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Leyendas Cortas

Xólotl, el divino perro bermejo.

El xoloitzcuintle, fue una raza de perros sin pelo, originario de México. Cuenta con una antigüedad de tres mil años; fue un regalo que el dios Xólotl le dio a los hombres para la salvación de su alma. En la tradición oral mexica, Xólotl representaba al Señor de la Estrella de la Tarde, del Inframundo; Dios del Relámpago, Dios del Juego de Pelota y guía de los muertos en su viaje al Mictlan. A Xólotl le tocó en suerte ser el hermano gemelo de Quetzalcóatl y de Tlahuizcalpantecuhtli, Señor de la Estrella del Alba, a pesar de ser considerado el Dios de la Mala Suerte, pues Xólotl personificaba el lado maligno de Venus y se le identificaba con la enfermedad y las deformidades físicas. Esta deidad, temida y venerada, habitaba en el Teteocan, el reino de los dioses aztecas, situado en el 12° Cielo. Xólotl, jorobado y armado con un hacha, se encargaba de proteger al Sol durante su paso por el Inframundo. Los hombres le deben el haber conocido el fuego de la sabiduría. Xólotl rige el período de trece días que comienza con el día 1 Cozcacauhtli, 1 Buitre. Su cuerpo se  representaba como un esqueleto humano con cabeza de perro. A veces, se le ve con las orejas desiguales.

Xólotl, el perro bermejo, tenía atado al cuello un hilo de algodón; encima de él los muertos podían cruzar el río Chiconahuapan, Nueve Ríos, para llegar a Chiconaumictlan, el lugar de los muertos. Por ello, cuando alguien moría los familiares le sacrificaban un perro para que acompañara sus restos mortales en su difícil viaje de cuatro años hasta llegar al río sagrado. Si no contaban con el cadáver porque la persona fuese un guerrero que hubiera muerto en batalla, se hacía un bulto mortuorio sin el cuerpo y se le agregaba la imagen del perro divino.

Durante la creación del Quinto Sol al que pertenece la humanidad actual, cuando los dioses decidieron sacrificarse para darle movimiento al Sol, Xólotl, acobardado ante su auto sacrificio, se escondió para no morir: se echó a correr y se refugió en un maizal para convertirse en un elote doble; luego, se escondió en un magueyal, donde tomó la forma de una doble penca de maguey, mexólotl; pero pronto fue encontrado, volvió a huir y se metió en el agua transformado en axólotl, ajolote. De nada le valieron sus tretas, pues al final le atraparon los dioses y le dieron muerte.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mitos Cortos

El origen de la lluvia. Mito yaqui.

En tiempos antiguos, la región yaqui se quedó sin agua. Los indios sufrían una tremenda sed que los devastaba. Los ojos de agua estaban secos, se excavaron pozos sin resultado. Espantados, los chamanes decidieron  enviar un mensaje a Yuku, el dios de la lluvia, por medio de  Gorrión. El ave fue directo a ver a Yuku; después de saludarlo de parte de los ocho pueblos indios le dijo: – Me ordenaron que te pidiera el favor de la lluvia. Yuku respondió: -Con gusto. Vete sin preocupación y dile a los chamanes que habrá lluvia. Gorrión descendió a la Tierra apresuradamente, pero antes de llegar vio que el mundo estaba lleno de nubes y los rayos caían inclementes. La lluvia mató a Gorrión y el agua nunca llegó a la Tierra. Viendo que  Gorrión no regresaba, los yaquis ordenaron a Golondrina realizar la misma misión. Golondrina voló hacia el dios de la lluvia, suplicándole de parte de los chamanes que les enviara un poco de agua. Yuku le respondió de buen humor: -Ve sin preocupación con tus jefes. Atrás de ti llegará la lluvia. Golondrina voló de regreso, pero al igual que  Gorrión, fue destruida por el rayo y la lluvia. Ni ella ni una sola gota de agua llegaron a la tierra yaqui.
mito corto mexicano yukuLos líderes de la tribu, desesperados, no sabían a quien enviar hasta que se acordaron de Bobok, el Sapo, que se encontraba en la laguna llamada Bahkwam. Le dijeron que fuera a una junta a un lugar cercano a reunirse con los líderes principales de los ocho pueblos. Bobok se presentó y le dijeron: -Debes ir con el dios de la lluvia y rogar por que nos envíe el agua. -Muy bien, dijo el sapo, mañana salgo de viaje para conseguir el agua. Regresó a Bahkwam y visitó a un amigo mago que le proporcionó unas alas de murciélago.

