Categorías
Ciudad de México Leyendas Cortas

Una mujer en Notre Dame

“Sólo padeciendo el amor se sabe cuánto se ama” Antonieta Rivas Mercado.

El día 11 de febrero de 1931 se suicidó en la catedral de Notre Dame de París, Francia, una mujer de tan solo treinta y un años. Su nombre fue Antonieta, y era hija de doña Matilde Castellanos Haaf y de un arquitecto llamado Antonio Rivas Mercado, a quien se debe nuestro famoso Ángel de la Independencia que se yergue en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, y a quien apodaban El Oso por lo alto y corpulento.

Antonieta nació en abril de 1900, y era la segunda hija de una familia de la alta burguesía mexicana que la educó comme il faut, bajo los cánones de la época porfiriana. Viajó a París desde muy pequeña y hubiera podido dedicarse profesionalmente a la danza clásica en la Ópera de París, a no ser por la rotunda oposición de su padre. Desde muy joven se dedicó al cuidado de su casa, ya que su madre abandonó el hogar para irse con su amante. Hecho que nunca le perdonó Antonieta. Cuando su madre regresó a México para asistir al funeral de su marido, la hija abandonada le lanzó las siguientes palabras: – ¡Tú no lo necesitaste para hacer tu vida, él no te necesita a ti para morir!

Esta culta y rica mujer hablaba varios idiomas, aparte del español materno, su educación era inmejorable, lo cual le llevó a convertirse en mecenas de varios escritores y pintores de la época, todos ellos de la mejor ralea. Se enamoró de uno de ellos Manuel Rodríguez Lozano, miembro del grupo de los contemporáneos, a quien amó con locura, pero de manera platónica, ya que Rodríguez era homosexual. Se conocieron en el año de 1927.

Antonieta Rivas Mercado

Esta mujer amante de las artes y la cultura, fundó el famoso Teatro Ulises y un patronato para la Orquesta Sinfónica de México. El Teatro lo dirigía Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, y se encontraba situado en la Calle de Mesones del centro de la Ciudad de México. Este teatro se convertiría en un teatro de vanguardia a pesar de su corta existencia.

Antonieta decidió casarse con Albert Edward Blair cuando contaba con diez y ocho años. De este matrimonio nació Donald Antonio, y toda la familia vivía en un rancho en Coahuila. Pero Antonieta no se llevaba bien con su esposo y decidió regresar a la casa de su padre. Los intentos de reconciliación por parte de su marido fueron nulos y acabaron separándose oficialmente, después de una agotadora lucha por conservar la custodia de su hijo.

En 1928, se unió a la campaña de José Vasconcelos para obtener la presidencia de México, y formaron una pareja sentimental que duró tan solo un año, a escondidas de la mujer del candidato, Serafina, quien vivía en los Estados Unidos. Al ser derrotado Vasconcelos, Rivas Mercado se exilió primero en Nueva York y luego en París, lugares en donde ejerció el periodismo.

En su viaje a París se encontró con Vasconcelos. Antonieta, en un intento de regresar con él, le preguntó si en verdad la necesitaba. Él, anteponiendo su ego ante la soledad de la que fuese su amante le contestó: – Ningún alma necesita de otra. Nadie, ni hombre ni mujer necesita más que a Dios; cada uno tiene su destino comprometido con el Creador.

Al día siguiente, por la mañana, en la Catedral de Notre Dame y frente a la imagen de un cristo, Antonieta se dio un balazo en el corazón con la pistola de Vasconcelos que había sustraido. La noticia causó un gran revuelo tanto en París como en México. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Thiai, situado en el departamento de Val-de-Marne, y al vencer la concesión de la tumba, sus huesos se trasladaron a la fosa común.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Tlaxcala

Tecuelhuetzin en la leyenda

Tecuelhuetzin nació, en un año desconocido. en lo que actualmente conocemos como el estado de Tlaxcala. Tuvo por padre a Xicoténcatl El Viejo y como hermano a Xicoténcatl El Joven, ambos personajes de controversia histórica debido a sus alianzas con los guerreros invasores españoles para acabar con que el imperio mexica.

