Saludos a todos los respetebles lectores, esta historia me sucedio a mi. Corria el año 1979 en la ciudad de Monterrey, Nuevo Leon, situados en la popular colonia de "La Coyotera", especificamente en los patios del ferrocarril, eran alrededor de las once de la noche cuando mis cuatro hermanos y un servidor que en esos tiempos tenia alrrededor de ocho años de edad, ivamos pasando por medio de los patios del ferrocarril y a lo lejos de los patios se escucho un chistido y todos a la vez volteamos. Cual fue nuestro asombro! Lo que vimos hasta la fecha lo tenemos presentes todos nuestros hermanos hasta el dia de hoy. Se trataba de una mujer de blanco sentada en la parte superior de un poste de luz. Enseguida todos corrimos para llegar a la casa que estaba sitiada en la parte de enfrente de los patios del ferrocarril. Llegando a la casa le comentamos a nuestros padres y estos ni tarde ni peresosos llegaron al lugar con todos nosotros, donde estaba la mujer de blanco, pero ésta ya no estaba, Hoy en dia se le conoce como el mercado campesino en Monterrey.
Leyendas urbanas de mexico
Juan Aldama y su hermano Demetrio quedaron sorprendidos. A unos cuantos metros de donde se encontraban, sobre la carretera 180, vieron un camión de carga que, incendiándose y haciendo ruido con la bocina, transitaba dando tumbos sobre la costera del Golfo de México. Los hermanos Aldama, campesinos y vecinos de Las Palmas, en el Estado de veracruz, declararon que vieron al camión cuando venía ardiendo sobre la carretera. Eran aproximadamente las 16:00 horas del 25 de mayo de 1973. El “camión incendiado por los chaneques”.
De inmediato acudieron a prestar ayuda al conductor, una vez que éste logró detener el camión sobre la cuneta. Lo bajaron y auxiliaron: no tenía ninguna quemadura de importancia pero gritaba, exaltado, que se había quedado sin frenos y que se quemaba. Entre todos intentaron apagar el fuego, pero nada pudieron hacer para sofocarlo. Las llamas se propagaron rápidamente quemando las tarimas de madera y tdo el material combustible sobre el vehículo. Los asientos, en la cabina del conductor, se convirtieron en cenizas y algunos de sus resortes se doblaron por el calor; las llantas continuaron quemándose por varias horas. El conductor del camión, una vez repuesto del susto, huyó con rumbo desconocido.
El siniestro fue reportado en varios periódicos de la República Mexicana, llegando a aparecer en el Novedades, uno de los principales diarios de la capital mexicana.
Las compañías e seguros y los Miniserios Públicos reciben al mes varios reportes de autos y camiones quemados por diversas causas, principalmente debido a accidentes automovilísticos. Sin embargo, estos accidentes no son tan importantes como para que su crónica aparezca en la mayor parte de los periódicos del país. ¿Qué tenía de especial este caso para que se le diera tanta importancia?
Siete días antes había ocurrido otro siniestro similar muy cerca de ahí. Un caso que ha entrado en la historia de la ufología mexicana como “el caso del camión quemado por los ovnis”. Este suceso ocurrió en el mismo estado de Veracruz y, supuestamente, estuvieron involucrados unos diminutos seres conocidos en la zona con el nombre de chaneques.
Como bien ha apuntado Héctor Escobar, el caso de Las Palmas no era más que una copia del suceso ocurrido el 18 de mayo en Cintalapa, aunque más simple. La diferencia entre ambos era que en Cintalapa, como veremos, los elementos que no se queman fácilmente fueron los que, supuestamente, ardieron, y en Las Palmas, se dijo, no se quemaron los productos combustibles.
Como elementos de extrañeza se apuntaron: que el parabrisas de cristal del camión no se había quemado; que en las cercanías del camión se hallaron fragmentos de cartón y de mica (silicato aluminicopotàsico hidratado con cantidades variables de Magnesio, Manganeso, Fierro y Titanio) sin quemar; y que también se encontró un costal de yute (fibra de henequén) sin dañar.
