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Leyendas Cortas

La Casa Blanca. Leyenda colonial.

La Casa Blanca se ubica en la calle de Hidalgo 43 en San Ángel, uno de los barrios más hermosos del sur de la Ciudad de México. Fue edificada en el siglo XVII por los condes de Oploca, al estilo de las casas campiranas de la época. Su portal es sencillo y bello; en la parte superior del zaguán puede verse un escudo de armas.  Los condes, un poco más tarde, fundaron en ella una institución de frailes evangelizadores con destino a catequizar a los niños filipinos, por lo cual se la conoció como La Casa de los Niños de China.

Durante la intervención norteamericana de 1847, dio alberge a las tropas extranjeras; y más tarde, de 1863 a 1867, fue ocupada por las fuerzas armadas francesas, con la anuencia de su entonces propietario José del Villar y Bocanegra. Posteriormente, la casa pasó a ser una congregación de monjas. El inmueble se vendió varias veces; en 1902 era propiedad de Willam Lucien Morkil.

Casa blanca imagenLa leyenda de la Casa Blanca nos dice que doña Giomar, dueña de la casa, tenía un enamorado que le prometió, formalmente, matrimonio. Pero don Lope, mujeriego y casquivano, faltó a su promesa. Decepcionada y herida en lo más profundo de su femineidad, doña Giomar murió de la pena. Años después, de regreso a México, don Lope pasó por la puerta de la Casa Blanca, y oyó una voz que desde adentro le llamaba. La curiosidad le hizo acercarse a una ventana, agarrar los barrotes y tratar de ver hacia el interior. Cuando don Lope asustado quiso huir, no pudo despegar las manos de las rejas. Lamentablemente, al día siguiente fue encontrado muerto en la ventana y con las manos fuertemente apretadas a las rejas de hierro forjado. Desde el día de este hecho legendario hasta hoy, por la ventana puede verse a la luz de la Luna a doña Giomar sentada y acongojada, esperando la llegada de su amado.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mitos Cortos

Los niveles del universo. Mito tojolabal.

El universo de los indígenas tojolabales de Chiapas está formado por tres niveles;  cada uno de ellos cuenta con seres sobrenaturales capaces de interferir en la vida de los seres humanos para causarles daños o procurarles beneficios.

En el primer nivel se encuentra el Cielo, Satk’inal, la hermosa morada de Dios, K’awaltic, de Santa María, Nantik; de K’ak’u, el Sol; y de Jnantik ‘Ixaw, Nuestra Madre  Luna.

Mito tojolabal

En el segundo nivel se sitúa la Tierra, llamada Lu’umk’inal, la cual está formada por el Mar, la Tierra Caliente y la Tierra Fría. En la Tierra viven los seres humanos y todos los santos que son la representación de dios. Además de ser los fundadores de los pueblos que existen, los santos ayudan a los humanos y a los animales a tener buena salud. Pero en la Tierra también existen seres malignos que castigan a los que infringen las normas de la comunidad, y cometen faltas;  por ejemplo, hay mujer mala que encanta a los hombres con su seducción y los mata.

También se encuentra en la Tierra Nejk’eltzi, el Cadejo, que gusta de aparecérseles a los borrachos por la noche y les produce la terrible enfermedad del “espanto” cuando le ven. En las aguas de los ríos y las lagunas, existe un ser llamado Xinalniha’ malo como él solo.

En el tercer nivel se sitúa el Inframundo, K’ik’nal, Negro, el mundo de la oscuridad, donde vive el maligno Pukuj, conocido también como el Sombrerón, o el Dueño del Monte, cuyos rasgos físicos son parecidos a los de los mestizos, los kaxlanes… En el K’ik’nal viven los muertos, pero que aún se les considera con existencia, son los ‘altzilales, “los que tienen corazón”.
 
Sonia Iglesias y Cabrera.

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Tradiciones

La Navidad. III. El origen de la Piñata.

Este maravilloso juguete tan estrechamente ligado a las Posadas, llegó a México con los conquistadores españoles para subyugar a los indígenas y formar parte de nuestras tradiciones culturales populares.

Su origen no es del todo claro, ya que existen varias teorías al respecto. Una de ellas afirma que fue Marco Polo (1254-1324), ese famoso viajero veneciano, quien llevó la piñata a Italia desde la remota China, una vez cumplida su estancia en ese país. Efectivamente, los chinos de la etapa dinástica tenían la costumbre de elaborar una figura de buey, búfalo o vaca en cartón, a la que adornaban pegándole papel de colores. A esta efigie le colgaban los diversos implementos agrícolas que usaban los campesinos para trabajar la tierra. El interior del animal se llenaba con cinco clases de cereales: mijo, sorgo, arroz, cebada y trigo. La piñata se colgaba y los mandarines se encargaban de golpearla y romperla con largas varas multicolores. Una vez rota, los papeles, cartones y semillas desparramados por el suelo, se quemaban y sus cenizas eran recogidas por los participantes y guardadas como amuletos para obtener suerte y una buena cosecha. Obviamente, se trataba de un rito propiciatorio de carácter agrícola.

