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De cómo nacieron las mariposas. Mito pápago.

Un día después de que el dios I’itoi creó al mundo, Hermano Mayor se encontraba sentado en una piedra observando a unos niños jugar con mucha alegría. Se dio cuenta de la belleza que le rodeaba, de la fragancia de las flores y los árboles, oyó con beneplácito el alegre canto de  los pájaros, y se regocijó del maravilloso azul del cielo. Vio con gusto a las mujeres que molían el maíz, su pelo brillando al sol y su morena belleza. ¡Todo era tan hermoso! Pero al momento, el Hermano Mayor tomó conciencia de que toda esa belleza terminaría, que con el tiempos los niños envejecerían y morirían, que las mujeres serían gordas y feas, que sus cabellos sería grises, que las hojas de los árboles se pondrían cafés, y que las flores se marchitarían y perderían su aroma. Entonces, el corazón del dios se puso triste. En esas estaba cuando vio unas hojas de maíz en el suelo que danzaban a la luz del Sol, entonces comprendió que debía hacer algo para capturar todas las cosas hermosas que había estado observando. Tomó su bolsa de la Creación y empezó a meter en ella un poco del azul del cielo, algunos rayos de sol, algo de la negrura del cabello de las mujeres, amarillo de las hojas caídas, un poco del verde de los pinos, de las flores tomó el rojo, el púrpura y el color anaranjado, y guardó el canto de los pájaros. Una vez que metió todo en la bolsa de la Creación, llamó a los infantes y les ordenó que abriesen la bolsa. Así lo hicieron. Al momento salieron volando miles de hermosas mariposas de todas las combinaciones de colores imaginables. Las mariposas como flores voladoras volaban sobre las cabezas de los niños y de las mujeres iluminándolas, mientras emitían hermosos cantos.

Mito corto de mexico - Mariposas

Entonces, un pájaro que se paró sobre el hombro de I’itoi, le dijo al dios que no estaba de acuerdo en que las mariposas tuvieran el mismo maravilloso canto que los pájaros, que eso les pertenecía desde el inicio de la Creación, que las mariposas eran ya bonitas teniendo todos los colores del arco iris, que no era justo que, además, poseyeran el bello canto de los pájaros. Hermano Mayor estuvo de acuerdo con lo dicho por el ave y les quitó el canto a las mariposas. Desde ese momento no pueden cantar, pero alegran con su belleza colorida a todos los pueblos indios.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Chikon Tokoxo se casa. Mito mazateco.

En la montaña sagrada Nindo Tokoxo vivían todos los dioses mazatecos, entre ellos una pareja de ancianos que tenía un hijo, el único. Los padres consideraron que ya era tiempo de casarlo y buscaron una buena chica que fuera también hija de dioses. Cuando los ancianos la encontraron, el padre fue a pedirla una madruga entre  las tres y las cuatro, a fin de que nadie se diese cuenta. Pero un pajarito de nombre Chalandi estaba de guardia en la casa de la muchacha.  El padre acudió tres veces a pedir a la chica, sin resultado satisfactorio. A la cuarta vez acudió el pretendiente, pero ante tal atrevimiento el padre de la muchacha se molestó y le preguntó si ya estaba capacitado para efectuar las tareas que correspondían a su sexo, como sembrar y cortar leña para poder casarse. El joven respondió que sí, y el futuro suegro le replicó que como condición para casarse con su hija debía sembrar maíz, calabaza, y frijol ayocote en todos los cerros de su propiedad en tres días. El muchacho aceptó en seguida, pensando en la manera de cumplir con tamaño compromiso en tan poco tiempo, dado lo enorme del terreno.

mito mexicano - se casa chikon

Entristecido por lo difícil de la tarea, se sentó en una piedra y vio una parvada de pájaros chajma chan. Habló con el líder de los pájaros y le relató el terrible problema en que estaba metido por amor a una bella joven. Los pájaros lo escucharon y se compadecieron. Le dijeron que ellos realizarían el trabajo de roza y sembrarían todo lo pedido por al padre de la novia convertidos en peones de labranza. Muy contento el novio acudió con el futuro suegro para avisarle que la faena estaba hecha.  Desconcertado, al hombre no le quedó más remedio que darle la mano de  su hija. Como los pájaros-peones estaban hambrientos le dijeron al joven que les diera comida, pero no sabía guisar; entonces ña prometida le dijo que eso tenía fácil solución y tomó un totsin, un colibrí, lo mató, y con la mitad hizo un tezmole que alcanzó para que comieran todos, incluido el padre y sus familiares. Terminada la comida, los novios se fueron a vivir al Nindo Tokoxo.

