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Mitos Cortos

Chichini, el rey de los dioses. Mito totonaco.

Los indígenas totonacos del estado de Veracruz, adoran al dios Sol, Chichini, por sobre todas las cosas. Se trata de un ser muy poderoso al que no se le puede ver por la luz tan intensa que emite. Gracias a él, los hombres pueden gozar de la luz del día. Chichini es el dador de la vida y del calor que propicia la existencia; es el dueño de la siembra y del maíz; los alimentos son el producto de la sangre de este dios. Chichini es, además, el héroe civilizador que encontró al maíz y enseñó a los hombres cómo cultivarlo, allá por el inicio de los tiempos. Chichini nació un día en que se juntaron cuatrocientos dioses, entre los que había dos hermanos, uno de ellos se arrojó al fuego de una hoguera y nació el dios Sol, para beneficio de la humanidad; el otro hermano, acobardado, no se atrevió a echarse al fuego, pero después recapacitó y se arrojó. Sin embargo, la hoguera ya se había apagado, tan solo quedaban las cenizas. Este hermano se fue al Cielo y se convirtió en P’apa, la Luna, que visita todos los meses a las mujeres para que tengan su menstruación. Los eclipses se producen cuando estos dos dioses-hermanos se pelean.

Los totonacos de la Sierra Norte de Puebla    cuentan que en un principio principio todo era oscuro. Como a los animales no les gustaba la oscuridad, en un momento dado se reunieron para hacer la luz. A la reunión no fue la lagartija, la cual se escondió debajo de una piedra. Una vieja mujer fue a buscarla, rompió la piedra en cuatro trozos, y encontró dos huevos que se guardó en el pecho. La vieja quedó embarazada; a los nueve meses tuvo dos hijos, quienes tuvieron que pasar varias pruebas. La primera, consistió en matar a dos serpientes voladoras que devoraban a los animales. Éstos les pidieron a los jóvenes que se transformaran en el Sol porque todo estaba muy oscuro. Para lograrlo debían sacrificarse arrojándose en una laguna de fuego. Antes de hacerlo, el mayor de ellos fue a despedirse de las muchas novias con que contaba; luego, se echó al fuego y se convirtió en el Sol. Cuando llegó a la laguna el hermano menor, ya no había fuego, tan solo cenizas. Ni tardo ni perezoso el chico se  arrojó y se transformó en la Luna.

mito chichini de VeracruzOtra versión nos cuenta que los antepasados veían pasar todos los días una iguana macho llamada Martín. En una ocasión un muchachito vio a Martín, le siguió y le vio acostarse e introducirse en una roca caliente. Asombrado, el muchacho le contó lo que había visto a su padre; éste fue a la Presidencia Municipal y relató el hecho a los funcionarios. Las personas que se encontraban en la Presidencia y el padre del joven decidieron que había que partir la roca para ver que había dentro… pero nadie logró partirla. Ante su incapacidad, llamaron a un pájaro llamada Francisco, quien saltó sobre la roca hasta que consiguió romperla en el vigésimo salto. Entonces, de la roca abierta salió un rayo muy fino que se fue hasta al Cielo. En la grieta que se formó con la rotura quedó una yema de huevo que se le dio a tragar a una niña huérfana que vivía en el pueblo. A los nueve meses, la jovencita dio a luz al Sol que tenía la forma de un hombrecito. Había nacido el dios Sol. Cada vez que Francisco, el Sol, se pone, se enfrenta con Manuel, la Luna, que no puede reponerse del enojo que le causó el nacimiento de Francisco. Cada día emprenden ambos una carrera para ver quién puede salir primero por el Oriente. La Luna siempre llega tarde, porque el Sol cuenta con un perro que le ayuda a no ser alcanzado por P’apa.

Sonia Iglesias y Cabrera

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