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Chihuahua Leyendas Cortas Leyendas de Terror

El Telegrafista y el Perro

Cuenta una leyenda del estado de Chihuahua que en cierta ocasión se encontraba en el pequeño pueblo de San Andrés, en el Municipio de Riva Palacio situado en la zona central de dicho estado, el famoso caudillo del Norte José Doroteo Arango Arámbula, más conocido con el nombre de Pancho Villa.

A su paso por el mencionado pueblo, el llamado Centauro del Norte, pensó que era buena idea reclutar a algunos hombres para su ejército revolucionario. Quiso la mala suerte que se topara con un telegrafista que vivía en San Andrés, lugar donde había nacido y donde vivía acompañado de su perro que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, pues le quería mucho.

Al ver al hombre, quien todavía estaba lo bastante joven como para participar en la lucha armada, Pancho Villa lo invitó a unirse a la causa revolucionaria. Sin embargo, y para asombro del caudillo que no estaba acostumbrado a recibir negativas, el telegrafista, cuyo nombre ha quedado en el olvido, se negó rotundamente a unirse a las filas del ejército del norte. Las razones que le dio a Villa aducían que se encontraba muy cansado y prefería dormir que participar en la contienda revolucionaria.El telegrafista perezoso

Estas razones tan poco válidas enojaron a Doroteo, quien era hombre de pocas pulgas. Inmediatamente, ordenó la ejecución del telegrafista cansado. Los soldados lo colocaron en el paredón, una pared que se encontraba junto a un riachuelo, y cuando lo iban a fusilar, el perro del hombre salió de la nada y se acercó corriendo a donde se encontraba su amo. Entonces decidieron encadenar al perro a un árbol. Pero el animal logró escaparse y volvió hacia la pared donde estaba su amigo esperando la muerte. Como los soldados no pudieron quitarlo, no les quedó de otra que matarlo junto con su amo.

Así cayeron muertos telegrafista y perro. Juntos hasta la muerte. Cuenta la leyenda que desde ese día se escuchan en el mes de junio, que fue cuando se llevó a cabo la ejecución, y junto al río los lamentos del perro y las cadenas con las que le ataron. Amo y perro pasean por todo el pueblo como almas en pena que son, pues no pueden encontrar el descanso eterno y descansar en paz.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

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Colima Leyendas Cortas

El Puente de los Suspiros

Comala, Lugar de Comales, población norteña del estado de Colima, se remonta a tres mil años de existencia. La zona que ocupa actualmente fue, en la época prehispánica habitada por los olmecas, nahuas, toltecas, chichimecas y purépecha. Ya en la época colonial Comala le fue dada en encomienda a Bartolo López, en el año de 1527. Fue una República de Indios con un gobernador propio, hasta que en 1820 se convirtió en ayuntamiento, cuyo primer alcalde fue Cayetano Pizarro. En 1962 se le empezó a conocer como el Pueblo Blanco de América, por el color de las fachadas de las casas, y hoy en día forma parte de los Pueblos Mágicos de México. En esta localidad se encuentra el famoso Puente de los Suspiros que ha sido objeto de una interesante leyenda.

En el año de 1909 se dio comienzo a la construcción de un puente sobre el Río San Juan, que se inauguraría para las famosas fiestas del Centenario de la Guerra de Independencia. Este hecho fue motivo de gran curiosidad entre los habitantes del pueblo, quienes acudían a observar los trabajos que realizaban los albañiles contratados para tal efecto, aun cuando era un tanto peligroso ir de mirón.

Con el fin de evitar que los niños fueran a ser objeto de un accidente que pudiera costarles la vida, de común acuerdo sus padres les dijeron a éstos que los trabajadores de la construcción solían robarse a los infantes para enterrarlos vivos en las columnas y los muros que estaban construyendo.

El Puente de los Suspiros

Sin embargo, a pesar de las advertencias paternas, un niño decidió desobedecer la orden de acercarse a la obra, y cuando llegó a ella se percató de que en la mezcla de arena y cal que estaba preparando un albañil para colocar los ladrillos había sangre. Corrió enseguida hacia el pueblo para informar a los adultos que, efectivamente, los albañiles mataban a los niños.

