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Las revoluciones El siglo XX (1910-2000)

Para muchos historiadores, el siglo XX en México se inició en 1910. La nueva Constitución, proclamada el 5 de febrero de 1917, marcaría el devenir político y social de México a lo largo de la centuria. Surgieron instituciones a la luz de políticas de Estado que aseguraron el reparto y la regularización en la tenencia de la tierra; que extendieron la educación laica y gratuita; que favorecieron al arbitraje entre el capital y el trabajo, y que brindaron seguridad social y salud para los asalariados y la población en general.
La preeminencia de la Constitución y de las instituciones a que dio fundamento, no impidió que el siglo XX estuviera marcado por convulsiones sociales, como la rebelión cristera, el movimiento ferrocarrilero de finales de los cincuenta, el magisterial y el estudiantil de los sesenta, los guerrilleros de los setenta y ochenta, o el indígena zapatista de los noventa. Todos los que participaron en ellos, hicieron oír sus voces. La lucha en favor de la ecología, los derechos humanos y otras causas han sido impulsados por organizaciones civiles no gubernamentales (las ONG). La permanencia de un solo partido en el poder durante un prolongado periodo, despertó un nuevo tipo de lucha ciudadana por la democracia que fue encauzada en las contiendas electorales del 2000.

1. Democracia frustrada

El llamado a las armas del Plan de San Luis Potosí (1910) tuvo una respuesta inesperada. En los estados norteños, pequeños partidos dirigidos por Pascual Orozco, Francisco Villa y Abraham González, entre otros, tomaron varios pueblos y ciudades de Chihuahua, Coahuila, Durango y Zacatecas; a los pocos meses, sitiaron y se apoderaron de Ciudad Juárez. Mientras, en Guerrero y Morelos, las fuerzas maderistas de los hermanos Figueroa y Emiliano Zapata atacaron las haciendas cañeras y amenazaron con llegar a la ciudad de México. La presión revolucionaria obligó a Porfirio Díaz a renunciar a la presidencia de la República el 25 de mayo de 1911. Francisco I. Madero asumió la presidencia en noviembre de 1911. Desde el principio de su mandato fue duramente atacado tanto por quienes buscaban regresar a la paz porfiriana como por los revolucionarios que sentían incumplidas sus esperanzas de cambio profundo. Sufrió severas críticas en la prensa y en la tribuna legislativa. También enfrentó varias rebeliones, entre las que destacan las de Emiliano Zapata y Pascual Orozco, así como las de los militares Félix Díaz y Bernardo Reyes que concluyeron con la destitución y asesinato de Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, con el golpe de Estado de Victoriano Huerta.

2. La ira en el campo

La usurpación huertista desestabilizó aún más el país y organizó múltiples rebeliones contra el nuevo régimen. En poco tiempo México estaba nuevamente incendiado por la guerra. En el sur, las tropas campesinas de Emiliano Zapata se mantuvieron en armas bajo los principios del Plan de Ayala. Pese a que se les atacó a sangre y fuego, los zapatistas extendieron su control a los estados vecinos al de Morelos. En el norte, Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, desconoció a Huerta y, bajo los lineamientos del Plan de Guadalupe expedido el 26 de marzo de 1913, buscó el restablecimiento del orden constitucional. En dicho Plan, Carranza fue nombrado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, por lo que al triunfo revolucionario debería asumir interinamente el Poder Ejecutivo y llamar a elecciones. El gobierno de Huerta recurrió al reclutamiento forzado –conocido como “leva” – para organizar un ejército de 250 mil hombres contra Carranza, Pancho Villa y Zapata. Ello tuvo, sin embargo, un efecto contrario al esperado: gran parte de la población rural y urbana se unió a las diversas facciones revolucionarias. Huerta renunció el 15 de julio de 1914. El primero de octubre se reunió en la ciudad de México la Convención Revolucionaria con representantes constitucionalistas sin la presencia zapatista. El debate que desató obligaría a otra reunión para alcanzar un acuerdo sobre el futuro de la Revolución.

3. La Constitución de 1917

La Convención se trasladó a Aguascalientes, pero fue desconocida por Carranza, quien estableció su gobierno en Veracruz. Se inició así una lucha de facciones que concluyó con la derrota de los convencionistas (Gobierno de la Soberana Convención Revolucionaria), que eran apoyados por Villa y Zapata. En septiembre de 1916 Venustiano Carranza convocó a elecciones a un Congreso Constituyente –según lo previsto en las reformas al Plan de Guadalupe en diciembre de 1914-, cuya tarea consistiría en reformar la Constitución de 1857. La Comisión encargada de revisar la propuesta presidencial de reforma estuvo integrada, entre otros, por los diputados Enrique Colunga, Luis G. Monzón y Francisco J. Múgica, quienes transformaron algunos apartados del proyecto de Carranza introduciendo postulados más radicales de reforma social. El resultado fue una novedosa Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Destacan en ella los artículos 3º., que establece la educación obligatoria, laica y gratuita; el 27, que recobra para la nación la propiedad del subsuelo y reconoce la existencia de las tierras comunales y ejidales; el 115, que reafirma el municipio libre; el 123, que regula las relaciones obrero patronales; y el 130, que norma las relaciones Estado-Iglesia. La nueva constitución fue promulgada el 5 de febrero de 1917.

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