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Mitos Cortos

El Señor Niparaya. Mito pericú.

Los pericúes fueron una etnia que habitó el sur de la Península de Baja California, extinguida durante el siglo XVIII. Debido al medio en que vivieron, fueron muy austeros pues vivían solamente de la caza y la recolección. Muchos investigadores afirman que los pericúes fueron los descendientes de los primeros grupos humanos que ingresaron a América desde Asia por el Estrecho de Bering.

Los indios pericúesContaban los indios pericúes que en el Cielo reinaba Niparaya, el dios máximo que creó la Tierra, el mar, los animales, la naturaleza y los hombres, por tanto era el Señor del Mar, la Tierra y el Cielo. A este tan magnífico dios no se le podía ver, pues no tenía cuerpo como los seres humanos. Niparaya estaba casado con una hermosa mujer de nombre Anayicoyondi, con la que procreó tres saludables hijos. Uno de ellos recibió el nombre de Quaayayp, héroe cultural que vivió con los indios y les enseñó todo lo necesario para poder vivir en le Tierra. Niparaya era un dios poderoso, bello como el Sol, fuerte como la roca, limpio como el agua de manantial, y sumamente sabio. Como ya está muerto no puede hablar, pero a su lado tiene un tecolote que le platica constantemente.

Niparaya tuvo un poderoso enemigo perverso y de malas artes mágicas que le tenía gran envidia; su nombre fue Waac Tuparán. Con él  entabló una feroz lucha y salió vencedor; lo despojó de todas las pitahayas (fruta importantísima en la alimentación pericú) y le arrojó del Cielo en donde vivía en compañía de otros dioses. Al vencerle, Niparaya encerró a Waac Tuparán en una oscura y lúgubre cueva, y creó a las ballenas con el propósito de que lo vigilaran y le impidiesen salir de ella, pues los dioses menores del Cielo no quisieron ayudarle a vigilar a Tuparán por el miedo que le tenían. A esa cueva se dirigen cuando mueren las personas por causa de una flecha. Desde que fuese derrotado este temible enemigo del dios supremo, todo es paz en el Cielo y en la Tierra, salvo por algunos problemas que Niparaya ha tenido con su hijo Quaayayp, quien a veces se muestra desobediente, como todo hijo que se precie.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas

Julia Pastrana, la Mujer Lobo.

Julia Pastrana nació en la Sierra de Sinaloa en 1834, en una tribu de indios llamada root diggers, los “buscadores de raíces”. Desafortunadamente, nació con una enfermedad llamada hipertricosis, o “síndrome del hombre lobo”. Todo su cuerpo estaba cubierto de abundante pelo lacio y negro. Tenía una nariz u unas orejas enormes. Sus dientes eran feos a fuerza de ser irregulares y colocados doblemente en cada mandíbula, por lo que su boca salía anormalmente hacia afuera. Todo su aspecto recordaba a un gorila. Parece ser que fue hija de una india de apellido Espinosa quien vivía apartada de la gente, y afirmaba haber sido secuestrada por una tribu de indios y encerrada en una inhóspita cueva, donde vivían osos y monos que abusaron de ella según afirmaba. Tenía una niña pequeña, Julia, de la cual decía no ser madre. Dicha mujer se casó y dio a su hija el nombre de Julia Pastrana. Cuando murió, la pequeña fue a vivir como sirvienta en la casa del Pedro Sánchez, entonces gobernador del estado de Sinaloa. Un buen día conoció a M. Rates, su manager, quien la puso en exhibición en el Gothic Hall de Nueva York, para  luego venderla a otro representante de fenómenos, el señor Beach.

Se la llamaba La Indescriptible, y parecía feliz de mostrar su condición y sus habilidades para bailar y cantar, tanto en inglés como en español. En 1857 su entonces manager Theodor Lente, la llevó a Londres donde no se le permitió actuar. Pero en Leipzig, Alemania, actuó en una obra de teatro escrita especialmente para ella: Der curierte Meyer, cuyas representaciones se cancelaron poco tiempo después por considerarla inmoral.

Leyenda corta la mujer loboAl contrario de lo que pudiera pensarse, recibió muchas proposiciones de matrimonio, pero no aceptó a ningún galán por considerar a sus pretendientes insuficientemente ricos. Sin embargo, en 1857 se casó con Theodor Lente quien le prohibía salir a la calle durante el día y la mantenía fuera de observación de las personas. En el año de 1860, durante una jira por Moscú, Julia dio a luz un bebe que heredó la misma enfermedad. El niño no sobrevivió,  murió treinta y cinco horas después de nacido. Cinco días más tarde, Julia moría por las complicaciones que se le presentaron después del parto. El adolorido pero codicioso esposo, vendió los cadáveres al profesor Sukolov de la Universidad de Moscú. Este científico momificó los cuerpos y los expuso en el Instituto Anatómico de la Universidad de Moscú. Tras un largo proceso judicial, Lente reclamó las momias, las obtuvo y regresó a Londres donde acabaron presentándose en un museo de curiosidades. Después de desaparecer, las momias pasaron a ser propiedad de un tal señor Lunds, quien las presentó en su cámara de horrores en Noruega. Tras una serie de vicisitudes, en el año de 2013, los restos de Julia, sin su hijito cuya momia fue destrozada, se entregaron al gobierno de México y se depositaron en el Cementerio Histórico de Sinaloa. El día 13 de febrero de este año, se enterraron en el pueblo donde naciera La Mujer Mono.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Tradiciones

Día de Muertos. II. Las fechas.