La suegra de Isabel, que así se llamaba la chica, todos los días le pedía que fuera a la milpa de su marido a traer maíz. Cuando llegaba, arrancaba un elote de cada esquina de la milpa y del centro, los llevaba a la casa de su suegro y, por arte de mágia, se convertían en cinco costales rebosantes de elotes. Asombrada, la suegra decidió espiarla y un día la siguió hasta la milpa. Se dio cuenta de los poderes mágicos de Isabel y de la imposibilidad para doblegarla como era su intención. Un día en que la chica se encontraba sola en la casa y el marido en la milpa, la envidiosa suegra la corrió de la Montaña Sagrada. Isabel salió huyendo, y conforme recorría el campo les iba poniendo nombres a los lugares por donde pasaba: Ndá Ninda, Agua de Zorra; Ndá Cho, Agua Animal, y así sucesivamente.
Esta diosa fue conocida por los antiguos con los nombres de Chjoon Ndave, Na Isabel, Na Lisa y Chjoon Cha Asay. Y a su joven esposo lo llamaron Chikón Tokoxo, el famoso dios y héroe cultural de los mazatecos.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Itztlacoyouhqui. Mito mexica

Cuchillo Curvo de Obsidiana fue el dios de la oscuridad, los desastres, la obsidiana, la temperatura, las heladas, el pecado, el castigo, y las miserias humanas. Pero también fue el dios de la justicia y la objetividad. Se le representa con la cara de piedra y con los ojos vendados, a veces una punta de flecha le atraviesa la cabeza. A decir de fray Bernardino de Sahagún: Los atavíos que llevaba eran la carátula del pellejo metida por la cabeza y un capillo de pluma metido en la cabeza, que estaba pegado a un hábito de pluma que tenía sus mangas y su cuerpo; la punta del capillo, que era larga, estaba hecha una rosca hacia atrás; tenía un lomo como cresta de gallo en la rosca, y llamaban a este tal capillo itztlacoliuhqui, que quiere decir dios de la helada.

En el principio de los tiempos Itztacoliuhqui fue Tlahuizcalpantecuhtli, el Señor de la Estrella del Alba, el Señor de la Aurora, representado como un esqueleto que flecha. Era pues, completamente diferente al actual, pero después de combatir con Tonatiuh, el Sol, quien le agredió cegado por los celos ya que Tlahuizcalpantecuhtli había adquirido mayor importancia durante la creación del Quinto Sol llevada a cabo por los dioses en la ciudad de Teotihuacan, Tonatiuh lo castigó y lo convirtió en Itztlacoliuhqui, arrojándole una certera flecha a la cabeza hasta perforársela. Como nos dice el Códice Chimalpopoca: Le disparó y no le acertó. ¡Ah! ¡Ah! le dispara y flecha el Sol a Tlahuiz-calpanteuctli con sus saetas de cañones de plumas rojas, y en seguida le tapó la cara con los nueve cielos juntos. Porque Tlahuizcalpantecuhtli es el hielo.

Mito mexica

A Itztlacoliuhqui se le considera un aspecto o advocación de Quetzalcóatl y de Tezcatlipoca. Se le asocia con la noche y el frío del norte. Asimismo, rige la trecena, el período de trece días del calendario, que da comienzo con en 1-Cuetzpallin, Uno Lagarto. La fiesta al dios Itztlacoliuhqui se celebraba en el mes Ochpaniztli, con ofrendas de comida, bebida, sacrificios humanos, danzas y cánticos.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Chaak, nuestro dios del agua.

