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Leyendas Cortas Veracruz

Una condesa muy solitaria

Una leyenda del estado de Veracruz nos relata la triste historia de una mujer que se casó con un rico español que además era conde. La mujer no era tan bella como encantadora y seductora, siempre sedienta de cariño que su marido no sabía darle.

Por cuestiones de trabajo el conde de Malibrán se veía en la necesidad de viajar constantemente por varias regiones del estado y por algunos otros, incluso sus excursiones llegaban a la Ciudad de México.

Estos continuos viajes obligaban a la mujer a quedarse mucho tiempo sola, y por supuesto que ella sufría con esas ausencias del conde porque lo amaba. Pero tanta soledad y lejanía tuvo por resultado que la dama dejase de amar a su marido resentida por el trato de que era objeto.

Para aliviar su soledad y su frustración, cuando el conde salía de viaje la condesa aprovechaba para hacer fiestas e invitar a sus amigos y amantes.

El mayor sueño de la condesa de Malibrán era tener un hijo, pero por más intentos que hacía no lo conseguía y estaba muy triste y frustrada. Tanta era su necesidad de ser madre que acudió a la brujería con tal de lograr su objetivo. Por fin, la mujer logró preñarse y tener a un nene. Pero para desgracia de ella el niño nació deforme. Ante hecho tan lamentable, la condesa decidió esconder a su hijo y ocultarlo de todas las miradas.Loslagatos del pozo

En cierta ocasión en que una de las criadas de la mujer se encontraba cargando en brazos al niño, el conde apareció de improviso pues había decidido acortar su viaje. Al entrar al salón principal, lo primero que vio fue a la doméstica con el monstruo en los brazos. Inmediatamente, se dirigió a la recámara de su esposa con el fin de pedirle una explicación acerca de aquel engendro.

Abrió la puerta de la recámara y sorprendió a la bella esposa en actitud pecaminosa con unos de sus amantes. Al saberse engañado por la mujer, lleno de rabia con su espada mató a la infiel y al amante en turno. Después, llamó a uno de sus criados de mayor confianza y le ordenó que echase los cuerpos de los adúlteros, más el del bebe deforme, en un pozo con lagartos que había en la casona de su propiedad. Así lo hizo el criado, además de informarle al noble que su esposa arrojaba al pozo los cuerpos de los amantes de los que ya se había hartado.

Ante tanta calamidad, el conde no tuvo más remedio que volverse loco.

Desde ese momento, todos los días se le veía caminar por las calles de Veracruz gritando: – ¡Horror, horror; justicia, justicia! ¡Qué muera sin compasión la malvada condesa de Malibrán!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Michoacán

El tesoro de la Catedral de Morelia

Cuenta una leyenda que, en la antigua ciudad de Morelia llamada Valladolid, en un declive de la loma de Santa María se encontraba la entrada a un túnel que cruzaba la ciudad y estaba cerrado por varias grandes piedras. Nadie construía en esos terrenos, ya que pertenecían al ayuntamiento. Los vecinos de las zonas aledañas afirmaban que de ese túnel salían gritos de pavor.

Tiempo atrás. Un grupo de ladrones había decidido robar las riquezas que sabían que se encontraban en un cuarto especial de la Catedral de Morelia. Las riquezas no eran pocas, pues en esa estancia se guardaba mucho dinero y joyas que el obispo conseguía por limosnas o donativos que las familias pudientes de estado le obsequiaban a la iglesia.

Los ladrones habían decidido introducirse a esa habitación entrando por el túnel de Santa María que sabían que llegaba hasta la Catedral. Se introdujeron y al llegar al sitio indicado empezaron a cavar el suelo de la recámara de los tesoros.