Actualmente, el Día de Muertos es la celebración, de carácter general, más importante de todo México, tal vez sólo equiparable a los festejos navideños y a los de Semana Santa. Esta importancia radica, en primera instancia, en que se trata de una conmemoración cuyo tema primordial  los ancestros, los difuntos, los antepasados, han sido objeto de adoración y veneración desde tiempos realmente remotos y que constituye uno de los primeros rituales universales que los seres humanos han celebrado.

dia de los muertos en MexicoPor otra parte, para nosotros la veneración a los antepasados es una celebración cuya larga existencia se inicia en épocas anteriores a la presencia hispana, continúa en la Colonia, en la cual comienza su proceso de sincretismo y mestizaje, que la modifica sustancialmente, hasta llegar a ser la fiesta, rica y variada, que todos conocemos y vivimos actualmente. Pero si esta larga existencia no bastara para darle tanto realce, también está el hecho de que se trata, no ya de una festividad, sino de muchas en una sola. En efecto, por ser México una nación conformada por cincuenta y seis grupos indígenas -o más según algunos antropólogos- más otro llamado mestizo, la fiesta de Día de Muertos es el centro de una variadísima gama de manifestaciones culturales relacionada con ritos mortuorios, circunscrita a marcos de referencia históricos, étnicos, grupales, ecológicos, familiares, e individuales. Con esto queremos decir que nuestro Día de Muertos no es una expresión homogénea de la cultura popular, sino por el contrario es heterogénea, distinta, diferente; en una palabra, cambia en atención al sector popular que lo festeje. No hay, pues, un solo Día de Muertos, sino tantos como variante rituales hay en las culturas que integran nuestra sociedad pluriétnica y pluricultural.

Sin embargo, a pesar de la enorme variedad que conlleva la fiesta, todas las variantes que en ella encontramos giran alrededor de ciertas prácticas comunes: la bienvenida y despedida de las ánimas, el arreglo de la tumbas en el cementerio, la colocación del altar, los alimentos y bebidas que conforman la ofrenda, la velación en el cementerio, la celebración de oficios religiosos, y el reparto de la ofrenda entre familiares y amigos. Todas estas actividades realizadas dentro de un período, más o menos similar, que no rebasa los meses de octubre y noviembre.

Las fechas de Día de Muertos
Paradójicamente, el Día de Muertos comprende varios días, y a veces, en algunos grupos tantos indígenas como mestizos, tiene Octava, es decir, el período de siete días que sigue a una solemnidad en la que se prolonga o se vuelve a realizar la misma festividad. Esta costumbre proviene de la creencia bíblica donde se afirma que la Creación tuvo una duración de siete días, más el octavo que corresponde a la eternidad bienaventurada y de la cual la Fiesta de Muertos es un anticipo y una prenda.

Si la fechas de las celebraciones se enmarcan dentro de los meses de octubre y noviembre, no es un hecho fortuito, sino que responde a que dichos meses están estrechamente vinculados con el calendario agrícola, cuando se inicia la recolección de los sembrado durante la primavera y se vienen a subsanar con las cosechas las anteriores etapas de escasez y pobreza y, por tanto, la fiesta resulta menos onerosa, ya que como todos sabemos, se trata de una celebración sumamente costosa para los familiares de los difuntos quienes no reparan en gastos para comprar lo mejor para la ofrenda.

El Día de Muertos constituye el primer gran banquete después de la temporada de peor escasez de los meses de septiembre-noviembre; banquete auténtico en el sentido alimentario que básicamente se organiza para los muertos y se comparte con ellos. Las fechas más recurrentes nos precisan que el 1° de noviembre se celebra a los muertos chiquitos o “angelitos”; y el día 2  a los muertos grandes o adultos. Sin embargo, las cosas se nos complican cuando sabemos que entre los totonacas de Veracruz, el 18 de octubre, día de San Lucas, se festeja a aquellos que encontraron una muerte violenta: los accidentados, ahogados y asesinados. El 31 reciben a los angelitos, el 1° de noviembre a los adultos, quienes regresan al más allá el 30 del mismo mes, después de haber salido del Reino de los Muertos el 24 de agosto, y haber gozado de Octava. En cambio, sus congéneres de Papantla y Zihuateutle, en Veracruz y Puebla, respectivamente, el 29 y el 30 de octubre lo dedican a los fallecidos “nuevos”, de no más de un año de muertos, y el 1°, 2 y 3 de noviembre a quienes han muerto hace ya más de diez años.