Cuando la piñata llegó a Italia cambio su función ritual por la lúdica y se la utilizó como parte de los festejos del primer domingo de Cuaresma, que recibió el nombre de Domingo de Piñata. En este día se forraba una olla con papeles, se la rellenaba de dulces y se la rompía con un palo. Fueron famosas las piñatas que se emplearon en Nápoles en la corte de los Borbones, pues la conseja popular nos dice que se les ponían joyas en su interior, entre otros objetos de menor valía.
De Italia la costumbre pasó a España, donde se la elaboraba en ocasión del Baile de la Piñata que tenía lugar en el tiempo de Carnaval, el cual se prolongaba hasta el primer Domingo de Cuaresma.
Otra versión, debida a la pluma de la doctora Ruth Lechuga nos afirma que:

La piñata se originó en Italia. “Pignatta” significa olla. Durante la Cuaresma se acostumbraba obsequiar a los trabajadores agrícolas una olla llena de regalos. De Italia la práctica pasó a España, donde se fijaba el primer domingo de cuaresma para “romper la olla” como solía decirse. La fiesta se denominaba “domingo de piñata“. Según noticias de este tiempo, ni en España, ni en Italia, se adornaba el recipiente. Pocos años después de la conquista, los misioneros trajeron la costumbre a la Nueva España, pero cambiaron la fecha por los días de las posadas.

Efectivamente, al llegar a México la piñata se rompía el llamado Domingo de Piñata que correspondía a la doménica siguiente al Miércoles de Ceniza. La fecha cambió a las Posadas Navideñas por razones posiblemente ideológicas, para atraer adeptos indígenas a las celebraciones litúrgicas de la Natividad del Señor; pero en un principio debió haberse seguido la costumbre española, ya que aún hoy en día, en algunos lugares de la República como en Magdalenas, Chiapas, y en Mérida, Yucatán, se sigue conservando la fecha inicial.

Existe un testimonio que sostiene que en el siglo XVII, las piñatas ya eran de uso frecuente, pues el pintor Juan Rodríguez Juárez (1675-1728), inmortalizó un rompimiento de piñata acaecido en Iztacalco, Distrito Federal, en una pintura donde pueden verse dos piñatas sostenidas por una cuerda desde la azotea de una iglesia. Dos indígenas las soportan, mientras que otros, alborozados y vendados, intentan romperla.

Fray Juan de Grijalva, conquistador y fraile español, aseguraba que la olla de la piñata representaba a Satanás; su colorido y adornos eran el anzuelo para atraer a los hombres hacia el pecado; la colación y las frutas simbolizaban los placeres pecaminosos; la persona vendada que golpeaba al  juguete, encarnaba a la Fe, que es ciega; el acto de golpear a la piñata, representaba la destrucción del mismísimo Demonio; y los picos de la tradicional figura de estrella, simbolizaban los siete Pecados Capitales.

Así pues, la forma clásica de la piñata ha sido la de una estrella de siete picos, aunque según Sebastián Verti, en el siglo XIX se pusieron de moda las piñatas hechas en forma de gajos, amarrados todos en la parte de arriba con listones de colores. Estos, en un momento dado se jalaban y los dulces caían quedando al alcance de todos.
En el momento en que se va a “quebrar” la piñata, chicos y adultos suelen cantar rondas populares. Por ejemplo:
 
Dale, dale, dale,
No pierdas el tino,
Porque si lo pierdes
Pierdes el camino
*******************************
Dale, dale, dale,
No pierdas el tino,
Mide la distancia
Que hay en el camino

*************
No quiero oro
No quiero plata
Yo lo que quiero
Es romper la piñata
*****************
Echen confites
Y canelones
Pa’ los muchachos
Que son muy tragones.
******************
Ándale María
No te dilates
Con la canasta

De los cacahuates.

Ándale Juana
No te dilates
Con la canasta
De los cacahuates.
***************
La piñata tiene caca,
Tiene caca,
Tiene caca,
Cacahuates de a montón.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Leyendas Mexicanas Prehispanicas

La cuetlaxóchitl, Flor de Noche Buena.

Y se discute, furia desatada,
sobre tu origen, cuando tú eres nuestra.
Matriarcal Cuetlaxóchitl, bien amada,
solemne y bendecida, fiel Maestra.

Autor desconocido.

Esta conocida y bella flor, ha formado parte de nuestra cultura desde hace ya varios siglos, pues se le conocía desde antes del esplendor mexica, etnia tan amante de las plantas y las flores, como podemos constatarlo por los muchos jardines botánicos que crearon para su deleite, y en los cuales cultivaban muy variadas especies llegadas de todas las regiones conocidas por los aztecas. En efecto, muchas fueron las flores que admiraron nuestros antepasados, algunas las utilizaban como ornato por su natural belleza, otras se emplearon como parte de la terapéutica, y las más, para honrar a los dioses en las múltiples ceremonias que les dedicaban durante el transcurso del calendario festivo.