Tres veces los ladrones pudieron robar sin que nadie se diera cuenta de que faltaban cosas del tesoro. Sin embargo, un día el obispo tuvo necesidad de una pieza que formaba parte del tesoro y la mando pedir. Al no encontrarla el criado encargado de llevarla, dio aviso, y una serie de monjes y sacerdotes se dio a la tarea de cotejar el inventario con los objetos existentes. Inmediatamente se dieron cuenta de que faltaban bastantes cosas que debían estar ahí.La bella catedral de Morelia

Todo el mundo se enteró de los robos que calculaban habían tenido lugar por tres años. Las autoridades investigaron, pero nunca pudieron atrapar a nadie ni se explicaban como había podido introducirse el ladrón o los ladrones del tesoro. Les llamaron los “robos misteriosos”

Pero a pesar de que los ladrones supieron que los religiosos ya se habían dado cuenta de los hurtos y se les seguían buscando, decidieron repetir sus hazañas y volver a entrar a la habitación del tesoro. Por dos veces más se llevaron dinero y un cofre lleno de monedas de oro. Las personas de la ciudad estaban asustadas y hasta llegaron a pensar que los robos se debían al Diablo.

Una noche, uno de los religiosos entró a la habitación y se encontró con tres hombres que estaban metiendo oro en una bolsa. Cuando les vio el cura dio aviso y todos los religiosos de la catedral, más los criados que se les unieron se introdujeron en el túnel por el que habían escapado los ladrones para perseguirlos y atraparlos. Todos corrían por los túneles cuando de repente un temblor ocasionó que se derrumbara y los religiosos quedaran atrapados. Al tratar de sacarlos, los soldados se dieron cuenta de que pasada la zona del derrumbe el túnel se dividía en dos partes. Una de ellas se dirigía hacia el oriente y llegaba al sótano de un mesón, y la otra llegaba hasta la entrada de la loma de Santa María. En ninguna de la salida encontraron a los malhechores, quienes habían desaparecido misteriosamente.

Nunca se supo que fue de ellos; sin embargo, poco tiempo después por toda la ciudad de Valladolid y otras de Michoacán, empezaron a circular monedas de oro y plata.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Leyendas Cortas Puebla

Berta y Elodia

En la Ciudad de Puebla vivían Berta y Elodia, dos hermanas que se destacaban por su gran belleza. Como eran vanidosas y coquetas contaban con muchos pretendientes, con quienes gustaban divertirse, jugar bromas, y cuyos elogios las hacían felices. Siempre estaban de fiesta y a la conquista de nuevos amoríos. Ni que decir tiene que los galanes agasajaban a las dos hermosas mujeres llevándoles serenatas casi todos los días con la intención de obtener sus favores.

En cierta ocasión, paseando por las calles del Puebla con algunos pretendientes y ya casi anocheciendo, las hermanas se detuvieron frente a la iglesia de la Doctora Santa Teresa de Jesús. Al ver el humilde portón, se acercaron a él y Berta llamó tres veces con los nudillos. Al poco tiempo se escuchó una voz por detrás de la puerta que preguntaba: – ¿Quién llama? A cuya pregunta Berta respondió: – ¡Por favor Madre, le suplico encarecidamente que rece usted por dos mujeres que se encuentran muy enfermas y sufren en demasía! Pida al Cielo por ellas, porque si no ocurre un milagro es seguro que morirán esta misma noche.

En seguida, se oyó una voz que respondía: – ¡Querida hermana, pierda usted cuidado, Voy a decirle a todas las monjas de este convento que dirijan sus plegarias a Dios todo poderoso para que auxilie y salve a esas pobres enfermitas!Santa Teresa de Jesús

Muy satisfechas por la broma, Berta y Elodia siguieron tranquilamente su camino. Al llegar a su casa, invitaron a los galanes que las habían acompañado a una fiesta que se celebraría al siguiente día.

Así pues, al otro día, amigos y pretendientes llegaron a la casa de las coquetas hermanas con el propósito de pasar un buen rato con las bromistas mujeres. Pero al tocar el portón nadie acudió a abrirles la puerta, y toda la casa estaba en completo silencio.

Al no tener repuesta, los invitados entraron forzando una ventana, pues estaban seguros de que se trataba de una de las tantas bromas que les gustaba a las hermanas hacer a todo el mundo.

Al entrar en el salón los invitados quedaron mudos de asombro al ver que en él se encontraban dos ataúdes negros. Todavía pensando que se trataba de una broma pesada de Berta y Elodia, se acercaron a los ataúdes. Fue entonces que se dieron cuenta de que dentro de ellos se encontraban los cuerpos sin vida de las muchachas.

