramara, hay también una piedra más pequeña que se conoce con el nombre de Cuca Wima. Cuando la diosa choca con la roca se transforma en vapor y se producen nubes que darán lugar a la lluvia. El símbolo tanto de la lluvia como de las nubes es la serpiente alada o el camino que toman Nuestras Madres de la Lluvia, las Tateteima, para llegar a los lugares sagrados de la cosmografía huichola. Cada una de las diosas de la lluvia ocupa un punto cardinal: al sur se encuentra Tatéi Niaariwame, en el norte está Tatéi Yrameka (Nuestra Madre del Retoño), la lluvia del este la produce Tatéi Kiewimuka (Nuestra Madre del Venado). El oeste vive Tatéi Matinieri, y en el centro la lluvia se debe a la venerada Tatéi Aitzarika.Ojo de Dios

Si no fuera por Tatéi Haramara que da lugar a las nubes y la lluvia, el mundo no existiría. Por ser tan buena a la diosa se le visita en peregrinaciones que los huicholes organizan hacia el lugar sagrado, con el fin de agradecerle la fertilidad y de tomar tierra de la orilla que permita fertilizar sus campos serranos.

Tatéi Haramara, el mencionado lugar sagrado, según algunos etnólogos, es el sitio donde moran los muertos, y se denomina Narahama, a donde van las almas de los muertos, después de haber estado cinco días en los lugares que conocieron en vida. A este monolito se llevan las ofrendas sagradas que son lanzadas al mar. Dichas ofrendas consisten en el tzicuri (Ojo de dios) elaborado con una cruz de carrizo y estambre alrededor de ella, que simboliza la tierra primaria; se agregan jícaras votivas y flechas, o peticiones pintadas en papel, algunas veces tales peticiones se elaboran en tablas de madera con dibujos de estambre. Asimismo, las ofrendas llevan galletas, monedas, velas y chocolate.

Este cerro, isla o monolito situado en el mar y que como queda dicho simboliza a Muestra Madre el Mar, es ella misma que nos permite ver su cabeza y su mano, la izquierda; su pelo lo forma el cielo que lleva como adorno a los pájaros y a las nubes; su vestimenta la forma el mar Pacífico, cuyo encaje le corresponde a la espuma que se forma al chocar contra la isleta, y que le permite recoger las ofrendas que le brindan sus adoradores.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Michoacán

El jalón de pies

Huetamo, municipio del estado de Michoacán, tiene como cabecera a la ciudad de Huetamo de Núñez. Se trata de un poblado de Tierra Caliente que cuenta con 41,937 habitantes. Su cultura popular es muy rica y en ella sobresalen sus leyendas. La que a continuación relataremos tiene como protagonista a Esteban, un jovencito de quince años muy bueno y bien parecido.

Este joven vivía con su madre y sus hermanos en Huetamo, cuando una noche que se encontraba plácidamente dormido en su cama notó que le jalaban los pies y las piernas. Sintió mucho miedo porque no vio a nadie cerca de su cama, pero no le dijo nada a nadie de lo ocurrido.

A la siguiente noche, Estaban volvió a sentir que le jalaban los pies, pero tampoco dijo nada a nadie. Sin embargo, como el hecho se producía todas las noches, decidió contárselo a sus hermanos, quienes acordaron que lo mejor sería que Estaban se cambiase de cuarto. Así lo hizo, pero todo continuó igual y siguió sintiendo que le jalaban los pies. Entonces, el muchacho ya desesperado, decidió contárselo a su mamá, a fin de que lo llevara a la iglesia para pedirle consejo al sacerdote. Pero su mamá no quiso llevarlo pues no era católica, sino practicante de la magia negra. Esteban obedeció a su madre y no fue a la iglesia.La iglesia de Huetamo.

Pasaron los años y el chico seguía sintiendo que le jalaban los pies. En esas estaba cuando su mamá pasó a mejor vida. Entonces, Esteban se apresuró a ir a la iglesia del pueblo para hablar con el cura. Cuando le contó lo que le pasaba, el clérigo le dijo que no se asustara, que la próxima vez que sintiera los jalones preguntara por qué le jalaban los pies.