En cuanto al cristal y a la mica no era tan extraño que no hubieran sufrido daños, ya que el primero era un parabrisas del tipo de cristal templado y la segunda, como se sabe, en algún tiempo se utilizó como aislante térmico en algunos aparatos eléctricos. El pedazo de cartón tal vez no pertenecía al camión o llegó al lugar con l viento, y el costal del yute era del mismo tipo del que utilizan los campesinos de la zona para guardar sus cosechas. Los hermanos Aldama lo habían utilizado para tratar de apagar el fuego, probablemente lo dejaron olviddo. En realidad nada había e misterioso. Ni siquiera la huída del conductor, pues seguramente por algún error suyo en el mantenimiento o la conducción del camión, había sufrido este incendio o temía que le acusaran y le obligaran a pagar los destrozos.
Lo que hizo “famoso” este caso fueron los sucesos ocurridos días antes en la carrtera Tinaja a Tierra Blanca y de los que a continuación nos vamos a ocupar.
Fuente: http://marcianitosverdes.haaan.com/2006/04/chaneques-incendiarios/
Pero… ¿qué es el miedo? En sí, podríamos definirlo como la angustia que todos los seres humanos sentimos ante un peligro real… o imaginario. De hecho, la mayor parte de las veces sentimos miedo cuando nos enfrentamos a algo desconocido.
Es cierto que en la actualidad el cine y la televisión nos han dado muchos monstruos que producen miedo. Pero definitivamente los antiguos mexicanos no necesitaron de ellos para crear leyendas tenebrosas y escalofriantes.
Por ejemplo, los aztecas o mexicas creían en una aterradora criatura llamada cuitlapanton que solía aparecer durante la noche, con cabellos largos hasta la cintura y caminando como pato. Si alguien trataba de atraparla, la cuitlapanton se escabullía, desaparecía y volvía a aparecer en un lugar distinto, burlándose de su perseguidor. Se creía que esta ilusión era provoca por Tezcatlipoca (un antiguo dios cuyo nombre significa “Espejo humeante”).
Los cazadores mexicas creían en una fiera salvaje muy peculiar: un tigre de pecho blanco y piel manchada que no huía ante las personas, sino que se sentaba mirándolas fijamente y comenzaba a hipar. Este hipo podía llenar de temor a cualquier ser humano o animal, e incluso era capaz de hacerlos desmayar. Los cazadores sólo podían arrojarle cuatro flechas; si fallaban, la fiera se les abalanzaba de un solo salto y se los merendaba.
Aunque no era un monstruo, el cóyotl (o coyote) te podía dar muchos buenos sustos. Cuentan las creencias antiguas que, si se te ocurría robar la presa que un coyote había cazado, éste podía seguirte sin que te dieras cuenta para vengarse matando a todas tus gallinas. Si no tenías gallinas, el coyote te acechaba en algún camino, ya fuera de noche o de día, y cuando menos te lo esperabas, te salía de frente ladrando para espantarte.
Sin embargo, el coyote también podía ser agradecido. Si alguna vez ayudabas a uno, éste te seguía hasta tu casa y te consentía llevándote una gallina muerta de vez en cuando. Se dice que Tezcatlipoca solía adoptar la forma de un coyote para presentarse ante los viajeros y advertirles de algún peligro que les aguardaba en el camino, como la presencia de ladrones.
Los Chaneques son dioses menores de la mitología mexicana, habitan en los bosques y selvas, cuidan de la naturaleza, animales silvestres, manantiales y árboles. Se dice que asustan a la gente que invade sus territorios y son capaces de hacer perder su “tonalli“.
A los Chaneques, se les suele describir como personitas que miden 1 metro 20 aproximadamente, con los pies al revés, con cuerpo deforme y con una cola, otra de las características más resaltantes es la ausencia de la oreja izquierda. Pero no siempre son descritos de la misma manera, a veces son descritos con cara de niño y piel color de chocolate y los asemejan mucho a los niños.
Los chaneques son de naturaleza traviesa, juegan con las cosas, y molestan a los animales de corral, suelen robarse una que otro objeto. También se dice que pueden ser muy peligrosos, ya que con solo tocar el rostro a un ser humano lo puede enfermar. También existe la leyenda de que se llevan a los niños para convertirlos en sus sirvientes.