Esta princesa tlaxcalteca, tuvo la mala suerte de casarse con Pedro de Alvarado, conquistador español a quienes los indígenas llamaba Tonatiuh, el Sol, ya que era muy rubio, tirando a pelirrojo y muy alto. Pedro de Alvarado participó en la batalla contra los tlaxcaltecas, quienes perdieron la pelea y se aliaron con ellos para luchar contra los tenochcas, sus eternos enemigos. Fue en estas circunstancias cuando los caciques de Tlaxcala obsequiaron a sus mujeres a los ganadores, a los capitanes de Hernán Cortés.

Así, la dulce princesa tlaxcalteca Tecuelhuetzin fue dada a Alvarado, aunque en un principio estaba destinada a Cortés, pero al final acabó con el Sol, ya que Hernando estaba casado. El matrimonio entre la tlaxcalteca y el español, por cierto a la manera indígena, era una manera de asegurar la alianza entre los dos bandos para luchar contra los mexicas. Como no fue bajo los ritos católicos, no se le consideraba un matrimonio muy legítimo.Tecuelhuetzin en un códice.

Al ser cedida al rubio español, se le cambió el nombre y la bautizaron como Luisa. Del matrimonio nacieron dos hijos: el primero un varón que recibió el nombre de Pedro, y la segunda una hembra a la cual llamaron Leonor, quien luego se casaría con Francisco de la Cueva. Pedro, hijo, nació en Tutepeque y Leonor en Utatlán. Algunas fuentes afirman que hubo un tercer hijo.

Tecuelhuetzin participó, junto con otras mujeres indígenas y españolas en la famosa batalla conocida como la Noche Triste. Batalla donde Alvarado se salvó por un pelo saltando con su lanza los puentes de la acequia de Tacuba; a esta acción se la conoce como el Salto de Alvarado, la cual dio origen al nombre de la calle Puente de Alvarado, situada en la antigua calzada que conducía al señorío de Tlacopan. (Cfr. Sonia Iglesias y Cabrera, “Pedro de Alvarado, El Cruel”)

Cuando más adelante, y después de la caída de Mexico-Tenochtitlan, fue enviado a participar en la conquista de Guatemala en 1524, se llevó a su mujer con él, y fue nombrado alguacil mayor de los Caballeros de Guatemala, El Salvador y Honduras.

No hay fuentes que nos informen acerca del trato que Pedro daba a Tecuelhuetzin, pero es fácil adivinarlo pues era el conquistador de México y Guatemala, cuya presencia imponía a los indígenas que nunca habían visto personas rubias, y que contaba en su haber un terrible genocidio, llevado a cabo en el Templo Mayor aprovechando una festividad: Cuando los señores mexicas danzaban completamente desarmados, las tropas hispanas cerraron las salidas del Templo Mayor y dispararon contra los nobles tenochcas. Tasajeaban y acuchillaban con las espadas, atacaban por la espalda; cabezas y brazos volaban por doquier, desgarraban cuerpos, herían muslos y pantorrillas, destrozaban abdómenes y arrastraban los intestinos. Los nobles corrían, pero no lograban ponerse a salvo. Habían caído en una trampa mortal. Los muertos fueron incontables. Los españoles se refugiaron en las casas que los mexicas habían puesto a su disposición, y procedieron a apresar a Moctezuma Xocoyotzin. (Ibidem)

Además, al llegar a Guatemala, Pedro, El Cruel contrajo matrimonio por la iglesia con Doña francisca de la Cueva en el año de 1527.

Doña Luisa Tecuelhuetzin murió en tierras guatemaltecas en el año de 1537, y se encuentra enterrada en la catedral de Antigua Guatemala.

