Categorías
Baja California Leyendas Cortas

Irenea

Irenea nació cerca del poblado de El Triunfo, en una zona hermosa conocida como El Zacatón, en Baja California Sur. Cuando sus padres la concibieron eran ya bastante mayores, frisaban los sesenta años, por lo cual contaba con algunos hermanos que eran bastante mayores que ella. Irenea era una niña muy bonita. Tenía los ojos verdes como la albahaca, el pelo rojo como el fuego y la piel muy blanca como todos los pelirrojos. No se perecía en nada a sus hermanos que tenían la piel morena y el pelo oscuro. Además, la pequeña era sumamente inteligente. Por tales razones, los habitantes del pueblo aseguraban que Irenea tenía algo raro, y su diferencia la hacía parecer anormal a la vista de los demás.

Un día 12 de diciembre, fiesta de la Virgen de Guadalupe, cuando la niña pelirroja contaba con ocho años de edad, acudió con sus padres a la iglesia del El Triunfo para participar en la solemne misa que todos los años se le dedicaba a la Virgen. Todo iba bien, hasta que Irenea empezó a ponerse nerviosa y a insistirle a su madre que se saliesen de la iglesia. Ante la necedad de la pequeña, la madre accedió a salir. No bien lo habían hecho cuando el techo de la iglesia se derrumbó, catástrofe que costó la vida de doce personas e hirió a muchas más.

El día que se llevaron a cabo los funerales de los difuntos, todo el pueblo se encontraba reunido en el cementerio. Una de las personas asistentes se puso como histérica y, ni presta ni perezosa, señaló a la niña como la culpable de la caída del techo que tantas muertes había provocado. El sacerdote al escuchar la acusación trató de calmar los ánimos explicando que tanto la niña como sus padres y hermanos eran buenos católicos que nunca faltaban a misa, y que la pequeña era una criatura inocente. Pero el pueblo estaba enardecido y no tomó en cuenta las palabras del cura.

La iglesia de El Triunfo

Así pues, al caer la noche, la turba se dirigió a la casa de Irenea y le prendió fuego. Al día siguiente, los habitantes acudieron a lo que había sido el hogar de Irenea, reconocieron sus restos por algunos mechones rojizos de pelo, amarraron una cuerda a su quemado cadáver y la arrastraron por el arroyo hasta el pie de un guamúchil. Ahí quedó la pobre niña.

Cuenta la leyenda que desde entonces la niña se aparece en el sitio conocido como El Zacatón, vestida de blanco y con su hermoso pelo rojo cayéndole hasta la cintura. Los automovilistas que circulan por ese trecho de la carretero de El Zacatón, cuando la ven se llevan tremendo susto, y algunos hasta han sufrido serios accidentes a la vista del fantasma de Irenea la pelirroja.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

Categorías
Baja California Leyendas Cortas Leyendas infantiles

Los enamorados

A finales del siglo pasado, en el poblado de El Triunfo, en Baja California, vivía un rico matrimonio que tenía una hija muy bella: la chica era rubia, blanca y delgada, además de tener muy buen carácter. Esta joven, llamada Alma, se enamoró de Narciso, un muchacho que trabajaba en el campo, de familia humilde y sin dinero. A  pesar de la diferencia económica, se hicieron novios, pero los padres de Alma no estaban de acuerdo con el noviazgo, y decidieron encerrarla en su recámara prohibiéndole que volviese a ver a Narciso.

Sin embargo, el muchacho acudía a la casa de Alma, y cuando llegaba tocaba en la pared de la cocina con una vara, para que Alma supiera que no la había olvidado. Al oír el ruido, la muchacha se ponía muy contenta y entonces podía dormir tranquila.

Un día, Narciso decidió irse a San José del Cabo para buscar un trabajo que le diera buen dinero y así poder casarse con Alma. Le dijo a una vecina que le entregara una carta a su novia donde le explicaba que había partido a hacer fortuna. Pero la mujer nunca pudo entregarle la carta a Alma, porque sus padres la vigilaban muy bien y nunca pudo verla para cumplir el encargo.

Paisaje marino de Baja California

Pasó mucho tiempo, y los padres de Alma decidieron que ya era hora de que se casara. Arreglaron la boda con los padres de un muchacho al que juzgaron conveniente. En esas estaban cuando una noche Alma escuchó un ruido en la pared de la cocina. Salió de la casa apresuradamente y se encontró con Narciso que le propuso que huyeran para casarse y ser felices.

Así lo hicieron. Se fueron a vivir a la playa donde construyeron una bonita casa, y vivieron juntos por muchos años. El 6 de noviembre de 1997, se convirtieron en los tatarabuelos de una hermosa niña llamada Alejandra.

Sonia Iglesias y Cabrera