En las leyendas actuales, los chaneques son identificados como niños con cara de viejos que hacen que las personas se extravíen durante tres o siete días, tras los cuales las víctimas no pueden recordar nada… aunque se piensa que las conducen a su hogar en el inframundo, cuya entrada es una ceiba seca.
Por último, el más célebre de los “monstruos mexicanos”, la Llorona, también tiene sus orígenes en las leyendas mexicas, donde recibía el nombre de Ciuahcóatl. Poco antes de la llegada los conquistadores españoles, los aztecas solían escuchar a una mujer que, por las noches, lloraba y gritaba lastimeramente “Hijitos míos: ¿a dónde los llevaré?”, haciendo un eco fantasmal entre las calles de la antigua ciudad de México-Tenochtitlan.
Como verás, en nuestro país también tenemos motivos de sobra para asustarnos muy a la mexicana… aunque no contemos con un tenebroso Frankenstein.

Había una vez un guerrero muy valiente y apuesto. Amaba la caza y con frecuencia iba por los bosques persiguiendo animales. En una de sus cacerías llegó junto a un lago y lleno de asombro contempló a una mujer bellísima que bogaba en una canoa.
El guerrero quedó tan enamorado que volvió muchas veces al lugar con el ánimo de verla; pero fue inútil, pues, ante sus ojos sólo brillaron las aguas del lago. Entonces, pidió consejo a una hechicera, la cual le dijo:
—No la verás nunca más, a menos que aceptes convertirte en palomo.
—¡Sólo quiero verla otra vez!
—Si te vuelves palomo jamás recuperarás tu forma humana.
—¡Sólo quiero volverla a ver!
—Si así lo deseas, hágase tu voluntad.
Y la hechicera le clavó en el cuello una espina y en el acto el joven se convirtió en palomo. Levantó el vuelo y se dirigió al lago, se posó en una rama y al poco rato vio a la mujer. Sin poderse contener se echó a sus pies y le hizo mil arrumacos.
Entonces, la mujer lo tomó entre sus manos y al acariciarlo le quitó la espina que tenía clavada en el cuello. ¡Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclinó la cabeza y cayó muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundió en el cuello la misma espina y se convirtió en paloma. Desde aquel día llora la muerte de su palomo.
Texto extraído del libro Leyendas y Consejas del Antiguo Yucatán de Emilio Abreu Gómez. Fondo de Cultura Económica, México.
La mujer herrada
La mujer herrada. Leyendas de México. Leyendas Mexicanas. Leyendas cortas. Mitos leyendas.
Vivía en la ciudad de México un buen sacerdote, acompañado de su ama de llaves, quien se encargaba de las tareas domésticas.
Un herrero, el mejor amigo del buen capellán, desconfiaba instintivamente de la vieja ama de llaves, y así hubo de decírselo al cura, instándole repetidas veces para que la despidiera, aunque el sacerdote no llegó nunca a hacer caso de tales advertencias y consejos.
Una noche, cuando ya el herrero se había acostado, llamaron a su puerta violentamente, y al abrir se encontró con dos hombres de color que llevaban una mula. Aquellos hombres rogaron al herrero que pusiera herraduras al animal, que pertenecía a su buen amigo el sacerdote, quien había sido llamado inopinadamente para emprender un viaje.
Satisfizo el herrero el deseo de los desconocidos herrando la mula; y, cuando se alejaban, tuvo ocasión de ver que los indios castigaban cruelmente al animal.
Intrigado e inquieto pasó la noche el herrero, y a primera hora del día siguiente se encaminó a casa de su buen amigo el sacerdote. Largo rato estuvo llamando a la puerta de la casa, sin obtener respuesta, hasta que el capellán fue a franquearle el paso con ojos soñolientos, señal evidente de que acababa de abandonar el lecho.
Enterado por el herrero de lo que sucedió aquella noche, le manifestó que él no había efectuado viaje alguno ni tampoco dado orden para que fueran a herrar la mula. Después, ya bien despierto, se rió el buen capellán muy a su gusto, de la broma de que había sido objeto el herrero. Ambos amigos fueron al cuarto del ama de llaves, por si ésta estaba en antecedentes de lo ocurrido.