 

Categorías
Guerrero Leyendas Cortas

La primera hija de Porfirio Díaz

En el año de 1867 nació la niña Deonicia Amancise de Jesús, en Huamuxtlán, estado de Guerrero, la primera hija que tuvo el presidente de México Porfirio Díaz. Su madre fue doña Rafaela Quiñones, una mujer indígena con la que sostuvo relaciones Porfirio. Carlos Tello Díaz, tataranieto de Porfirio Díaz relata en su libro El exilio. Un relato de familia que: Se llamaba Rafaela Quiñones. El general Díaz la había conocido pocos meses antes de su matrimonio, en Huamuxtitlán, cerca de Olinalá, entonces todavía parte del estado de Oaxaca. La vio de nuevo más tarde, en la Ciudad de México, donde vivía con unos conocidos en el barrio de Santiago Tlatelolco. Tenían una hija a la que llamaban Amadita. Al retornar ella con los suyos, a su pueblo, Porfirio mantuvo la tutela de la chica, que ingresó como alumna en la Escuela Secundaria de Niñas.  Rafaela, a su vez, empezó a recibir de parte suya las remesas de dinero que le mandaba de la capital por conducto del teniente coronel Aniceto López.

La niña Amada vivió con su madre hasta la edad de doce años cuando su padre obtuvo su custodia. Tuvo ocho medios hermanos, quienes fueron los hijos de Porfirio Díaz y Delfina Ortega, la primera esposa del dictador.

Vivía la familia Díaz en una casona situada en la Calle de Moneda Núm. 1 y parece ser que todos se llevaban muy bien. Cuando doña Delfina murió en 1880, el presidente volvió a casarse, esta vez con Carmen Romero Rubio, quien se hizo cargo de sus hijos, incluida Amada, con quien formó una buena relación.El retrato de Amada Díaz, la primera hija de Porfirio Díaz.

Cuando Amadita, como la llamaban, creció se hizo novia de Ignacio de la Torre y Mier, y en 1888 se casaron siendo el oficiante el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. Desde entonces se le conoció a Ignacio con el apodo de “el yerno de su suegro”. Tal matrimonio no iba nada bien, ya que Ignacio era homosexual y amigo de armar farras y escándalos que la familia Díaz no toleraba. La pareja se fue a vivir a una casa ubicada en Plaza de la Reforma. A pesar de vivir en la misma morada llevaban vidas separadas.

Este don Ignacio se hizo famoso porque en 18 de noviembre de 1901, la policía de la Ciudad de México llevó a cabo una razzia en una casa donde se efectuaba una fiesta y donde se apresó a cuarenta y dos hombres vestidos de mujer y haciendo de las suyas. Este hecho se conoció como el “baile de los cuarenta y uno”, ya que el número cuarenta y dos, el esposo licencioso, se escapó de ser detenido dado que era el yerno de don Porfirio Díaz.

Cuando en 1911 el presidente Díaz se vio obligado a renunciar a la presidencia, dada la Revolución, Amadita acompañada de su esposo asistió al andén de San Lázaro a despedir a su padre que tomaba el tren que habría de llevarle a Veracruz, y de ahí al exilio trasladado por el barco Ipiranga el 31 de mayo.

Poco después, Ignacio de la Torre fue apresado acusado de haber participado en el asesinato de Francisco I. Madero y de José María Pino Suárez. Emiliano Zapata, por razones que aquí no vienen al caso, lo tomó como su prisionero particular y lo llevaba a todas partes. Este fue contraproducente para Ignacio, ya que cuando la tropa cercana a Zapata se enteró de que era homosexual, y lo violaron hasta dejarle destrozado el ano. Por su parte Zapata le expropió las haciendas que tenía en Yuatepec y en Cuautla.

Como Amada sufría mucho por la ausencia de su querido padre, decidió ir a visitarlo en su exilio, pero nunca se quedó con él. A raíz de la muerte de su marido, Amada se encontraba llena de deudas, por lo cual vendió algunas de las propiedades que le quedaban, entre ellas la Plaza de Toros que adquirió Ávila Camacho, y que en esos tiempos se encontraba en la Colonia Condesa.

