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Leyendas Mexicanas Prehispanicas

Tariácuri. Leyenda purépecha.

Tariácuri fue el valeroso caudillo que fundó las bases del imperio de los purépecha. Dicho imperio alcanzó su máximo desarrollo durante el Período Posclásico de Mesoamérica (2500 a.C.-200 d.C.), hacia la zona noroeste de México, en lo que  hoy día es el estado de Michoacán. El área que ocuparía el imperio estaba, inicialmente, habitada por pueblos que hablaban lenguas emparentadas con el náhuatl y el purhé, y que mantenían un comercio activo entre ellos. En el siglo XIII, grupos de cazadores y recolectores llegaron a la zona del Lago de Pátzcuaro. Uno de ellos fue el grupo de los uacúsecha (chichimecas), encabezados por Hireti-Ticátame, originario del Naranxan, por el Zacapu actual. A Hireti le sucedió en el mandato Zicuirancha, su hijo, quien ordenó el traslado de la tribu a la parte que ahora se conoce como Santa Fe de la Laguna.

Se presume que Tariácuri nació en Tarimichundiro, un barrio de Pátzcuaro; aunque también se da como lugar de su nacimiento Xarácuaro, una isla del Lago de Pátzcuaro. Su madre, que había nacido en Janitzio (o en Xarácuaro), era hija de un pescador. Tariácuri fue hijo de Pauácume, señor de los chichimecas, a su vez hijo de Curatame I. Pauácume era un sacerdote, un axamiecha, un “enviador”. Como su padre murió siendo Tariácuri muy pequeño, fue educado en Tarimichundiro por tres sacerdotes: Chupítani, Tacaqua (Tétaco), y Nuríuan, quienes le destinaban como curití, sacerdote,  de Curicaveri, el Dios del Fuego. Ellos le decían:

-Señor Tariácuri, ya tienes discreción: trai leña para los cúes, da de comer leña a Curícaveri, porque te han hecho huérfano los isleños de la laguna, que te mataron a tu padre. Tú, ¿no le llamarás ahora padre su fuera vivo y madre? Y matárontele tu tío, hermano de tu madre y tus criados, porque tú estabas en la isla de Xaráquaro donde nasciste. Trae leña para los cúes y acuérdate desta injuria, para vengalla, en los tíos de tu madre. (Relación de Michoacán)

En su niñez Tariácuri fue muy travieso, pues sus sacerdotes educadores se pasaban jalándole las orejas para que obedeciera. En su juventud, Tariácuri vivió en muchas poblaciones, hasta que finalmente se asentó en Pátzcuaro, en donde fue gran señor cazonci hasta que le llegó la muerte. Contrajo matrimonio dos veces: con la hija de Chanshori, fundador de Curinguaro,  suegro y enemigo de Tariácuri, y con dos hijas de Zurunban, señor de Tariaran, una de ellas llamada Mauina.

…y llamó Zurunban un mayordomo suyo llamado Huyana y dijo que buscase cacaxtles y que hiciese cargas de mantas para que llevase Tariácuri. Y entróese en su aposento y compuso dos señorsa, con sus buenas sayas y collares de turquesas al cuello y sus zarcillo de tortugas y otras mantas y tomólas de la manos a entrambas y sacólas donde estaba Tariácuri y díjole: “señor, vete a tu casa y lleva estas dos para que te den agua a manos y sean tus camareras”. Y respondió Tariácuri: “así será, señor, como dices” Y aderazándose para se partir y dióles muchas mujeres Zurunban a sus hijas, que las acompañasen e serviesen. Y sacaron todo el ajuar de las señoras de muchas petacas y alhajas de mujeres. Y así se partió Tariácuri para su casa… (Relación de Michoacán)

Tariácuri tuvo tres hijos: Curatame, Hiquingare, y Tamapucheca, a quien mandó matar junto con su hermano Curatame. Éste su hijo era muy aficionado a las bebidas, le gustaba emborracharse, lo cual  desagradaba a Tariácuri. Por ser el mayor, debía sucederle en el trono, pero Tariácuri dudaba ante el vicio que le dominaba. Una vez que Curatame le invitó a una fiesta, le golpeó en la cabeza y lo desconoció como señor de linaje, por lo cual Tariácuri renunció a hacerlo su heredero, y ordenó a Tangaxoan que le matase con una cachiporra. Así pues, Hiquingaje fue su sucesor en el trono de Pátzcuaro.

Curatame se baña, vela en la casa de los papas y se pone los atavíos de guerrero: «su carcaj a las espaldas y su cuero de tigre como guirnalda en la cabeza y muchos cascabeles de culebras, de las colas, que colgaban por las sienes y un collar de huesos de pescado de la mar, ricos» .Luego se embarca en Aterio y atraviesa el lago de Pátzcuaro en una canoa acompañado de sus criados hasta el lugar en donde Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, siguiendo las órdenes de Tariácuri, habían hecho unos ranchos. Después de comer, Curatame pide vino y toma hasta emborracharse, entonces Tangaxoan saca una porra que tenía escondida entre la paja y lo mata a golpes. Enterado de la noticia, Tariácuri manda echar el cuerpo de Curatame a la laguna y a partir de entonces vuelve como señor a Pátzcuaro.  (Relación de Michoacán)

Tariácuri empezó a hacer la guerra desde muy joven luchando contra otros grupos aledaños a los que deseaba someter. En una de esas guerras fue derrotado y obligado a abandonar Pátzcuaro, para refugiarse en las montañas en Hoata-Pexo, al este de Pátzcuaro, y luego en el monte Upapohuato. Poco después, conoció al señor de Tariaran, Zurumban, que lo envió a incursionar en la zona de Tierra Caliente. Más adelante, volvió a apoderarse de Pátzcuaro, extendió sus dominios, y repartió el imperio entre sus hijos y sobrinos: a Hiquingare, su hijo menor, le dio Pátzcuaro; a Hirépani, su sobrino, Ihuatzio; y a Tangáxoan, también su sobrino, le otorgó Tzintzuntzan. Lugares que fueron cabeceras del imperio.

Tariácuri era un hombre audaz, ingenioso, manipulador, responsable y honrado. De humor divertido, aunque algo colérico e impredecible, capaz de llegar a muchas crueldades, pero a quien los purépecha deben su grandeza. Nuestro héroe murió en el siglo XV. Se le enterró en Pátzcuaro; y aunque su tumba no contenía grandes ofrendas, los españoles conquistadores la saquearon vorazmente. La ceremonia de su muerte seguramente siguió la costumbre tradicional:

Pues moría el cazonci, sabiéndolo los señores questaban en el patio, alzaban grandes voces llorando por él y abrían las puertas de su casa y entraban donde estaban y ataviábanle. Primeramente bañábanle todos los señores que andaban allí, muy diligentas y los viejos sus continuos; y bañaban todos aquellos que habían de llevar consigo. Y ataviábanle desta manera: puníanle junto a las carnes una camiseta de las que usaban los señores, muy delgada, y unas cotaras de cuero y poníanle al cuello unos huesos de pescados blancos, muy preciados entre ellos, y cascabeles de oro en las piernas y en las muñecas piedras de turquesas, y un tranzado de plumas y unos collares de turquesas al cuello y una orejeras grandes de oro en las orejas y dos brazaletes de oro en los brazos y un bezote grande de turquesas, y hacíanle una cama de muchas mantas de colores, muy alta… (Relación de Michoacán).

Así terminaba el largo reinado de Tariácuri, el más grande emperador purépecha.

Sonia Iglesias y Cabrera

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