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El Bulto Sagrado de Ñuhú. Mito mixteco.

Podemos considerar a la cultura mixteca como una de las más antiguas de Mesoamérica. Sus primeros poblados agrícolas aparecieron durante el tercer milenio a.C., en la zona llamada por los mexicas Mixtecapan, localizada en el estado de Oaxaca y parte de Guerrero y Puebla.

Los mixtecos antiguos creían en un dios del maíz llamado Cohuy, encargado de velar las milpas y las cosechas, y en un espíritu de la Tierra que vivía en los manantiales, caminos, piedras y milpas. Se trataba de un ser fantástico que recibiera el nombre de Ñuhú Nde’yu, Diosecito de la Tierra. Dicho personaje, representado como un bulto sagrado, tenía apariencia humana, su color era rojo y ocre; llevaba pequeñas protuberancias alrededor de todo su cuerpo, que bien podrían indicar su esencia pétrea. No tenía ni brazos ni piernas; sus ojos eran redondos, y grandes colmillos salían de su boca.

En los códice Colombino-Becker (que narra la vida de los gobernantes mixtecos) y Bodley (registros genealógicos), aparecen numerosas representaciones del bulto sagrado dedicado a Ñuhú Nde’yu, a quien se le consideraba como el protector de las siembras. Este bulto se encontraba en el templo del Señorío de Jaltepec, Oaxaca, al cual acudían los gobernantes mixtecos antes de tomar posesión de su mandato. El bulto sagrado de Ñuhu se le otorgó, inicialmente, al Señor 10 Caña Águila de Fuego, quien fuera el primer gobernante de Jaltepec, como parte de los objetos ceremoniales que se le entregaban al asumir el mando, pues en ese lugar se  veneraba al bulto de manera especial. La escena de la entrega se puede ver en el Códice Selden, en el momento en que varios caciques de pueblos aledaños hacen entrega del bulto al que acompañan un escudo, una flecha,  y algunos instrumentos de sacrificio. Cuando el Señor 10 Caña recibió al sagrado Ñuhú y las ofrendas correspondientes, procedió a llevar a cabo los rituales de auto sacrificio dedicados al espíritu. Después de tres años de rituales y ofrendas dedicados al Bulto de Ñuhú, el señor de Jaltepec, tomó posesión del Señorío y se casó con  la Señora 2 Lagartija. Desde entonces, todos los nuevos gobernantes estaban obligados a rendir honores y sacrificios al Bulto Sagrado de Ñuhú, con el fin de legitimar religiosamente el poder dinástico de los señores.

Todavía en el siglo XVI,  el Bulto de Ñuhú seguía utilizándose como parte de la fiesta agrícola llamada Huicotuta, Fiesta del agua, en la que los sacerdotes de Yanhuitlán lo sacaban de su escondite secreto –por aquello de las persecuciones del Santo Oficio- durante la época de la cosecha del maíz; sacrificaban una paloma y encendían copal en honor del dios-espíritu Ñuhú.

Sonia Iglesias y Cabrera

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