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Leyendas Urbanas de Terror

Bolas de fuego en el cerro La Teresona, Toluca

Leyendas urbanas de Mexico. Cerro La Teresona, Toluca, Mexico.

Al norte de la ciudad de Toluca se encuentra un cerro llamado la teresona, en el cual varios conocidos de mi hermana menor han visto unas bolas de fuego rondar el cerro, estas no pueden ser gases emanados de la tierra ya que estos son de color azul y las bolas son entre rojas y anaranjadas las que se ven en ese cerro por lo que si tienen relacion con las famosas aves de fuego de los brujos.

Una vez cuando mi hermano era chico e iba con mi madre un viernes en la noche cerca del lugar vieron tambien dicho fenomeno y mi hermano al verlo espantado mi madre le dijo que se encomendara a Dios lo que lo tranquilizò.

Es necesario resaltar que los viernes en la noche los satànicos se reunen en un punto predeterminado en la ciudad para luego ir a media noche a dicho cerro a realizar sus ritos, pues tal vez en el cerro haya una puerta dimensional lo que lo hace atractivo para ellos y para una conocida mia son personas que no saben con lo que se meten al invocar dichas fuerzas.

 

 

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Aparición de una bruja

En el año de 1990 cuando era yo estudiante de preparatoria mi hermana menor que en esos entonces tenía 2 años de edad y mi hermano que contaba con 9 años aproximadamente, se encontraban jugando en el cuarto donde en ese entonces dormíamos mi hermano y yo.

Ya cuando estaba oscureciendo, inesperadamente mi hermana volteó a un rincón del lugar y empezó a llorar bien espantada, mi hermano no vio nada pero tengo otra hermana que vio una cara fea en ese rincón simultáneamente al llanto de mi hermana. Mi madre se encontraba muy enferma de presión arterial alta lo que la tenia postrada muy grave en cama, sacamos la conclusión de que era una bruja la que se la quería llevar ya que en donde vivo también existe la creencia de que las brujas enferman a las madres de los niños para poder llevárselos.

Otro hecho que confirma nuestra teoría es que en la noche todos estábamos profundamente dormidos y mi hermano por la preocupación de que algo le hiciera esa bruja, no podía dormir y oyó un aullido que le dejo helado de espanto. A veces lo oía cerca y a veces lejos, se dice que cuando el aullido se oye lejos la bruja esta cerca y cuando se oye cerca es que esta lejos y mi hermano percibió un olor mezcla entre epazote y orina de zorrillo o sea muy penetrante, lo que es característico de estos entes malignos.

 

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un fantasma escurridizo

 Leyendas urbanas de terror. Toluca, Mexico.

Esto me pasó hace ya un buen tiempo, allá por el año 1991 en el pueblo de Capultitlan, al sur de la ciudad de Toluca, yo vivo cerca del lugar, esta ciudad es la capital del estado de México.

Ibamos pasando por el referido lugar mi hermano y yo en nuestras bicicletas cerca de una presa vacía, en el lado norte de la misma hay un árbol y junto a ésta un altar a la virgen de Guadalupe, en éste lugar vi a un muchacho sentado en el cual no reparé gran cosa en detalles, desvié mi mirada por unos segundos y al voltear el muchacho no estaba, se lo dije a mi hermano pues yo fui el único de los dos que lo vio.

Enseguida nos bajamos de la bicicleta y fuimos a ver a un lugar lleno de arbustos que estaba ahí cerca pensando que era algún bromista que nos quería jugar una mala pasada y se hubiera podido esconder pero no hallamos a nadie, nos quedamos extrañados ya que alguien normal no hubiera podido correr y esconderse en tan poco tiempo.

Años después, averiguando en Internet sobre leyendas de Toluca encontré que en dicha presa cuando tenia agua solía aparecerse una vasija flotando con artículos de limpieza y mucha gente al tratar de alcanzarla había caído al lugar y muerto ahogada, lo que al final explica el porque de dicha aparición.

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El callejón de la Delgadina

Leyenda urbana de Mexico. Saltillo, Coahuila.