Deonicia Amancise murió hasta los noventa y cinco años en la Ciudad de México, en el año de 1962.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Estado de México Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El tesoro y el Diablo

Cuenta una leyenda del Estado de México que, en el año de 1880, en Valle de Bravo, cerca de una barranca, una banda de ladrones iba huyendo de la justicia. Las mulas que llevaba la pandilla iban completamente cargadas de lingotes de oro, plata y numerosas y valiosas joyas que habían robado a las personas que habitaban cerca de la mina de Temascaltepec.

Los soldados que los perseguían estaba a punto de atraparlos, por lo cual los bandidos se encontraban tan desesperados que decidieron esconder el rico tesoro robado en una cueva que se encontraba en la barranca por la que transitaban. Ya guardado el botín en dicha cueva, procedieron a ocultarla tapándola con mucha tierra, de tal manera que los soldados no pudiesen verla. Pasado un cierto tiempo pensaban regresar a buscar tanta riqueza que su trabajo les había costado robar.

Montaron en las mulas y se dispusieron a huir, ya tranquilizados porque se habían deshecho del tesoro. Cuando ya se creían a salvo, un pelotón de soldados les dio alcance y mataron a todos los ladrones en la escaramuza que tuvo lugar. Al ver que los facinerosos no llevaban nada de lo robado, los soldados buscaron por todos lados sin ningún éxito. Y no solamente ellos, sino que muchas personas se pusieron a la búsqueda de tan preciado y valioso tesoro, que por supuesto nunca encontraron. Pasaron muchos años y del tesoro, nada.El ambicionado tesoro

En cierta ocasión, tres hombres conocidos con los nombres de Rafael Flores, Juan Hernández y Antonio Sánchez, decidieron ir en busca del tesoro, pues estaban seguros que estaría escondido en la barranca y que solamente era cuestión de buscarlo con ahínco. Acompañados de un tal Primo Castillo, quien conocía muy bien la zona, hicieron los preparativos y planearon el lugar donde iban a escarbar. Cuando estaban trabajando de pronto escucharon unos quejidos horrendos que salían de la tierra; al escucharlos echaron a correr despavoridos, pues pensaron que el tesoro lo tenía el Diablo en su poder. Pero como la sed de riqueza era muy grande, poco después se armaron de valor y regresaron.  Antonio, que era muy religioso, se colgó al cuello un rosario bendito. Cuando estaban trabajando, un extraño hombre se acercó a él, le robó el rosario y echó a correr. En otra ocasión, vieron en el tepeguaje un mono negro con sombrero  que reía como poseído. Antonio se puso a rezar y el mono desapareció inmediatamente. Después de todas esas apariciones del demonio, los ambiciosos amigos decidieron no volver a la barranca y olvidarse del famoso tesoro que sigue si ser encontrado.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Ciudad de México Leyendas Cortas

María Pistolas

Con el apodo de María Pistolas se conoció a una maestra revolucionaria que nació en la Ciudad de México en el año de 1884 en el seno de una familia modesta, cuyo nombre fue María Arias Bernal. Junto con otras maestras fundó la Escuela Vocacional Corregidor de Querétaro, con el fin de proporcionar a las mujeres una manera de solventar su escasez económica, enseñándoles algún tipo de oficio como el de cocinera o costurera, entre otros.

Poco después de fundar la escuela en 1910, de la que fuera directora, aunque por poco tiempo, se unió al movimiento maderista, y participó activamente en la campaña de alfabetización y fue la secretaria de la esposa de Madero, doña Sara Pérez.

Cuando el presidente Francisco I. Madero fue víctima del golpe de estado fraguado por Victoriano Huerta, el chacal, María Pistolas acudió ante éste, a fin de rogarle que le perdonase la vida al presidente, por supuesto inútilmente. A raíz de su asesinato, fundó el Club Femenil Lealtad y todos los domingos María organizaba mítines frente a la tumba del ex presidente en apoyo a su causa, a la vez que se encargaba de mantener en buen estado la famosa tumba para que no fuese dañada por los esbirros de Victoriano Huerta. En estas reuniones dominicales se recitaban poemas y se llevaban a cabo discursos. María luchó escarnecidamente por la causa maderista acompañada de otras mujeres de sus mismas ideas como Julia Nava y Eulalia Guzmán.Doña María Pistolas

