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Leyendas Cortas

Yetl, el tabaco.

La planta del tabaco es originaria del altiplano andino. Hace de 2 a 3,000 años a.C. llegó a  la zona del Caribe. Mesoamérica también conoció el tabaco, los códices, las piezas de cerámica, las esculturas y demás pruebas arqueológicas lo demuestran. Los antepasados lo fumaban, lo bebían, se lo untaban por el cuerpo, o lo empleaban como narcótico. Primero fue una bebida ceremonial, luego se le masticó y, por último, se le fumó. Las hojas del tabaco se enrollaban, se encendían, y se exhalaba el humo. Más adelante, el tabaco machacado se enrollaba en hojas de maíz o en laminitas de corteza, y se fumaba. Poco después, los hombres inventaron las pipas. Los teotihuacanos lo fumaron en la época del Preclásico (900-1521), tal vez junto con la ingesta de pulque, y seguramente con carácter ritual. Los mayas cultivaban el k’uuhtz, el tabaco, mezclado con semillas de estramonio o con hojas de angélica, para aumentar su poder psicoactivo. Lo fumaban en cañas que medían aproximadamente veinticinco centímetros. Aparte de fumarlo, los mayas lo hacían polvo y lo inhalaban, cuando no lo masticaban mezclado con cal; servía contra el cansancio, para contrarrestar el hambre, acabar con la sed, apaciguar los dolores de cuerpo, y favorecía el fortalecimiento de los dientes, se dice que curaba el tétano, los dolores de muelas, de riñón, combatía las enfermedades del corazón, y el reumatismo. Asimismo, el tabaco se empleó como moneda de intercambio, para la adivinación, la magia, y como talismán. A más, el tabaco constituyó un elemento psicopompe, pues fumarlo permitía tomar contacto con el dios del agua Chaac. La leyenda nos cuenta que las estrellas fugaces eran las cenizas de los cigarros de los dioses cuando caían del Cielo. Se empleaba como yerba ritual y religiosa; por ejemplo, se daba a los jóvenes unas fumadas de tabaco como parte de los ritos de iniciación, y se ponía en las ofrendas dedicadas a las divinidades.

Mexicas fumando tabacoA la diosa Cihuacóatl, los mexicas le ofrecían el humo del tabaco. Los tributos que recibían los tlatoanis incluían fanegas de tabaco procedente de los pueblos dominados. Durante los sacrificios humanos que se llevaban a cabo con carácter religioso, los sacerdotes y señores principales llevaban ramos de flores y fumaban tabaco en largas cañas, a fin de contrarrestar el fuerte olor de la sangre y de la muerte. Se le mezclaba con ámbar líquido en las ceremonias religiosas con el propósito de propiciar un mayor acercamiento con los dioses.

Sabemos que don Rodrigo de Xeréz y Luis de la Torre, en 1492, fueron los primeros europeos que fumaron el tabaco indígena. Cuando Cristóbal Colón desembarcó en la bahía de Bariay, cacicazgo de Maniabón, hacia el noroeste de la isla de Cuba, en la actual provincia de Holguín, vieron a los indígenas exhalar humo de unos rollos de hierba. Ambos navegantes relataron a Colón lo que habían visto. El Almirante anotó en su diario con fecha 6 de noviembre de 1492: …Iban siempre los hombres con un tizón en las manos (cuaba) y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios, que son unas hierbas secas (cojiba) metidas en una cierta hoja seca también a manera de mosquete…, y encendido por una parte del por la otra chupan o sorben, y reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborracha, y así diz que no sienten el cansancio. Estos mosquetes… llaman ellos tabacos.

Poco después el santo Oficio  condenó a de Xeréz a siete años de prisión por considerar que echar humo por la nariz y por la boca era prueba de estar endemoniado.

Sonia Iglesias y Cabrera


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