Chaak tenía la trompa larga inclinada hacia arriba, y dos enormes colmillos enrollados; semejaba un hombre viejo muy parecido a un reptil, siempre llevaba un hacha, símbolo del trueno y del rayo, pues era el dios del agua, de la lluvia y de la fertilidad de los antiguos mayas. Contaba nuestro dios con cuatro personalidades: Chak Xib Chaak, era el Chaak Rojo del Este; Sac Xib Chaak, el blanco del norte; Ek Xib Chaak, el negro del oeste; y Kan Xib Chaak, el amarillo del sur. Cuando tomaba la personalidad del  Chaak Negro, se convertía en Cuervo; si se trataba del Chaak blanco, aparecía como una paloma blanca; cuando era el Chaak Amarillo, volvíase una magnífica águila; y se encarnaba en faisán el Chaak rojo. Al dios del agua le gustaba vivir en las cuevas y los cenotes, que servían de entrada a las almas para llegar al Inframundo.

Mito corto de mexico - El chaak

Chaak era bondadoso, dador de vida y agua con la cual los campesinos podían cultivar sus sementeras y obtener buenas cosechas de maíz. Por algo había sido quien enseñara la agricultura a los seres humanos. Para que el dios prodigase sus bondades había que tenerlo contento; se le celebraba una gran fiesta en el noveno mes llamado Chen (del 11 al 30 de septiembre) o en el mes Yax. La fiesta recibía el nombre de Ocná, “entrar en la casa” o “renovación del templo”. Antes de la celebración se consultaba a los Bacabes los encargados de sostener las cuatro esquinas del mundo, seres asociados con los Chaces. Los bacabes indicaban el día propicio para llevar a cabo los rituales de la ceremonia. En el día indicado, se renovaban los ídolos y los incensarios, y si el templo lo ameritaba, se le reconstruía para que quedase como nuevo, conmemorando el hecho con una placa colocada en la pared.

Fue tan importante este dios en la cultura maya, que aún en nuestros días los milperos de Yucatán siguen efectuándole ceremonias de petición de agua, para que el maíz no deje de germinar y de crecer, y los hombres puedan seguir viviendo en la Madre Tierra.

Sonia Iglesias y Cabrera


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El origen de las fiestas. Mito yaqui.

Había una vez un cazador llamado Yomumuli que vivía cerca de Huirivis, Sonora. Yomumuli era un anciano. Tenía dos hijos gemelos que se llamaban Yomumulin. Cierto día, el cazador caminaba por el monte cuando escuchó la música de un tambor. Sorprendido, se fue acercando al lugar de donde provenía el sonido, pero no encontró al músico. A Yomumuli le fascinó el sonido que había escuchado, pues en ese tiempo no se conocían las pascolas ni los tambores; por lo tanto, el cazador estaba escuchando por primera vez el sonido de un tambor en tierras yaquis.

Al siguiente día, por los mismos parajes, Yomumuli volvió a oír el tambor que producía una bella canción. Encantado con la música, quiso encontrar al músico para conocerlo y felicitarlo. Pero tampoco lo encontró. Decidió regresar a su casa. Cuando vio a los gemelos les platicó de su placentera experiencia, y les ordenó que fuesen al lugar donde había oído el prodigio cerca de un montón de espinas. Yomumuli dijo. – ¡Vayan, hijos míos, estén alertas al delicioso sonido que yo escuché, traten de localizarlo, pero no se acerquen a las espinas, es peligroso!

Mito corto de mexico, origen de las fiestas

Los gemelos como eran muy obedientes se encaminaron al lugar indicado. Cuando llegaron escucharon la bella música del tambor. Los muchachos, emocionados, se detuvieron a escucharla. Al terminar la música, detrás de las espinas que eran de cholla, mezquite y pitahaya, apareció Toli, una rata que forma su nido debajo de los montones de espinas. Al ver a los gemelos, Toli les saludó y los invitó a su casa. Pero los gemelos replicaron: – Muchas gracias, pero no podemos, porque nuestro padre nos prohibió que nos acercáramos a las espinas. Toli les preguntó que más les había dicho su padre. A lo que respondieron: -También nos envió a que averiguáramos que es ese bello sonido que sale de tu casa. Toli contestó: – Pues este instrumento se llama tambor. Y se los mostró. –Este otro es una flauta, y les enseñó una hermosa flauta de carrizo.