Llamaron repetidas veces a la puerta, y como nadie les contestara, forzaron la cerradura y entraron en la habitación.
Un vago temor les invadía al franquear el umbral y una emoción terrible experimentaron al hallarse dentro del cuarto.
El espectáculo que se ofreció ante sus ojos era horrible. Sobre la cama ensangrentada, yacía el cadáver de la vieja ama de llaves que ostentaba, clavadas en sus pies y manos, las herraduras que el herrero había puesto la noche anterior a la mula.
Los aterrorizados amigos convinieron en que la desdichada mujer había cometido un gran pecado, y que los demonios, tomando el aspecto de indios, la habían convertido en mula para castigarla.
El mal yerno
Era 1 de Noviembre de 1997, mi abuela falleció el 17 de septiembre del mismo año, a lo que mis tíos y mi mamá se pusieron de acuerdo para ir al panteón a ver a sus papas.
Entonces le hablaron a mi tía que vivía en Tlaxcala, para ver a que hora llegaba para que se fueran al panteón, a lo que mi tía les dijo que cuando llegara su marido se ponía de acuerdo con él y les regresaba la llamada.
Total que mi tía les habló y les dijo que su marido no la había dejado ir diciendo que para qué iba si ya su madre estaba muerta.
Y mi tía se acostó a dormir con ese dolor y coraje hacia su marido. Al dia siguiente mi tía se sorprendió cuando su marido muy temprano le dijo que se levantara para que la llevara a la casa de su hermana, ásta así lo hizo y cuando llegaron todos le preguntaron que por qué ese cambio tan repentino, a lo que mi tío les dijo: "les voy a contar pero no se vayan a burlar".
Y a si empezó su relato:
No podía conciliar el sueño y me levante a tomar un vaso con agua, regresé a mi recama y me recosté boca arriba mientras me fumaba un cigarro que no me terminé y apague la luz, no lo hubiera yo hecho, total que entre sueños escuche que golpeaban la paredes con algo y al prender la luz ví a mi suegra parada justo enfrente de mi apoyada como siempre en su bastón, viéndome con mucho coraje, a lo que yo cerré mis ojos y recé todo lo que jamás en mi vida había rezado. Y pues bueno, por eso es que su hermana y yo estamos aquí viniendo a ver a sus papas, y les juro jamás negarle eso a su hermana.
Claro que después de eso todos mis tíos soltaron la carcajada.
La señora del salto mortal

La señora del salto mortal. Leyendas de México. Leyendas Mexicanas. Leyendas cortas. Mitos leyendas.
Cuando México se hallaba todavía bajo el dominio de España, residía en aquella capital un rico comerciante, retirado ya de sus negocios, llamadodon Mendo Quiroga y Suárez. No obstante su gran fortuna, por todos envidiada, su vida era triste y solitaria y sus tesoros no fueron nunca bastantes, con ser inmensos, como para comprarle un amor que endulzara su amarga ancianidad.
Para mitigar sus penas envió a buscar a una hija de su difunta hermana, que debía acompañarlo en su soledad. La joven era hermosa, vana, egoísta y muy coqueta. Aunque se mostraba extremadamente agradecida y satisfecha por el lujo y comodidades que le prodigaba su tío, no por eso llegó a quererlo ni se esforzó en hacerle la vida más agradable. Vistiendo trajes de riquísimos encajes y terciopelos, distraía sus ocios paseándose en el coche de su tío, luciendo orgullosamente su riqueza y hermosura, que bien pronto sedujo a más de cuatro enamorados mancebos. Pero doña Paz recibía despectivamente cuantas atenciones le prodigaban sus rendidos admiradores, en la certeza de que, al morir su tío, sería ella la mujer más rica de México.
Y así fue, efectivamente, aunque bajo ciertas condiciones que hirieron su orgullo en lo más vivo. En el largo testamento en que don Menda la llamaba siempre «mi querida sobrina», legábale todas sus propiedades; pero al final del documento se insertó una cláusula, que debía indispensablemente cumplirse antes de que doña Paz pudiera disponer de un centavo de la cuantiosa herencia.