Leyenda mexicana flor noche buenaDe entre las muchas flores con que los mexicas contaban, la cuetlaxóchitl destacaba por su elegancia y exquisitez. Su nombre en lengua náhuatl significa “flor que se marchita”, posiblemente aludiendo a lo efímero de su existencia. Otros etimólogos pretenden que su denominación nos remite a “flor de cuero”, lo cual no es muy probable ya que no se trata de una flor de consistencia dura. La leyenda nos cuenta que en el norte del territorio de Taxco se daba un arbusto de bellas flores blancas. Después de una batalla en la cual los mexicas derrotaron a los chontales y los diezmaron, las flores sin razón alguna, se marchitaron, y los vencedores optaron por llamar a la flor “flor que se marchita”. Cuando llegó el tiempo de la siguiente floración, los arbustos se cubrieron de flores de un hermoso color rojo debido a la sangre derramada por los vencidos chontales.

Ritualmente, la cuetlaxóchitl aparecía en casi todas las fiestas sagradas mexicas; sobre todo en la denominada Tlaxochimaco, del noveno mes y dedicada a Huitzilopochtli, Dios de la Guerra en la cual este ser sagrado se adornaba con guirnaldas, sartales, y collares elaborados con esta flor. Para los aztecas esta flor simboliza la pureza y la nueva vida que obtenían los guerreros muertos en batalla, pues pensaban que  tenían la facultad de regresar a la Tierra en forma de mariposas o colibríes para chupar el néctar de la cuetlaxóchitl. Por esta razón, se la ponía en las ofrendas mortuorias dedicadas a los guerreros muertos en el cumplimiento de su deber.

A la llegada de los españoles, la flor adquirió el nombre con el que la conocemos actualmente y perdió el dulce apelativo náhuatl. Se convirtió en la Flor de Noche Buena, precisamente porque se daba en mayor cantidad en los meses cercanos a la Natividad del Señor. Su nombre científico es Eupherbia Pulcherrima. Se trata de un arbusto lechoso de la familia de las Euphorbiáceas que puede llegar a medir hasta seis metros de altura. Presenta grandes hojas y flores cupuliformes, amarillas y pequeñas, a las que cubren brácteas de color rojo intenso, aunque algunas veces pueden ser blancas, amarillas y de color salmón. Esta flor invernal, originaria de un poblado llamado Cuetlaxochitlán, cercano a Taxco y ahora desaparecido, crece en clima cálido durante los meses de noviembre y diciembre, por lo que durante los primeros tiempos de la etapa colonial, los frailes la emplearon para adornar las iglesias y los belenes, aprovechando su anterior uso ritual y adaptándolo a la nueva religión. Una leyenda relata que una muy pobre pequeña niña se encontraba llorando cerca de una iglesia en la Noche Buena, porque no tenía ningún regalo que ofrendar a la Virgen María y al Niño Dios. Un ángel la vio desde el Cielo y se le acercó para indicarle que recogiese hierbas que se daban en el camino y las llevase al altar de la Virgen. La pequeña obedeció. Cuando colocó las hierbas en el altar se convirtieron en bellísimas flores de un rojo intenso que hicieron felices a la niña, la Virgen María y el Niño Jesús.

Otra leyenda da fe de que en un pueblo montañés un cura dio el encargo a una pobre mujer de tejer una manta para tapar al Niño Dios el 24 de diciembre. Pero la mujer enfermó gravemente, y su hijita de diez años se acomidió a ayudarla. En su torpeza a la niña se le enredaban todos los hilos del telar y no logró tejar la tela. Cuando el plazo se cumplió, la niña lloraba angustiada detrás de un arbusto por no haber cumplido con el encargo. Una viejita se le apareció y le aconsejó que cortara algunas ramas del arbusto y las llevase al altar de Jesús. La llorosa niña hizo lo que le ordenaba la anciana señora. Cuando puso las ramas en el florero, se llenaron de maravillosas flores en forma de estrella que pudo obsequiar al Niño. Al salir de la iglesia, se percató de que todas las secas ramas de los arbustos del camino estaban llenas de maravillosas flores rojas como la sangre.

En el siglo XIX, Joel Poinsett, primer embajador norteamericano en México, la llevó a su país, específicamente a Charleston, donde pronto se aclimató y pudo comercializarla por todos los estados de la Unión Americana. Más tarde, introdujo la flor en Europa, donde gustó mucho. Poinsett nunca mencionó que se trataba de una flor mexicana, y durante mucho tiempo se creyó que era una flor norteamericana, e incluso se la conoce con el nombre de Ponsetia.

La Cuetlaxóchitl, la Flor de Noche Buena y la Ponsetia, comparten otros nombres. Se la llama Flor de Pascua, Flor de Fuego, Santa Catarina, Catalina, y Bandera. En los Estados Unidos se la denomina Chistmas Flower, y en Argentina se la conoce como Estrella Federal, santo y seña de los republicanos que pelearon contra los colonialistas españoles.