Así terminaron las hermosas mujeres, víctimas de su propia broma, pues con Santa Teresa y con la Muerte no caben las bromas ni los juegos.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas de Terror Puebla Sin categoría

La Fuente de los Muñecos

En el Barrio de Xonaca del estado de Puebla está ubicada la famosa Fuente de los Muñecos, cuyo nombre se debe a una trágica historia que ha dado pie a una leyenda. La fuente se sitúa exactamente entre las calles 22 Oriente y 18 Norte de la ciudad. En la fuente hay dos personajes, una niña que lleva un vestido muy bonito amarillo y un niño con impecable overol que sostiene en una mano un paraguas abierto.

Cuenta la leyenda que cerca de la fuente, había una finca propiedad del gobernador de Puebla Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente de México Manuel. En la propiedad se dicho gobernador trabajaba un hombre padre de dos niños pequeños. La niña contaba con seis años y el niño con siete. El padre quería mucho a sus vástagos, y éstos eran muy felices y se pasaban el tiempo jugando, cantando y riéndose a más no poder.

Por supuesto que los niños acudían a la escuela regularmente, y muy arregladitos, pues su madre ponía especial esmero en que fuesen muy limpios y con bonitos trajes; se veían tan bien que los llamaban los muñecos.Los hermanos desaparecidos

Un cierto día en que estaba lloviendo muy fuerte, los pequeños se encaminaron hacia su escuela. El niño había tomado un paraguas para cubrirse del chubasco y, sobre todo, para evitar que su hermana se mojase, pues la quería mucho y siempre trataba de protegerla.

El tiempo pasó y los niños nunca regresaron de la escuela. Vecinos, autoridades y los padres los buscaron por todos lados sin ningún éxito, nadie los había visto ni sabía su paradero. El padre de los dos niños y su madre estaban muertos de la aflicción y locos de angustia. Después de días y semanas de una búsqueda infructuosa, todas las personas estaban convencidas de que los infantes se habían caído y ahogado en un pozo de agua que se encontraba en los terrenos de la finca y que tenía que pasar para acudir a su escuela.

El gobernador Maximino Ávila Camacho había hecho todo lo posible para que los niños fuesen encontrados, y se sentía muy afectado por la desaparición de los hermanos que conocía desde pequeños y eran hijos de uno de sus trabajadores. Este sentimiento de compasión le llevó ordenar que en el pozo de agua se construyera una fuente con las esculturas de los dos niños extraviados.

Y así se hizo, los hermanitos aparecían en la fuente caminando juntos y amparándose de la lluvia con el paraguas que el niño había tomado de su casa. La fuente estaba ornamentada con azulejos de talavera y era muy bonita. Desgraciadamente, hoy en día se encuentra muy deteriorada.

La leyenda nos dice que desde el día en que fue terminada la Fuente de los Muñecos, por las noches los pequeños dejan sus pedestales y se van a jugar a las calles aledañas en donde se pueden escuchar sus cantos y sus risas de niños felices. Poco antes de que vaya a salir el sol, los niños regresan a sus lugares en la fuente con las rodillas raspadas y los trajecitos rotos de tanto jugar. Este hecho se repite cada noche.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Chihuahua Leyendas Cortas

Los legendarios menonitas de México

En el año de 1922 llegaron a México tres mil personas menonitas invitados por el presidente Álvaro Obregón, cuyo gobierno corrió con los gastos de dicha llegada. El número aumentó a diez mil que se distribuyeron por Guanajuato, Durango y Chihuahua. Se trataba de un grupo étnico que provenía de Zurich, Suiza, cuyo líder espiritual fue Menno Simons (1496-1561) un líder anabaptista de los Países Bajos.

Los encargados de establecer el acuerdo para inmigrar a México fueron varios dirigentes menonitas, entre los que destacó David Rempel quien se encargó de establecer una crónica de viajes. Según él, los menonitas salieron de Rosenfeld hacia Winnipeg, para llegar a Tejas, de ahí pasaron a Arizona, luego a Nogales, y posteriormente a Sonora.

