Categorías
Leyendas Cortas

Tócatl, la Araña. Leyenda mexica.

leyenda mexicana de TocatlEn la cultura mexica la araña fue uno de los animales relacionados con el Señor de los Muertos, Mictlantecuhtli, y con los demonios celestiales tzitzimime, cuyo destino era devorar a los hombres cuando llegase el fin del mundo y, mientras tanto, se la pasaban atacando al Sol para impedir su diario renacimiento. A la araña Tócatl, se la identificaba con el dios Tzontémoc, El que Cae de Cabeza, pues cuando Tonatiuh, el Sol, terminaba su diario recorrido, se metía por el occidente para iluminar el Mundo de los Muertos, entonces se caía de cabeza convirtiéndose en el dios Tzontémoc, una de las divinidades habitantes del Mictlan casado con Chalmecacíhuatl, La Sacrificadora.

En algunos códices la araña aparece como parte de las ofrendas o acompañando a deidades del panteón azteca. Por ejemplo, en el Códice Borbónico se ve la figura de Tezcatlipoca, Espejo Humeante, el dios de la guerra, acompañada de una araña; recordemos que este dios en la mitología tolteca fue el transformador que descendió del Cielo por medio de una cuerda hecha de tela de araña, para destruir lo creado por su hermano Quetzalcóatl y, transfigurado en un inocente viejo, trató de hacerle beber un brebaje que le proporcionaría la inmortalidad cuando en realidad era un temible veneno. También podemos ver a la araña en las representaciones de Tláloc, dios del agua; Mayahuel, diosa del maguey; Xiuhtecuhtli, dios del fuego; Tlazoltéotl, diosa de la medicina y de Xochiquetzal, diosa de la tierra que florece, y la inventora del telar de cintura, lo cual explica ampliamente su presencia.

En el Altar de los Animales de la Muerte, perteneciente el Período Posclásico Tardío, encontrado en el año de 1940 en la calle de Donceles 103, se encuentran representados varios animales relacionados con la muerte como el escorpión, el murciélago, el búho y la araña. Tócatl, se encuentra representada con características mitológicas: sobre un ojo lleva una ceja como la que se labraban en los mascarones de la diosa de la tierra; la boca y sus dientes semejan cuchillo de los empleados en los sacrificios humanos; en sus patas con garras lleva corazones recién extirpados, de uno de los cuales emerge un chorro de sangre que cae dentro de la boca de Tócatl; junto a ella se encuentra una telaraña con un amaneapanalli, la guirnalda de papel amate que llevaban los guerreros que iban al Cielo del Sol, que también puede verse en su cuerpo: y en su cabeza se ve el ixcuatechimalli, “escudo de la frente”, con dos especies de orejas de conejo, como solía dibujarse a las arañas de perfil.

A la tzintlatlauhqui, “la del trasero rojo”, nuestra actual viuda negra, los mexicas la respetaban mucho. Según  nuestro fraile favorito, Sahagún, los dolores de su picadura los indios los amortiguaban con uitztli, un  pulque muy fuerte, cuya palabra significa “espina”. De la viuda negra, se extraía un aceite que servía para curar algunas enfermedades.

Sonia Iglesias y Cabrera

Deja una respuesta