El testamento decía así:
«y la condición que ahora impongo a mi querida sobrina es la siguiente:
Ataviada con su mejor traje de baile y luciendo sus joyas más preciadas, se encaminará en coche abierto y en pleno mediodía a la plaza Mayor. Allá descenderá del carruaje y se situará en el centro de la plaza, inclinando humildemente al suelo la cabeza, y en esta posición deberá dar un salto mortal. Y es mi voluntad, que si mi querida sobrina Paz no cumple precisamente con esta condición dentro de los seis meses del día en que yo fallezca, no perciba ni un solo centavo de mi herencia. Esta condición la impongo a mi querida sobrina Paz, para que, en la amargura de su verguenza, considere las angustias que yo sufrí por sus crueldades durante mis últimos años».
Herido tan vivamente su orgullo por esta imposición testamentaria de su tío, doña Paz en encerró en las habitaciones de su palacio y nada se supo de ella durante los seis primeros meses, que transcurrieron desde la muerte de don Menda: Y, el mismo día en que finaba el plazo impuesto en el testamento, la gente de la ciudad contempló llena de asombro cómo las hermosas puertas de hierro fundido de don Menda, girando lentamente sobre sus goznes, abrían paso al majestuoso carruaje en cuyo interior lucía esplendorosamente doña Paz su más rico traje de baile y sus valiosas alhajas.
En su pálido rostro, los hermosos ojos, entornados los párpados, miraban humildes. De este modo la orgullosa mujer marchó a la plaza Mayor, luciendo su gentileza y rico atavío por las calles más céntricas de la capital, atestadas de gente. En llegando al término de su viaje, se apeó del coche, y precedida de sus criados, que cuidaron de abrirle paso entre la compacta muchedumbre, avanzó hacia el centro de la plaza, donde sus servidores habían colocado una mullida alfombra sobre las baldosas. Allá en el mismo centro y en presencia de todos, dio el salto mortal que exigía el testamento de su tío y heredó su fortuna, después de haber humillado, amarga y vergonzosamente, su indomable orgullo.
http://www.encuentos.com/leyendas/la-senora-del-salto-mortal-leyendas-de-mexico-leyendas-mexicanas-leyendas-cortas-mitos-leyendas/
La leyenda de Doña Beatriz

La leyenda de Doña Beatriz. Leyendas de México. Leyendas Mexicanas. Leyendas cortas. Mitos leyendas.
Vivía en la ciudad de México una hermosa joven, doña Beatriz, de tan extraordinaria belleza, que era imposible verla sin quedar rendido a sus encantos.
Contábanse entre sus muchos admiradores la mayor parte de la nobleza mexicana, y los más ricos potentados de Nueva España; pero el corazón de la bella latía frío e indiferente ante los requerimientos y asiduidades amorosas de sus tenaces amantes. Y así pasaba el tiempo; pero, como todo tiene un término en la vida, llegó el momento en que el helado corazón de doña Beatriz se incendió en amores.
Ello fue en un fastuoso baile que daba la embajada de Italia.
Allí conoció doña Beatriz a un joven italiano, don Martín Scípoli, de esclarecida y noble estirpe. La indiferencia de doña Beatriz fundióse entonces como la nieve bajo la caricia de los rayos solares, y sintióse la hermosa poseída de un nuevo sentimiento, en tanto que el joven, por su parte, se había también enamorado profundamente.
Poco tiempo después, don Martín se mostró excesivamente celoso de todos los demás adoradores de la hermosa doña Beatriz, promoviendo continuas reyertas y desafiándose con aquellos que él suponía que pretendían arrebatarle sus amores. Y tan frecuentes eran estas querellas, que doña Beatriz estaba afligida, y en su corazón comenzó a arraigar el temor de que don Martín sólo se había enamorado de su hermosura, de modo que, cuando ésta se marchitara, moriría, indefectiblemente el gran amor que ahora le profesaba.