Además de ser bella, ritual y patriótica la cuetlaxóchitl también tiene propiedades terapéuticas. Tomada en infusión produce más leche en las mujeres que están amamantando, pero debe ser dosificada adecuadamente, porque de lo contrario es peligrosa. Las brácteas mezcladas con octli, se usan para teñir telas y cuero, con las que se obtiene un color rojo escarlata. El jugo de los tallos se puede usar como depilatorio. Con la flor se preparan cataplasma y fomentos contra la erisipela y algunas enfermedades de la piel  como los granitos que padecen muchos adolescentes.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Leyendas Cortas Leyendas Urbanas de Terror Tlaxcala

Chucho el Roto

Chucho el Roto, cuyo nombre fue Jesús Arriaga, nació en Santa Ana Chiautempan. Tlaxcala, en la Calle del Gallito, en 1858. Chucho fue un famoso ladrón que se inició en la carrera de malviviente a causa de un hombre rico que le envió a presidio cuyo nombre fue don Diego de Frizac, por haberse enamorado de la señorita Matilde de Frizac, sobrina del millonario. En el año de 1885, se fugó de la cárcel de San Juan de Ulúa situada en una isla frente al Puerto de Veracruz.

Chucho y Matilde tuvieron una hija llamada María de los Dolores cuando él ejercía el oficio de carpintero. Al descubrirse el hecho la familia Frizac lo amenazó de muerte, y aun Matilde le rechazó por temor a la cólera de su tío. Acongojado, Chucho se raptó a la pequeña, fue hecho prisionero y encerrado en la Cárcel de Belem de la Ciudad de México, de donde fue llevado a San Juan de Ulúa.Leyenda chucho el roto
Para cometer sus robos, Chucho el Roto se vestía de manera elegante, razón por la cual le apodaron “el roto” (petimetre). Contaba con varios cómplices, La Changa, Juan Palomo y Lebrija, quienes le ayudaban a efectuar sus robos. Gran parte de lo robado Chucho lo regalaba a los pobres que le querían mucho.

Nueve años después de escapar, fue apresado durante su último robo, en las Cumbres de Maltrata, Veracruz. De vuelta a San Juan de Ulúa quiso volver a escapar, pero la traición de su compañero de celda Bruno, truncó sus intenciones. Herido por una certera bala, fue recapturado. El coronel Federico Hinojosa, director del penal, mandó que se le diesen cien azotes llamándole “desgraciado”, a lo que Chucho respondió: – ¡No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados! Entonces, el coronel ordenó trescientos azotes. En San Juan le metieron a una celda de castigo, El Limbo, donde el verdugo El Boa le azotó. De El Limbo fue trasladado al Hospital Marqués de Montes, donde murió el 25 de marzo de 1894. Contaba con treinta y seis años de edad. Su cuerpo fue trasladado a México  y recibido por su hermana, Matilde y su hija Lolita. Cuando abrieron el ataúd sólo encontraron piedras.

Sonia Iglesias y Cabrera.

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Mitos Cortos

Itzamná, el Señor de los Cielos, la Noche y el Día. Mito maya.

En la cosmovisión maya Itzamná ocupa un papel fundamental en la creación del universo. Sentado desde una banda astronómica, símbolo de los planetas, dirigía al cosmos desde su morada en el Cielo. Itzamná, creador del fuego y del corazón, representaba la muerte y el renacimiento de la naturaleza. Debido a su carácter omnipresente se le representó de muy variadas formas: como viejo desdentado; como pájaro sagrado, Itzam Ye, símbolo del plano celestial; y como cocodrilo, Itza Na Kauil, connotación  del plano terrestre. Asimismo, su imagen podía representarse con atributos de jaguar, venado, pez, y serpiente. Fue asociado con el agua, el fuego, la vida y la muerte.

Mitos de mexico - ItzamnaEstaba vinculado con el rostro del Sol y con la lluvia y, por ende, con la agricultura. Fue el hijo de Hunab Ku, el dios único, y esposo de la diosa Ixchel, la truculenta Diosa de la Luna. Su nombre proviene de su famosa frase con la que se definió ante los hombres: Itz en kaan, itz en muyal, soy el rocío del Cielo, soy el rocío de las nubes. Pero su nombre también puede significar “casa de la iguana” Según el historiador Eric Thompson, su nombre deriva de itzam, lagarto, y de naaj, casa, lo cual nos daría Casa de Lagarto. El Dios Cocodrilo enseñó a los hombres el cultivo y el uso del ki, henequén. Además, fue el primer dios-sacerdote inventor de la escritura y de los libros, y el mecenas de la medicina. Es nada menos que el descubridor de las ciencias y el conocimiento, y patrón del día Ahua, el último y el considerado el más importante de los veinte días maya que conforman el mes.