Por su parte, los mestizos tlaxcaltecas empiezan la fiesta el 29 de octubre cuando llegan las almas de los que murieron sin bautismo, los ahogados y los muertos que nunca nacieron; es decir, los nimbos, los “que no vieron la luz”. El 30 de octubre lo dedican al ánima sola, aquella que no tienen familiares ni nadie que se acuerde de ella. Un día después, el 31, arriban los angelitos, seguidos el 2 de noviembre por los muertos adultos.

En cambio, las ánimas choles de Oaxaca son más elásticas, porque del 25 de octubre al 5 de noviembre todas vienen a la tierra como Dios les da a entender, ya que el resto del año “están muy ocupadas”. Las almas mixtecas, más ordenadas, reciben el 31 de octubre a los angelitos, el 2 de noviembre a los adultos, y el 3 a las ánimas solitarias y a los limbos.

A su vez, los nahuas de Zongolica, Veracruz, se preparan el 31 de octubre para recibir a los limbos, y despuesito, ese mismo día, acogen a los koneme, niños sí bautizados. El día 1° de noviembre llegan los huehue, o sea, los adultos muertos de muerte natural; seguidos por las ánimas solas, los huérfanos y los criminales. Todas estas almas llegan a las 12 del día en perfecta secuencia. Los nahuas de Xoxocotla, Morelos, inician la celebración nueve días antes del 2 de noviembre, período en el que repican las campanas de seis a siete de la noche, para recordarle a la población que es el momento de irse preparando para recibir a los abuelos. Para esos nueve días se pone una ofrenda con dos vasos de agua, un ramo de flor de muerto, y un plato con ciruelas que se dan en ese tiempo. Después, festejan las fechas tradicionales.

Los otomíes dedican el 28 de octubre a los que murieron repentinamente y nunca pudieron llegar a su destino; el 29 recuerdan a los ahogados; el 30 festejan a los limbos; el 31 a los angelitos; y, al final, el 1° de noviembre, llegan los muertos adultos.

Es costumbre que los amuzgos de Oaxaca reciban el 24 de octubre a los angelitos; el 30 a los “matados” repentinamente; el 31 a los muertos de muerte natural y el 1° de noviembre se dedica a Todos los Santos.

Muchos más simples, los pai-pai de Baja California reciben el 2 de noviembre a todas las ánimas. Mientras que los tzeltales de Chiapas, como siguen la cronología del antiguo calendario maya, celebran el día de muertos el 15 de octubre, y finalizan la fiesta el 2 de noviembre, siguiendo la tradición hispana. Basten estos ejemplos para ilustrar la riqueza temporal del Día de Muertos en México.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Mexicanas Época Colonial

Tepito, barrio de leyenda.

Los inicios del barrio de tepito
La historia del barrio legendario de Tepito se inició cuando los mexicas, asentados en su magnífica ciudad, se dividieron en dos grupos: los de Tenochtitlan en el centro; y los de Tlatelolco hacia el norte de la ciudad. Tlatelolco comprendía diecinueve barrios y Tepìto se asienta en lo que fueron los barrios de Mecamalinco, Teocaltitlan, Atenentitlan (o Amaxac), Tepocticaltitlan, Apohuacan y parte de Atenantitech.

En el barrio de Mecamalinco, hoy Plaza Fray Bartolomé, había una pequeña pirámide donde la gente más pobre rendía culto a sus dioses. En náhuatl “pequeño” se dice tepiton, por lo que de ahí proviene el nombre de Tepito.

Cuando Tlatelolco cayó en manos del tlatoani de Tenochtitlan, Axayácatl, los futuros tepiteños se convirtieron en tributarios de la Triple Alianza, formada por Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan. Bajo el gobierno de Tenochtitlan, Tlatelolco pasó a ser el principal barrio comercial debido a su gran mercado. Los productos que no pasaban la estricta supervisión de los jueces pochtecas, se vendían en el mercado chico o “tepito”, situado junto al templo antes mencionado.

Cuauhtémoc, Señor de Tlatelolco, sucedió a su tío Cuitlahuac, Señor de Tenochtitlan, para continuar la defensa de la ciudad frente a la invasión española. Cuando Cuauhtémoc perdió la batalla en el Templo Mayor, retiró al barrio de Atenantitech su campo de operaciones, en el lugar donde hoy está la iglesia de Santa Ana, y un gran número de la población mexica se refugió en  Amaxac. En este barrio fue derrotado Cuauhtémoc, después de una cruenta lucha auxiliado por los tepiteños. Fue apresado en el lugar actual de la iglesia de La Conchita, que desde entonces se conoció como Tequipehuca, “lugar donde comenzó la esclavitud”.

El tepito colonial: bravo y contestatario
A causa de la conquista española, Tepito se vio sometido a una ideología impuesta. En la primera traza de la ciudad hispana quedó fuera de los límites y devino un barrio marginal, refugio de inmigrantes indígenas y negros no muy deseados en la ciudad. Asimismo, en el barrio se escondían los malhechores y tahúres de toda índole.