A la noche, cuando sintió el jalón, el joven dijo: – ¿Qué es lo que deseas de mí? ¿Por qué me jalas los pies? Entonces el ente le respondió que le diera un pañuelo rojo y que al día siguiente donde encontrara el pañuelo tirado debía escarbar porque ahí se encontraba mucho dinero, y que si lo sacaba sería suyo.

Al siguiente día, Esteban buscó el pañuelo por el terrero alrededor de su casa. Cuando lo encontró se puso a cavar como loco, hasta que encontró el famoso dinero. Se puso muy contento y quería disfrutar al máximo de esa riqueza, pero no pudo. Tantos años de tener miedo porque le jalaban los pies había minado su salud y se encontraba muy enfermó.

A los pocos días, Esteban murió sin que pudiera disfrutar del dinero encontrado. Sus hermanos se hicieron ricos y fueron ellos los que disfrutaron de una vida desahogada, y siempre le agradecieron a Esteban lo que les había dejado y al ser sobrenatural el haberle jalado los pies a su hermano, a pesar de que le costó la vida.

Como dice el dicho: “Nadie sabe para quién trabaja”

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas San Luis Potosí

Doña Lucas

Poco después de la conquista de México, llegó a vivir a San Luis Potosí un matrimonio de españoles. Su hija, que era muy pequeñita se llamaba Lucas; los habitantes de la ciudad, los sirvientes y los indios guachichiles que la conocían la llamaban doña Lucas, como era costumbre llamar en aquella época a las mujeres de alcurnia sin importar su edad.

Cuando doña Lucas creció, se enamoró de un indio guachichil que trabajaba en la hacienda donde vivía la familia. Cuando el padre se enteró del enamoramiento de su hija, montó en cólera y la encerró en sus habitaciones, pues no podía concebir que una hija suya blanca y española se pudiese enamorar de un indio zarrapastroso humilde y sin fortuna. El español habíale puesto a su hija una dama de compañía para vigilarla, darle de comer y ayudarla en lo que fuese necesario.

Cierto día la muchachita se dio cuenta de que estaba embarazada. Nunca se supo cómo sucedió el hecho, tal vez la dama de compañía ayudó a los enamorados a verse furtivamente. Cuando el padre de doña Lucas se enteró del estado comprometido en que se encontraba su hija se enojó terriblemente y la golpeó. Entonces, decidió poner fin al embarazo de su hija. Mandó a uno de sus criados guachichiles a que fuese a buscar a una hierbera muy conocida por los indios por sus habilidades, y le pidió que le diera un té elaborado con sus plantas abortivas. La india obedeció y le suministró a doña Lucas un fuerte brebaje que no solamente le hizo abortar, sino que la joven murió a consecuencia de ello. El feto se lo llevó la mujer y el español le hizo jurar que no le diría nada a nadie, so pena de muerte.La bella doña Lucas

Enterraron a doña Lucas en el altar mayor de la Iglesia de San Nicolás, Tiempo después, cuando el sacerdote de la iglesia se encontraba oficiando, en su homilía tocó el tema del Evangelio según San Lucas. En el momento en que pronunció las palabras “San Lucas” la iglesia tembló, los cirios y las velas se apagaron, los bancos se movían sin control, y se escuchaba un terrible estruendo, las personas, muy asustadas, corrieron hacia la salida y abandonaron el templo. El sacerdote no se explicaba lo que estaba sucediendo. Desde este suceso los creyentes dejaron de ir a la iglesia y ni siquiera se atrevían a pasar delante de ella.

El cura estaba desesperado porque ya nadie acudía a su iglesia y oficiaba misa solo. Entonces, un día se puso a rezarle a Dios pidiéndole que le dijera lo que sucedía y que lo guiara en lo que debía hacer para solucionar tal problema. En esas estaba cuando de pronto se la apareció doña Lucas, vestida de blanco y muy enjoyada, y le dijo: – ¡Señor cura, por favor dígale a mis padres que me saquen del lugar en donde estoy enterrada, porque no merezco encontrarme en este sitio, el altar mayor, porque soy una mala hija y una pecadora! ¡Dígales que me quiten el vestido blanco y las joyas, porque no soy digna de ellos! ¡Deseo que me pongan un vestido guachichil, el más humilde de ellos, y que mis joyas y la dote y herencia que me corresponden se las entreguen a los indios! ¡Quiero ser enterrada en el panteón comunitario! ¡Y si no hacen lo que les pido nunca voy a encontrar la paz eterna!