La diabólica imaginación de Edgar Allan Poe, y la narración fantástica de H. G. Wells, pueden ser comparadas a la siniestra historia del callejon de la delgadina que aqui es narrada con singular vivacidad.

Esta historia tiene su origen en el callejón que nace en la antigua calle de Santa Ana, hoy llamada de "Guerrero", cruzando la calla de San Joaquín, ahora conocida como Arteaga, y termina en el pequeño arroyo llamado ahora "La Tórtola", a pocos metros al norte del puente de Gómez Farías. Este vecindario junto con el de Aguila de oro, se distinguían de otros, por las narraciones espeluznantes de las que fue teatro esta sección del sureste de Saltillo.

En 1786, el Ayuntamiento llegó a cicatrizar a la calle de San Joaquín, pero en un callejón, que después fue conocido como "La Delgadina". Allí vivió un carnicero en una casa grande y sombría, que tenía mas establos y pesebres que recámaras; por su original estatura, al carnicero lo llamaban despectivamente "el gigante severo", por que siempre usaba una camisa y un pantalon que cambiaba una vez al mes, y sus ropas estaban siempre cubiertas por enormes manchas de grasa de los animales, signos naturales de su negocio.

Crisóstomo Sánchez, como así se llamaba, aparentaba tener alrededor de 38 años de edad, y a despecho de su excesivo peso, no parecía ser muy viejo. Se casó con la hija de un portero que estaba viviendo en el mismo vecindario. Ella, Isaura Delgado, era mucho menor que él, pero no menos robusta y fuerte. Por su cutis bronceado y su largo cabello trenzado que le llegaba hasta los zapatos, obtuvo el despectivo nombre de "La trenzona".

La pareja era muy popular en el vecindario, pues aparentaban ser muy felices. Los domingos cuando salían fuera para pasear, su poco común estatura y corpulencia atraían considerablemente la atención.

Habiéndole dicho alguien que habia algo entre su esposa y el "freidor", no tardó mucho para comprobarlo, pues por sopresa una tarde encontró a su esposa en los brazos de su amante.

Por varios meses "La Trenzona" no fué vista y los vecinos comentaban acera de la causa de su repentina desaparición. Muchas gentes estaban acostumbradas a pararse en el umbral de la vieja puerta de la casa de Chagua, y la veían debajo del puente de Tacubaya, de rodillas lavando, con su pelo trenzado cayendo completamente sobre su espalda y amontonado sobre sus tobillos. Si nadie supo de la muerte de Chagua, entonces donde estaba ella?…Esta pregunta se hacía seguido por los vecinos del callejón, pero ninguno podía encontrar una respuesta adecuada; hasta que una mañana corrió el rumor de que en ángulo del arroyo de la Tórtola, el cuerpo de Isaura Delgado, había sido encontrado casi irreconoscible, y se dedujo que era Isaura por el extraordinario tamaño y tupido del pelo en completo desórden; Que le había pasado??….. La gente preguntaba, y alguien reveló la historia entera del castigo, de una muy inhumana y cruel manera, que el carnicero había dado a la infortunada "Trenzona".

Se decía que el marido rencoroso había dejado suspendida a su esposa en un gancho usado para colgar carne, en uno de los mas escondidos cuartos de la casa; después de conservar su colgadura ahí por varios meses, dándole solamente migajas de pan y agua, hasta que comenzo a cambiar su lamentable figura, por su estado de debilidad, la colgo completamente desnuda por el pelo, divido en cuatro partes, cada sección amarrada de los cuatro picos del garabato suspendido a una pulgada del suelo, dándole la ilusión de tocarlo con la punta de los pies…
Pasaron los días hasta que la pobre mujer llego a ser esqueleto y murió.

Cuando ella fué encontrada, la gente decía que era un montón de huesos envueltos en una arrugada y amarillenta piel.

El carnicero desapareció del pueblo y nadie supó de su paradero. La gente empezó a llamar al callejón con el nombre de "La delgadina". No se sabe si este nombre fue originado por el apellido de la protagonista de esta historia (Isaura Delgado), o por el estado en el que la pobre mujer quedó con la cruel venganza de su esposo.