En el año de 1913, fue arrestada por tratar de detener al hijo del Huerta, quien trataba de destruir la tumba de su héroe. Poco después, cuando Álvaro Obregón entró triunfalmente en  la Ciudad de México en 1214, se interesó por saber quién había tenido el valor de haber mantenido la tumba de Madero en tan perfecto estado; cuando se enteró que lo había hecho la maestra María Arias Bernal, acudió en un acto oficial y, postrado ante la tumba, que se encontraba en el Panteón Francés de la Piedad, sacó su pistola y dijo: – ¡Esta arma que ha servido para defender la causa del pueblo, la entregó a esta valerosa mujer aquí en México, mi pistola sólo puede ser confiada en las manos de las mujeres revolucionarias!

Después de este hecho, en homenaje a una mujer revolucionaria, la heroica maestra fue objeto de burlas en los periódicos y en las carpas de la época, en donde se burlaron de la luchadora maderista y la empezaron a llamar María Pistolas.

María murió muy joven, pues a los treinta y nueve años dejó de existir para formar parte de las leyendas históricas de nuestro país.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

 

Categorías
Leyendas Cortas Leyendas de Terror Yucatan

«¡Tengo hambre!»

Cuenta una leyenda yucateca que en el siglo XIX ocurrió un terrible hecho en una ciudad localizada en el Municipio de Maní y cabecera del mismo. En este lugar había una hacienda donde vivía y trabajaba un capataz con su esposa y sus dos hijos: Ricardo y Armando, de diez y once años, respectivamente.

A los jovencitos su madre les tenía prohibido que por la noche fuesen a jugar al monte, ya que era de todos conocido que ahí espantaban. Una noche que los hermanos jugaban en el patio de la hacienda sin darse cuenta de pronto se encontraron en el bosque, y decidieron regresar cuanto antes a su casa, con el fin de no enojar a su madre. De retorno a su casa se encontraron en el camino con un antiguo pozo que les llamó la atención, pues nunca le habían visto.

Al verlo, decidieron meter el cubo al interior para ver qué encontraban. Cuando lo sacaron se dieron cuenta que no contenía nada y tan solo vieron que en el fondo estaban escritas dos palabras: – ¡Tengo hambre! Creyendo que era algún vagabundo que se había introducido al pozo para guarecerse del frío, corrieron a su casa por un pedazo de pollo cocido para llevárselo.El pozo maldito

Al día siguiente, picados por la curiosidad, decidieron regresar al pozo. Metieron el cubo y se encontraron que en el fondo había una moneda de oro. Al regresar a su casa, su padre les preguntó la procedencia de dicha moneda y ellos le contaron lo acontecido. Al escuchar, picado por la curiosidad y la ambición, el hombre decidió ir al pozo al día siguiente e introducirse en él, esperanzado de encontrar un buen tesoro.

Dicho y hecho, el capataz se introdujo en el pozo. Al poco tiempo sus hijos escucharon gritos desgarradores. Asustados, Ricardo y Armando acudieron a su casa y avisaron a su madre, quien ya se había percatado de que su esposo no había pasado la noche en casa. Al saber lo ocurrido, la mujer acudió al pozo, pues sabía que se trataba de un lugar maldito. Al borde del pozo la mujer vio el sombrero de su marido.

Rápidamente sacaron el cubo y vieron que en su interior había muchas monedas de oro, partes de la ropa del capataz hecha jirones, huesos y algunos pedacitos de carne humana. Hasta el mero fondo del cubo se podían leer las siguientes palabras: – ¡Gracias por la comida!

Este fue el terrible final de un hombre que creyó haber encontrado la fortuna de manera fácil, sin darse cuenta que estaba tratando con el Diablo.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

Categorías
Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Época Colonial Zacatecas

Perla y el piano

En el año de 1600 Perla Santini vivía en Veracruz y estaba casada con el capitán Jorge Treviño. El padre de Perla, un famoso músico italiano acababa de morir, razón por la cual la joven se encontraba muy deprimida. La pareja decidió cambiar de aires y trasladarse a la Ciudad de Zacatecas. Perla le advirtió a su marido que no deseaba hacer vida social debido al luto, por lo cual se construyeron una casona fuera de la ciudad, a la que llamaron Villa de Rosas.