Pero la sangre que se encontraba en la mezcla no era de ningún niño, sino de animal, ya que la tradición afirmaba que si se añadía a la mezcla un poco de sangre la construcción sería mucho más fuerte y segura.

Sin embargo, los habitantes del pueblo se afectaron con tal aviso, y cuando se inauguró la obra, las mujeres no querían transitar por el puente, porque aseguraban que se escuchaban llantos y suspiros de los supuestos niños empalados, quienes al ver una mujer la confundían con sus respectivas madres y sollozaban para que los rescataran.

Los analfabetos del pueblo aseguraban que la placa de inauguración del puente tenía escrito los nombres de los infantes que supuestamente habían sido colocados vivos en el puente durante su construcción.

Por muchos años este puente fue conocido como el Puente de los Suspiros.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Leyendas Mexicanas Prehispanicas Tlaxcala

Motenehuatzin, el poeta

Tizatlán, Lugar de la Tiza, fue uno de los cuatro señoríos de Tlaxcala, junto con Tepeticpac, Ocotelulco y Quiahuiztlán, los cuales formaban una federación manteniendo una cierta autonomía. Los gobernantes de los señoríos gustaban de las artes, de la oratoria y de la poesía.

Una leyenda tlaxcalteca nos cuenta que Motenehuatzin, hijo del señor de Tizatlan, destacaba por su inteligencia y su belleza. Fue hermano de Xicohténcatl El Joven y se convirtió en uno de los poetas más destacados de Tlaxcala.

Cuando llegó a la edad conveniente, su padre lo envió al Cuicacalli, la Escuela de Canto, para que se educara en las bellas artes del canto y la música. Cuando fue creciendo solía caminar por los floridos jardines de Tizatlán sin darse cuenta de que era admirado por las doncellas que lo contemplaban durante sus paseos. Todos le admiraban pue se le consideraba como un buen cantor, el predilecto de sus maestros.Ruinas del Señorío de Tizatlán

En el año de 1490 Señor de Huexotzingo, el Rey Poeta, de nombre Tecayehuatzin, tuvo la idea de realizar un concurso de poesía entre los poetas de los cuatro señoríos y de otras localidades de habla náhuatl, pues era muy afecto a los cantos. Concurso en el que participarían todos los poetas de Chololan, Tlaxcalan, Chalco y Texcoco, quienes versificarían y discutirían acerca de la trascendencia y del significado de la poesía. Como participantes se encontraban Ayocuan Cuetzpaltzin de Tecamachalco, Aquiauhtzin de Ayapanco, Xicoténcatl, Motenehuatzin, Xayacámach, y por supuesto Motenehuatzin, entre otros más.

Para tal efecto, el palacio de Tecayehuatzin se adornó de la manera más vistosa posible. Los señores principales y los participantes al concurso ocupaban los lugares de honor, mientras que el pueblo ocupaba las graderías.

Cuando pareció en el palacio Motenehuatzin vestido lujosamente con ropajes de colores rojo y blanco, símbolo de los tlaxcaltecas, todos los presentes lo admiraron por su majestuoso porte y su belleza. Entonces el príncipe poeta empezó a recitar:

Sólo he venido a cantar / ¿Qué decís, oh, amigos? / ¿De qué habláis aquí? / Aquís está el patio florido, / a él viene, / ¡Oh, príncipes! El hacedor de cascabeles / con llanto viene a cantar, / en medio de la primavera. / Flores desiguales. / Cantos desiguales, / en mi casa todo es padecer…

Al terminar el poeta su participación se oyeron exclamaciones de los asistentes que le ovacionaron por su actuación. Los huehues sonaban a más no poder y se escuchaba el impresionante lamento del caracol ceremonial.