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El camión incendiado por los Chaneques

Leyendas urbanas de mexico

Juan Aldama y su hermano Demetrio quedaron sorprendidos. A unos cuantos metros de donde se encontraban, sobre la carretera 180, vieron un camión de carga que, incendiándose y haciendo ruido con la bocina, transitaba dando tumbos sobre la costera del Golfo de México. Los hermanos Aldama, campesinos y vecinos de Las Palmas, en el Estado de veracruz, declararon que vieron al camión cuando venía ardiendo sobre la carretera. Eran aproximadamente las 16:00 horas del 25 de mayo de 1973. El “camión incendiado por los chaneques”.

De inmediato acudieron a prestar ayuda al conductor, una vez que éste logró detener el camión sobre la cuneta. Lo bajaron y auxiliaron: no tenía ninguna quemadura de importancia pero gritaba, exaltado, que se había quedado sin frenos y que se quemaba. Entre todos intentaron apagar el fuego, pero nada pudieron hacer para sofocarlo. Las llamas se propagaron rápidamente quemando las tarimas de madera y tdo el material combustible sobre el vehículo. Los asientos, en la cabina del conductor, se convirtieron en cenizas y algunos de sus resortes se doblaron por el calor; las llantas continuaron quemándose por varias horas. El conductor del camión, una vez repuesto del susto, huyó con rumbo desconocido.

El siniestro fue reportado en varios periódicos de la República Mexicana, llegando a aparecer en el Novedades, uno de los principales diarios de la capital mexicana.

Las compañías e seguros y los Miniserios Públicos reciben al mes varios reportes de autos y camiones quemados por diversas causas, principalmente debido a accidentes automovilísticos. Sin embargo, estos accidentes no son tan importantes como para que su crónica aparezca en la mayor parte de los periódicos del país. ¿Qué tenía de especial este caso para que se le diera tanta importancia?

Siete días antes había ocurrido otro siniestro similar muy cerca de ahí. Un caso que ha entrado en la historia de la ufología mexicana como “el caso del camión quemado por los ovnis”. Este suceso ocurrió en el mismo estado de Veracruz y, supuestamente, estuvieron involucrados unos diminutos seres conocidos en la zona con el nombre de chaneques.

Como bien ha apuntado Héctor Escobar, el caso de Las Palmas no era más que una copia del suceso ocurrido el 18 de mayo en Cintalapa, aunque más simple. La diferencia entre ambos era que en Cintalapa, como veremos, los elementos que no se queman fácilmente fueron los que, supuestamente, ardieron, y en Las Palmas, se dijo, no se quemaron los productos combustibles.

Como elementos de extrañeza se apuntaron: que el parabrisas de cristal del camión no se había quemado; que en las cercanías del camión se hallaron fragmentos de cartón y de mica (silicato aluminicopotàsico hidratado con cantidades variables de Magnesio, Manganeso, Fierro y Titanio) sin quemar; y que también se encontró un costal de yute (fibra de henequén) sin dañar.

En cuanto al cristal y a la mica no era tan extraño que no hubieran sufrido daños, ya que el primero era un parabrisas del tipo de cristal templado y la segunda, como se sabe, en algún tiempo se utilizó como aislante térmico en algunos aparatos eléctricos. El pedazo de cartón tal vez no pertenecía al camión o llegó al lugar con l viento, y el costal del yute era del mismo tipo del que utilizan los campesinos de la zona para guardar sus cosechas. Los hermanos Aldama lo habían utilizado para tratar de apagar el fuego, probablemente lo dejaron olviddo. En realidad nada había e misterioso. Ni siquiera la huída del conductor, pues seguramente por algún error suyo en el mantenimiento o la conducción del camión, había sufrido este incendio o temía que le acusaran y le obligaran a pagar los destrozos.

Lo que hizo “famoso” este caso fueron los sucesos ocurridos días antes en la carrtera Tinaja a Tierra Blanca y de los que a continuación nos vamos a ocupar.