La villa era muy hermosa, de cantera rosa labrada artísticamente y con grandes jardines llenos de rosas y pájaros cantores. Por dentro, la casa estaba lujosamente amueblada y en la sala principal había un piano que hacía las delicias de la joven casada a la que fascinaba la buena música.

Después de inaugurada la villa con gran pompa, Perla empezó una vida en que se encontraba muy feliz, pues todos la querían y mimaban, desde su esposo hasta los sirvientes pasando por los amigos que solían visitarles frecuentemente.

La mujer tocaba el piano, cantaba y se había prometido ser muy feliz en su nueva morada. El capitán Treviño no cabía en sí de gusto al ver a su esposa tan feliz y optimista. Sin embargo, un mes después de haber llegado a Zacatecas, Jorge Treviño se vio en la necesidad de salir a combatir a los indígenas de Juchipila que habían armado una revuelta contra las autoridades españolas. Se despidió de su acongojada mujer y partió al combate.

La joven mujer dejó de reír, ya no cantó más y se sumió en una profunda depresión por la ausencia de su esposo y por su posible muerte. Lo único que la consolaba en ese trance era tocar en el piano tristes melodías que hacían juego con su estado de ánimo. Sus amigos y amigas trataron de consolarla, pero Perla no reaccionaba y se pasaba los días viendo por el ventanal de su casa, a ver si veía llegar a su marido.

Tan mal se encontraba la mujer que en sus noches de insomnio se ponía a tocar el piano hasta que llegaba el día. Entonces, los centinelas de la villa que su marido había dejado para que la vigilasen, y las personas que pasaban por ahí, empezaron a creer que estaba loca y le llamaron La Filarmónica a la villa.

Un cierto amanecer, uno de los centinelas que la cuidaba se extrañó de no oír las melodías que ejecutaba en el piano y dio avisó a su camarera particular. La mujer abrió el salón donde se encontraba el piano y se encontró con que su ama estaba muerta y su cabeza descansaba sobre el teclado.

Al día siguiente, llegó la noticia a la Villa de Rosas de que el valiente capitán Treviño había muerto durante una batalla librada contra los indios sublevados… ¡Exactamente a la misma hora y el mismo día en que la bella Perla había dejado de existir!

La casona cayó en el abandono, ya nunca nadie la habitó. Los mineros que pasaban frente a ella para dirigirse, muy de mañana, a su trabajo afirmaban que el ventanal de la sala se iluminaba y una hermosísima música de piano se escuchaba, junto con un desgarrador lamento de mujer. Desde entonces se le conoce a la casona como La Filarmónica.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas Yucatan

Un cementerio muy particular

Hoctún es un poblado que se encuentra en el estado de Yucatán, a 53 kilómetros de Mérida, la capital. Su nombre significa “lugar donde se arranca la piedra”. Se trata de un poblado muy antiguo que cuenta con varios sitios de interés, como su iglesia y su mercado. Sin embargo, el lugar que más llama la atención en su cementerio, ya que es único en el mundo.

Tal camposanto es pequeño, pero muy particular. Dentro de él se encuentra cinco ancianos que esperan a recibir alguna limosna y algunos músicos que esperan ser contratados, si hay algún ocasional entierro.

Las tumbas del cementerio de Hoctún se conocen con el nombre de mausoleos, y tienen la extraña particularidad de haber sido construidos como pirámides (como el Castillo de Chichén Itzá), edificios, jacales, torres de iglesias, casas… y muchas edificaciones más.Una parcialidad del Cementerio de Hoctún.