Al día siguiente, Bobok voló hacia las nubes,  encontró a Yuku y le dijo: -Señor, no trate tan mal a los yaquis. Envíeles un poco de agua para beber porque mueren de sed. El dios aceptó: -No te preocupes, la lluvia te seguirá de aprisa.

Bobok fingió partir, pero se metió bajo la puerta de la casa del dios. El cielo se nubló, se vieron rayos, se oyeron truenos y comenzó a llover. Sapo, ahora con alas, subió más arriba que la lluvia que lo quería matar. -¡Kowak, kowak, kowak! Croó Bobok. La lluvia, al escuchar a Sapo, volvió a caer.  Sapo dejó de cantar y la lluvia, pensando que Bobok estaba muerto, cesó otra vez. Entonces, Bobok empezó a croar de nuevo, yendo desde la lluvia hacia la Tierra. Al fin, la lluvia llegó hasta la región yaqui en su búsqueda por matar a Sapo. Bobok, satisfecho de su obra, regresó a la laguna Bahkwam y devolvió las alas a su dueño.
                                                                            Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas de Terror

El hijo del Diablo

Esta leyenda mexicana tiene origen en cercanías de Morelo, donde vivía una hermosa joven, pretendida por muchos hombres de la región. Ella se negaba constantemente a los pretendientes hasta que conoció a un enigmático jinete, que se ofreció a llevarla en su caballo hasta su morada. Luego de algunos días finalmente cayó rendida a sus encantos y se casó con el intrigante visitante.

La joven quedó embarazada, y el sujeto desapareció de la faz de la tierra, pero la gestación siguió su curso normal hasta los 8 meses cuando nació un hermoso bebe, algo extraño ya que era muy ágil y despierto. Al cumplir los 6 meses, se decidieron ir a bautizarlo por lo que su madrina era la encargada de llevarlo a la iglesia. Cuando iban camino a ese lugar y en medio de un río, una voz lúgubre salio de la boca del bebe diciendo – Madrina ya puedo hablar, ya tengo dientes, y te voy a matar-, tras lo cual asesinó a su madrina y desapareció en medio del agua….

Para los lugareños no quedan dudas que se trata del hijo del Diablo y que cada cierto tiempo suele aparecer por los caminos y haciendas, asustando a los seres humanos y a las bestias, incluso matando a varios de ellos.

La leyenda afirma que en los caminos rurales, suele oírse el llanto de un bebé y quienes lo recogen y lo alzan, sienten un tremendo dolor en su brazo, ya que el “bebé” los está mordiendo para luego desaparecer en forma misteriosa.

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Tradiciones

La máscara en México.

La palabra máscara proviene del vocablo árabe mashara que significa bufón. Por extensión connotativa el término se amplió desde el siglo XV, para adquirir el significado que actualmente le damos de «rostro falso o postizo». La existencia de la máscara es universal, ya que se ha presentado en todas las culturas del mundo,  podemos afirmar que es tan antigua como la propia humanidad.