Fuente: http://marcianitosverdes.haaan.com/2006/04/chaneques-incendiarios/

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¿Monstruos mexicanos? Los cheneques

¿Monstruos mexicanos? Los cheneques o chenekes
El miedo es algo que siempre ha acompañado a los seres humanos desde sus orígenes. Antes de que Bram Stroker escribiera su famosa novela de terror “Drácula”, el mito de los vampiros chupadores de sangre ya estaba bastante extendido por toda Europa.

Pero… ¿qué es el miedo? En sí, podríamos definirlo como la angustia que todos los seres humanos sentimos ante un peligro real… o imaginario. De hecho, la mayor parte de las veces sentimos miedo cuando nos enfrentamos a algo desconocido.

Es cierto que en la actualidad el cine y la televisión nos han dado muchos monstruos que producen miedo. Pero definitivamente los antiguos mexicanos no necesitaron de ellos para crear leyendas tenebrosas y escalofriantes.

Por ejemplo, los aztecas o mexicas creían en una aterradora criatura llamada cuitlapanton que solía aparecer durante la noche, con cabellos largos hasta la cintura y caminando como pato. Si alguien trataba de atraparla, la cuitlapanton se escabullía, desaparecía y volvía a aparecer en un lugar distinto, burlándose de su perseguidor. Se creía que esta ilusión era provoca por Tezcatlipoca (un antiguo dios cuyo nombre significa “Espejo humeante”).

Algunos hechiceros y brujos de la época prehispánica eran conocidos como nauallis (hoy conocidos como “nahuales”) y se pensaba que de noche espantaban a los hombres y chupaban a los niños. Algunos de estos nauallis tenían un pacto con ciertos dioses perversos que les permitía transformarse en diversos animales. Como puedes ver, esta leyenda se parece mucho a la de los hombres-lobo.

Los cazadores mexicas creían en una fiera salvaje muy peculiar: un tigre de pecho blanco y piel manchada que no huía ante las personas, sino que se sentaba mirándolas fijamente y comenzaba a hipar. Este hipo podía llenar de temor a cualquier ser humano o animal, e incluso era capaz de hacerlos desmayar. Los cazadores sólo podían arrojarle cuatro flechas; si fallaban, la fiera se les abalanzaba de un solo salto y se los merendaba.

Aunque no era un monstruo, el cóyotl (o coyote) te podía dar muchos buenos sustos. Cuentan las creencias antiguas que, si se te ocurría robar la presa que un coyote había cazado, éste podía seguirte sin que te dieras cuenta para vengarse matando a todas tus gallinas. Si no tenías gallinas, el coyote te acechaba en algún camino, ya fuera de noche o de día, y cuando menos te lo esperabas, te salía de frente ladrando para espantarte.

Sin embargo, el coyote también podía ser agradecido. Si alguna vez ayudabas a uno, éste te seguía hasta tu casa y te consentía llevándote una gallina muerta de vez en cuando. Se dice que Tezcatlipoca solía adoptar la forma de un coyote para presentarse ante los viajeros y advertirles de algún peligro que les aguardaba en el camino, como la presencia de ladrones.

También se creía que ciertas regiones eran habitadas por los ohuican chaneque o chaneques («los dueños de los lugares peligrosos»), seres que cuidaban los manantiales, los ríos, los árboles y los animales silvestres. Estos duendecillos podían atacar a los intrusos provocándoles un susto tan grande que podía sacarles el alma, la cual encerraban en la profundidad de la tierra. Si la víctima no la recuperaba por medio de un ritual específico, enfermaba y moría al poco tiempo.

Los Chaneques son dioses menores de la mitología mexicana, habitan en los bosques y selvas, cuidan de la naturaleza, animales silvestres, manantiales y árboles.  Se dice que asustan a la gente que invade sus territorios y son capaces de hacer perder su “tonalli“.

A los Chaneques, se les suele describir como personitas que miden 1 metro 20 aproximadamente, con los pies al revés, con cuerpo deforme y con una cola, otra de las características más resaltantes es la ausencia de la oreja izquierda. Pero no siempre son descritos de la misma manera, a veces son descritos con cara de niño y piel color de chocolate y los asemejan mucho a los niños.