Poco a poco, el barrio se convirtió en una zona de gran flujo económico debido a que formaba parte de la ruta comercial que unía la ciudad de México con el norte del país. Este hecho hizo que floreciera el comercio y aumentase la población que habitaba pequeñas casas de adobe.

En la tercera traza de la Ciudad de México, el barrio quedó ubicado en el Séptimo Cuartel, lo cual le benefició, ya que de Tepito se obtenía la mano de obra de albañilería para las construcciones de edificios y obras públicas, y las personas destinadas a la servidumbre en las casas de los españoles ricos. En estos años coloniales, las necesidades económicas de los nuevos pobladores motivaron el surgimiento de algunos gremios artesanales que, con el tiempo, darían fama al barrio: los talabarteros, los herreros y los zapateros.Tepito ya era considerado como un arrabal de cierto peligro, cuyos habitantes solían organizarse para protestar contra las arbitrariedades de las autoridades. Aquí empezó su fama de barrio bravo y contestatario.

El tianguis fayuquero tiene nombre de dinero
La venta de fayuca o de artículos de contrabando de manufactura extranjera, se inició en el año de 1963. Desde entonces ha ido creciendo hasta convertirse en un serio problema social para los habitantes del barrio. El oficio de fayuquero no es homogéneo. Los fayuqueros que comercian en gran escala, curiosamente reciben la protección de políticos importantes o “padrinos”. Transportan su mercancía en tráileres escoltados y la guardan en bodegas efectuando desembarcos relámpagos. Están auxiliados y protegidos por inspectores y aduaneros, a fin de que no se les decomisen sus artículos. En cambio, los fayuqueros menores deben enfrentarse a los agentes aduanales y pagar frecuentes “mordidas” para no ser encarcelados. Existen fayuqueros con puestos ilegales, sin permiso oficial, y otros legales que lo han obtenido al afiliarse a las agrupaciones de comerciantes, en donde se juegan fuertes intereses políticos y económicos. Los líderes de las agrupaciones ofrecen protección a los tianguistas legales e ilegales, a cambio de dinero. Cada líder controla un determinado territorio y grupo de comerciantes, a los cuales presta dinero con desproporcionados intereses; los “protege” de las autoridades cuando quieren llevarse su mercancía, y les ayudan con dinero en caso de enfermedad o muerte, el cual le es cobrado a la familia.

Héroes y leyendas: los personajes de tepito
En Tepito los personajes legendarios han existido siempre. Desde la época colonial los tipos populares pululaban en el barrio ejerciendo oficios o desplumando al prójimo. Desgraciadamente, muchos se perdieron con el tiempo; y a otros, la tradición oral los olvidó. Sin embargo, no todos desparecieron y algunos supieron mantenerse en la memoria colectiva, como el famoso ratero apodado El Veneno, el Curahuesos don Filomeno; La Muñeca, mujer dedicada a la vida alegre; y don Ramón Borrego, de oficio cargador o tameme. Todos ellos formaron parte de la fauna legendaria de principios del siglo XX. Los personajes del barrio son especies de símbolos, de arquetipos que surgen de la realidad de su mundo circundante -aunque luego se conviertan en seres fantásticos-, y que expresan los valores culturales y las circunstancias sociales del momento histórico en que viven. Es por ello que los personajes populares de Tepito han destacado en muy diversos campos del quehacer humano; en actividades que en mayor o menor medida, son relevantes y significativas para el barrio y porque además representan ideales colectivos: fama, dinero, posición.

Tepiteños famosos los ha habido en el dominio de la delincuencia, como Lola La Chata y El Manos de Seda, jamás atrapado por la policía. Dentro del box, Kid Azteca y José Medel, alías El Huitlacoche. En el fútbol no puede olvidarse a Manolete Hernández, centro delantero del Atlante. En cuanto al comercio de chácharas, se hace necesario nombrar a Yolanda Cortés, La Tomatita, temida y apreciada por su valor. Y si de bailar se trata, está Adalberto Martínez “Resortes”, rey del baile popular. Como trabajadores de las letras han sobresalido Armando Ramírez, “Chin Chin El Teporocho”; y José Guadalupe Aguirre, el Poeta de Tepito. En el ámbito de la pintura puede hablarse de Daniel Manrique y Julián Ceballos del movimiento Tepito Arte Acá. Y como exponente de los oficios está el muy querido Juanito Guevara, zapatero de profesión. Basten estos nombres para ejemplificar algunos de los muchos personajes que han forjado su fama en el barrio legendario de Tepito.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mitos Cortos

Xaratanga, la Diosa de la Luna. Mito purépecha.