En marzo de 1922 salieron de Manitoba, Canadá seis trenes que llegaron a San Antonio de los Arenales. Fueron nueve mil doscientas sesenta y tres menonitas que se asentaron en tres municipios de Chihuahua.Grupo de menonitas de Chihuahua

Aparte de los artículos domésticos, cada familia llevaba animales de crianza, madera, materiales para construir de sus casas y quince millones de pesos. Cada familia tuvo derecho a cuarenta acres de tierra. Al paso del tiempo se fueron distribuyendo en varios estados de la República Mexicana.

Los inmigrantes que llegaron a Chihuahua se dividieron en dos colonias: Manitoba y Swint Curent, y en ella formaron un gobierno teocrático, dirigido por obispos elegidos por el Espíritu Santo, quienes se encargan de que los miembros de las colonias vayan por el buen camino. Solamente pueden ser obispos aquellos hombres que han demostrado ser buenos padres y son casados y bautizados.

Se trata de un grupo muy cerrado, endogámico, con costumbres muy antiguas algunas de las cuales se remontan al medievo europeo. Conservan sus vestimentas tradicionales del siglo XVI del norte de Europa. Y suelen trasladarse en carruajes antiguos. Cada colonia menonita tiene sus normas propias, aunque en general se puede decir que no suelen trabajar para personas fuera de la comunidad, ni se casan con personas ajenas a su etnia. Rechazan la modernidad y se dedican a la lectura de la Biblia, para alejarse de las tentaciones del Diablo. No asisten a bailes, ni teatros ni cines, solamente pueden cantar en la iglesia. Por supuesto que tiene prohibido el uso del celular, el internet y la televisión. No se permite el uso de la energía eléctrica. Los niños estudian solamente de los siete a los catorce años de edad, después de lo cual los hombres se dedican a ayudar en las labores de sus padres, y las mujeres ayudan en la casa. Sus casas constan de una caballeriza, un taller doméstico y la casa habitación propiamente dicha, con tres cuartos; el destinado a las mujeres, el de los hombres y el de los padres. Puede haber también un cuarto destinado a las visitas.

Sin embargo, las necesidades de la vida moderna han obligado a algunos menonitas a emplear el celular, conducir vehículos y aún a cambiar su vestimenta cuando es necesario para sus negocios

Los menonitas se dedican a la agricultura y a la producción de leche, mantequilla, crema y queso, y de instrumentos de producción que venden a comercios no menonitas.

La lengua que hablan los menonitas se llama Plautdietsch o Bajo Alemán Menonita, integrado por varios dialectos que se hablan en Chile, Paraguay, Estados Unidos, México y otros países donde se encuentran asentados actualmente. El Bajo Alemán proviene de un grupo de menonitas que huyeron de la persecución que sufrían en los Países Bajos y en Bélgica en el siglo XVI, para refugiarse en Danzig.

Hoy en día el plautdietsch es hablado por cerca de cien mil personas, en algunos estados de México y de América Latina. Existen dos dialectos de esta lengua. Los iniciales emigrantes de Canadá hablan sobre todo el inglés.

Actualmente hay menonitas en más de sesenta países.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Guanajuato Leyendas Cortas

«Sobre las Olas»

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas compuso un vals que le dio fama mundial: Sobre las olas. Aunque nació en Santa Cruz, Guanajuato en el año de 1868, de joven vivó en la Ciudad de México en el famoso barrio de Tepito. Como su padre, don José de Jesús Rosas, le había enseñado a tocar el violín desde pequeño, trabajo en la iglesia de San Sebastián como violinista. Cantor y campanero. Su padre les había enseñado música a todos sus hijos y había formado un trío que tocaba amenizando diferentes eventos sociales. Manuel, su hermano tocaba la guitarra, Juventino el violín y don José el arpa.

Como el trabajo en el pueblo no era suficiente, la familia Rosas decidió partir a la Ciudad de México en el año de 1875. El trío se volvió cuarteto cuando se agregó al grupo Patrocinio, su hermano, quien fue el encargado de cantar. En México, Juventino formó parte de dos grupos musicales: el de los hermanos Aguirre y el de los hermanos Elvira, el cual abandonó a raíz de la muerte de su padre y hermano, quienes murieron en una fiesta donde se armó una trifulca.