Esta preocupación embargó su mente y amargó su vida en forma tal, que decidió tomar una resolución terrible, para poner a prueba el amor de su galán. Y al efecto, en el deseo de saber si don Martín la quería sólo por su belleza, un día en que su padre se hallaba de viaje, con un pretexto despidió a todos sus criados para quedar sola en su casa.
Encendió el brasero que tenía en su habitación, colocó enfrente la imagen de santa Lucía y ante ella rezó fervorosamente para pedirle le concediera fuerza y valor con que poner por obra su propósito. Después, atándose ante los ojos un pañuelo mojado, se inclinó sobre el brasero, y soplando avivó el fuego hasta que las llamas rozaron sus mejillas. Luego metió su hermosa cara entre las ascuas.
Terminada esta terrible operación, cubrió su rostro con un tenue velo blanco y mandó llamar a don Martín. Una vez en su presencia, apartó lentamente el velo que le cubría el rostro desfigurado por el fuego y se lo mostró al galán; solamente brillaban en todo su esplendor sus hermosos ojos relucientes como las estrellas. Por un momento su amante quedó horrorizado contemplándola. Luego la estrechó en sus brazos amorosamente. La prueba había dado un resultado feliz, y durante todos los años de su dichoso matrimonio, doña Beatriz no volvió a sentir el temor de que don Martín sólo la amara por su hermosura.
El entretecho
Todo Comenzó, cuando cierta noche, cerca de las dos de la mañana, mientras estaba metido en el computador jugando, para variar con la luz apagada, comencé a sentir un leve y tenue llanto en el cual a ratos se escuchaba el nombre “marucho” que me puso la piel de gallina.
Debido a la hora en que se escuchaba, me dio demasiado miedo, pero el llanto se parecía mucho al del hijo menor de la casa de al lado, asi que luego de unos segundos, el miedo se fue y este suceso se me olvido.
Pero, llego una noche, en la cual decidí quedarme a ver una película en la noche,
Todo estaba bien, cuando alrededor de las tres de la mañana, el mismo lastimero llanto de niño se comenzó a oír, pero este llanto, no era como el otro, ya no se parecía en nada al llanto del niño de al lado, aun seguía tenue y lastimoso, pidiendo a ratos a un tal Marucho.
Por un momento deje de ver la película para escuchar bien el llanto y poder deducir que rayos era lo que producía eso, ya que podía ser un simple gato.
Comencé entonces a escuchar y tratar de captar de donde venia aquel llanto.
Cuando por fin pude, saber de donde provenía, quede helado al saber que venia desde arriba, del entretecho, justo abajo en donde yo me encontraba.
El miedo me invadió, y cuando ya el ruido seso preferí ir a acostarme para que mañana pudiera revisar el entretecho, para ver, nose a lo mejor suponía que hubiera una camada de gatos recién nacidos, pero me negaba a pensar que fuera algo paranormal.
Llego la mañana, me levante un poco pensativo, realmente me había asustado,
Les conté a mis padres sobre esto y me dijeron lo que yo pensaba; sobre los gatos y mi padre me dijo que el iba a revisar por lo cual me tranquilice.
Pero llego la noche y mi padre no reviso….
Cuando llego la noche, pensé en grabar el ruido para posteriormente mostrarles el ruido a mis padres, pero el sueño me venció.
Durante la noche me levante a tomar un poco de agua, tenia la boca seca, cuando volví a la cama note que eran un cuarto para las tres de la mañana.
Estuve alrededor de quince minutos esperando el llanto para poder grabarlo, pero no aparecía, pero cuando los ojos míos se destinaban a cerrarse, el esperado suceso ocurrió,
Comenzando con leve ruido, pero este comenzó a hacerse mas fuerte y mas lastimero,
Cuando de repente seso……
El ruido me pillo tan desprevenido, que no alcancé a grabarlo,
Cuando comencé a preparar la grabadora, esperando que se escuchara de nuevo, paso lo inesperado, comencé a escuchar el crujir de tablas desde de la esquina en donde había escuchado la vez pasada el llanto, hasta donde estaba yo, justo bajo donde estaba yo acostado…
Estaba paralizado, solo miraba con temor el lugar donde los crujidos se habían detenido, cuando de repente se escucho un golpe, como un palmetazo, que me hizo gritar del terror haciendo que mis padres se despertaran preguntando que sucedía,
Yoles respondí diciendo que vinieran a oír…
Pero me dijeron que me calmara y que solo eran gatos, no me calme pero el ruido seso y no se escucho nada mas hasta que por fin pude conciliar el sueño.