Ni que decir tiene que Motenehuatzin fue el ganador del concurso, aquel que opacó a todos los participantes. Al llegar a su palacio, su padre, el Señor de Tizatlán, lo abrazó. Le felicitó y le dijo que merecía con creces ser el nuevo cacique de la ciudad.

De tal encuentro de sabios poetas da cuenta la obra Diálogo de la poesía: Flor y Canto cuyos folios se conservan en el manuscrito titulado Cantares Mexicanos, en donde se puede leer la salutación de Tecayehuatzin que dio inicio al concurso.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Querétaro

La Carambada

Leonarda Emilia Martínez, alias La Carambada, nació en el pueblo de La Punta, en el estado de Querétaro, poblado famoso por haber sido un nido de ladrones desde antaño. Huérfana desde muy pequeña quedó a cargo de sus hermanas quienes se encargaron de cuidarla. Se dice de ella que era mujer de baja estatura, morena, de cara ancha que ostentaba una cicatriz en la mejilla izquierda.  Ingeniosa y dicharachera, jovial y simpática, acostumbraba vestir enaguas de colores muy brillantes, botines de tacón alto, rebozo y una profusión de alhajas baratas y llamativas.

Durante la intervención francesa La Carambada se enamoró de un militar imperialista, que pronto fue hecho prisionero por los juaristas quienes luchaban por la libertad de México y contra el imperio de Maximiliano. Al enterarse Leonarda de que su amado estaba preso, acudió presta ante Benito Zenea, gobernador en esa época del estado de Querétaro, e incluso ante Benito Juárez con el fin de obtener la liberación de su amado. Al serle negada su petición, la mujer juró venganza y se convirtió en bandolera.

Retrato de la famosa Carambada

Leonarda se escondía en las grutas que se encuentran en la cabecera municipal de El Marqués, y de ahí se desplazaba para robar a donde fuera necesario. Parte del botín que obtenía lo repartía entre los pobres de la región.

Para llevar a cabo los robos, se vestía de hombre y ya que había robado, se abría la camisa y mostraba sus senos al asaltado o asaltados, para que se dieran cuenta de que habían sido robados nada menos que por una mujer.

Leonarda era muy hábil con el machete, la pistola y cabalgando cuacos. Se hizo amiga de una hierbera que le proporcionaba una hierba llamada veintiunilla, la cual tenía la facultad de matar a quien la hubiese ingerido veintiún días después de haberla bebido en forma de té. Así se dice que mató a Benito Zenea y a Benito Juárez, pues curiosamente había tenido contacto con dichos personajes veintiún días antes de la muerte de ambos, en la Hacienda de Balvanera, donde se encontraban en ese momento los dos personajes mencionados. Era el 18 de junio de 1872.  Se dice que aprovechando la ocasión, la mujer vertió en la bebida unas gotas de ese fuerte veneno preparado con las hojas de la veintiunilla. Veintiún días después, Benito Juárez moría de una angina de pecho.  Estos asesinatos habían sido su venganza por no haber indultado a su amante imperialista. Sin embargo, se trata de un dato no confirmado.

Una cierta noche, Vicente Otero, un militar juarista, salió en busca de la ladrona y asesina, pues quería acabar con sus pillajes y darle su merecido por los supuestos asesinatos. La encontró en la Hacienda de la Capilla y después de una sangrienta escaramuza, la mujer fue herida de cinco balazos. Fue llevada al hospital creyéndola muerta, pero no era así. La ladrona pidió inmediatamente un sacerdote para confesarse y murió dos días después.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Zacatecas

La Piedra Maldita

El estado de Zacatecas se encuentra situado en la región centro-norte de la República Mexicana. Su capital se fundó el 20 de junio del año de 1588, cuyos títulos, otorgados por Felipe II de España, fueron los de La Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas. Su nombre significa “lugar donde abunda el zacate”. Dicha región fue poblada por los indios zacatecas desde mucho antes de la conquista española, y por otras tribus como la guachichil, la tepehuana y la caxcán. El estado de Zacatecas siempre se destacó por su abundancia en minas de oro y plata.