Poco después, Rosas tocó en la orquesta que acompañaba a Ángela Peralta, pero quiso la mala fortuna que el cólera los atrapara en Mazatlán, y que la orquesta se desintegrara, pues la cantante murió víctima de ese terrible mal.Don Juventino Rosas

Juventino estudio en el Conservatorio Nacional de Música en 1885, pero no por mucho tiempo. Empezó a tocar para los riquillos de la época, y en el año ’87 tomó parte en un festival en el Teatro Nacional, organizado a fin de conmemorar la Batalla de Puebla. Gustó tanto su actuación que empezaron a aparecer mecenas que querían ayudarlo económicamente. Sin embargo. la ayuda llegó muy tarde, pues Juventino se había convertido en alcohólico, debido a su miseria y mala suerte en la vida. Su pobreza nunca le impidió componer valses, mazurcas, danzas, polcas y canciones.

Entre las obras que compuso le dedicó un vals a Carmen Romero Rubio, la esposa del presidente Porfirio Díaz, al que llamó Carmen. A esta composición le siguieron Cuauhtémoc, una marcha y el vals Junto al Manantial, que inspiró la mujer de la cual estaba enamorado, cuando la vio lavando: Mariana Carvajal, hermana de un amigo suyo en cuya casa vivía, pues Juventino era muy pobre, y su esposa le había abandonado. Después, dicho vals cambio de nombre y fue nombrado Sobre las Olas. Este vals, Rosas se lo regaló a doña Calixta Gutiérrez de Alfaro, esposa de uno de los dueños de los sitios de recreo don actuaba el compositor con el grupo musical que había formado a instancias de sus amigos. El nombre del vals fue cambiado por Miguel Ríos Toledano, quien hizo un arreglo al piano y lo vendió a la casa Wagner & Lieven.

Dado el éxito de su vals, Porfirio Díaz le regaló un piano, que Juventino Rosas vendió para poder pagar sus múltiples deudas y los miserables cuarenta y cinco pesos que por derecho de autor le había pagado, anticipadamente, la casa Wagner & Lieven. El vals se hizo inmediatamente famoso, aunque Juventino nunca obtuvo mayor fortuna de su obra, era famoso, pero pobre.

A causa de un desengaño amoroso y buscando nuevas oportunidades, en el año de 1894 Juventino Rosas partió hacia La Habana, Cuba, como parte de una compañía de zarzuela. A mitad de la jira en Cuba la compañía se desintegró. Para entonces el músico estaba muy enfermo del hígado y acudió a la Casa de Salud de Nuestra Señora del Rosario en Batabanó, que era gratuita. Pero el mal había avanzado demasiado y Juventino murió en junio de 1894 a la edad de veintisiete años.

Actualmente sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

 

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Leyendas Cortas Yucatan

La Monja Roja del Mayab

 

Motul, Yucatán. Año de 1878. Año en que Elvia Carrillo Puerto vio la luz por primera vez. Sus padres fueron Justiniano Carrillo y su madre Adela Puerto. Tuvo cinco hermanos. Y vivió con su familia en la calle principal de Motul, un pueblo chico, en una casa que ahora es el Museo Biblioteca Felipe Carrillo Puerto.

Su educación fue laica, acudía al Colegio Roque J. que dirigía una mujer llamada Benita Palma, y al que acudían muchos hijos de obreros. Su educación se completó con los consejos de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, por cuyos consejos se adentró en la lectura de Flora Tristan, Victoria Woodhull y Mary Wollstonecfaft.

A muy temprana edad se casó, contaba solamente con trece años, con Vicente Pérez Mendiburo, con el cual procreó un hijo. Fue la hermana nada menos que de don Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán por dos años y gran caudillo revolucionario y progresista.La Monja Roja del Mayab

Elvia fue una luchadora revolucionaria que perteneció al Partido Socialista del Sureste, y tomó parte, a los diez y nueve años, en la rebelión del Plan de Dzelkoop en la que se luchaba contra el dominio henequenero del estado de Yucatán. Fue a partir de este hecho que la joven dio comienzo a su lucha por los derechos políticos de la mujer, lo que la llevó a fundar una organización formada, sobre todo, por campesinas. Asimismo, luchaba por la libertad sexual de las mujeres, el derecho al divorcio y al control de la natalidad.