La mañana siguiente, intrigado por el suceso acontecido, decidí yo averiguar, y subir al entretecho.
Estaba oscuro, veía solo lo que mi linterna apuntaba.
Comencé a caminar algo encorvado, ya que el espacio era algo pequeño, cuando ya me aproximaba a la esquina en donde el llanto se escuchaba, sé sentía un aire espeso y depresivo.
Cuando llegue al lugar, no había nada, salvo un par de cajas vacías, y un peluche roto que me pareció extraño pero podía notar una presencia, una presencia extraña y que hacia el ambiente mas pesado, asi como deprimente…
Cuando estaba dispuesto a irme… sentí el sonido de unas pisadas por alrededor mió…
Desesperado y aterrado, comencé a iluminar para todos lados, hasta que vi hasta ese momento, la explicación de todo…
Un maldito gato, un maldito y simple gato.
Asi que baje mas tranquilo y la verdad es que me dio alo de risa que un maldito gato me causara tanto temor…
En la noche, luego de una fiesta, volví a casa como las tres de el mañana, me acosté,
Pues ya estaba cansado.
Cuando mis ojos se disponían a cerrarse, mirando el techo, de reojo pude notar, la presencia de una sombra, parada en el umbral de la puerta, era similar a la de un niño… por la oscuridad no note ningún detalle, esto fue por segundo, ya que apenas lo note, me levante y esta cosa, salio corriendo, quede exaltado, no me atreví a ver que era, asi que intente dormirme a pesar del susto…
Cuando pasado un tiempo, un maullido de gato me hizo saltar…
Este maullido provenía del lugar en donde el supuesto llanto se había escuchado,
Pero mas me aterro cuando sentí unos pasos que cruzaban por encima mió se dirigían al lugar del gato, estos pasos eran tenues y veloces, como si fueran los de alguien corriendo, como decía estos pasos se dirigieron al lugar en donde se escuchaban los maullidos, y cuando llegaron se escucho un ensordecedor maullido….
Que me dejo paralizado…
Y desde ese momento la noche siguió en calma….y no se volvió a escuchar ningún otro sonido.
Al día siguiente, un olor fétido inundaba la casa, sobre todo mi pieza.
Subí con mi padre a revisar el entretecho…
Y la escena que se veía era asquerosa…ahí estaba el gato que había visto el otro día…
Pero estaba mutilado, le faltaba una pata, y tenia la cabeza abierta, el piso estaba manchado de sangre.
La imagen era chocante…ahí ver tanta sangre revuelta con tripas y cosas asi, que me fui dejando a mi padre que limpiara y sacara el gato muerto, pero antes de esto,
Recogí un muñeco de trapo, un peluche que estaba todo maltrecho y sucio , le faltaba
un ojo y un brazo, lo recogí y me lo lleve a mi pieza.
El día paso, y llego la noche…noche helada por cierto, me quede hasta tarde en el computador, cuando alrededor de las tres de la mañana, comencé a sentir, esa misma presencia que sentía en el entretecho,
Era escalofriante la sensación, a cada rato miraba a cada lado haber si algo había, cuando de repente en la oscuridad que queda hacia el comedor, mirado desde mi pieza…
Comencé a divisar una silueta… algo que desde la oscuridad surgía…
Estaba atento mirándola, cuando de pronto por detrás mió, se sintió un leve…
Y entrecortado “Hola”…que me dejo helado y paralizado…
No me podía mover… Estaba temblando, cuando gire a mirar… pude divisar que en la esquina de mi pieza… se encontraba parado un niño.. Como de 7 años ,estaba todo sucio y maltrecho, su tez era blanca con manchas de suciedad.. Eso era lo que notaba, de su rostro solo veía unos ojos cabizbajos que reflejaban tristeza…
Cuando atemorizado estaba, el extraño niño dijo “quiero a marucho, solo eso quiero”, y con estas palabras, el extraño niño comenzó a llorar… mejor dicho sollozaba.