En México, la máscara forma parte de la artesanía ceremonial que produce la cultura popular. Es el instrumento por medio del cual los hombres que forman parte de las comunidades indígenas y mestizas se identifican con los dioses -católicos o paganos-, los espíritus y los héroes mitológicos de su cosmogonía, con los personajes históricos y con aquéllos que viven en la memoria colectiva. Al momento de colocarse una máscara, tiene lugar una transformación del Yo que permite a los hombres adoptar la personalidad y la esencia de esos seres sobrenaturales, o no, para, con propósitos rituales comunitarios de función mágica religiosa, obedecer a motivaciones tendientes a la satisfacción de necesidades espirituales y materiales.

La historia de la máscara en México es muy larga. Trasciende los tiempos de la colonización española, para alargarse hasta las épocas de las primeras migraciones que poblaron el territorio americano. Durante el período del florecimiento de las culturas mesoamericanas, la máscara se utilizaba en ocasiones de índole ritual. Tal es el caso de la cultura mexica en donde la encontramos formando parte de las ceremonias funerarias, para ser colocada sobre la faz inerte de personajes importantes. También formaba parte del atuendo de los sacerdotes, quienes la usaban para realizar sus funciones mágico-religiosas. En algunas ocasiones, la máscara era la careta que se colocaba a los prisioneros que se sacrificaban a alguna deidad a la que se le rendía culto. Aun los mismos dioses portaban máscara, como era el caso del dios Xipe Tótec, Dios del Desollamiento, que orgulloso ostentaba su máscara del piel humana. (Imagen debajo: Máscara de la Danza de los Viejitos).

mascaras de mexicoActualmente, la máscara mexicana no ha abandonado su carácter ritual y debemos considerarla como el producto de un sincretismo cultural en el que participan elementos indígenas, europeos, asiáticos y africanos que llegaron a México a partir de la conquista española, elementos que se fueron incorporando en el devenir histórico de quinientos años de colonización.

Aparte de su función ceremonial, la máscara lleva en sí misma el valor de ser una obra de arte popular, producida por artesanos del pueblo mexicano quienes emplean para su manufactura diversos materiales tales como cuero, cartón, alambre, hojalata, madera, ixtle, barro y muchos otros más. La máscara mexicana se encuentra indisolublemente ligada a la danza tradicional, expresión del arte popular en la que se conjugan el teatro, la música, la coreografía, la poesía y la majestuosidad del vestuario. La esencia de la danza tradicional está impregnada de la mística y de la magia de la cosmovisión de los grupos y sectores de México. La danza tradicional, a diferencia de la danza académica de carácter meramente individual, conlleva una motivación ritual de índole mágico-religiosa en la que participan los integrantes de la comunidad. Es el pueblo el que baila. Los ejecutantes son parte de ese pueblo, su aprendizaje es heredado, y se baila no por gusto o placer meramente individual, sino por razones colectivas que atienden a promesas religiosas, invocaciones propiciatorias para obtener beneficios, encargos a los santos para satisfacer necesidades específicas, agradecimientos por haber obtenido una buena cosecha, o como una forma de honrar y venerar a Dios y a los santos que conforman el panteón católico. Las danzas tradicionales se bailan, en su mayoría, portando máscaras como un elemento más de la vestimenta que realizan las artísticas manos de las mujeres que cosen, bordan, tejen, y hacen alarde de belleza y colorido. (Imagen debajo: Máscara de la Danza de los Tecuanes).