Siendo presidente Venustiano Carranza, Elvia viajó a la Ciudad de México para pugnar porque se tratase en las Cámaras el tema del voto femenino, puesto que aún las mujeres no podían votar, pero no consiguió nada. De regreso a Yucatán, en 1913, fue elegida como diputada municipal junto a otras dos mujeres: Raquel Dzib Cicero y Beatriz Peniche Barrera, postuladas por el Partido Socialista del Sureste.

Poco después de la muerte de Felipe Carrillo Puerto, asesinado cruelmente por militares huertistas, tuvo que huir a la Ciudad de México, pues su vida se encontraba en grave peligro. En México vivió bajo la protección del presidente Álvaro Obregón y, posteriormente de Plutarco Elías Calles.

Para el año de 1925 decidió regresar a su tierra natal para asistir a un congreso de carácter feminista, del cual surgió la idea de presentar un documento en la Cámara de Diputados federal solicitando la reforma al artículo 34 de la Constitución, a fin de dar a las mujeres el derecho a votar; así como la igualdad entre el hombre y la mujer. Aunque de nada sirvió.

Pero Elvia no se desmoralizaba y su lucha continuó formando varias instituciones de carácter feminista como la Liga Orientadora Feminista Socialista y la Liga d Acción Femenil, a fin de lograr el derecho al voto de la mujer.

Cuando el general Lázaro Cárdenas fue presidente de México, la lucha de la Monja Roja tampoco tuvo éxito, pues los políticos gubernamentales consideraban que al otorgar el voto a la mujer estaban contribuyendo a que la Iglesias contara con mayor poder en las elecciones, pues todas harían lo que los curas les aconsejasen.

Algo desmoralizada, pero sin cejar en la lucha, en 1953, bajo el mandato presidencial de Adolfo Ruiz Cortínez, por fin fue modificado el famoso artículo 34 de la Constitución y se les concedieron todos los derechos políticos a las mujeres mexicanas. Así pues, Elvia Carrillo obtuvo la medalla de honor al Mérito Revolucionario.

La Monja Roja murió el 15 de abril de 1968 en la Ciudad de México a la edad de 90 años. Y descansa en paz en el Cementerio General de Mérida.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México

Un Ángel de leyenda

En el año de 1843, el presidente Antonio López de Santa Anna decidió que sería adecuado construir un monumento que conmemorara la Independencia de México. A través de la Academia de San Carlos convocó a un concurso para escoger el más bello proyecto, según bases estrictamente estipuladas de cómo debía ser dicho monumento.

De entre los participantes al concurso ganó un francés llamado Enrique Griffon, apoyado por los jueces de San Carlos, pero a Santa Anna no le pareció adecuado el diseño y escogió la propuesta de Lorenzo de la Hidalga, un arquitecto español asentado en México, aun cuando los trescientos pesos del primer premio se le otorgaron al arquitecto francés.

El monumento se empezó a erigir en la Plaza de Armas de la Ciudad de México. La primera piedra se colocó el 16 de septiembre de 1843, y dio comienzo la construcción de su zócalo –de ahí que al Zócalo le llamemos Zócalo-, la que muy pronto se abandonó por falta de dinero, y porque el gobierno cambio.

Años después, durante el Imperio de Maximiliano, se retomó la construcción, otorgada a Ramón Rodríguez Arangoity, y cupo la gloria a la emperatriz Carlota colocar la primera piedra. Pero tampoco logró realizarse el proyecto, ya que el imperio cayó.

No fue sino hasta el mandato de Porfirio Díaz, cuando cerca del Paseo de la Reforma – antiguo Paseo del Emperador y luego Paso de Degollado- a raíz del surgimiento de nuevas colonias para gente rica, como la Americana y la Tabacalera, se decidió colocar estatuas de héroes de la reforma, aceras y árboles en el Paseo.