Una leyenda zacatecana nos relata que hace ya algún tiempo vivían en la ciudad dos buenos amigos que se encontraban en mala situación económica. Como eran bastante ambiciosos decidieron remediar su situación y partir por el estado hasta dar con una mina de metales preciosos que los sacara de pobres.

Dicho y hecho. Misael Galán y Gildardo Higinio se pusieron en marcha en busca de una buena mina que suponían se encontraba en la zona que separa el Municipio de Vetagrande de la ciudad capital, que por cierto se trata de una cordillera.La bella Catedral de Zacatecas

Caminaron por el lugar durante cinco días hasta que se encontraron con una cueva que pensaron estaba rica en oro, pues junto a la cueva se encontraba una piedra medio enterrada muy brillante. Rápidamente se pusieron a escarbar para sacarla, ya que estaban seguros de que era de oro puro.

Después de un arduo trabajo lograron desenterrarla y, fatigados por el esfuerzo, se acostaron a descansar. Al poco rato ambos dormían profundamente. Al siguiente día, unos campesinos que pasaron por el lugar los encontraron muertos a los dos. Según dice la leyenda los amigos se pelearon por la posesión de la piedra y se acuchillaron al uno al otro en su afán por poseerla. Pero habían muerto en vano, ya que la piedra carecía de valor, aunque brillara como el oro.

La famosa piedra se quedó ahí para siempre, pues a nadie le interesó llevarse a su casa una piedra sin ningún valor. Pero ¡Ay de aquel que se encuentre con ella, porque inmediatamente se torna agresivo y ataca a todo el que se tope con él!

Según afirman algunas personas, esta piedra en un tiempo sirvió para afilar cuchillos y navajas, y por eso trasmite deseos criminales a quien tiene la mala suerte de encontrarse con ella. Como todos los habitantes de la región tenían miedo de encontrarse con la piedra maldita, decidieron llevarla hasta la parte alta del muro posterior de la Catedral de Zacatecas, debajo de la campana más pequeña, donde nadie pidiese verla y así evitar que los infortunados que le llegasen a ver se pusieran furiosos como locos y les entraran ganas inmensas de matar a algún prójimo.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Hidalgo Leyendas Cortas

La Arrepentida

Tecozautla es un pueblo que se encuentra en el estado de Hidalgo. Por su encanto y su belleza ha sido considerado como uno de los Pueblos Mágicos de México. Su nombre significa “lugar donde abunda la tierra amarilla”. Es un pueblo pequeño que cuenta con una bella arquitectura, como el ex Convento de Santiago Apóstol, fiestas tradicionales, una sabrosa gastronomía, y una tradición oral que se ha transmitido de padres a hijos desde tiempos inmemoriales.

Una de sus muchas leyendas relata que un día del año de 1904, las calles de Tecozautla estaban llenas de gente que se dirigía al centro de la ciudad. Todas las personas iban contentas y alborozadas, ya que era el día en que se iba a iniciar la construcción de la torre que albergaría al reloj municipal.

El centro de la pequeña ciudad estaba lleno, el pueblo había acudido en masa para presenciar el histórico hecho, poniéndose sus vestidos domingueros. En primer lugar, se encontraban los hacendados, los comerciantes ricos, y los funcionarios de importancia. Eran los poderosos de la sociedad quienes habían donado dinero para la construcción de la torre donde estaría instalado el reloj, orgullo de los pobladores hasta hoy en día.

La Torre del Reloj de Tecozautla

En una de las columnas que sostendrían a la torre, los riquillos del pueblo fueron depositando monedas de oro y plata, y las joyas que consideraban pertinente donar. Esto se hacía con el objetivo de que la torre fuese fuerte y duradera para toda la vida y que nunca fuese a caerse por ningún motivo.

Cuando se dio término a la construcción de la torre y el reloj lucía su majestad muy orgulloso, sucedió un hecho muy extraño. Se decía que todas las noches, entre las dos y las tres de la madrugada, se aparecía una mujer vestida de blanco que se sentaba a un lado de la columna donde las personas acaudaladas habían depositado sus joyas y el dinero.