Los chaneques son de naturaleza traviesa, juegan con las cosas, y molestan a los animales de corral, suelen robarse una que otro objeto. También se dice que pueden ser muy peligrosos, ya que con solo tocar el rostro a un ser humano lo puede enfermar. También existe la leyenda de que se llevan a los niños para convertirlos en sus sirvientes.

En las leyendas actuales, los chaneques son identificados como niños con cara de viejos que hacen que las personas se extravíen durante tres o siete días, tras los cuales las víctimas no pueden recordar nada… aunque se piensa que las conducen a su hogar en el inframundo, cuya entrada es una ceiba seca.

Por último, el más célebre de los “monstruos mexicanos”, la Llorona, también tiene sus orígenes en las leyendas mexicas, donde recibía el nombre de Ciuahcóatl. Poco antes de la llegada los conquistadores españoles, los aztecas solían escuchar a una mujer que, por las noches, lloraba y gritaba lastimeramente “Hijitos míos: ¿a dónde los llevaré?”, haciendo un eco fantasmal entre las calles de la antigua ciudad de México-Tenochtitlan.

Como verás, en nuestro país también tenemos motivos de sobra para asustarnos muy a la mexicana… aunque no contemos con un tenebroso Frankenstein.

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El entretecho

Cuando yo era joven, vivía en una casa normal, de un piso, y era tremendamente acogedora, pero esta casa, escondía un secreto escalofriante.
Todo Comenzó, cuando cierta noche, cerca de las dos de la mañana, mientras estaba metido en el computador jugando, para variar con la luz apagada, comencé a sentir un leve y tenue llanto en el cual a ratos se escuchaba el nombre “marucho” que me puso la piel de gallina.
Debido a la hora en que se escuchaba, me dio demasiado miedo, pero el llanto se parecía mucho al del hijo menor de la casa de al lado, asi que luego de unos segundos, el miedo se fue y este suceso se me olvido.

Pero, llego una noche, en la cual decidí quedarme a ver una película en la noche,
Todo estaba bien, cuando alrededor de las tres de la mañana, el mismo lastimero llanto de niño se comenzó a oír, pero este llanto, no era como el otro, ya no se parecía en nada al llanto del niño de al lado, aun seguía tenue y lastimoso, pidiendo a ratos a un tal Marucho.
Por un momento deje de ver la película para escuchar bien el llanto y poder deducir que rayos era lo que producía eso, ya que podía ser un simple gato.
Comencé entonces a escuchar y tratar de captar de donde venia aquel llanto.
Cuando por fin pude, saber de donde provenía, quede helado al saber que venia desde arriba, del entretecho, justo abajo en donde yo me encontraba.
El miedo me invadió, y cuando ya el ruido seso preferí ir a acostarme para que mañana pudiera revisar el entretecho, para ver, nose a lo mejor suponía que hubiera una camada de gatos recién nacidos, pero me negaba a pensar que fuera algo paranormal.

Llego la mañana, me levante un poco pensativo, realmente me había asustado,
Les conté a mis padres sobre esto y me dijeron lo que yo pensaba; sobre los gatos y mi padre me dijo que el iba a revisar por lo cual me tranquilice.
Pero llego la noche y mi padre no reviso….
Cuando llego la noche, pensé en grabar el ruido para posteriormente mostrarles el ruido a mis padres, pero el sueño me venció.
Durante la noche me levante a tomar un poco de agua, tenia la boca seca, cuando volví a la cama note que eran un cuarto para las tres de la mañana.
Estuve alrededor de quince minutos esperando el llanto para poder grabarlo, pero no aparecía, pero cuando los ojos míos se destinaban a cerrarse, el esperado suceso ocurrió,
Comenzando con leve ruido, pero este comenzó a hacerse mas fuerte y mas lastimero,
Cuando de repente seso……
El ruido me pillo tan desprevenido, que no alcancé a grabarlo,
Cuando comencé a preparar la grabadora, esperando que se escuchara de nuevo, paso lo inesperado, comencé a escuchar el crujir de tablas desde de la esquina en donde había escuchado la vez pasada el llanto, hasta donde estaba yo, justo bajo donde estaba yo acostado…
Estaba paralizado, solo miraba con temor el lugar donde los crujidos se habían detenido, cuando de repente se escucho un golpe, como un palmetazo, que me hizo gritar del terror haciendo que mis padres se despertaran preguntando que sucedía,
Yoles respondí diciendo que vinieran a oír…
Pero me dijeron que me calmara y que solo eran gatos, no me calme pero el ruido seso y no se escucho nada mas hasta que por fin pude conciliar el sueño.
La mañana siguiente, intrigado por el suceso acontecido, decidí yo averiguar, y subir al entretecho.