En 1886, se retomó la idea de construir el monumento a la Independencia, esta vez en una de las glorietas del Paseo, pero el proyecto no prosperó.

No fue sino hasta el año de 1900 cuando se le encargó el proyecto a Antonio Rivas Mercado. Las esculturas y bajorrelieves estuvieron a cargo de Enrique Alciati y como responsable de la obra civil estuvo Roberto Gayol, un ingeniero mexicano.

La primera piedra se colocó en 1902, el 2 de enero, y se añadió un cofre que contenía el acta de independencia de México, junto con varias monedas de la época. Sin embargo, la columna estaba mal cimentada y hubo que derribarla y construirla de nuevo en 1907. Por fin, el monumento se inauguró en 1910 con un costo de dos millones mil quinientos pesos. Obviamente la inauguró Porfirio Díaz.

El ángel que corona el monumento es una Victoria Alada hecha de bronce recubierto de oro, en actitud de vuelo con las alas abiertas, en el brazo derecho colocado hacia arriba, lleva una corona de laurel; el brazo izquierdo que pende lleva en la mano una cadena rota de tres eslabones, mismos que simbolizan los tres siglos del sometimiento a España. La Victoria mide 6.7 metros y pesa siete toneladas. Alciati utilizó la técnica de la cera perdida en Florencia donde llevó los moldes de yeso a los Talleres Galli.

El Ángel de la Independencia se destrozó a raíz de un terrible terremoto que tuvo lugar el 28 de julio de 1857, y se construyó un nuevo ángel. La cabeza de la antigua Victoria, se encuentra a la entrada del Archivo Histórico de la Ciudad de México.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Aguascalientes

El Jardín de San Marcos y su fantasma

En el año de 1851 llegó a la ciudad de Aguascalientes Felipe Rey González, y puso una tienda de abarrotes con el propósito de hacer fortuna. Y como el negocio prosperó, Felipe se construyó una casa en la Calle Flora en la cual vivía junto con su esposa. Como era tan rico, compró alhajas y oro, pero como tenía mucho miedo a que los ladrones se llevasen su tesoro, pensó que debía guardarlo en un lugar seguro que nadie conociera. Entonces decidió enterrar su fortuna en al Jardín de San Marcos, que colindaba con su casa, pensando que nadie maliciaría que en tal lugar pudiera esconderse un tesoro de tal magnitud.

Bajo un gran fresno, Felipe enterró una caja de buen tamaño que contenía su fortuna. Hecho lo cual continuó con su vida normal y con las tertulias que le gustaba organizar con sus amigos cerca de la balaustrada del jardín, desde dominaba su escondite. Ahí se entretenían charlando y jugando albures. En una de esas ocasiones, al estar jugando albures uno de los participantes hizo trampa y se formó un pleito donde salieron a relucir las pistolas. Hubo un muerto y heridos, y ante aquella trifulca, don Felipe, azorado, volteaba a ver el lugar donde se encontraba enterrado su tesoro, no fueran a descubrirlo. Llegó la policía y apresaron al descontrolado hombre, cuya mayor preocupación era su tesoro enterrado. Tanta era su preocupación que cayó enfermo. En su enfermedad ofreció a la Virgen del Pueblito que lo librara de tanta angustia y pusiera a salvo su tesoro.Entrada al Jardín de San Marcos

Al cabo de un cierto tiempo, el riquillo salió de la cárcel porque era inocente de la trifulca. Al salir y antes de llegar a su casa donde le esperaban amigos y familiares para ofrecerle una fiesta, decidió ir al Jardín de San Marcos a ver el lugar en que se encontraba su tesoro. Todo estaba bien. Siguió con su vida normal. Al poco tiempo, Felipe volvió a enfermarse y lo único que era capaz de hacer era acercarse al lugar donde se encontraba su fortuna y regresar a su casa muy fatigado. La enfermedad avanzaba y llegó el día en que no pudo volver a salir ni hablar. Trató con señas de decirle a su esposa donde se encontraba el dinero, pero no logró que su mujer le comprendiera.