Esta particularidad tan original se debe a que los habitantes de Hoctún tienen la creencia de que la tumba del difunto debe construirse a la manera del último lugar en que estuvo el difunto. Así por ejemplo, si el lugar donde estuvo el occiso fue la Torre Eiffel de París, su tumba estará representada por la misma. Y si acaso el último sitio donde se encontraba el muertito fue el Sanborn`s de Madero de la Ciudad de México, entonces la tumba representará la Casa de los Azulejos. Estos son algunos ejemplos de mi coleto. De entre todos los mausoleos sobresale uno que representa a la Torre Latinoamericana de la Ciudad de México, y que se construyó ya que uno de los habitantes del pueblo vivió en la Ciudad de México por varios años y quedó impresionado con la Torre más alta de la Ciudad.

Esta insólita variedad de construcciones, tan peculiar en México, fomenta que el pueblo de Hoctún reciba muchos turistas, sobre todo en el mes de noviembre que tiene lugar el Día de Muertos el día primero y dos.

El Cementerio cuenta con seiscientas tumbas o mausoleos. Se le construyó en el año de 1866, para ser ampliado en 1962. El Cementerio de Hoctún se encuentra en muy buen estado, pues continuamente le dan mantenimiento para conservarlo hermoso en su curiosidad.

Este camposanto está cuidado por El Muerto, como le llaman al encargado de mantenerle, cuyo nombre oficial es José Raymundo Chan. Junto con un equipo de trabajadores a quien dirige, José se encarga de pintar las tumbas –que dicho sea de paso el colorido es impresionante- y de construir los edificios o casas que le encargan los dolientes del fallecido. Según el testimonio de este artista escatológico, la costumbre se inició por los años sesenta, cuando algún pariente deseó que la tumba de su difunto se destacase de alguna manera especial sobre las demás. Este hecho impactó, y luego ya todos querían que su muertito sobresaliese de alguna forma diferente.

Visitar este cementerio tan curioso es una experiencia que nadie debe perderse.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Leyendas Cortas Morelos

La Danza del Tecuán

En Axochiapan, localidad que se encuentra hacia el sureste del estado mexicano de Morelos, y cuyo nombre significa “flor de agua”, se acostumbra bailar la Danza del Tecuán -o de los Tecuanes, como se conoce en algunas otras regiones- durante las celebraciones comunitarias, como por ejemplo cuando se celebra la feria anual o la fiesta del santo patrono. Se trata de una danza que tiene varias características prehispánicas, bailada sobre todo por grupos nahuas. En dicha danza se escenifica la caza por un grupo de personas que intentan atrapara a un tecuani, tigre u ocelote, que se come a la gente y a los animales.

La Danza del Tecuán ha dado lugar a una leyenda que cuenta que hace mucho tiempo en la región de Axochiapan existían muchas fieras que se comían a los animales de los campesinos, pero aunque este hecho resultaba molesto para los habitantes de los poblados y las ranchería, siempre era posible cazarlos y matarlos para terminar con el problema.

Sin embargo, en cierta ocasión apareció un animal de uña que era muy grande y muy astuto y empezó a devorar animales. Por más que trataban de matarlo, los campesinos no lo lograban encontrar para liquidarlo y detener sus tropelías que afectaban mucho los intereses económicos de los implicados. No solamente se comía a los animales pequeños, sino también llegó a devorarse a los humanos.El Tecuán

Los indígenas cansados de tratar de atrapar al tecuán sin ningún resultado positivo, decidieron ir a ver al Señor del Monte para pedirle su ayuda. El Señor del Monte aceptó ayudarlos, pero a cambio de la ayuda les pidió mucho dinero, ya que se trataba de una empresa que no se presentaba nada fácil.

El Señor del Monte se abocó a la tarea de dar muerte al tigre, pero fracasó rotundamente. Entonces se puso a pensar que él solo no podría realizar dicha tarea, y que le era necesaria la ayuda de más personas. Se dirigió al pueblo a hablar con los campesinos y les explicó que necesitaba ayuda comunitaria si querían atrapar al animal de uña.

