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El Día de la Candelaria. I.

Antecedentes histórico-religiosos
En el calendario cristiano, el día 2 de febrero se conmemora la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María llevada a cabo cuarenta días después del nacimiento de Cristo, y la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén, centro del culto judío, construido en el año 1000 a.C. por el rey Salomón, y destruido por los invasores babilonios en 586 a.C.

Las dos ceremonias de esta fiesta se empezaron a celebrar en la ciudad de Jerusalén desde el siglo IV y, poco a poco, la costumbre se fue extendiendo a varios países del Medio Oriente.
La fiesta de la Candelaria llegó a Roma a finales  del siglo V, impuesta por el Papa Gelasio (¿-496) con el propósito de sustituir a la Fiesta del Fuego y de la Fertilidad conocida como la Lupercalia que los romanos pagamos seguían efectuando en honor de Luperco o Fauno, dios de la Fertilidad. El día 15 de febrero (ante diem XV Kalendas Martias), llamado en lengua latina dies februatis; o sea, día del toisón, los seguidores de Luperco –el famoso Fauno Luperco-  se reunían en una cueva del Monte Palatino, donde había vivido el fauno lobo quien tomando la forma de una hembra loba había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo, fundadores míticos de Roma, y le sacrificaban bajo la higuera Ruminalis, un perro y un macho cabrío, animales considerados impuros. Una vez muertos, los animales eran desollados y los lupercos se ponían sus pieles, la februa, sobre el cuerpo y recorrían la ciudad propinando latigazos a todas las mujeres que les salían al paso, con el fin de propiciarles una segura fertilidad; los hombres también resultaban golpeados y con ello alcanzaban la purificación.

Cuando la fiesta cristiana fue plenamente aceptada en Roma, se le incluyó la Letanía; es decir, se agregaron procesiones cantadas como parte del ritual. Más adelante, en el siglo IX, la fiesta se enriqueció con la ceremonia de la Bendición de las Candelas, de donde le viene el nombre de Día de la Candelaria.
Por su parte, el historiador Luis Weckmann ahonda en los orígenes de la Candelaria cuando nos refiere:
La fiesta de la Candelaria (2 de febrero) es quizá de origen moro (…) en todo caso en la Europa Central y nórdica constituía una de las dos grandes festividades anuales de la religión precristiana de la fertilidad (cuyas sacerdotisas dieron origen a la idea de las brujas). Como recuerda Ocaranza, la Candelaria es la fiesta de la Purificación; y las velas benditas ese día se conservan para auxiliar a los moribundos o para librarse de los peligros del rayo y del trueno y de las tentaciones del demonio.

Asimismo, la bendición de las velas que se llevan en la procesión durante la celebración de los oficios, simbolizan la llegada de Cristo como “la Luz que ilumina a los gentiles”.

A la festividad que nos ocupa se la conoce con diversos nombres: La Presentación del Señor, la Purificación de María, la Fiesta de la Luz y la Fiesta de las Candelas.

La Virgen María
Acerquémonos un poco, ahora, a la historia mítica de la Virgen María. Para ciertos estudiosos, entre los que contamos a sir James George Frazer, algunos de los aspectos y características de la Virgen, derivan de los misterios atribuidos a la diosa egipcia Isis, tales como la pompa de sus rituales, sus sacerdotes afeitados y tonsurados, los maitines y las vísperas que se le rezan, la música de las ceremonias que se le dedican, las aspersiones, las procesiones, las imágenes adornadas con profusión de joyas y el hecho de que a Isis algunas veces se le haya representado amamantando a Horus, su hijo, posición semejante a la de la Virgen cargando en brazos al Niño Jesús.

Esta deidad egipcia, diosa Suprema y Universal, fue esposa y hermana de Osiris, y, junto con Horus, formaban la triada principal del panteón egipcio. Fue acogida por los griegos cuando conquistaron Egipto y la sincretizaron con la diosa Deméter, Madre de los Cereales. En Alejandría, puerto y ciudad de Egipto, se convirtió en la patrona de los marineros y en diosa de la Luna. Cuando los romanos, a su vez, invadieron tierras egipcias, el culto a Isis fue introducida en Roma y se la consideró como Madre Universal de la Naturaleza, la Mayor de las Diosas, Reina y Soberana de los Hombres y fue adorada bajo muchos nombres y muchas formas. Tal fue la veneración de que fue objeto que llegó hasta considerarse el prototipo de la madre y la esposa, y, por ende, de la mujer.

En la tradición cristiana, a decir de Jean Chevalier:
El símbolo de la Virgen nueva fecundidad. , madre divina en cuanto Theotokos, designa el alma en la que Dios se recibe a sí mismo, engendrándose a sí mismo, pues sólo él es. La Virgen María representa el alma perfectamente unificada, en la que Dios se hace fecundo. Ella es siempre virgen, pues queda siempre intacta respecto a una.

Si es madre del Cristo histórico, es evidente que, en la medida en que este acontecimiento histórico es interiorizado, no deja en absoluto de ser madre y permanece virgen con respecto a esta nueva fecundidad. El hijo divino nace sin la intervención del hombre en el misterio cristiano, que enlaza por eso mismo con los ritos de la antigüedad que representan el nacimiento milagroso del héroe. La virgen madre de Dios simboliza la tierra orientada cara al cielo, que así se convierte en una tierra transfigurada, en una tierra de luz. De ahí su papel y su importancia en el pensamiento cristiano, como modelo y puente entre lo terrenal y lo celestial, lo bajo y lo alto.

Así, María fue Madre Inmaculada de Jesús. Nació el año 19 antes de nuestra era. Sus padres fueron Joaquín y Ana, cuyo matrimonio fue estéril por más de veinte años, razón por la cual prometieron a Jehová que, en caso de tener descendencia, le consagrarían completamente a su hijo o hija. Por lo cual María, al cumplir tres años de edad, fue entregada al Templo para dedicarse a servir a Dios.

Sonia Iglesias y Cabrera

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