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Mitos Cortos

Koo-Mahimm Hahay’tahm, La Mujer Pintada. Mito seri.

En un tiempo muy lejano, sólo existía el mar, el Cielo y los animales marinos. Un día los animales se reunieron y decidieron ir hasta el fondo del mar, para traer un poco de arena y formar la tierra. Cada uno de ellos lo intentó, pero el mar era tan profundo que ninguno pudo llegar hasta el fondo. Le llegó el turno a la Caguama, que es la tortuga más grande que nunca haya existido. Se sumergió en el mar y tardó muchos días en regresar. Todos los animales le esperaban con creciente ansiedad. Pasado un mes, Caguama regresó. Había podido llegar hasta el fondo del océano y había cogido bastante tierra, pero en el camino se le había caído y sólo le quedó la tierra que se le metió en las uñas. Con esa tierra arenosa se formó la Tierra.

El primer ser que existió fue una mujer que se llamó Koo-Mahimm Hahay’tahm, Mujer Pintada, pues su cara y cuerpo estaban decorados de color azul. Como era bonita la llamaban La Mujer que es Bella. La diosa había surgido del carrizo que salía de la Tierra desde el principio de los tiempos. Un día, decidió irse de donde se encontraba y llegó hasta un lugar en el cual encontró a un hombre, se casó con él y al año tuvo un hijo; al que siguio una niña, que tuvo como padre al Sol, pues un día la Mujer Pintada se acostó en un hueco que cavó en la arena.

El Sol la vio, fue hacia ella y la preñó con sus rayos luminosos. La cría se llamó Ahnt Kai’, quien fue la diosa de las mujeres y de los niños. Le gusta volar de noche y mora en una casa blanca situada en la punta de la Isla Tiburón.

De la pareja inicial de la Mujer Pintada y el hombre que encontró nacieron hombres y mujeres. A lo largo de seis generaciones, los indios se casaron entre hermanos y hermanas. Cada matrimonio procreaba sólo dos hijos: un hombre y una mujer. En la séptima generación nació sólo una niña que se casó con el hijo de un hombre de otras generaciones. La mujer procreó doce hijas y de ellas provienen todos los seris. Antes, las familias existentes vivían disgregadas; gracias a las hermanas, que permanecieron unidas,  se formó la tribu de los seris.
                    Sonia Iglesias y Cabrera

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