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La Navidad. V. El Origen de los Villancicos.

¿Qué son los villancicos y de dónde provienen?
El villancico o villancete es una composición poética popular formada por una cancioncilla inicial, que constituye el villancico propiamente dicho; una o más estrofas más largas denominadas mudanzas, a las que sigue un verso de enlace –característico del villancico- y de otro verso llamado de vuelta que rima con el villancico inicial, y que permite la repetición total o parcial del villancico, dicha repetición recibe el nombre de estribillo. Por ejemplo:

Villancico:                             Verso de enlace:
Míos fueron, mi corazón,          no seáis desconocida

Los vuestro ojos ajenos           Verso de vuelta
¿Quién los quiso ser ajenos?    No me los hagáis ajenos
Mudanza:                              Estribillo:
Míos fueron desconocida,         Los vuestro ojos morenos
Los ojos con que miráis,
Y si mirando matáis,
Con miraros dais la vida.   

En su forma poética el villancico deriva de otra más antigua, la muwasshä, composición árabe que termina en una estrofa en mozárabe, árabe vulgar, llamada jarsha, y que fue muy empleada en la poesía de los poetas árabe-españoles. La palabra jarsha significa salida. Las jarshas pertenecen al tipo de las cantigas de amigo. La más antigua que se conoce data de la mitad del siglo XI. Esta teoría se la debemos a Raúl Dorra. En cambio, para Lázaro Carreter, el villancico proviene del zejel, así como las cantigas gallegas, portuguesas, los rondeles franceses y algunos poemas italianos y provenzales. El zejel consta de un estribillo para ser cantado por el coro, y de cuatro versos que canta el solista; los tres primeros constituyen la mudanza, son asonantes y monorrimos; el cuarto verso se llama de vuelta y rima con el último verso del estribillo era el que daba la señal al coro para repetir el estribillo. Veamos:

Estribillo:                        Verso de vuelta:
Allá se me ponga el sol      con este dolor.
Do tengo el amor               Estribillo:
Mudanza:                        Allá se me ponga el sol
Allá se me pusiese             do tengo el amor.
Do mis amores viese
Antes que me muriese.

Las formas poéticas mencionadas constituyen las primitivas composiciones realizadas en castellano; por tanto el origen de los villancicos, en tanto que estructura poética, pertenece a la época en que España iniciaba su lírica en lengua castellana. En aquel entonces, el villancico designaba una incipiente poesía pastoril de carácter profano y no religioso. De los villancicos surgieron las églogas o composiciones poéticas de índole bucólica; los autos sacramentales, o dramas en verso dedicados a los misterios del señor; y los cantos pastoriles populares que se cantaban durante la Misa de Gallo, cuyo tema central giraba en torno al nacimiento de Cristo, con los cuales dieron inicio los villancicos religiosos tal cual los conocemos.

Los villancicos llegan a nuestro país
Fueron los primeros frailes que llegaron a México, los franciscanos, quienes  los trajeron con su carácter ya religioso. Cuando los indígenas aprendieron el Credo junto con la lengua española, la música y el canto a la manera europea, se dieron a la tarea de componer villancicos que cantaban en las misas, sobre todo en la época de Navidad. Incluso en 1543, el Cabildo Metropolitano instauró un coro de niños y jovencitos indígenas que interpretaban chanzonetas de Pascua y villancicos de natividad. Don Henríquez Ureña nos dice: … a fines del XVI se componen villancicos para las fiestas obligatorias de las catedrales: Madrid, Toledo, Sevilla, México, Puebla, sobre todas. Para ellas se escriben y se imprimen letras en que abundan los elementos populares, imitados a lo divino; forman rudimentos de dramas líricos sacros, nacidos de la canción popular.

Una vez en México, los villancicos dividieron su producción en dos vertientes. Por un lado estaban los compuestos por el pueblo, debidos al ingenio de indígenas y mestizos casi siempre anónimos; y por otro, se encontraban los villancicos que componían personas del calibre de Pedro de Trejo, Fernán González de Eslava y Sor Juana Inés de la Cruz. Más algunos autores de menor importancia como Ambrosio de Montoya, Pedro de Soto Espino, Gabriel Santillana y Alonso Ramírez Vargas. Veamos un hermoso villancico como ejemplo.

Pedro de Trejo
Nació en Plascencia, Extremadura, España, en 1534. Hacia mediados de siglo viajó a la Nueva España, donde poco después fue acusado ante la Santa Inquisición de hereje, apresado y juzgado injustamente. Su sentencia lo llevó hasta San Juan de Ulúa, lugar en que se pierde la pista de su existencia. Escribió El Cancionero General, exquisita obra que data del año 1569. Este cancionero lo tenía en su haber el señor Francisco Pérez de Salazar a principios del siglo XX y actualmente se encuentra perdido. Afortunadamente, en 1940 se hizo un facsímile del cancionero del cual una parte ha llegado hasta nosotros. En esta parte se encuentran siete villancicos, de los cuales reproducimos uno:

Villancico al nacimiento de Cristo Dios y Salvador
Quién es este que nació:                En un ser Dios y hombre están   
Es el que es dador de la vida           bien hay que tal nos dio
Y que tal es la parida                      Y que tal es la parida
Cual quiso lo que parió.                   Cual quiso lo que parió
Os cielos, los elementos                 Es Dios del Cielo venido
Lo imposible y lo imposible              viene al suelo a donde estaba,
De ver su Dios invisible                   Y bajó donde quedaba
Visible, están ya contentos              Por ser ya el tiempo cumplido
Este es el cuento de cuentos           en Trinidad permitido.
Que el demonio no entendió             Un solo Dios acordó
Y que tal es la parida                       Y que tal es la parida
Cual quiso lo que parió.                    Cual quiso lo que parió.
Este es de quien dijo Juan
A nuestros antecesores,
Es hecho carne de amores,
Y la gloria de Él verán.

                   
Sonia Iglesias y Cabrera

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