Felipe murió sin haber cumplido la promesa a la Virgen del Pueblito, hecho muy mal visto a los ojos de la Santa Señora. Se dice que, desde entonces todos los días por la noche, a la hora del alba, el fantasma de don Felipe se pasea por el lado norte del Jardín de San Marcos, llega a la iglesia a rezar y luego desaparece. Nadie de los pobladores de Aguascalientes tiene la menor gana de acudir al jardín a esa hora tan siniestra, como es de suponer, pues el miedo no anda en burro.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Ciudad de México

Arturo, un asilo, un refresco y muchas ganas de ayudar

Don Artur Mundet i Carbó nació en Bajo Ampurdán, España, en el año de 1879. Provenía de una familia de empresarios que comerciaban con corcho y tapones, muy empleados en la industria del vino. Tuvo una hermana y un hermano, quienes cuando tuvieron edad suficiente se incorporaron a la industria de la familia, que en esa época vivía en Sant Antoni de Calonge. Como la empresa era todo un éxito, el padre, Lorenzo Mundet, decidió abrir una oficina en la ciudad de Nueva York, la cual puso a cargo de su hijo mayor, José. Artur le acompañó en el viaje, mismo que, poco después, aprovechó para recorrer algunos países de América.

Al llegar a México abrió una empresa de corcho allá por el año de 1902. Cuatro años más tarde se asentó definitivamente en el país y se casó con Anna Gironella i Llovet, con la cual procreó nueve hijos. Un año después, en 1907, y después de haber perdido a su heredero, don Arturo fundó una fábrica a la que llamó Artículos Mundet para Embotelladoras, S.A. Gran éxito alcanzó su empresa, pues introdujo la famosa “corcholata”, una tapa de metal con una lámina interna de corcho a la que se le dio el nombre de tapón corona, y que se empleaba para tapar refrescos y otras bebidas con gas.

A don Artur se le ocurrió la idea de fabricar un refresco elaborado con jugo de manzana no fermentado, muy a la manera de la sidra. A este refresco le llamó Sidral Mundet, el cual alcanzó una fama tan poderosa que aún el refresco existe en nuestros días. Esta bebida que todos los mexicanos bebían con gusto, se exportó a varios países de América y a los Estados Unidos.El envase original del Sdral Mundet

A raíz de la muerte de su hijo, el señor Mundet empezó a llevar a cabo muchas obras benéficas, como por ejemplo, financió la Maternidad Mundet del Sanatorio Español de la Ciudad de México, en agradecimiento a las atenciones que habían tenido durante la larga enfermedad de su hijo.

Poco después, ya en el año de 1937, construyó la Casa Hogar para Ancianos Mundet, que empezó a funcionar tres años después. A más de ello, donó un edificio para alojar al Hospital Infantil, y en 1956, inauguró un grandísimo parque al que llamó Parque Mundet.

Arturo Mundet nunca se olvidó de España, y colaboró ayudando a la reconstrucción de la Casa de la Caridad de Barcelona, en el Valle de Ebrón. Asimismo, fundó las Llars Anna Gironella de Mundet, edificios en los cuales se atendía a ancianos, enfermos y todo aquel que lo necesitara, actualmente convertidas en Campus Mundet de la Universidad de Barcelona.

En su pueblo natal fundó la Hermandad de Sant Antoni de Calonge, a la cual daba dinero y que fue de gran importancia y utilidad en los terribles años de la Guerra Civil Española ayudando a todo aquel que lo necesitara.

Un fulminante ataque al corazón puso término a la vida de este generoso empresario catalán, cuyo refresco es conocido por todos los mexicanos que a lo largo de su vida lo han saboreado. Para elaborarlo, en un principio el concentrado de manzana se traía desde Canadá, y los refrescos se distribuían por el Valle de México en carretas de mulas. En el año de 1936, la fábrica Mundet tenía la capacidad de producir ciento veinte botellas por minuto, que para 1950 se habían convertido en seiscientos mil refrescos diarios. En 1970 surgió la empresa de Jugos y Frutas Mundet, con franquicias que se abarcaron todo el país. La distribución fue enorme.

 Tristemente, en el año de 2002, la Coca Cola compró la embotelladora Mundet, la cual cumplió en 2010 cien años de existencia.

Sonia Iglesias y Cabrera