Los muchachos regresaron a su casa y le platicaron a Yomumuli su encuentro con Toli. Pasados unos días llegó a la casa la Madre Eva y dijo que desde ese momento habría fiestas religiosas, que Yomumuli sería el Moro Yaut, que sus hijos debían elaborar cohetes, que avisara a Toli para que fuera a tocar en la fiesta, y que debía ir con el Diablo para que bailara pascola. Yomumuli hizo lo indicado. Cuando llegó con el Diablo éste le dijo que no iría a bailar, pero que mandaría a su hijo. El Diablo llamó a su hijo y le dijo: -¡Vas a ir a la fiesta a hacer payasadas para que los yaquis se diviertan! ¡Te darán tres cohetes, pero no los enciendas! El Diablito se fue a la fiesta. Le dieron los cohetes, no los quemó, los yaquis le dijeron que ahora era un pascola y tenía la obligación de encenderlos. Pero el Diablito sabía que los cohetes son sagrados y que se queman para ahuyentar al Diablo y a los malos espíritus, por eso su padre le prohibió quemarlos. Sin embargo, ante la presión tuvo que encenderlos. El Diablo que estaba escondido viendo la fiesta, huyó despavorido cuando el Diablito le lanzó los cohetes. Al día siguiente regresó, pero volvieron a encender cohetes y volvió a huir. Es por eso que desde entonces el Diablo no puede asistir a las fiestas de los yaquis.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Coyote le hace maldades a Chamán de la Tierra.

Los indios pimas, akimel o’odham, de Sonora y Chihuahua cuentan que cuando Chamán de la Tierra, Juh-Wert-A-Mah-Kai, el supremo Dios Creador, terminó su labor y el mundo estaba poblado de exuberante flora y rica fauna, decidió dar vida a los hombres. Construyó un horno, tomó un poco de barro, y dio forma a dos figuras: un hombre y una mujer. Cuando el dios se encontraba en plena creación humana, llegó Coyote y, haciéndose el chistoso, le dijo que el horno estaba listo para meter cualquier cosa que se quisiera. El Chamán aunque conocía lo mentiroso que era Coyote, pensó que decía la verdad pues al fin y al cabo Coyote era parte de la creación y tenía facultades para realizar buenas acciones, así que metió las figurillas al horno. Pasado cierto tiempo, Coyote le avisó a Chamán de la Tierra que sea lo que fuese lo que había metido al horno, ya estaba listo. El Creador le hizo caso y sacó a la pareja del horno. Pero al hacerlo comprobó que no estaban bien cocidas, que estaban blancuzcas. Así surgieron los hombres blancos de esta pareja que al salir del horno corrió a poblar tierras lejanas.

mito mexicano - coyote

Chamán decidió hacer otras dos figurillas: tomó barro, las esculpió y, por consejo de Coyote, las metió al horno el doble de tiempo que empleó para cocer a la pareja de raza blanca. Cuando las sacó del horno vio que estaban negras. Enojado, el Chamán de la Tierra despidió a Coyote con cajas destempladas y le envió hacia la gran llanura a molestar a quien pudiera con sus engaños y bromas.

Volvió a tomar barro y formó una nueva pareja. Como ya sabía el punto exacto de cocción sacó a las figurillas en el tiempo justo y, ¡Oh, maravilla!, surgieron los primeros pimas que poblaron la Tierra con  el punto de cocción exacto; es decir, doradito.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Suawaka, el flechador.

Hace muchos miles de años, en una colina llamada Tácale situada al noroeste de Guaymas, vivía una serpiente de siete cabezas. Cerca del río, en So’ri, existía otra colina poblada por más serpientes de siete cabezas. Los indios yaquis afirmaban que cada serpiente era una persona que se había casado con un pariente. Cuando morían los incestuosos, iban a parar a las colinas convertidos en serpientes. Al cumplir un año de muertos les salía una cabeza, al segundo otra, y así hasta completar las siete cabezas. Cada siete años, las serpientes salen de su morada y ocasionan fuertes vientos y terribles lluvias que perjudican a los humanos. En el Cielo se encuentra el dios Suawaka, el arquero de las estrellas fugaces, casado con la diosa de las plantas y de la supervivencia en el desierto. Desde su celestial lar observa la salida de las serpientes de siete cabezas. En cuanto las ve, les arroja una flecha de fuego, que los indios ven como si fueran estrellas fugaces que se aparecen por las noches. En cuanto la serpiente es flechada, Suawaka la apresa y la lleva al Cielo, donde lo esperan su esposa, su suegro, llamado Yuku, y su suegra que es nada menos que la Lluvia. Con la serpiente preparan ricos platillos y se la comen. Cada siete años, el dios desciende a la Tierra y se dirige a Tácale y a So’ri a recoger las presas flechadas con su arco. A su familia nunca le falta el alimento. Cuando Suawaka por alguna razón no baja a la Tierra, empiezan a salir serpientes de las colinas y se produce mucho viento y mucha lluvia.