Estaba oscuro, veía solo lo que mi linterna apuntaba.
Comencé a caminar algo encorvado, ya que el espacio era algo pequeño, cuando ya me aproximaba a la esquina en donde el llanto se escuchaba, sé sentía un aire espeso y depresivo.
Cuando llegue al lugar, no había nada, salvo un par de cajas vacías, y un peluche roto que me pareció extraño pero podía notar una presencia, una presencia extraña y que hacia el ambiente mas pesado, asi como deprimente…
Cuando estaba dispuesto a irme… sentí el sonido de unas pisadas por alrededor mió…
Desesperado y aterrado, comencé a iluminar para todos lados, hasta que vi hasta ese momento, la explicación de todo…
Un maldito gato, un maldito y simple gato.
Asi que baje mas tranquilo y la verdad es que me dio alo de risa que un maldito gato me causara tanto temor…
En la noche, luego de una fiesta, volví a casa como las tres de el mañana, me acosté,
Pues ya estaba cansado.
Cuando mis ojos se disponían a cerrarse, mirando el techo, de reojo pude notar, la presencia de una sombra, parada en el umbral de la puerta, era similar a la de un niño… por la oscuridad no note ningún detalle, esto fue por segundo, ya que apenas lo note, me levante y esta cosa, salio corriendo, quede exaltado, no me atreví a ver que era, asi que intente dormirme a pesar del susto…
Cuando pasado un tiempo, un maullido de gato me hizo saltar…
Este maullido provenía del lugar en donde el supuesto llanto se había escuchado,
Pero mas me aterro cuando sentí unos pasos que cruzaban por encima mió se dirigían al lugar del gato, estos pasos eran tenues y veloces, como si fueran los de alguien corriendo, como decía estos pasos se dirigieron al lugar en donde se escuchaban los maullidos, y cuando llegaron se escucho un ensordecedor maullido….
Que me dejo paralizado…
Y desde ese momento la noche siguió en calma….y no se volvió a escuchar ningún otro sonido.

Al día siguiente, un olor fétido inundaba la casa, sobre todo mi pieza.
Subí con mi padre a revisar el entretecho…
Y la escena que se veía era asquerosa…ahí estaba el gato que había visto el otro día…
Pero estaba mutilado, le faltaba una pata, y tenia la cabeza abierta, el piso estaba manchado de sangre.
La imagen era chocante…ahí ver tanta sangre revuelta con tripas y cosas asi, que me fui dejando a mi padre que limpiara y sacara el gato muerto, pero antes de esto,
Recogí un muñeco de trapo, un peluche que estaba todo maltrecho y sucio , le faltaba
un ojo y un brazo, lo recogí y me lo lleve a mi pieza.
El día paso, y llego la noche…noche helada por cierto, me quede hasta tarde en el computador, cuando alrededor de las tres de la mañana, comencé a sentir, esa misma presencia que sentía en el entretecho,
Era escalofriante la sensación, a cada rato miraba a cada lado haber si algo había, cuando de repente en la oscuridad que queda hacia el comedor, mirado desde mi pieza…
Comencé a divisar una silueta… algo que desde la oscuridad surgía…
Estaba atento mirándola, cuando de pronto por detrás mió, se sintió un leve…
Y entrecortado “Hola”…que me dejo helado y paralizado…
No me podía mover… Estaba temblando, cuando gire a mirar… pude divisar que en la esquina de mi pieza… se encontraba parado un niño.. Como de 7 años ,estaba todo sucio y maltrecho, su tez era blanca con manchas de suciedad.. Eso era lo que notaba, de su rostro solo veía unos ojos cabizbajos que reflejaban tristeza…
Cuando atemorizado estaba, el extraño niño dijo “quiero a marucho, solo eso quiero”, y con estas palabras, el extraño niño comenzó a llorar… mejor dicho sollozaba.
Con esto sucedido, pensé en el peluche que había encontrado en la mañana asi que lo agarre y se lo lancé al niño… no estaba dispuesto a moverme de donde estaba..
Cuando el niño lo vio, dejo de llorar, y dijo un lastimero “gracias”…. Y en un abrir y cerrar de ojos el niño se perdió en la oscuridad.
Estaba sudando del miedo…templaba de pies a cabeza… y tenia miedo de moverme de ahí….
Luego de lo sucedido prendí la luz, me acosté… con la luz prendida, estaba de verdad aterrado.