Con esto sucedido, pensé en el peluche que había encontrado en la mañana asi que lo agarre y se lo lancé al niño… no estaba dispuesto a moverme de donde estaba..
Cuando el niño lo vio, dejo de llorar, y dijo un lastimero “gracias”…. Y en un abrir y cerrar de ojos el niño se perdió en la oscuridad.
Estaba sudando del miedo…templaba de pies a cabeza… y tenia miedo de moverme de ahí….
Luego de lo sucedido prendí la luz, me acosté… con la luz prendida, estaba de verdad aterrado.
A la mañana siguiente les conté todo a mis padres, pero no me creyeron nada, y me dijeron que por la hora había visto alguna alucinación, la cosa es que no me creyeron…
Y al parecer con respecto al niño, solo quería al peluche, ya que nunca jamás lo volví a oír ese escalofriante llanto que el niño producía.
Luego de años, me entere, que cuando construían la casa en la que vivía,
Un curioso niño, se metió a observar la nueva construcción, pero la casa aun no estaba lista, por lo cual el niño cuando recorría el entretecho, cayo por una madera mal trecha
Fracturándose el cuello y muriendo al instante, este niño no superaba los 7 años de edad, y según contaban, el entretecho quedo sellado y nadie mas entro ahí hasta que la casa se vendió, ya que según los maestros, se escuchaba un llanto, un misterioso llanto, que a ratos sonaba al llanto de un niño, buscando al famoso marucho, su peluche.-
Es el mito de la Diosa Luna pero que tomaron en el pueblo de Xcaret antes de que su nombre se perdiera tras la sombra del parque turistico.
En ese pueblo aun se adora a la diosa Ixchel en cada fuego nuevo o dia de muertos porque renace del fuego al igual que todos los que han muerto.
“La Diosa Luna”
En el inicio cuando los dioses eran mortales, existía una bella princesa llamada Ixchel.
Había muchos hombres que la pretendían entre ellos un joven llamado Itzamná.
Un día llego un príncipe de otro imperio, para rendir tributo por la victoria en batalla de la gente de Ixchel y en cuando la conoció se enamoro de ella.
La gente del pueblo le dijo que Itzamná la pretendía y que al parecer ella empezaba a caer ante el entonces desde que el conoció a Itzamná reñían por el amor de Ixchel.
Su hermana mayor; Ixtab, decidió que pelearían hasta que uno de los dos muriera, el sobreviviente quedaría con Ixchel, pero Ixtab desconocía que Ixchel estaba enamorada de Itzamná.
Itzamná iba a vencer pero su oponente le hirió por la espalda con juegos sucios y murió. Ixchel al ver morir a su amado corrió del lugar y encomendando su alma a Ixtab, se quito la vida.
Ixtab maldijo a aquel que con juegos sucios mato a Itzamná, y nadie sube lo que sucedió con el, ella a quien su hermana encomendó su alma al morir, paso a ser la Diosa del Suicidio.
Las almas de las doncellas de la princesa guiaron a los enamorados al cielo y así Itzamná pasó a ser el Dios Sol, e Ixchel, pasó a ser su esposa y la Diosa Luna.
En agradecimiento y como una prueba de su amor por Ixchel, Itzamná dividió en día y noche y a la noche le dio brillo con las almas de esas doncellas que son las estrellas más brillantes.
Se dice que en cada Fuego Nuevo la diosa Ixchel renace del fuego y permite a las doncellas enamorarse y dar como fruto de ese amor un hijo, es por eso que también es considerada diosa del parto y la fertilidad.
La gente del desaparecido pueblo Xcaret cree que cuando un alma de noble corazón muere se convierte en una estrella, por eso en cada fuego nuevo, le ofrecen una ofrenda para que la diosa perdone lo que hubieran hecho para enojarla y aspirar a convertirse en una de las estrellas que iluminan su camino.