Entre los antiguos purépecha, asentados hacia el Occidente de México, existía una diosa llamada Xaratanga, Xaracua o Xaratangua, “la que brilla o alumbra”. Era la Diosa de la Luna, adorada en Jarácuaro, que precisamente significa “el lugar donde está la luna” o “lugar donde se adora a la diosa Xaracua”. En esta población se dice que un cacique sacrificó ochocientos cautivos españoles, para obtener el favor bélico de la diosa, durante una de tantas batallas contra los invasores.

Xaratanga fue la deidad de la vida y la muerte – por lo cual solíasele representar con dos corazones-,  la Madre Creadora y Terrenal, a cuyo vientre acudían los seres humanos al morir. Representó mucho tiempo a las diosas matriarcales; pero, posteriormente, fue destronada por la diosa lunar Coyolxauhqui.

mitos cortos de mexicoGracias a Xaratanga, las plantas germinaban,  y los animales y los hombres nacían. Xaratanga vivía hacia el Oriente, junto a las fuentes termales de Araró, de las cuales formaba nubes que se iban hacia el Cielo para luego poder regar la Tierra con sus aguas emanadas de sus hinchados vientres. En los cultos dedicados a ella, se ejecutaba la danza de Los Huehues, Los Viejos, y se le ofrecían frutos, codornices, patos, y gran cantidad de plata el cual era su símbolo, pues se pensaba que este bello metal constituía una secreción lunar de Xaratanga. Se la asociaba con el jaguar. Como otras diosas lunares mesoamericanas, se la relacionaba con el amor, el sexo y el pulque. Además, fue la diosa de la gestación y del tejido, pues gracias a ella las mujeres purépecha aprendieron a tejer. Esta bella diosa que murió al dar a luz, llevaba un bello vestido blanco resplandeciente, la cara pintada de amarillo, y sus cabellos entrelazados con guirnaldas de pescados, chile, frijoles y maíz. Fue tan importante nuestra diosa que tenía el honor de presidir el religioso y sagrado Juego de Pelota purépecha.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas

Huehuecóyotl, el Coyote Viejo.

Huehuecóyotl, también conocido como Tambor Viejo, fue el dios tramposo de la música, el baile, la canción, la narración y  la alegría. Los mexicas le asociaron con la buena suerte y el relato histórico. Acertadamente se le consideró el patrón de la sexualidad desenfrenada; símbolo de la astucia, la sabiduría y el pragmatismo. Los códices y la tradición oral nos cuentan que Coyote Viejo dio el fuego a los hombres, fungió como intermediario entre este mundo y el más allá, curó por medio de los sueños enfermedades tales como  la artritis; y adquirió la fama de seductor capaz de incrementar la potencia sexual de los humanos y, por ende, poseedor de la capacidad de cambiar de género a su gusto, a más de poder transformarse en cualquier animal u hombre. Huehuecóyotl formó parte de los dioses mexicas y fue numen del dios Tezcatlipoca, Señor del Cielo y de la Tierra.

La leyenda nos refiere que Huehuetéotl estaba casado con Temazcalteci, la diosa de los temascales, y tenía como amante a Xochiquetzal, que aparte de ser la diosa del amor, lo era de la sexualidad, las prostitutas y las jóvenes. En su advocación homosexual Coyote tuvo como amantes a Opochtli, dios de la cacería y la pesca, y a Xochipilli, deidad de las artes, patrón de los homosexuales y de la prostitución masculina. Se trata de un dios dual, en él se representan el bien y el mal, la juventud y la vejez, lo masculino y lo femenino.

leyenda corta mexicana el coyote viejoEn el Códice Borbónico, uno de los códices mexicas precolombinos, lo vemos representado como un coyote bailando, con las manos y los pies de ser humano y tañendo un par de sonajas, que muchas veces se convierten en un tambor vertical. Siempre está bromeando, embromando a otros dioses, y metiéndose en terribles problemas. Cuando se aburre incitaba a los hombres a guerrear tan solo por el placer de divertirse. Sus poderes mágicos le permiten utilizar la transformación para llevar a cabo fechorías de muy diversa índole. En el Códice se le ve pintado de color rojo –el color solar- con tocado de coloridas plumas, vestido con un máxtlatl,  taparrabo, fuertes cacles en los pies, y vendas de papel cubriéndole  el cuerpo; porta una canasta  con cuatro círculos -símbolos del calor, de la vida y de la espiritualidad-, que nos remiten el signo solar tonallo. 

Sonia Iglesias y Cabrera

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Tradiciones

Día de Muertos. I. Las primeras ceremonias mortuorias.

Hace 230,000 años, en ese período de la Piedra Antigua, vivió, durante el último interglaciar y el comienzo de la glaciación Würm, el famoso Hombre de Neanderthal en las zonas de las actuales Europa, África, Australia y Asia Menor, que atravesaban las etapas medias y superior del Paleolítico. Estos hombres, dado su desarrollo cerebral, su modo de vida y su increíble facultad de invención se encontraban mucho más cercanos al Homo Sapiens que les continuaría, que al Pithecanthropus que les antecediera. Deben su nombre al hecho de que sus primeros restos fósiles se encontraron en los alrededores de Düsseldorf, Alemania, dentro de una caverna del valle de Neanderthal.