Mascara de la danza de los tecuanes en MexicoLa ejecución de las danzas no es arbitraria, sino que se lleva a cabo durante las fiestas religiosas que se celebran entre las comunidades indígenas y mestizas de todo el país. Sin temor a equivocarnos, podemos decir que al año se realizan más de cuatro mil fiestas en celebraciones tales como Navidad, Semana Santa, Día de Muertos, la de los santuarios de peregrinación, y las dedicadas a los santos patronos de barrios, pueblos, ciudades y gremios. Así pues, encontramos a la máscara en las danzas que se realizan en las Fiestas Patronales, pues en México, todos los pueblos y ciudades de provincia y algunos barrios citadinos, tienen un santo patrono a quien, las más de las veces, deben su toponímico. Ejemplos de estas danzas son la Danza de los Viejitos del estado de Michoacán,  la de los Tecuanes de Guerrero,  la Danza de Negritos de Veracruz, y la Danza de los Tejorones. En las celebraciones de Carnaval tenemos las danzas de los Chinelos de Morelos, la de Las Mascaritas de Oaxaca, y la de Los Zuavos Franceses de Huexotzingo, Puebla. Para la Semana Santa tenemos a los pintados de la Judea, de Nayarit, y a los Diablos coras del Miércoles Santo. El Día de Muertos aparecen personajes enmascarados como el Xantolo de los huastecos de San Luis Potosí, y El Viejo del Monte de San Pablito en la Sierra de Puebla. Dentro de las danzas de Pastorelas o Coloquios, tenemos a los Diablos y Luciferes portando escalofriantes máscaras. Valgan estos pocos ejemplos para ilustrar lo dicho acerca de esta tradición, sin ánimo de abarcar el gran número de danzas en las cuales los danzantes portan las espléndidas máscaras de nuestro arte popular.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas de Terror

Leyenda del fantasma del Cerro del Lobo

Se afirma que desde hace varias décadas, en el cerro del Lobo (una Zona de Preservación Ecológica, también llamado Parque Ecológico de Santa Apolonia); ubicado en la ciudad de Pachuca de Soto, Hidalgo, México, se aparece una mujer vestida de blanco, lo hace solo en las noches de luna llena en las faldas del cerro.

Las mujeres que se topaban con ella la describían como una chica joven, piel clara, cabello castaño largo, mediana estatura, ojos cafés y siempre vestida de blanco, y que en lugar de caminar, flotaba en el aire, no sentían miedo de ella, pues se ofrecía ayudarlas a cruzar el lugar sin peligro, ya que ahí sucedían muchos accidentes. A sus nuevas amigas, La Mujer de Blanco, les contaba el terrible destino que tenían los hombres las noches de luna llena.

En cambio a los hombres les terminaba haciendo cosas malas, muy malas. Pues muchos de ellos se hallaban muertos en las laderas del cerro del Lobo, siempre el día después de la Luna llena, y todos tenían puesto un crucifijo de plata. Se dice que se atravesaba en su camino, lo seducía, se hacía seguir a la cima del cerro, para después arrojarlos desde las peñas, el silencio de la noche se interrumpía con los gritos desesperados de los hombres cayendo, acompañados de fuertes carcajadas que erizaban la piel.

Después ella se alejaba flotando, hasta perderse en la oscuridad…

La historia corrió por las cantinas, donde los borrachos bromeaban sobre este fantasma. Una noche, el joven hermano de un hombre, que había sido encontrado con los huesos destrozados al pie del cerro, juró vengarse de esa mujer y enviarla al mismo infierno de donde salió. Se fue al cerro con pistola en mano, alumbrado por la luz de la luna llena.

-Por fin te encontré-, le gritó el joven al verla, amenazando con su pistola. Pero ella lo hechizó mirándolo directo a los ojos, lo llevó hasta un barranco el cual ella cruzó flotando, pero él cayó gritando. Encontraron su cadáver como todos los otros, con la cruz en el pecho.

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Ejemplos de mitos

Ejemplos de Mitos Etiológicos

La etiología es la ciencia que estudia las causas de las cosas, por lo tanto, los mitos etiológicos son aquellos que explican el origen de los seres, las cosas, las técnicas y las instituciones.

Ejemplos de mitos mexicanos etiológicos son los siguientes:

Las Orejas del Conejo

El Sol y la Luna

La Obsidiana

El Mito Mataco de la Creación

Los Huicholes y el Maíz

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Leyendas Mexicanas Prehispanicas

Las Cihuapipiltin.