El terrible monstruo

Un mito nos relata que una vez un pescador se encontraba pescando cerca de Guaymas cuando se dio cuenta de que Suawaka mataba a una serpiente. El hombre le preguntó lo que hacía, a lo que el dios respondió: -Mato una serpiente, ¿acaso no lo ves? El pescador le preguntó en dónde vivía: -En el Cielo, respondió el flechador. – ¡Llévame a tu casa!, dijo el hombre.  El dios aceptó, se puso la serpiente en un hombro, colocó encima al pescador, le ordenó que cerrase los ojos y emprendió el vuelo.

Cuando llegaron al Cielo, el pescador vio mucha carne de serpiente y muchas escaleras de víboras. La esposa del dios le ofreció un plato lleno de carne, pero al hombre no le gustaba la carne de serpiente y lo rechazó. La mujer, ofendida, le dijo a su marido: – ¡Este hombre no quiere comer, se va a morir, hiciste mal en traerlo! Asustado, el pescador le pidió a San Miguel, el otro nombre de Suawaka, que lo regresara a la Tierra. El dios aceptó y le dio una escalera de víboras para que la mostrara a todos y así se les quitaran las ganas de subir al Cielo. Cuando el pescador llegó a su pueblo enseñó la escalera de serpientes que le había dado el flechador, y todos fueron presa de pánico y a nadie le dieron ganas de ir a visitar al dios en las alturas celestiales.

Sonia Iglesias y Cabrera

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La placenta de Ixchel.

En la cosmovisión maya, la araña representaba la placenta de la diosa del parto Ixchel, la Señora del Arco Iris, pues se consideraba que el hilo de araña que salía de la parte central de la diosa, representaba la vida que unía a todos los seres humanos, como un enorme cordón umbilical. Muchas de las arañas mayas estaban relacionadas con el tejido y la hechicería; recordemos que Ixchel fue  la patrona de las tejedoras, a más de ser la diosa del amor, la luna y la medicina, a la cual muchas veces se la representaba acompañada de un hermoso conejo. La autora del presente artículo en el libro Tradiciones populares mexicanas nos refiere acerca de esta divinidad:

Ixchel fue la Diosa de la Luna. Se nos la presenta como una diosa vieja, fea y mala, que disfruta vaciando odres de cólera y maldad sobre el mundo, si creemos lo que nos dice el Códice Dresde. Y así como podía dar vida a los seres y a la naturaleza, regía el nacimiento de los niños y tenía la capacidad de curar. Enviaba a la tierra las inundaciones y las tormentas que causaban graves daños en el mundo intermedio: la Tierra. En esta advocación, se la representaba rodeada de símbolos de la muerte y la destrucción, con una serpiente enrollada al cuello y a la cabeza, y adornada de osamentas humanas; sus pies estaban formados por garras amenazadoras. Asimismo, suele aparecer tejiendo el telar de cintura, del cual había sido la inventora, y se cree que estaba tejiendo cuando atrajo la atención de su marido, el Sol. Como era la suprema tejedora, Ixchel está asociada a la araña, cuya tela simboliza su placenta, ya que la araña crea el hilo de la vida, a la manera de un cordón umbilical.

Sonia Iglesias y Cabrera


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El zanate y el dios Dhipaak. Mito huasteco

El dios Muxi y su pareja Maam enviaron un ave a la Tierra que llevaba en su piquito un grano de maíz. Era un zanate negro, una urraca, que se llamaba Ts’ok, una bella divinidad celeste. Esa semilla se sembró; o más bien, el pájaro dejó caer la semilla en la boca de una muchacha, llamada Dhakpeenk’aach,  representación carnal de la Tierra,  que se estaba bañando en un arroyo. La muchacha nunca salía de su casa, porque su abuela, llamada K’oleenib, era una nahual, vieja y desalmada que no la dejaba salir a ningún lado. Sin embargo ese día  salió a escondidas y la semilla le cayó en la boca que abrió un momento para tomar aire. La muchacha quedó embarazada. A los nueve meses dio a luz a un niño que fue el Dios del Maíz, al que le pusieron por nombre Dhipaak. La madre murió en el parto.