A través del estudio de casi cuarenta esqueletos del tipo Neanderthalensis, los paleontólogos han podido llegar a una descripción de sus características somáticas. Los hombres no eran muy altos, medían 1.63 metros, y sus compañeras, alcanzaban un promedio de 1.56. Los huesos del cráneo eran gruesos y su capacidad craneal se aproximaba a los 1,500 centímetros cúbicos, ciertamente muy parecida a la  del hombre actual. Su apariencia ya no era tan simiesca como la de su antecesor, por su postura erguida y vertical y a despecho de su frente huidiza, tenía arcos supra ciliares bastantes pronunciados, el mentón poco notorio, el cráneo ligeramente alargado, la nariz ancha y el cuerpo pesado y robusto.

dia de los muertos en MexicoLa industria lítica del Neanderthal se componía de punzones con bordes retocados y de raspadores que usaba para trabajar la madera. Sus herramientas y sus armas poseían mangos, lo que les permitía una mayor eficacia para cazar animales grandes como mamuts, rinocerontes lanudos y muchas otras especies que integraban su hábitat. Vivían de la caza y la recolección, de los productos que obtenían en los ríos y mares, y completaban su dieta con bayas, musgos, líquenes y pequeños animales como serpientes y lagartijas. La agricultura les era completamente desconocida. Con el fin de llevar a cabo sus actividades, los neandertales se reunían en cuadrillas, lo que implicaba una cierta organización social y un incipiente lenguaje para comunicarse.

Aparte de su cultura material, contaban con una cultura espiritual, como lo prueban los cofres de piedra encontrados en Drachenloch, Suiza, que guardan cráneos de oso, incrustados sobre placas calcáreas, orientados hacia un mismo punto cardinal; y los restos de un hogar que presupone la existencia de un fuego sagrado asociado a sacrificios rituales. Pero sobretodo, nos da cuenta de su riqueza espiritual el hecho de que los neandertales contaban con ritos mortuorios que practicaban para sus difuntos. Estos hombres enterraban a sus muertos en tumbas abiertas especialmente para ello, con una profundidad de 55 centímetros. Las tumbas se cavaban, generalmente, en las cuevas que utilizaban como habitación, muchas veces cerca de los fogones, tal vez con el propósito de que el calor “reviviera” al muerto. Los cuerpos se colocaban de lado con las piernas encogidas; o bien, en posición superior estirada, como es el caso del esqueleto de un muchacho que descubrió el arqueólogo Otto Hauser en Le Moustier, Francia, en el año de 1908.

El rito mortuorio llegó a ser tan elaborado que incluso contaban con “cementerios”, como lo prueban los hallazgos de estaciones prehistóricas que albergan más de diez entierros, localizados en grutas y protegidos por huesos grandes de animales y piedras. Es notable la existencia de enterramientos de cráneos solos, o en conjunto, en donde muchos de ellos presentan lesiones, que tal vez se deban a muertes violentas o a ritos de carácter religioso. Algunos de estos cráneos muestran un orificio en el occipital, para poder extraer el cerebro y comérselo ritualmente. Tanto los hombres como las mujeres recibían el mismo tipo de sepultura, pero parece ser que los niños se enterraban con especial cuidado. Los cadáveres infantiles aparecen pintados o espolvoreados con tierra roja. Tal vez se trata de la misma pintura que usaban en vida como adorno ritual, pero esto es sólo una mera especulación.

De cómo efectuaban los neandertales sus ceremonias mortuorias no conocemos nada, solamente podemos pensar que no debieron ser muy elaboradas, dado su nivel cultural. Lo que sí sabemos es que a los muertos se les colocaba una ofrenda con implementos de sílex y hueso, flores, trozos de carne, semillas de cereales silvestres y algunos adornos de uso diario. Estos hallazgos sugieren la presencia de creencias religiosas y la idea de que el Neandertal creía que la vida no terminaba con la muerte, sino que seguía en alguna parte llamada el mundo de los espíritus, en donde los muertos tenían  las mismas necesidades que experimentaban cuando transitaban por este mundo.

La evolución biológica y cultural del hombre continuó, y a finales del Paleolítico Superior y principios del Mesolítico, apareció nuestro querido Homo Sapiens Fossilis. La primera raza de este hombre sabio, se encontró en Cro-Magnon, Dordoña, Francia, en el año de 1868. El historiador Carl Grimberg, nos informa al respecto: Los esqueletos exhumados en ese lugar y los que lo fueron, después, en Europa y Africa del Norte, se caracterizan por ser muy robustos y de elevada estatura (1.80 m. aproximadamente). El cráneo poco grueso y de gran capacidad no difiere del nuestro.