A la mañana siguiente les conté todo a mis padres, pero no me creyeron nada, y me dijeron que por la hora había visto alguna alucinación, la cosa es que no me creyeron…
Y al parecer con respecto al niño, solo quería al peluche, ya que nunca jamás lo volví a oír ese escalofriante llanto que el niño producía.

Luego de años, me entere, que cuando construían la casa en la que vivía,
Un curioso niño, se metió a observar la nueva construcción, pero la casa aun no estaba lista, por lo cual el niño cuando recorría el entretecho, cayo por una madera mal trecha
Fracturándose el cuello y muriendo al instante, este niño no superaba los 7 años de edad, y según contaban, el entretecho quedo sellado y nadie mas entro ahí hasta que la casa se vendió, ya que según los maestros, se escuchaba un llanto, un misterioso llanto, que a ratos sonaba al llanto de un niño, buscando al famoso marucho, su peluche.-

 
Fuente: http://relatos.escalofrio.com/busqueda.php?tipo=2&buscar=TheCrazyHappy  
 
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La momia que sigue con los ojos abiertos

Caso verdaderamente extraño e interesante es el que van ustedes a leer, y de cuya veracidad, espero que su buen juicio lo considere y pondere.

Cuentan que hubo un fraile que vestía tosco sayal y calzaba humildes sandalias allá en los tiempos en que los religiosos cumplían más severamente con las obligaciones de su ministerio.

Además, se afirma que vivía una vida llena de austeridad y sacrificio, al grado de que usaba constantemente bajo sus ropas un cilicio alrededor de la cintura.                  
Este sacerdote, por sus virtudes, fue muy querido, pues gustaba de consolar a los pobres y fortalecer a los débiles, de modo que su caridad se hizo proverbial entre toda la gente que lo trataba, hasta de aquellos que gozaban de toda clase de comodidades.

Dicen, pues, que una vez al cruzar por la Plaza del Baratillo, ropezó con un sujeto que gozaba fama de incrédulo, quien le dió un empellón, al momento que lanzaba esta expresión al venerable anciano:-"Apuesto a que el Padre don(fulano), no se atreve a tomar una copa conmigo".

El ministro, con toda humildad contestó:-"Gracias, hijo, y que Dios te perdone"- y siguió su camino indiferente.

El sujeto aquél, a pesar de su embriaguez, pudo darse cuenta, con profundo asombro, que el sacerdote no tocaba con los pies el suelo, y que más bien se deslizaba a cierta altura del pavimento.

De momento lo atribuyó a la confusión de la bebida, pero viéndolo con más atención y fijeza, comprobó que más que una persona física era como una sombra, y su espanto cundió de pronto.

Pasó sin embargo esta impresión, y algunos días más tarde el personaje de este relato, siendo minero, sufrió un accidente en su trabajo, junto con otros compañeros.