Con el nombre de Cihuapipiltin, “mujeres nobles”, los mexicas denominaban a los espíritus femeninos, hermanas de los Macuiltonaleque, diosecillos de los excesos, que en vida habían sido mujeres ligadas a la aristocracia imperial muertas en el trabajo de parto de su primer embarazo. Se las consideraba valerosas guerreras, pues el alumbramiento era visto por nuestros antepasados como una verdadera batalla, al igual que las que emprendían los guerrero; debido a esta analogía, las Cihuapipiltin vivían en la Casa del Sol, especie de paraíso consagrado a los privilegiados, según cuentan la tradición oral, bajo el mando de Cihuacóatl, la diosa del nacimiento, y la primera mujer muerta en trabajo de parto, a la que siguió Chimalma, la honorable madre de Quetzalcóatl, quien la honró con el canto:
 
Aya nech ytquiticatca
Yehua nonan
An ya coacueye an teotl
A ypillo yyaa
Nichoca yya yean.

Aya (exclamación)
me trajo
Ella, mi madre
An ya Coacueye (la que tiene falda de serpiente)
An diosa
A su hijo yyaa
Yo lloro yya yea

El Cihuatlampa, el Lugar de las Mujeres, de donde procedían las diosecillas, estaba situado en el oeste, en el mismo sitio donde moraban las diosas madres. Fueron cinco las cihuapipiltin, a saber: Cihuaquáuhtli, Mujer Águila; Cihuacalli, Mujer Casa; Cihuamázatl, Mujer Ciervo; Cihuaquiáhuitl, Mujer Lluvia; y Cihuaozómatl, Mujer Mono. Estas temibles féminas tenían la cara tan blanca que parecía que se las hubiesen pintado con tizatl, es decir, gis. Sus brazos y piernas eran también muy blancos. Peinaban sus cabellos a la manera de cuernecillos laterales, el peinado de la fertilidad. En los lóbulos de las orejas llevaban orejeras de oro. Vestían un huipil blanco pintado con grecas negras, bajo el cual se asomaba la enagua de ricos y variados colores.

Las Cihuapipiltin descendían a la Tierra volando por los aires y se les aparecían a niños y adultos, para hacerles maldades y causarles enfermedades y aun la muerte. Asimismo, tenían la capacidad de poseer los cuerpos humanos. Cuando descendían, las diosecillas gustaban de dirigirse a sus antiguos hogares con el fin de rescatar sus husos, lanzaderas y demás instrumentos que emplearan en vida para tejer sus telas. Aprovechando su descenso, se les aparecían a sus esposos y los aterrorizaban, para que les diesen lo que deseaban. No bajaban a la Tierra todos los días del año, sino nada más ciertos días en los cuales los padres les prohibían a sus hijos pasearse por las encrucijadas de los caminos, las ohmaxac, lugares preferidos de estas mujeres. Las cihuapipiltin descendían el día del tercer signo ce ámatl de la Primera Casa del calendario azteca. Ese día, las imágenes de las diosas se ataviaban con vestidos hechos de papel que se llamaban amateteuitl, y se les colocaban ofrendas de comida y flores para calmar su furia. También bajaban a la Tierra en la fecha ce quiahuitl también de la Primera Casa. Este día, considerado de mal agüero por los mexicas, los padres les decían a sus hijos: -¡No salgáis de esta casa porque si salís os encontrareis con las diosas llamadas cihuateteo, que descienden ahora a la tierra! Como ésta era una jornada desafortunada, a los niños que nacían en ella no se les bautizaba, sino hasta la llegada del primer día de la Tercera Casa denominado ei cipactli, ya que en tal día la fortuna cambiaba y los niños podían bautizarse sin la amenaza de que les fuera mal en la vida. Los que eran bautizados en el signo ce quiahuitl se convertían en hechiceros y podían transformarse en animales que salían a las calles a hechizar a las mujeres con sus palabras terroríficas; además, conocían toda clase de sortilegios para hacer maleficios a los mortales.