Entierro dia de los muertos

El Homo Sapiens Fossilis vivió entre 40,000 y 10,000 años a.C. Su cultura material comprendía el tallado en piedra de cuchillas, raspadores, buriles y barrenas y el trabajo de herramientas y adornos en huesos, cuyas técnicas habían alcanzado la perfección. Contaba ya con anzuelos y arpones y llegó hasta inventar el lanza venablos, que le permitió cazar más eficazmente. Nuestro hombre vivía, como su antecesor, de la caza, la pesca y la recolección, aunque todas ellas mucho más perfeccionadas debido a sus acabados implementos líticos y a que sus armas eran más numerosas y variadas. Construía sus casas a la entrada de las cuevas, formando agrupaciones familiares o clanes, dirigidas por un chamán y un consejo de ancianos.

Sus ritos mortuorios consistían en enterrar a los muertos cubriendo sus cabezas, sus piernas y sus pechos con piedras, como si quisieran impedir que el muerto se irguiera. En otros enterramientos, los cadáveres aparecen encogidos y amarrados, pintados el cuerpo o la cabeza, con almagre –óxido rojo de hierro-. Junto al muerto colocaban instrumentos de piedra y alimentos animales, para que pudiera alimentarse en el más allá.

Los espacios de enterramiento variaban. Algunas veces el cadáver se inhumaba en el sitio donde el difunto había vivido y, posteriormente, la familia abandonaba el lugar. En ocasiones, el muerto se quemaba en el fuego del hogar, hasta que se convertía en cenizas. Otra veces, cavaban tumbas donde se tendía el despojo y se le cubría con muchas piedras, no fuera a ser que regresara de ese mundo al que había partido y provocara el susto de los vivos. Pero también era frecuente que el cuerpo se dejara en una caverna cuya entrada se tapaba con una piedra grande, sin más ceremonia. A los enterramientos se agregaban los implementos de trabajo y de la vida cotidiana para que pudiesen servirse de ellos en el más allá.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Mexicanas Prehispanicas

Coyolxauhqui, La de los Cascabeles en las Mejillas

La coyolxauhqui en la leyenda

En la tradición oral mexica  Coyolxauhqui fue una diosa lunar. Hija de la Diosa de la Tierra Coatlicue, la de la Falda de Serpientes, patrona de la vida y la muerte, hermana del Dios Sol Huitzilopochtli y de los Centzon Huitznáhuac, los Cuatrocientos Biznagas. Esta hermosa diosa instigó a sus hermanos a que diesen muerte a su madre por considerarla deshonrada. En efecto, Coatlicue se había embarazado cuando un plumón de colibrí cayóle en el seno mientras se encontraba barriendo su templo, situado en el poblado de Coatepec. Indignada y celosa, la Luna quiso matar a su madre; pero, aun antes de nacer el que fuera su hermano Huitzilopochtli, se dio cuenta del peligro que corría su madre y él mismo. Así pues, se apresuró a nacer y vino al mundo adulto, vestido, con armas, completamente pertrechado. Se le llamó Hijo de Colibrí o Colibrí Hechizado. Armado con una serpiente de fuego, la Xiuhcóatl, decapitó a Coyolxauhqui. La cabeza de la mala hija quedó en la ladera de la montaña donde tuvo lugar el trágico suceso, y su cuerpo se fue fragmentando mientras rodaba hacia la sima. Es desde entonces el símbolo de la muerte mensual de la Luna a manos del victorioso Sol, y el renacimiento de la diosa en cada fase lunar. A los Centzon Huitznáhuac el Sol los persiguió hasta que los destruyó dándoles muerte. Fray Bernardino de Sahagún nos relata respecto a la muerte de la diosa lunar: Y el dicho Huitzilopochtli dijo a uno que se llamaba Tochancalqui que encendiese una culebra hecha de teas que se llamaba Xiuhcóatl, y así la encendió y con ella fue herida la dicha Coyolxauhqui, de que murió hecha pedazos, y la cabeza quedó en aquella sierra que se dice Coatepec y el cuerpo cayóse abajo hecho pedazos.

Su representación pétrea nos muestra a Coyolxauhqui con gotas de sangre que escurren de sus miembros heridos que permiten ver sus coyunturas óseas. Coyolxauhqui, La Luna, usaba una serpiente de dos cabezas amarrada en la cintura, la cual remataba en un cráneo en su espalda. Sus brazos y muslos ostentaban el mismo adorno.  Sus talones se adornaban con máscaras de un animal con colmillos. Solía la diosa tocarse con un gran penacho de plumas y círculos que acomodaba en sus negros cabellos. Sus orejeras formaban figuras geométricas, y su rostro se engalanaba con cascabeles en sus mejillas.

Otra versión legendaria afirma que  Coyolxauhqui simbolizaba a un grupo de mexicas que se encontraba en desacuerdo político con otro grupo. Los dos bandos pelearon por conseguir el poder y ganó el contrario al de la diosa lunar. Su derrota quedó simbólicamente plasmada en la escultura que de ellos hizo el bando contrario presentándola completamente desmembrada. Los guerreros que lograron huir, fueron convertidos en estrellas por los dioses.