Finalmente, mencionemos que para los mayas la Tierra era un gran cocodrilo, Itzam Cab Ain, Iguana Cocodrilo de la Tierra, Caimán de la Tierra; o bien, Chac Mumul Ain, Gran Cocodrilo Lodoso. Como nos dice Thompson: Los mayas creían que el mundo descansaba sobre el tórax de un enorme caimán o lagarto, y que éste, a su vez, flotaba sobre una vasta laguna. Aunque a veces la Tierra se representaba como un caparazón de tortuga. Al cocodrilo se le identificaba con el Inframundo y con el Cielo. Así, nuestro animal sacralizado compartía una relación tripartita: Cielo-Tierra-Inframundo.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Tradiciones

La Navidad. II. El origen de las Posadas.

Las Nueve Jornadas, como también se conoce a las Posadas, se inician el 16 de diciembre y terminan el 24 del mismo mes. Según la tradición popular, las posadas simbolizan los nueve meses de embarazo de la Virgen María. Estas fiestas rituales tuvieron su origen en las antiguas Misas de Aguinaldo, denominadas de aguinaldo, porque se ofrecían a las personas como un obsequio de Navidad. Dichas misas se acompañaban con cantos de villancicos alusivos al nacimiento del Niño Dios.

Las Misas de Aguinaldo se efectuaron por primera vez en nuestro país en el poblado de San Agustín Acolman, Estado de México, gracias a que fray Diego de Soria, monje evangelizador y prior del convento de San Agustín, consiguió del Papa Sixto V una Bula; es decir, un permiso para celebrar en la Nueva España tal liturgia, con el propósito de mejor adoctrinar a los naturales de las nuevas tierras conquistadas. Una vez obtenido el permiso papal, se iniciaron las misas que comprendían un período de nueve días, exactamente igual al número de días que antecedía a los preparativos a que se sometían los esclavos que serían sacrificados a Huitzilopochtli el 25 de diciembre. Al respecto el historiador Germán Andrade Labastida nos informa:

…durante los mismos días que los aztecas usaban para sus fiestas de Navidad, los frailes hacían con personas vestidas de determinada manera, con trajes que recordaban a los de la época de Vespasiano y de Tiberio, caracterizando personajes de aquel entonces, una representación de cada uno de los nueve días anteriores al 25 de diciembre, las diferentes jornadas que hicieron de Nazareth a Belén el patriarca José… con su esposa María…dando origen a las fiestas caseras conocidas con el nombre de posadas.

pidiendo posada -navidadEfectivamente, para dar cumplimiento a una orden del emperador de Roma César Augusto, todos los habitantes de Judea, entre ellos José y María, acudieron a Belén para ser censados. Al encontrar los albergues ocupados dado el exceso de peregrinos, tuvieron que refugiarse en un pesebre, donde nació, a la medianoche, Jesús el Cristo, para ser adorado por reyes y pastores.

Pasado el tiempo, las Misas de Aguinaldo se fueron propagando por todos los rincones de la Nueva España, y se acompañaron con música ejecutada con instrumentos prehispánicos como las sonajas y las huíjolas o silbatos, y con instrumentos hispanos como las campanitas y los panderos. Ya para 1554, los festejos y las Posadas navideñas eran cosa corriente en la Ciudad de México. Poco a poco, abandonaron las iglesias y los atrios rumbo a las haciendas con capilla, donde eran celebradas por los campesinos bajo el consentimiento de los hacendados. Posteriormente, llegaron a las casas de familias adineradas, para terminar en las vecindades de barriada donde adquirieron un profundo carácter popular. En las casas se reunían los dueños con sus amistades para rezar y conmemorar las jornadas precursoras al nacimiento de Cristo. Terminadas las oraciones y los cantos, se repartían pequeños juguetes llenos de dulces; y para los niños se ponían confites, cacahuates y frutas del tiempo en una olla adornada con papel de China y que, alborozados, rompían con los ojos vendados.
En el siglo XIX, las Posadas se habían vuelto completamente populares y escandalosas, a tal punto que fueron prohibidas, en el año de 1808, por don Pedro Garibay, virrey gobernador y capitán general de la Nueva España. La razón se debió a que se armaban muchos desórdenes en los bailes, y había muchas borracheras incompatibles con la seriedad religiosa de las celebraciones.

Antonio García Cubas, escritor estudioso de las tradiciones mexicanas del siglo XIX, nos cuenta que en el tiempo de las Posadas las casas se adornaban con tiras de papel picado y farolitos de papel de China o vidrio. En los marcos de las puertas se ponían olorosas ramas de pino y en los corredores se colocaban arcos también de pino. Cuando llegaban los invitados a la Posada, todos se arrodillaban, se persignaban y los cantores entornaban himnos religiosos, para enseguida dar inicio a la letanía de la Virgen, que todos cantaban en solemne procesión: adelante iban los niños portando velitas encendidas, seguía la gente joven y luego los adultos; después aparecían los Santos Peregrinos en su pesebre que otros niños llevaban en sus hombros o portando en sus manitas. Detrás iban los músicos tocando guitarras, bandoneones, y flautas. Al final de la procesión caminaba la servidumbre de la casa. Terminada la letanía, se “pedía posada”, tal cual hoy en día, aunque la petición tenía otra letra. Cuando entraban los Peregrinos, se les ponía sobre la mesa del comedor y los presentes se arrodillaban y rezaban siete avemarías. Seguía el rompimiento de la piñata, mientras los niños y las señoritas de la casa distribuían juguetes y colación. Sólo entonces daba inicio el baile.