Mito corto del Zanate

La abuela de la muchacha rechazaba al niño, al que llamaba con desprecio Pe’no que significa “algo levantado de la calle y que no se sabe que es”. No quería al niño, lo odiaba, y decidió matarlo. Para ello, lo molió en el metate, lo hizo pedacitos que arrojó en el campo. De esos trozos de maíz, nacieron plantas de maíz. La abuela volvió a cortar los maíces, pero estos se volvieron a reproducir hasta que dieron muchas mazorcas. Cuando estaban los pedacitos de maíz por el suelo, una hormiga se los quería comer, pero el maíz le dijo que no lo hiciera porque era un dios. La abuela volvió a cortar el maíz para desaparecerlo; hizo masa en el metate y con ella elaboró atole y tamalitos. Se los comió, aunque no pudo terminar porque le hicieron daño. Como la abuela vio que no podía acabar con las mazorcas, juntó todo el atole que había salido del maíz cortado por ella y lo llevó al mar a tirarlo. Cuando lo estaba haciendo se juntaron muchos pececitos que querían beberse el atole, pero el atole, que era el dios Dhipaak, les dijo que no se lo comieran, sino que juntaran los pedacitos. Con los trocitos se formó una masita y el dios niño encarnó otra vez.

Fue su voluntad quedarse en el mar por mucho tiempo hasta que creció. El Abuelo Muxí no quería que viviera ahí en el mar, porque  lo había mandado para que viviera en la Tierra; pero, el Dios del Maíz le dijo que no se iría porque su abuela lo había llevado al mar y que si Muxi quería que regresara tendría que llevarlo él mismo. Primero se pensó que lo llevara el camarón, pero como no podía salir del agua sin morir, no pudo. Después, se le encomendó a un pez grande la tarea de conducirlo a la tierra, pero tampoco pudo porque no tenía pies para trasladarse. Por fin, se eligió a la tortuga. El Dios del maíz se subió sobre su caparachón y durante el camino se entretuvo en raspar la concha de la tortuga, por eso la tiene cuadriculada. La tortuga llegó a la Tierra y así el Dios del Maíz regresó a donde debía estar.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Los mayas y la tortuga

Cuentan los antiguos mayas en un hermoso mito, que cuando el Sol y la Luna huyeron de la destrucción del mundo se cobijaron bajo el caparazón de una tortuga, lo que permitió a la Luna efectuar su habitual recorrido, pues con ello evitó morir destruida por el cataclismo. Muchos de los códices mayas representan al dios Sol llevando a cuestas el caparazón de una tortuga. A más, la tortuga es la insignia de los cuatro bacaboob que sostienen el Cielo, y se encuentran situados en los cuatro puntos cardinales, ya que los mayas concebían al planeta Tierra como una gran tortuga, cuyo caparazón simbolizaba su redondez.

Pawahtún, el Cargador del Cosmos, uno y cuatro a la vez, se representa con los brazos en alto, el rostro arrugado, la boca desdentada, y el cabello cubierto con una red. Carga un caparazón de tortuga en la espalda, y su glifo se representa por medio del caparachón. Pawahtún mora en el Cielo, la Tierra, y el Inframundo; su tarea es sostener la bóveda celeste y la superficie de la Tierra. La naturaleza del dios es pétrea. A él le correspondía presidir los cinco días nefastos, wayeb’, del calendario solar, a más de ser el patrono de los pintores y los tlacuilos.

Mito corto Los Mayas y la Tortuga

En la astronomía maya la constelación AC se refiera a la Tortuga; es decir a Orión. En el Diccionario Motul, AC EK, las estrellas que están en el signo de Géminis, forman la figura de una tortuga. Además, se la identifica con el solsticio de verano, porque su lentitud de movimientos representa al tiempo cuando parece que el Sol no se moviese; el mes Kayab, tiempo del solsticio, está representado por la cara de una tortuga. Por otra parte, según el cronista Diego de Landa, la letra A es un glifo que representa a una tortuga.

Sonia Iglesias y Cabrera