Leyenda mexicana prehispanicaPara otros estudiosos de la diosa Luna, ésta representaba el poder femenino que reinaba en tiempos matriarcales de la sociedad mexica. Al terminarse éste en manos de los hombres – quienes tomaron el poder para ya nunca dejarlo-, la fuerza femenina quedó desarticulada y, ante este hecho, la Coyolxauqui, simbólicamente, se desmembró, tal y como aparece en el disco encontrado en el Templo Mayor ubicado en el centro de la Ciudad de México.

Para la doctora Carmen Aguilera, esta extraordinaria diosa es más que una diosa lunar, es nada menos que la Vía Láctea de los mexicas. Nos cuenta que los símbolos que se encuentra en su escultura circular, nos presentan unos senos pletóricos de leche, y pliegues en el vientre que hacen suponer una mujer recién parida. Es la madre de las estrellas, ya que en su cabeza presenta el nombre de citlali, que significa exactamente estrella en lengua náhuatl. Y agrega la investigadora que en el disco de la escultura, aparecen ojos de la noche, que no son otra cosa sino las estrellas.

El descubrimiento de la Coyolxauhqui
El 21 de febrero de 1978, se encontró un monolito que representaba a la Coyolxauhqui mutilada de brazos y piernas, con gotas de sangre en sus extremidades, en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina en el centro histórico de la Ciudad de México, muy cerca de las ruinas del Templo Mayor. Lo encontraron unos trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Uno de tales trabajadores declaró a la revista National Geographic de diciembre de 1980: Mi pala pegó con algo duro, una piedra. Limpié algo de tierra con mi guante, así, y vi que la piedra era rojiza y que estaba labrada en relieve. Le hablé a mi compañero Jorge, y quitamos más tierra. No sabíamos lo que habíamos encontrado, pero lo reportamos a nuestro jefe de grupo y los ingenieros… Cuando se estaba construyendo el Metro, los periódicos hablaban de muchos descubrimientos del tiempo de los aztecas. Y claro, en la escuela mis maestros hablaban mucho de esas cosas.

 En seguida se dio aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia, y el Departamento de Salvamento Arqueológico envió a los pasantes de arqueología Rafael Domínguez, Raúl Arana y A, García Cook a revisar la escultura. Se empezaron los trabajos de rescate del monolito y de las cinco ofrendas que se encontraron cerca de él.

La piedra de la Coyolxauhqui tiene un diámetro aproximada de 3.25 metros, su espesor es de 30 centímetros, su peso de 8 toneladas, y está fabricado en roca volcánica andesita de lamprobolita de color rosado, procedente de la zona norte de la Cuenca de México. Su elaboración corresponde a la etapa constructiva IVb del Templo Mayor mexica durante el mandato del tlatoani  Axayácatl (1469-1481), en el Posclásico Tardío. Actualmente se puede ver el monolito en la Sala 4 del museo del Templo Mayor. Esta maravilla del arte mexica está a la disposición de todo aquél que quiera solazarse con su belleza y aprender algo más de nuestra historia antigua.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas de Terror

El Autobús Fantasma

Esta leyenda tiene su origen en una sinuosa carretera mexicana, donde existían quebradas y barrancos extremadamente peligrosos y era muy arriesgado realizar ese trayecto por la noche, especialmente con mal tiempo.

Una noche, un autobús partió desde Ixtapán de la Sal con dirección a Toluca, repleto de pasajeros. El viaje se desarrollaba con normalidad hasta que el conductor notó con terror que comenzaban a fallarle los frenos por lo que no pudo impedir que el vehículo se precipitara al fondo de un profundo barranco. Lamentablemente no hubo sobrevivientes ya que todos los pasajeros perecieron en forma inmediata.

Tiempo después, varias personas aseguran haber visto a un viejo autobús circulando por la carretera en noches de lluvia intensa. El autobús recoge sin problemas a las personas que aguardan en las paradas habituales y todo transcurre en la más absoluta normalidad, salvo con el pasaje como con el conductor que no emiten palabra alguna….

El viaje sigue hasta que el conductor, le indica al nuevo pasajero que debe bajarse allí de manera inflexible: debe bajar allí mismo o de lo contrario ya no podrá hacerlo. El pasajero se baja ante el pedido no sin antes recibir una nueva advertencia: no volverse para ver el autobús por ningún motivo. En el caso de que ignore esta advertencia, verá con terror que se trata del autobús fantasma, con los desgraciados cadáveres de quienes fallecieron en el siniestro….

El pasajero muere en forma inmediata o a los pocos días para pasar a formar parte como un fantasma más entre los infelices pasajeros.

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Ejemplos de mitos

Ejemplos de Mitos Teogónicos

Los mitos teogónicos nos relatan el origen de los dioses. Por ejemplo, el mito de La verdadera historia de Quetzalcoatl o bien, el mito de Homshuk, el dios del maíz olmeca.

Para ver la definición de otros tipos de mitos, visita el artículo de Wikipedia sobre mitos.