En ese siglo XIX, se acostumbraba que los niños salieran a la calle a “pedir su posada”, llevando con ellos un pequeño pesebre, al tiempo que cantaban:

-Caminen pastores,            ¡Caramba!
¡Caramba!                Para Lucifer, ¡Ay!
Que hoy viene Miguel            ¡Caramba!
Con espada en la mano.        Para Lucifer

Cuando los niños llegaban a un comercio o a alguna casa, se detenían para solicitar:

Esta sí que es Nochebuena,
Noche de comer buñuelos,
En mi casa no los hacen,
Por falta de harina y huevos.

Ante esta petición, el dueño de la casa o el buen comerciante, regalaba a los niños un tlaco, moneda de la época, fruta, dulces o algún juguetito.

Las posadas han llegado hasta nuestros días desafiando el paso del tiempo y las circunstancias económicas adversas, para deleite de niños y adultos que se divierten con la procesión de los Santos Peregrinos, la petición de Posada, el rompimiento de la piñata, las canastitas de colación, con el imprescindible ponche con “piquete” y el baile al compás de salsas y cumbias, que nos desafían a resistir las nueve posadas.

Sonia Iglesias y Cabrera


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Leyendas Mexicanas Prehispanicas

Los nahuales.

Nahual MexicoDentro de la cosmovisión de los indios mesoamericanos el nahual -también nagual-, se consideraba como un animal protector personal de los humanos desde el momento de nacer.  El espíritu del nahual era el encargado de guiarnos y protegernos por toda la vida.  Los nahuales se manifestan  durante el sueño y así se puede conocer cuál es nuestro nahual; o bien, por la afinidad que uno siente por determinado animal; por ambos medios se puede conocer la identidad de nuestro nahual personal. Así pues, una mujer que cante muy bonito seguramente tiene como nahual a algún pájaro cantor, como el canario o el tzentzontle. Sólo los brujos y los chamanes tienen la capacidad de contactarse directamente con los nahuales, lo que les permite poseer los sentidos sobresalientes de los animales en cuestión: buen olfato, buena visión, buen oído… etcétera.  Incluso pueden adquirir la morfología de dichos animales, capacidad que se conoce como teriantropía, palabra compuesta de los radicales griegos therion, “animal salvaje” o “bestia”; y anthropos, “hombre”.

El nahual en la cosmovisión mexica
Fray Bernardino de Sahagún constata en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España que: El nahual es el sabio, poseedor de discursos, dueño del depósito, sobrehumano, respetado, grave, serio, no burlado, no sobrepasado. El buen nahualli es depositario, hay algo en su interior, guardador, observador. Observa, conserva, auxilia; a nadie perjudica.

La palabra nahual, nahualli, deriva de la raíz náhuatl nau-, “doble” y del sufijo sustantivizador -lli. Se trata de un elemento del hombre que lo relaciona con lo sagrado, es el interior y el espíritu de las personas. Para otros investigadores, el término nahualli significa “aquello que es mi vestido”, “lo que tengo sobre mí”, lo que nos sugiere la transformación del hombre en otro ser animal. Para los pueblos mexicas los nahualli se convertían en hechiceros tlatlacatecolotl, “hombres búhos”, cuando empleaban sus poderes con el afán de perjudicar a las personas; o podían ser los lectores de los códices sagrados, además de ejercer como curanderos. Los nahualli empleaban tres formas básicas para convertirse en animales: desaparecer totalmente y convertirse en animal, desprenderse de las partes del cuerpo para conseguir el mismo fin, desprenderse del alma durante el sueño para tomar la figura del animal.

Varios códices constataron la existencia de los nahuales en el pensamiento mesoamericano. La mayoría de las culturas mesoamericanas como la tolteca, la maya y la mexica creían que los dioses poseían la capacidad de transformarse en animales. En el mundo mexica, nahualli se encontraban bajo la protección de Tezcatlipoca, el dios de la guerra, cuyo nahual fue el jaguar y el coyote, pues sabemos que cada dios del panteón azteca tenía la capacidad de tomar la forma de uno o varios animales. El colibrí fue el nahual preferido de Huitzilopochtli. Pensaban los antiguos que los nahuales cuidaban la Tierra y los Espacios Sagrados. Eran “ojo” y “garra”, ya que vigilaban que todo estuviera en orden, y castigaban a los transgresores de los dogmas y los rituales religiosos; idea que aún prevalece en numerosos pueblos indígenas de la actualidad; verbi gratia, en relación a los perros negros o a los coyotes que se roban bienes materiales.