A acudir el sacerdote ante los padres de la chica y comunicarles su experiencia vivida, éstos confesaron el pecado de doña Lucas muy afligidos y arrepentidos de haber mentido. En seguida, procedieron a llevar a cabo lo que su hija les rogaba que hiciesen. La vistieron de guachichil y repartieron sus bienes entre los indígenas; además, la enterraron en el camposanto en una sencilla ceremonia y con muchas flores.

Desde entonces nunca más se volvieron a escuchar ruidos en la iglesia, y poco a poco los feligreses regresaron a la Iglesia de San Nicolás a escuchar misa y a contarle al cura sus cuitas.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Jalisco Leyendas Cortas

Las cuatro Marías

Tapalpa es un poblado muy antiguo, pues proviene desde la época prehispánica, que se encuentra en el estado de Jalisco, en la Región Lagunas.  Su nombre significa en otomí “tierra de color”. Como todos los pueblos de la República Mexicana, es poseedor de una rica tradición oral que comprende mitos y leyendas. La leyenda que ahora vamos a relatar forma parte del folklore de dicho poblado.

A finales del siglo XIX, vivían en Tapalpa cuatro mujeres que estaban unidas por el compadrazgo. Las cuatro llevaban por primer nombre el de María, así pues, eran: María Amaranta, María Natalia, María Eduviges y María Tomasa. Los habitantes del pueblo las llamaban las Marías Lenguas; mote que se habían ganado a pulso por ser sumamente chismosas y gustar hablar mal de todo el que podían. Material no les faltaba. Sus chismes habían causado ya varios estragos en la reputación de muchos de los vecinos, razón por la cual eran temidas por todos. Parece ser que la más chismosa de todas era María Tomasa, por tener una imaginación muy fecunda que le ayudaba a fabricar chismes donde no lo había o a enriquecer y aumentar los ya existentes.

Para llevar a cabo sus habladurías solían reunirse en una pila que se encontraba cerca de sus casas, y que recibía el nombre de La Pila. Cierto día se encontraban las comadres muy a gusto hablando mal de las personas, cuando se acercó a la pila un indígena otomí. Macario era muy viejo y siempre se había dedicado a la brujería, oficio que había heredado por generaciones desde tiempos muy antiguos.

Al escuchar el chismerío que se traían, Macario se dirigió a las Marías Lenguas y les dijo muy serio y amenazador que, si no dejaban de estar hablando boberías e inventando chismes de las personas, les iba a ir muy mal y tendrían que pagar las consecuencias que sus actos parlanchines les atraerían.

Las Marías al oír al brujo indio hablar, se pusieron a reír de él y a insultarlo muy agresivamente. Ante los insultos, Macario les respondió muy tranquilo que quedaban advertidas y que, si continuaban con sus habladurías, el castigo que recibirían sería tremendo. Como las comadres siguieron burlándose del indio, éste tomó agua de la pila, y diciendo unas palabras mágicas les arrojó el agua a las cuatro mujeres.

Al sentir el agua hechizada sobre sus cuerpos, las mujeres tuvieron como un ataque y se contorsionaban revolcándose en el suelo. Poco a poco, se fueron convirtiendo en serpientes. Macario en ese momento se dirigió a ellas y les dijo: – ¡Por ser tan malas personas y chismosas, yo las condeno a convertirse para siempre en serpientes de piedra, para que sirvan de ejemplo a las personas que gozan arruinando al pueblo con sus funestos chismes!

Y así fue, las serpientes de piedras se subieron a la pila y cada una tomó un lugar en donde estarían para siempre. Desde entonces a la pila se le conoce con el nombre de la Pila de las Culebras.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Estado de México Leyendas Cortas

La malvada sirena

En el Estado de México se encuentra el hermoso Lago de Zumpango. Es un lago de agua dulce, que antiguamente eran uno de los que formaban los cinco lagos de la Cuenca de México. Su nombre significa “muro de calaveras”. Este lago cuenta con una leyenda, parte de la rica tradición oral del Edomex.

Dicha leyenda nos habla de que hace mucho tiempo vivía en el lago una sirena sumamente bella. Su pelo era largo y negro, sus ojos verdes y su piel nacarada. Esta hermosa mujer pez solía aparecerse por las tardes a los muchachos que tenían la mala fortuna de pasar por el lago y ser vistos por ella. Los jóvenes que llegaban a verla desaparecían, nunca más regresaban a sus hogares porque la dama de la cola de pescado los atrapaba y los mataba.

