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Jalisco

¡Perdónenme, por favor!

Esta triste leyenda sucedió en Guadalajara, en el estado de Jalisco. Se las voy a relatar. Miriam era una bella y testaruda muchacha que quería ir a una fiesta que daban sus amigos de la preparatoria. Pero sus padres no la dejaban ir pensando que era peligroso que la chica anduviera sola por la noche cuando saliera del huateque. Ante tal negativa, la muchacha decidió salirse por la ventana de su recámara e irse a la fiesta a escondidas.

¡Perdónenme por favor!

Cuando llegó a la tertulia, un joven muy guapo, pero mayor que ella, se le acercó a hacerle plática. Se pusieron a tomar, a bailar, a reír… al poco rato, el muchacho le propuso a Miriam que se fueran a otra fiesta de unos amigos de él, que sin lugar a dudas estaría más divertida. La joven aceptó. Salieron de la casa y se subieron al carro de él. Habían transitado unas quince calles, cuando Miriam se percató de que su compañero está bastante borracho porque manejaba haciendo eses. Asustada, le pidió que le  llevara de regresó a la fiesta de sus amigos. Juan accedió y dio la vuelta para regresar. En eso perdió el control del volante y chocó, brutalmente, contra otro automóvil.

Cuando Miriam despertó se encontraba en la cama de un hospital. Al verla despierta, una enfermera le contó que en el choque había muerto su amigo y dos tripulantes que venían en el otro carro. Sintiendo que ella también moría, le pidió a la enfermera que les dijera a sus padres que los quería mucho, que estaba arrepentida de haberlos desobedecido, y que toda la culpa de la tragedia era suya, ¡qué les pedía perdón! Al poco rato, Miriam moría.

Al hospital acudieron los amigos de la muchacha cuando se enteraron del accidente y del deceso. Se toparon con la enfermera y le preguntaron si Miriam había dejado algún mensaje, a lo que dijo que no. Otra enfermera, que había escuchado la conversación, le preguntó porque había ocultado la verdad, puesto que Miriam había dejado un mensaje para sus padres. Entonces, la enfermera con lágrimas en los ojos le contestó que no había sabido qué hacer, y que había mentido porque la pareja muerta en el otro carro eran nada menos que… ¡los padres de Miriam!

Sonia Iglesias y Cabrera

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