El nahual estaba capacitado para hacer el bien o el mal; se encontraba relacionado con algunos sistemas calendáricos adivinatorios, que servían para saber si una persona se convertiría en nahual en algún momento de su vida. Así por ejemplo, en el Tonalpohualli, “el cómputo de los días”, calendario ritual de los mexicas, el día del nacimiento de una persona determinaba con que animal se encontraba asociado, y si era débil o fuerte. Si una persona había nacido en el día del perro, adquiría la parte débil de tal animal. De los veinte días en que constaba el mes mexica diez pertenecían a animales, los cuales se manifestaban en sueños y bajo ciertas circunstancias. El animal de su nacimiento constituía su tonalli: cocodrilo, lagartija, serpiente, venado conejo, perro, mono jaguar, águila, buitre, que determinaba sus cualidades como personas, ya fuesen buenas o malas. Por ejemplo, el día 2 Tochtli, Conejo,  era nefasto para quienes habían nacido en él. En cambio, el día llamado Cipactli, Cocodrilo, era un día fausto, gobernado por Tonacatecuhtli, dios de la crianza,  quien nacía en tal día poseería mucha energía en el trabajo, y lograría recompensas y reconocimientos. Aun cuando también debían considerarse los números de los días y a que trecena pertenecía el día en cuestión.

El nahual maya
Lo mismo sucedía con el calendario maya; según la cosmovisión de  esta cultura el calendario fue una guía espiritual que regía la vida de las personas, y en general  la vida cotidiana. Contaba con veinte nahuales correspondientes a veinte días con sus trece energías. Estos eran: Imix, el monstruo de la tierra, cocodrilo; Akbal, ciervo pequeño, jaguar, ciempiés, perro, murciélago y serpiente; Kan, su augurio es el pájaro mérula (mirlo); Chicchan, serpiente celestial; Cimi, tecolote; Manik, aguijón de escorpión, su augurio el perico y la guacamaya; Lamat, perro deforme con cabeza de jaguar; Muluc, sus animales de augurio son el Xoc (pez mitológico) y el jaguar; Oc, perro negro; Chuen, asociado al dios mono; Eb, su animal es el ah uitz, el tordo; Ix, jaguar sangriento; Men, tal vez águila; Cib, abeja brava y venado; Caban, pájaro carpintero; Edznab, pájaro Momoto;  Cauac, quetzal; y Ahau, águila rapaz.

Daremos el ejemplo del nahual Ajmac, “difuntos”, que determinaba el espíritu de la  persona nacida en ese día el día de la semana  llamado también Ajmaq. Tiene como punto cardinal el oeste, como elemento la tierra, como lugares de energía las grutas, las cavernas, los ríos y el mar. Simboliza el día de los ancestros, del perdón, la fuerza y los pecadores. Sus colores son el gris, negro, blanco y amarillo. El nahual correspondiente es la abeja y el águila. Ajmat es símbolo de fuerzas morales, de la conmemoración de los padres muertos. Es la conciencia y la sabiduría antigua, la prudencia, el equilibrio y las fuerzas cósmicas.

La persona que nace bajo éste símbolo está bajo el nahual Q’anil y su porvenir es regido por el día c’at (su misión); si la persona no toma en cuenta ese día, será perseguido por sus faltas y pecados. Pasa su vida lentamente, pero logra sus objetivos. Tiene a la vez el don de la curiosidad y de la prudencia.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas

Tócatl, la Araña. Leyenda mexica.

leyenda mexicana de TocatlEn la cultura mexica la araña fue uno de los animales relacionados con el Señor de los Muertos, Mictlantecuhtli, y con los demonios celestiales tzitzimime, cuyo destino era devorar a los hombres cuando llegase el fin del mundo y, mientras tanto, se la pasaban atacando al Sol para impedir su diario renacimiento. A la araña Tócatl, se la identificaba con el dios Tzontémoc, El que Cae de Cabeza, pues cuando Tonatiuh, el Sol, terminaba su diario recorrido, se metía por el occidente para iluminar el Mundo de los Muertos, entonces se caía de cabeza convirtiéndose en el dios Tzontémoc, una de las divinidades habitantes del Mictlan casado con Chalmecacíhuatl, La Sacrificadora.

En algunos códices la araña aparece como parte de las ofrendas o acompañando a deidades del panteón azteca. Por ejemplo, en el Códice Borbónico se ve la figura de Tezcatlipoca, Espejo Humeante, el dios de la guerra, acompañada de una araña; recordemos que este dios en la mitología tolteca fue el transformador que descendió del Cielo por medio de una cuerda hecha de tela de araña, para destruir lo creado por su hermano Quetzalcóatl y, transfigurado en un inocente viejo, trató de hacerle beber un brebaje que le proporcionaría la inmortalidad cuando en realidad era un temible veneno. También podemos ver a la araña en las representaciones de Tláloc, dios del agua; Mayahuel, diosa del maguey; Xiuhtecuhtli, dios del fuego; Tlazoltéotl, diosa de la medicina y de Xochiquetzal, diosa de la tierra que florece, y la inventora del telar de cintura, lo cual explica ampliamente su presencia.