En una cierta tarde, la sirena se le apareció a un muchacho que por descuido caminó de cerca del lago y escuchó un hermoso canto que le obligó a detenerse en la orilla. Cuando la sirena se asomó desde el agua, el hombre la vio y cayó desmayado. Al poco tiempo despertó, y cuál no sería su sorpresa cuando se dio cuenta de que se encontraba en una cueva situada en el fondo del lago.

Cuando cobró conciencia y la sirena pudo verlo a su gusto, quedó absolutamente fascinada con la belleza del joven, quien era increíblemente guapo. Por tal motivo decidió no matarlo y vivir con él en la cueva. El muchacho estaba tremendamente atribulado, pues el tiempo pasaba y estaba muy preocupado por su madre, quien seguramente estaría preguntándose qué había pasado con su adorado hijo; además, la madre se encontraba muy enferma y necesitaba la atención del desaparecido.

Con mucha angustia el joven le pidió a la sirena que le dejara ir a su casa para avisarle a su madre que se encontraba bien y darle su medicina. La mujer pez aceptó dejarle marchar, con la condición de que regresara al lago. Corriendo, el muchacho se fue a su casa y cuando llegó al pueblo les contó a todos los vecinos lo que le había ocurrido con la sirena. Asustados y solidarios los escondieron muy bien para que la mujer no pudiese encontrarlo y él no tuviera que regresar.

Una vez oculto el muchacho, los habitantes del pueblo acudieron al lago con el fin de atrapar a la sirena. Pensaron en secar el lago para sacarla y asesinarla. La sirena se había dado cuenta de lo que estaba pasando y se encontraba enojada e histérica por el engaño de que había sido víctima por parte de su galán. Tan enojada estaba que entonó un canto tan terrible y tan fuerte que lo pudo escuchar el joven desde su escondite. Salió de él como hechizado e inmediatamente se dirigió al Lago de Zumpango, sin que hubiera poder humano que lo detuviese.

Cuando llegó al lago y se tiró en él, no se encontró con la hermosa sirena, sino con un ente terriblemente feo y demoníaco, espantoso, quien al verlo se acercó a él y lo ahogó en el fondo del lago frente a la entrada de la cueva. Al ver que el muchacho se había echado al agua, los vecinos siguieron sacando el agua, hasta que pudieron acceder al fondo, donde se encontraron con el cadáver del chico asesinado y con un cartel donde la sirena había escrito que si continuaban desecando el lago les iba a ir muy mal a todos los habitantes del poblado. Por supuesto que detuvieron su tarea y se volvieron al pueblo, olvidando para siempre al joven asesinado.

La sirena sigue paseándose por las orillas del Lago de Zumpango y haciendo de las suyas con todo aquel que tenga la imprudencia de acercarse a sus aguas por las tardes.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Nayarit

Rebeca, la novia

Ella despidió a su amor /él partió en un barco en el muelle de San Blas. / Él juró que volvería, / y empapada en llanto ella juró que esperaría. / Miles de lunas pasaron / y siempre ella estaba en el muelle / esperando… Fragmento de la canción En el Muelle de San Blas del grupo musical Maná

Había una vez una muchacha que vivía en San Blas, Nayarit. Tenía un novio llamado Manuel que se dedicaba a la pesca. Los novios se iban a casar en cuatro días, pero resultó que cuando el joven se encontraba pescando en alta mar, el huracán Priscila atrapó a la embarcación y la destruyó matando a todos los pescadores. Era el año de 1971.

Ante hecho tan funesto Rebeca Méndez Jiménez quedó mal de la cabeza. A partir de ese momento, todas las tardes se paseaba por el muelle de San Blas vestida con su traje de novia esperando el regreso de su adorado Manuel, por lo que tomó el apodo de La Loca del Muelle. Para mantenerse vendía muñecas que ella misma hacía vestidas con blanco traje de novia, y golosinas. Y aunque estaba muy sola tenía hermanas que vivían en Monterrey a las cuales solía visitar.La Loca del Muelle

A veces, los habitantes de San Blas le encargaban trabajos y le pagaban con comida. Pero ella seguía asistiendo al muelle en espera de ver llegar a su amado. Su vestido de novia se había deteriorado y su cabello se había vuelto completamente blanco. Pero ella seguí confiada de que su Manuel regresaría, algún día, para casarse con ella. Dormía donde podía.