En el día ce quiahuitl solamente bajaban las cihuapipiltin más jóvenes, quienes gustaban de hacer daño a los muchachos y muchachas que se encontraban en los caminos. Se divertían haciéndoles perjuicios de toda índole, y gestos ridículos y espantosos. Con el fin de apaciguar las ansias dañinas de las cihuapipiltin, se les celebraban ritos en los adoratorios construidos en las encrucijadas llamados cihuateocalli o cihuateupan. Se les ofrecía pan de figura: mariposas, rayos; tamales llamados xuxuichtlamazoalli; maíz tostado conocido como izquitl;  sus imágenes se vestían con papeles manchados de ulli, hule, con ropas llamadas tetehuitl, y se quemaba copal en los incensarios. De esta ofrenda comían y bebían los sacerdotes que luego se iban a sus casas a tomar pulque ritual y a obsequiar con esta bebida a los ancianos. La ofrenda comenzaba a la media noche, tiempo en que daba comienzo la velación, los cantos y los bailes. Al día siguiente todos disfrutaban de la comida de la ofrenda.

Otro día que escogían las cihuateteo para asustar a los infantes era el llamado ce ozomatli, razón por lo cual los padres, sumamente asustados, escondían a sus hijos para que las diosas no los vieran, porque si llegaban a enfermar en esta fecha ya nunca se podrían aliviar y los médicos los declararían desahuciados. A los niños y las niñas que eran bonitos y que caían enfermos por las malas artes de las cihuapipiltin, se les decía que las diosas les habían otorgado la belleza para después arrebatárselas y despojarlos de ella. Tanto en los días ce amatl como en los ce quiahuitl, los mexicas sacrificaban a las diosas cihuateteo prisioneros de guerra que habían sido condenados a muerte por cometer graves delitos. ¡A pesar del tiempo transcurrido, todavía podemos ver a las cihuapipiltin recorrer caminos y encrucijadas en busca de incautos a quienes hacer víctimas de sus terribles maldades!
   
Sonia Iglesias y Cabrera

   
   


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Leyendas de Terror

El Panteón de Lima

El panteón La Lima, es un sector muy oscuro ubicado en Culiacán (México). Al carecer de iluminación en su interior, se hizo un sitio perfecto para la realización de actos ilegales como venta de drogas, asesinatos, pactos satánicos, etc. Se han mencionado casos de jóvenes asesinadas y abandonadas sobre las tumbas, muertos tirados y envueltos en cobijas y otras atrocidades.

Este panteón solo dispone de iluminación en los accesos al mismo por lo que al caer la noche, se encuentra en plena oscuridad y es cuando comienzan a surgir los rumores de los vecinos del sector que aseguran que se oyen risas, voces de ultratumba y lamentos…cuando el cementerio se encuentra vacío.

Incluso los cuidadores afirman haber visto en más de una ocasión fantasmas rondado las tumbas como por ejemplo una mujer vestida de blanco, sentada de espaldas sobre una lápida. Cuando el celador se acercó a preguntarle que hacía allí, de repente sintió un frío helado sobre su cuerpo y a poco de llegar al lugar, la mujer simplemente se evaporó…

Poro tiempo después se enteró que aquella chica había sido hallada muerta justamente sobre esa tumba. Otros testigos afirman que en el pasillo destinado a los niños, se escuchan risas y juegos de chicos, llegando incluso a escuchar si querían sumarse a sus juegos…

Todas estas apariciones comenzaron luego de 2010 cuando comenzaron a reciclarse tumbas para abrir nuevos espacios, lo que seguramente generó que las almas de los difuntos no estuvieran contentas con estos cambios, mostrando su disgusto a través de estas apariciones fantasmales.