Cuando se encuentraba la mujer junto a la columna de dicha torre, solía platicar con quien se la llega a encontrar. Cuando las personas que platican con ella se despidían y volteaban la cabeza ¡La mujer de blanco desaparecía como por arte de magia!

Este suceso ocurre hasta nuestros días. No se sabe de quién se trata, pero se especula que podría ser una de las damas adineradas que depositaron sus joyas en la tal columna y que al encontrar la muerte se arrepintió y trata de recobrarlas. ¡Vaya usted a saber!

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Veracruz

La hija desobediente

En Actopan, Veracruz, vivía una niña muy bonita con su madre. La pequeña era una adolescente de hermosos ojos azules como las turquesas, y rubia como el trigo maduro. A la pequeña le encantaba ir a bañarse al Río Actopan que corre por debajo de las montañas y surge en un lugar llamado El Descabezadero, para seguir su curso y desembocar en el Golfo de México.

El río está situado en una región deslumbrante por su belleza, razón por la cual a la pequeña le gustaba tanto ir a bañarse y a nadar a dicho lugar. No le gustaba perderse por nada su diversión favorita.

Cierto día, la niña se alistó para dirigirse al Río Actopan como lo hacía todos los días. Preparó su vestido de percal con el que se metía al agua cristalina del río y su toalla. Cuando estaba a punto de salir de su casa, su madre la llamó y le dijo que ese día no iría a nadar, ya que era Viernes Santo y debían acudir a la iglesia para venerar al Señor Jesucristo como era obligación de todo buen católico.

Ante este aviso, la infanta montó en cólera y de ahí pasó a una tristeza profunda al ver desbaratados sus planes. Pero como era una niña voluntariosa, esperó a que su madre estuviese ocupada y tomando sus ropas de natación, que ya tenía preparadas, se escapó furtivamente de su casa y se dirigió al Río Actopan, precisamente al lugar al que llaman El Descabezadero.

Al poco rato, su madre la empezó a llamar para salir con rumbo a la iglesia, pero nunca obtuvo ninguna respuesta. Ante el silencio de la muchachita la mujer la buscó por toda la casa con la esperanza de encontrarla y que no se les hiciese tarde para la misa. Por más que la buscó no la encontró.

Al dar aviso a las autoridades de que su hija se había perdido o quizá hubiese sido raptada, todos se pusieron a buscar a la pequeña por todas partes. Recorrieron el pueblo de Actopan, fueron a las casas de sus amiguitas sin resultado positivo alguno, fueron a las orillas del río, y nada. ¡La niña había desaparecido! Al día siguiente, la madre desfallecida de dolor tuvo que aceptar la pérdida de su única hija. Desconsolada la lloró por muchos años, hasta que murió de pena. Nunca más se supo del paradero de la hija desobediente.

Sin embargo, desde su desaparición han sido muchas las personas que la han visto junto al río bañándose y limpiando su pequeño cuerpo y sus largos cabellos rubios. Es el fantasma de la hija desobediente que se aparece hasta nuestros días y no descansa en paz como penitencia a su desobediencia.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Leyendas Cortas Michoacán

De cómo surgió el Lago de Pátzcuaro

Hace muchos años, en el lugar que hoy ocupa el Lago de Pátzcuaro, en al actual estado de Michoacán, vivían los primeros pobladores de la región. Eran campesinos laboriosos que cultivaban sus fértiles tierras y eran muy felices, pues contaban con hermosos bosques y arroyuelos de donde obtenían el agua para sus cultivos, para calmar su sed y para asearse como es debido. Los campesinos tenían sus dioses a los que veneraban y sus gobernantes a quienes respetaban por justos y magnánimos.

Todo marchaba a la perfección, hasta que un funesto día toda la región comenzó a ponerse muy caliente, los campos se quemaron, los arroyos se secaron, la atmósfera se hizo insoportable, y las personas morían de sed y de deshidratación. Por lo tanto, animales y hombres empezaron a huir hacia el norte para no morir a causa de ese enloquecedor calor.

