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Mitos Cortos

El origen de las fiestas. Mito yaqui.

Había una vez un cazador llamado Yomumuli que vivía cerca de Huirivis, Sonora. Yomumuli era un anciano. Tenía dos hijos gemelos que se llamaban Yomumulin. Cierto día, el cazador caminaba por el monte cuando escuchó la música de un tambor. Sorprendido, se fue acercando al lugar de donde provenía el sonido, pero no encontró al músico. A Yomumuli le fascinó el sonido que había escuchado, pues en ese tiempo no se conocían las pascolas ni los tambores; por lo tanto, el cazador estaba escuchando por primera vez el sonido de un tambor en tierras yaquis.

Al siguiente día, por los mismos parajes, Yomumuli volvió a oír el tambor que producía una bella canción. Encantado con la música, quiso encontrar al músico para conocerlo y felicitarlo. Pero tampoco lo encontró. Decidió regresar a su casa. Cuando vio a los gemelos les platicó de su placentera experiencia, y les ordenó que fuesen al lugar donde había oído el prodigio cerca de un montón de espinas. Yomumuli dijo. – ¡Vayan, hijos míos, estén alertas al delicioso sonido que yo escuché, traten de localizarlo, pero no se acerquen a las espinas, es peligroso!

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Los gemelos como eran muy obedientes se encaminaron al lugar indicado. Cuando llegaron escucharon la bella música del tambor. Los muchachos, emocionados, se detuvieron a escucharla. Al terminar la música, detrás de las espinas que eran de cholla, mezquite y pitahaya, apareció Toli, una rata que forma su nido debajo de los montones de espinas. Al ver a los gemelos, Toli les saludó y los invitó a su casa. Pero los gemelos replicaron: – Muchas gracias, pero no podemos, porque nuestro padre nos prohibió que nos acercáramos a las espinas. Toli les preguntó que más les había dicho su padre. A lo que respondieron: -También nos envió a que averiguáramos que es ese bello sonido que sale de tu casa. Toli contestó: – Pues este instrumento se llama tambor. Y se los mostró. –Este otro es una flauta, y les enseñó una hermosa flauta de carrizo.

Los muchachos regresaron a su casa y le platicaron a Yomumuli su encuentro con Toli. Pasados unos días llegó a la casa la Madre Eva y dijo que desde ese momento habría fiestas religiosas, que Yomumuli sería el Moro Yaut, que sus hijos debían elaborar cohetes, que avisara a Toli para que fuera a tocar en la fiesta, y que debía ir con el Diablo para que bailara pascola. Yomumuli hizo lo indicado. Cuando llegó con el Diablo éste le dijo que no iría a bailar, pero que mandaría a su hijo. El Diablo llamó a su hijo y le dijo: -¡Vas a ir a la fiesta a hacer payasadas para que los yaquis se diviertan! ¡Te darán tres cohetes, pero no los enciendas! El Diablito se fue a la fiesta. Le dieron los cohetes, no los quemó, los yaquis le dijeron que ahora era un pascola y tenía la obligación de encenderlos. Pero el Diablito sabía que los cohetes son sagrados y que se queman para ahuyentar al Diablo y a los malos espíritus, por eso su padre le prohibió quemarlos. Sin embargo, ante la presión tuvo que encenderlos. El Diablo que estaba escondido viendo la fiesta, huyó despavorido cuando el Diablito le lanzó los cohetes. Al día siguiente regresó, pero volvieron a encender cohetes y volvió a huir. Es por eso que desde entonces el Diablo no puede asistir a las fiestas de los yaquis.

Sonia Iglesias y Cabrera

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