El rey Coliman, como le llamaba el ignorante de Hernán Cortés, fue gobernante de los tecos o colimecas. Su verdadero nombre era Huey Tlatoani Colímotl (también Tzome). Su señorío tenía como capital a Caxitlan, situada en el Valle de Tecomán. Mandatario guerrero efectuó varias conquistas entre los pueblos aledaños y fomentó la Guerra del Salitre (1480-1510) contra el imperio purépecha, y otros señoríos como Sayula, Zapotlan y Tapalpa, guerra que permitió achar fuera a los purépecha de Colima y Jalisco, quienes, al mando del caltzontzin Tangáxoan querían adueñarse de la zona salina que se encontraba en territorio colimense. Vencieron los tecos que se quedaron con las salinas y extendieron el reino hasta Tuxpan.
En plena conquista española Colímotl ganó las contiendas contra Juan Rodríguez de Villafuerte en las Trojes, y en el Palenque de Tecomán. También venció a Cristóbal de Olid y a Francisco Álvarez Chico. Sin embargo, sufrió la derrota en la batalla de Alima en Tecomán por el conquistador Gonzalo de Sandoval, quien fundara la ciudad de Colima en lo que fuera la antigua Caxitlan costeña, el 25 de julio de 1523. Colímotl luchó denodadamente como todo un héroe, contra los españoles y los purépecha que se habían unido a los hispanos.
La leyenda relata que Colímotl vivía en una hermosa y grande casa cerca del Volcán de Colima, junto con su familia y sus guerreros. A raíz de un fuerte conflicto que el tlatoani tuvo con el virrey de la Nueva España, éste decidió apresarle en su propia casa, cortándole el agua y los suministros. Los indígenas y el rey resistieron varios meses, pero al ver que ya no podían aguantar más, Colímotl decidió escapar una noche oscura. Pero fueron descubiertos por los soldados españoles. Cuando se vio cercado y convencido de que sería atrapado sin remedio, el tlatoani decidió tirarse al volcán junto con sus guerreros y su familia.
Así pues, desde ese lejano pasado se dice que cada vez que alguien molesta y agrede a los descendientes del rey, el Volcán de Colima ruge y se pone a aventar cenizas y lava.
Sonia Iglesias y Cabrera