Cuando los hombres estaban huyendo muertos de pánico, de repente escucharon un terrible ruido que provenía del cielo, todos voltearon hacia arriba y vieron una enorme bola de fuego que se acercaba a la Tierra. Mucho más atemorizados que antes todos gritaban de pánico ante este extraño fenómeno que nunca habían visto, les rezaban a sus dioses y corrían o se echaban sobre la tierra tratando de meterse en ella para salvarse.

Los pescadores en el bello Lago de Pátzcuaro.

Al poco rato el bólido se estrelló en la superficie de la Tierra. El ruido que se produjo fue ensordecedor, se vio una luz muy brillante, se sintieron horribles temblores, los montes se sacudieron de una manera espantosa y de sus entrañas brotaron torrentes de agua por varios días que quitaron ese calor insoportable. De esta agua emanada de los montes se fue formando el Lago de Pátzcuaro, tan bello y hermoso como lo conocemos ahora.

Cuando las personas se dieron cuenta de que había terminado el mortal calor y que un hermoso lago había surgido en la región, sus miedos se calmaron y poco a poco fueron regresando a sus lares. Al ver las tierras de sembradío inundadas por las aguas del lago, se asustaron y les preguntaron a los dioses que de qué iban a vivir de ahora en adelante, a lo que los dioses respondieron que no debían preocuparse pues el sustento nunca les faltaría y que vendría de las nuevas aguas. Y efectivamente, el lago estaba lleno de pescados blancos que permitieron a los hombres no morir de hambre. La zona se convirtió en un pueblo de pescadores

El sitio donde cayó la magnífica bola de fuego se llamó Huecorio, “lugar de la caída”, y la gran bola convertida con el paso del tiempo en roca, fue nombrada La Huecorencha; es decir, “lo que cayó”.

Sonia Iglesias y Cabrera

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Leyendas Cortas Zacatecas

Celos

 

 

El marqués de Aguayo era el amo absoluto de la población de Mazapil en Zacatecas. Era muy temido por todos por su crueldad y prepotencia. Este hombre amaba con adoración a su hermosa esposa, a la que celaba en demasía. Razón por la cual ordenó a uno de sus mozos que la siguiera a todas partes para confirmar que le era infiel. Al poco tiempo el marqués se enteró de que, efectivamente su esposa lo engañaba con unos de los mozos de la hacienda, con el que se veía cuando el marido salía de viaje debido a sus negocios.

Al enterarse de la infidelidad el marido quiso matarla en el acto, pero se lo pensó dos veces y planeó su venganza. Pronto sería el cumpleaños de la adúltera, y pensó en realizarle dos fiestas al mismo tiempo. La una sería en su Hacienda de los Patos, la otra en el Real de Mazapil, en su casona donde se encontraría la mujer. Por los túneles secretos que comunicaban la Hacienda de los Patos con Mazapil y con otras haciendas más, trasladó dinero y joyas hasta la Hacienda de Bonanza, que también le pertenecía. Todo en el mayor secreto. Después pensó en cómo le haría para estar al mismo tiempo en los Patos y en Mazapil, pues ambos lugares quedaban muy lejos uno del otro. Entonces pensó en poner en lugares estratégicos de los túneles a varios caballos, para poder cambiar de cabalgadura y que los caballos se mantuvieran fuertes y con vigor necesario.Una hacienda mexicana

El día de la fiesta el marqués estaba en Los Patos celebrando a su esposa. Poco después se excusó de los invitados alegando que se sentía un poco mal para poder irse a su recámara. Se montó en uno de los caballos apostados previamente y partió a galope hacia Mazapil. Entró en su habitación por una entrada secreta, y fue a la recámara de su esposa para felicitarla y darle un abrazo. Juntos bajaron al salón donde se llevaría al cabo la fiesta, pero antes llamó a un mozo para darle ciertas instrucciones, quien por supuesto era el amante de la esposa. Al llegar el criado le dijo donde le espera uno de sus compañeros y le hizo jurar que no diría a nadie que se encontraba en Mazapil. El marqués le dio a la bella una copa de champaña envenenada y la desdichada murió en el acto.