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Leyendas de Terror

El Carro Rojo

Esta leyenda acontece en México, mas precisamente en el camino que une el Distrito Federal con Cuernavaca, aunque también ha habido reportes de varios avistamientos en varios lugares más. Se trata de un carro de color rojo en el que viaja un grupo de mujeres hermosas cuyo número difiere entre dos y cinco. Sólo los varones pueden observar este carro y ver a las bellas mujeres que están en el, quienes a través de insinuaciones, palabras y gestos invitan a subirse al carro para vivir intensos momentos de placer.

Las féminas les hacen propuestas difíciles de rechazar, por lo que en general los hombres se pierden en sus encantos, tras lo cual los invitan a subir de todas las maneras posibles, con gestos y palabras, con platicas y coqueteos, esperando el momento de encontrar algún lugar en al camino donde no puedan ser observadas, para hacerle un último ofrecimiento mostrándole alguna parte de su cuerpo, haciéndole notar de todo lo que se perderán si no suben, por lo que la mayoría accede.…firmando de esta forma su sentencia de muerte.

Al cabo de unos días, el cuerpo del infortunado aparece tirado al costado de la carretera, con signos de haber sido torturado o de haber sido utilizado para algún tipo de antiguo ritual satánico. Las bellas mujeres no son sino que un grupo de brujas que buscan incautos por los caminos y hay quienes afirman que el color escarlata que recubre al carro está hecho a base de la sangre de los incautos que han subido al carro….

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Mitos Cortos

La conquista española según los yaquis.

Hace muchas centurias, en el antiguo territorio yaqui llamado Suré, vivían los indios surem, hijos de la Mujer Grande, Yomumuli, diosa que había creado también a los pimas, los ópatas y los seris aparte de los surem. Ninguna de estas tribus conocía la agricultura y se alimentaban de los dones que les enviaba el Dios Supremo, Itom Achai. En el centro de Suré crecía un árbol, muy grande y muy delgado, que tenía la capacidad de hablar. Pero hablaba de manera muy particular, ya que de su tronco salía un ruido parecido al zumbido de las abejas. Aunque entre los surem había gente muy sabia, nadie entendía lo que el Árbol decía. La única que comprendía su habla era Yomumuli.

Un día el árbol habló más fuerte y la diosa tradujo el mensaje que  indicaba a los surem la manera adecuada y recta de vivir. A los animales el Árbol Sagrado les dijo cuáles se alimentarían cazando a otros animales y cuáles debían alimentarse con hierbas. La Mujer Grande tembló cuando tradujo el final del mensaje, pues el Árbol anunciaba a los indios que pronto llegarían a sus tierras hombres conquistadores y un dios llamado Jesucristo que los bautizaría y sometería a su religión. Yomumuli no estaba de acuerdo ni creía lo dicho por el Árbol Sagrado, ni tampoco los surem, quienes pensaban que todo era un invento de la diosa, pues era increíble que llegaran capitanes extranjeros, los conquistaran, y recibieran eso que el Árbol llamaba bautizo.

La conquista española según los yaquisMuy enojada, la Mujer Grande decidió que ya nunca más escucharía al Árbol, pues no le creía ni estaba de acuerdo con lo que decía. Así pues, tomó al río, lo enrolló, se lo colocó bajo el brazo, y se fue hacía las nubes del norte. Antes de partir, Yomumuli dejó un jefe indio para que vigilara lo que pasaba en cada una de las colinas que formaban el territorio  Suré. Casi nadie en la comunidad estaba de contento con las noticias enviadas por el dios supremo, ni las personas ni los jefes, por eso muchos espantados indios huyeron hacia las montañas y hacia el mar. Pero como siempre sucede a algunos surem si les agradó la perspectiva de conocer extranjeros conquistadores y a un nuevo dios, y se quedaron en sus tierras a esperar. En su espera se multiplicaron y devinieron lo que hoy conocemos como los  yaquis. Cuando los españoles conquistadores llegaron ¡muy cara les costó su curiosidad a los indios!

Sonia Iglesias y Cabrera