Pasado cierto tiempo, se hizo pareja de un comerciante ambulante de artesanía llamado Ladislao Cárdenas, o Laos como le decían, mismo que cuido de la eterna enamorada y le dio el mote de La Chica de Humo, debido a su canoso cabello.

Vivían en una casita de madera y láminas de cartón que se encontraba cerca del muelle de San Blas. Laos le dijo que se casaría con ella, por lo que Rebeca algunas veces se ponía su traje de novia para acudir a la iglesia de San Blas Obispo Mártir, pero el hombre nunca le cumplió a pesar de tener una hija de él.

Un día Ladislao murió atropellado en Guadalajara y Rebeca volvió a quedarse sola.

En cierta ocasión Rebeca fue a Puerto Vallarta para vender sus dulces y muñecas. Le llamó la atención a un hombre quien se acercó a ella y entabló conversación. El hombre, que se llamaba Fernando Olvera formaba parte del grupo musical Maná del cual era el cantante. Al escuchar la trágica historia de Rebeca Fher, como era su nombre artístico, escribió una canción que llamó En el muelle de San Blas, que fue todo un éxito en varios países.

Un domingo 16 de septiembre de 2012, Rebeca Méndez murió y su hija cumplió con su última voluntad: que sus cenizas fuesen arrojadas al mar en el muelle de San Blas que tanto significado tuvo para ella y donde por fin se reuniría con su amado Manuel.

Y el tiempo escurrió / y sus ojos se le llenaron / de amaneceres. / Y del mar se enamoró / y su cuerpo se enraizó / en el muelle.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Colima Leyendas Cortas Sin categoría

El anillo

A principios del siglo XX el poblado de Cuyutlán, Colima, contaba con una estación de trenes muy bonita. Tan bonita era que a un joven se le ocurrió la idea de citar a su novia en esa estación para pedirle matrimonio. La citó a la medianoche y la joven aceptó ir, a pesar de que sabía que sus padres le tenían prohibido salir por la noche, y menos a tan altas horas.

Unos minutos antes de la medianoche, el enamorado llegó y se puso a esperar a su amada en el andén. Mientras la esperaba se puso a juguetear con el anillo de compromiso, mientras ensayabas amorosas palabras para decirle a su querida novia.

La noche era clara y la Luna bañaba la estación iluminándola completamente. En esas estaba el joven cuando de repente el anillo se le escapó de las manos y cayó en las vías del ferrocarril. Rápidamente, saltó el enamorado y se puso, muy consternado, a buscar el famoso anillo. Por fin lo vio entre dos vías y metió la mano para sacarlo. Pero no pudo, y lleno de pavor se dio cuenta de que el brazo se le había atorado entre dos rieles.La estación de trenes de Cuyutlán, Colima.

En ese terrible momento de desesperación, llegó la novia al andén, vio al muchacho e inmediatamente se dio cuenta de lo que ocurría. Intentó como pudo ayudarle a sacar el brazo atorado, pero era imposible, sus fuerzas no le daban y el brazo estaba firmemente atorado. Desesperada, la chica quiso pedir ayuda, pero la estación se encontraba vacía completamente.

En eso, los novios vieron los grandes focos del tren que se acercaba y el fuerte sonido que emitía el silbato, pues el conductor se había percatado de que dos personas se encontraban en las vías.

El enamorado, al ver la cercanía del tren, empujó fuertemente a su novia para sacarla de las vías. El tren pasó a toda velocidad y aplastó el brazo del galán. La novia vio horrorizada cómo salían grandes chorros de sangre del brazo y como agonizaba su querido amante. Al poco rato estaba muerto y la novia sollozaba, incontrolablemente, ante tanta desdicha junto al cadáver del que fuera su amor.

La mujer quedó muy afectada de los nervios y la familia decidió cambiarse a otra población ya que le daban terribles ataques de histeria cada vez que oía el silbato de un tren al pasar por la estación de Cuyutlán.

La chica nunca logró superar el trauma y quedó medio loca para toda la vida.

Sonia Iglesias y Cabrera