Enseguida, el asesino se dirigió al túnel donde lo aguardaba el mozo traidor y otro más. Los mató a ambos y se dirigió a caballo hacia la Hacienda de los Patos. A todos los mozos y los caballos que estaban de relevó dentro del túnel los fue matando a sangre fría. Al llegar, apareció en la fiesta como si nada. Nadie pudo culparlo de la muerte de su esposa, pues todos los invitados juraron que no se había movido de su sitio.

Un tiempo después el marqués fortuitamente se enteró de que de su hermosa esposa nunca le había sido infiel, que todo había sido una mera calumnia del mozo investigador porque odiaba a su patrón y le tenía mucha envidia. Al enterarse, el cruel asesino se volvió loco poco a poco, y se arrepintió de sus actos y de haber matado injustamente a su esposa. Se fue a vivir a una cueva donde murió sin que nadie se diera cuenta, solo y abandonado. El tesoro escondido en la Hacienda de Bonanza nadie lo encontró nunca, por más que destruyeron la hacienda para encontrarlo.

Sonia Iglesias y Cabrera

 

 

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Leyendas Cortas Nayarit

La Piedra

En el Panteón Hidalgo de Tepic, Nayarit, existe una capilla dedicada a Nuestra Señora del Refugio. En el lado derecho de dicha capilla se puede ver una piedra de forma circular que pesa media tonelada y tiene de diámetro un metro. En ella se puede ver letras de metal incrustadas en ella que forman la palabra “¡Madre!” La gran piedra estuvo mucho tiempo desaparecida, ya que quedó sepultada en los escombros de la capilla, antes de que fuera restaurada y que el paso del tiempo la ocultara.

La famosa Piedra de la capilla

Obviamente, la misteriosa piedra ha dado lugar a dos interesantes leyendas. Una de ellas nos relata que hace ya mucho tiempo vivió una mujer que tenía una hija. El comportamiento de la niña era muy difícil y no destacaba por ser obediente con su madre. Todo lo contrario, era una niña muy desobediente. La madre, para lograr ser obedecida, le decía a la pequeña: – ¡Si no te portas bien y obedeces, te vas a convertir en piedra!

Cierto día en que fueron ambas a la capilla del panteón de la ciudad, al entrar por la puerta principal la señora le advirtió a su hija que se portara bien y que no corriera. Pero la niña, en cuanto puso un pie dentro del panteón empezó a correr como loca. La madre se puso a correr tras ella, y en el transcurso de su carrera hasta la capilla, la infanta se convirtió en piedra, tal como la madre la había amenazado. No se sabe quién puso el famoso letrero de las letras metálicas. Tal vez el fantasma de la hija desobediente.

Otra leyenda relativa a la piedra narra que muchas personas iban, y aún van, en peregrinación al santuario de Talpa. En una ocasión entre los peregrinos iba una familia integrada por la madre, el padre y dos hijas y un hijo varón. Cuando empezaron la manda a pie, todos iban alegres y felices hacia su destino en Talpa. Pero conforme fueron pasando los días, la señora se molestaba de cualquier cosa y estaba muy irritable por el cansancio que tenía de tanto caminar. Entonces renegaba y decía que estaba absolutamente arrepentida de haberse unido a la peregrinación. Estaba muy cansada y picada por los insectos. Blasfemaba e insultaba a los otros peregrinos constantemente. Incluso llegó a insultar a la Virgen de Talpa y decidió no continuar con los peregrinos, aunque ya solamente faltaban tres días para llegar.

Por su conducta tan blasfema e irrespetuosa la Virgen la convirtió en la famosa piedra de la Capilla, como castigo a su irreverente comportamiento.

Sonia Iglesias y Cabrera