Sintiéndose morir, se acobardó hasta el grado de implorar que le llevaran un padre porque iba a morir. Así lo hicieron los compañeros, y poco después ahí estaba a su lado el sacerdote.

-"Padre -le dijo con voz entrecortada y débil-, acúsome de haber faltado una vez a un sacerdote y de haberme burlado de él". _"Sí, -contestó el fraile-, ese soy yo".

El moribundo se estremeció de terror, y con los ojos desorbitados, viendo fijamente al religioso, exhaló el último suspiro.

Cuentan que entre las momias que hay en el panteón, está la que pertenece a aquél minero y que conserva la expresión de horror en su cara, con los ojos desmesuradamente abiertos, pues aseguran que nadie pudo cerrárselos después de su muerte.

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Muerte en el microondas

La leyenda urbana que quiero compartir ocurrió en Cuzco. Me la contó mi mejor amigo y el tipo es digno de credibilidad. Le ocurrió a una vecina de la compañera de habitación que tuvo su su prima una vez que la operaron de apendicitis.

La muchacha en cuestión  estudiaba medicina y vivía una vida agitada repartida entre sus estudios y cuidar a la hermanita de 6 años. Un día se pegó la gran borrachera con sus amigos de clase y terminó acostándose con un tipo de su agrado.

 Al día siguiente, entre las nubes de la resaca, la muchacha recordó de repente que su madre estaba a punto de regresar de su guardia en el hospital, donde trabajaba en el turno de noche hasta las 8 de la mañana, por lo cual la pobre apenas sí tuvo tiempo de despedirse del sujeto y volar a su casa para que cuando la madre llegara encontrara todo sin novedad, la casa ordenada, la nena desayunándose a tiempo, y ella lista para ir a clases.
El problema fue la ducha… Faltaban ya sólo unos minutos para que la madre regresara y la chica, que gozaba de una abundante cabellera, la tenía toda mojada. Para variar, el secador se había averiado…

Original: http://humor.orange.es/actualidad/leyendas_urbanas/ver_leyenda.php?leyenda=44 

No sé si se debió a los efectos tardíos del alcohol o al nerviosismo que le causaba la madre, muy histérica para estas cosas, el caso es que a la chica no se le ocurrió mejor manera de secar su cabello que meter su hermosa melena al microondas. Con un poco de esfuerzo lo consiguió y programó al máximo el aparato. En cuestión de minutos, se secó completamente el cabello justo cuando la madre entró saludando a todo el mundo sin darse cuenta de nada.
Cuando nuestra amiga llegó a la facultad, estaba medio demacrada, con cara de no haber dormido nada, y tambaleándose de un lado para otro. Demasiado incluso para la resaca que podía provocar botella y media de whisky con hielo.

Mi amigo estaba presente. Me contó que apenas subió las escaleras para entrar al edificio, se desplomó como un saco de patatas. Estaba muerta…
 

Los doctores, al realizar la autopsia,no le encontraron nada malo en el cuerpo, ni enfermedad ni razón alguna para tal muerte súbita; y hubiese quedado así de no ser porque la hermanita le contó a mamá que antes de que ella llegara se había secado el pelo en el microondas. Los doctores, practicando entonces una autopsia craneal, encontraron su cerebro totalmente abrasado.

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Hija regresa conmigo

Bueno pues antes del siglo xv una mujer que vivia en un rancho. Ella vivia sola ya que su padre se habia muerto de un infarto y a su madre la habian asesinado en esa su misma casa.
 
Cuenta que a esta mujer se le aparecia su madre diciendole "hija no te vayas, regresa conmigo". La muchacha pregunto quien era y ella le respondio que era su madre. Pensando que era una broma no le importo. Un dia encontro una camara tirada y tomo una foto a un arbol. Al dia siguiente el arbol amanecio seco. Luego le tomo a un perro y al dia siguiente aparecio el perro muerto. Ella no entendia nada. El dia que rebelo las fotos aparecieron en ellas imagenes donde estaban matando a un gato. La muchacha sorprendida tiro las fotos y se largo y dijo que nunca mas volveria ni recojeria algo.
 
Enviado por Tania Lizet Valdonado