En el Altar de los Animales de la Muerte, perteneciente el Período Posclásico Tardío, encontrado en el año de 1940 en la calle de Donceles 103, se encuentran representados varios animales relacionados con la muerte como el escorpión, el murciélago, el búho y la araña. Tócatl, se encuentra representada con características mitológicas: sobre un ojo lleva una ceja como la que se labraban en los mascarones de la diosa de la tierra; la boca y sus dientes semejan cuchillo de los empleados en los sacrificios humanos; en sus patas con garras lleva corazones recién extirpados, de uno de los cuales emerge un chorro de sangre que cae dentro de la boca de Tócatl; junto a ella se encuentra una telaraña con un amaneapanalli, la guirnalda de papel amate que llevaban los guerreros que iban al Cielo del Sol, que también puede verse en su cuerpo: y en su cabeza se ve el ixcuatechimalli, “escudo de la frente”, con dos especies de orejas de conejo, como solía dibujarse a las arañas de perfil.

A la tzintlatlauhqui, “la del trasero rojo”, nuestra actual viuda negra, los mexicas la respetaban mucho. Según  nuestro fraile favorito, Sahagún, los dolores de su picadura los indios los amortiguaban con uitztli, un  pulque muy fuerte, cuya palabra significa “espina”. De la viuda negra, se extraía un aceite que servía para curar algunas enfermedades.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Mitos Cortos

El nacimiento del Sol y la Luna. Mito chinanteco.

mito mexicano maria tepezcuintleHace ya muchos miles de años, María Tepezcuintle se encontró dos huevos cuando caminaba por el campo buscando quelites. Recogió los huevos, los llevó a su casa y los guardó en un baúl; después  regresó a continuar con su tarea. Cuando retornó a la casa, vio dos juguetes tirados en el suelo y se molestó porque creyó que sus hijos habían dejado basura botada. Al otro día María regreso al campo a recoger más quelites.

De los huevos que María guardó en el baúl, nació una pareja de niños. Los niños no querían que la  muchacha se enterase de su nacimiento, razón por la cual le pidieron al Chupamirto que les avisara cuando vieran que María regresaba la casa, para tener tiempo de esconderse en los cascarones de los huevos. De esta manera pasaron varios días: María yendo a buscar quelites y los niños escondiéndose cuando volvía.

Pero un día el Chupamirto se distrajo, y la muchacha vio a los niños mientras jugaban. En un principio creyó que eran sus dos hijos, pues María estaba casada con Venado. Cuando volvió a irse al campo les encargó a los tres la tarea de vigilar la casa. Pero los niños se comieron a Venado que dormía tranquilamente en el tapanco. Le sacaron los ojos: el derecho se lo quedó la niña, y el izquierdo el niño. El corazón lo prepararon en caldo, y a la piel de Venado la echaron muchos insectos ponzoñosos. Cuando  María regresó, los niños le dijeron que Venado estaba durmiendo en el tapanco que oyera sus ronquidos, que no eran otra cosa que el zumbido de insectos. María se sentó a comer el sabroso caldo que los niños le habían preparado. Como le dio sed, la madre fue a la fuente a tomar agua, y fue entonces cuando los sapos le dijeron que el caldo había sido cocinado con el corazón de Venado. María se dirigió al tapanco y vio a su esposo dormido. Enojada, le arremetió a golpes con un palo diciéndole que era un perezoso; al momento de golpear los insectos ponzoñosos salieron y la picaron. Cuando vio a los niños, les reclamó su nefasta acción, pero ellos le dijeron que Venado no era su papá, y que los tres debían ir al fin del mundo. Así lo hicieron y en el camino pasaron muchas dificultades: vencieron a la Mujer-Diablo en la tarea de sacudir el árbol de la fruta; con una cerbatana destruyeron a dos peñas que tenían la costumbre de comerse a las personas; cruzaron un río vigilado por un águila de dos cabezas que solía devorarse a los hombres, aun cuando el ave raptó a los infantes y los llevó a su nido, del cual escaparon haciendo una cuerda con el ceñidor y con la que ahorcaron al águila y bajaron del alto nido mientras ésta dormía.

Al poco rato a la niña le dio sed, su hermano le dijo que le diese el ojo de Venado, que brillaba como el oro, a cambio de que le dijera dónde podía obtener  agua para calmar su sed. La niña le entregó; entonces el niño orinó y escupió siete veces sobre un zacate, lo arrancó y brotó agua. Cuando su hermana se aprestaba a beber, el niño le advirtió que no se bebiese toda, ya que tendría que alcanzar para todo el mundo. La niña no hizo caso y se la bebió toda. Ante el enojo de su hermano, la chica hizo lo mismo con otro zacate, pero el agua que salió estaba llena de lodo y le ensució la cara, es por eso que la Luna tiene manchas en su superficie. Con el ojo de oro de Venado, el niño se convirtió en el Sol, brillante y dorado.
                                    Sonia Iglesias y Cabrera