Les ordenó que cada persona debería disfrazarse de alguna cosa. Ya todos de acuerdo, algunos se disfrazaron de árboles, otros de piedra, de animales o de alguna planta. Por la noche colocaron animales de verdad al centro de un terreno y los disfrazados se pusieron alrededor de ellos. Así estuvieron haciéndolo durante varias noches, hasta que por fin en una de ellas el animal de uña se acercó y entró hasta donde se encontraban los animales reales. En cuanto estuvo dentro, los campesinos cerraron el círculo para impedir que el tecuán huyese. Cansado de intentar defenderse el tigre quedó sin fuerzas y lo pudieron atrapar.

Los campesinos estaban tan contentos de haber atrapado al devorador que decidieron hacer una gran fiesta que duró ocho días. En la fiesta representaron la hazaña que habían logrado y la escenificaron disfrazados para que todo el pueblo se enterara de lo difícil que había sido atrapar al depredador. Bailaron al son de una flauta fabricada con carrizo y de un tambor.

Desde aquellos remotos tiempos la Danza del Tecuán se sigue bailando y escenificando, para que los descendientes de aquellos valientes nunca olviden la gran victoria de sus ancestros.

Sonia Iglesias y Cabrera

Categorías
Sin categoría

El Señor de las Enfermedades

Moctezuma o Motecuhzoma, es un dios del Inframundo que vive en la Sierra Norte de Puebla. La Sierra está formada por un conjunto montañoso, situado en el extremo sur de la Sierra Madre Oriental. En La Sierra Norte se encuentran ubicados sesenta y cinco municipios del estado, en muchos de los cuales habitan indígenas nahuas, tepehuas y otomíes. Tales etnias veneran y temen al dios maléfico conocido como Moctezuma, pues tiene la nefasta capacidad de enfermar a los seres humanos a su arbitrio.

Moctezuma es el Señor de los aires, las enfermedades y las desgracias. Habita en el interior de la Tierra y posee fuerzas positivas y negativas, según lo que se le ocurra utilizar para beneficiar o perjudicar a los pobres humanos.

Del interior de la Tierra vienen las enfermedades, ya que dentro de ella se encuentra situado el Inframundo, morada del dios Montecuzoma, y sede de todas las calamidades. Sin embargo, el dios solamente puede controlar a las enfermedades que se relacionan con la Tierra, y aquellas que tienen como origen a la brujería. Así pues, Moctezuma cura las enfermedades provocadas por el mal aire y también las que están relacionadas con la pérdida del alma, entre otras más. Pero es incapaz de curar al conjunto de enfermedades que se conocen con el nombre de Enfermedades de Dios, que son aquellas que son curables por medio de medicamentos o de hierbas conocidas tradicionalmente. Siempre que le es posible Moctezuma se alimenta de seres humanos, a quienes devora con sumo placer.Figuras rituales de papel amate.

Para enviar las enfermedades el Señor del Más Allá se asocia con otros seres sobrenaturales que también pertenecen a la Tierra. Así por ejemplo se suele asociar con el Trueno, el dios que vive dentro de las cuevas y está a cargo de la lluvia, dice la leyenda que los truenos que escuchamos cuando llueve se producen cuando esta divinidad habla. Otro de sus ayudantes es el Arco Iris, Cutzamátutl en lengua náhuatl, un ser que puede ser hombre o mujer, divinidad del aire, del diablo y de los espíritus de las mujeres que han muerto en trabajo de parto. A este dios que puede dual le encanta provocar abortos, hinchazones de los dedos y falsos embarazos. A otro monstruo al que se asocia es la Sirena Mala, que es la esposa del Arco Iris.

Moctezuma es exigente y demanda de los seres humanos el pago por los beneficios que la Tierra les otorga. Para cumplir con sus caprichos los indios otomíes le dedican la llamada Costumbre a Moctezuma para ahuyentarlo y evitar que provoque enfermedades y demás desgracias. Tanto los nahuas, los tepehuas y los otomíes de la Sierra de Puebla, emplean para realizar la costumbre papeles hechos con amate. Se le pone un altar con copal, adornado con velas, flores y palmas. El curandero debe entonar cantos sagrados y se colocan las figuras sobre el altar, rociadas con sangre de gallina. Sobre todo hay que quedar bien con Motecuzohma.

Sonia Iglesias y Cabrera